Isidro Casanova

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Noticias de Buenos Aires

Clima hoy: comienza a bajar la temperatura en Buenos Aires y en algunos barrios hubo chaparrones con granizo

  • Luego de rozar los 28 grados en la jornada de ayer, se registró un descenso de temperatura este viernes en el AMBA.
  • Cómo seguirá el tiempo durante el fin de semana largo.

Noticias de Buenos Aires

El FMI ve una inflación de 140% y mayor caída del PBI, y pide que se sigan quitando subsidios a la energía

El FMI ve una inflación de 140% y mayor caída del PBI, y pide que se sigan quitando subsidios a la energía

El FMI estimó que la economía argentina caerá 3,5% este año y que la inflación llegará al 140% anual en diciembre. En su “staff report” difundido este lunes, el organismo empeoró su proyección de crecimiento económico del país para este año.

“La producción se contraerá alrededor de un 3,5% en 2024 (anteriormente un 2,75%), aunque se espera un cambio de rumbo en la actividad durante la segunda mitad de este año, a medida que se alivien los obstáculos de la consolidación fiscal, los salarios reales comiencen a recuperarse y la inversión se recupere en respuesta a las reformas”, según el informe.

Para el FMI, “la actividad y la demanda se han contraído marcadamente, aunque hay señales tempranas de que algunos sectores podrían estar cerca de tocar fondo. Varios indicadores apuntan hacia una posible estabilización de la actividad económica a partir de abril, incluidas mejoras en la confianza del consumidor, un repunte del crédito privado y del consumo de cemento, todo ello en el contexto de un repunte de la producción agrícola tras la sequía del año pasado”.

Con relación a la inflación, estimó que siga en baja, para terminar 2024 en el 140% interanual y “disminuyendo aún más en el mediano plazo, a medida que la demanda de pesos se recupere de niveles históricamente bajos”.

“Mientras tanto, se prevé que las reservas se mantengan sin cambios, ya que los términos de intercambio menos favorables se ven compensados en gran medida por mayores entradas netas de capital. Los superávits fiscales y externos sostenidos a mediano plazo -respaldados por políticas estrictas, aumentos de productividad y mejoras estructurales en el balance energético- fortalecerán las reservas y asegurarán las perspectivas de acceso a los mercados internacionales”, enfatizó el organismo.

Y añadió que las políticas monetaria y cambiaria “evolucionarán para afianzar la desinflación y salvaguardar la acumulación de reservas”

En su reporte, el organismo también consideró que si bien la tasa fija de devaluación (del 2% mensual) “ha ayudado a anclar la inflación, las autoridades ajustarán la política cambiaria con el tiempo para moverse de manera más flexible para reflejar mejor los fundamentos y salvaguardar una mayor mejora en la cobertura de reservas”.

“Tras las medidas iniciales para deshacer las restricciones y controles cambiarios, las autoridades siguen comprometidas a deshacer todos los controles de capital y restricciones cambiarias, comenzando con las medidas más distorsionantes, incluida la eliminación del esquema de exportación preferencial 80/20 y eliminar el impuesto PAIS antes de finales de 2024”, agregó.

Más “racionalización” de los subsidios a la energía

Por otra parte, el organismo estimó que los “esfuerzos” que realiza el Gobierno en el frente fiscal “deben complementarse con una continua racionalización” de los subsidios a la energía.

Según el organismo, tras los aumentos de las tarifas de electricidad y gas de una media de 350% y 200%, respectivamente, en el primer trimestre de 2024, “las autoridades planean alcanzar el costo total recuperación para la mayoría de los usuarios y sustituir el actual esquema de segmentación tarifaria con uno que apoye únicamente la canasta básica de consumo de energía de los hogares vulnerables durante el segundo trimestre de 2024”.

En una nueva edición de su staff report, el organismo destacó que, con ese fin, “se han elaborado reformas detalladas para la transición hacia el nuevo esquema. y se ha emitido un nuevo decreto para eliminar límites a los precios que están vinculados a la fórmula de indexación salarial”.

En consecuencia, puntualizó que se espera que el ajuste de los precios de la electricidad (PEST) y los precios del gas (PIST) se produzcan en los próximos meses tras algunos retrasos, “mientras que se establecerán límites más estrictos al consumo de electricidad subsidiado según sea necesario”.

“Se espera que estas acciones aseguren una reducción del 0,7% en el sector energético, un proyecto de ley de subsidios este año y regularizar las finanzas del sector”, enfatizó el informe del Fondo Monetario.

Mientras tanto, puntualizó que continuará la reducción de los subsidios al transporte urbano (0,1% del PIB para 2024), con la ayuda de aumentos adicionales en las tarifas de buses y trenes en el Área Metropolitana del Gran Buenos Aires; también , dijo, se están reduciendo las transferencias a la empresa estatal de agua, en línea con el aumento proyectado en las tarifas según la nueva fórmula de indexación.

DM con información de agencia NA

El Gobierno promete sacar unos paneles solares instalados por error en territorio chileno: “O lo vamos a hacer nosotros”, advirtió Boric

El Gobierno promete sacar unos paneles solares instalados por error en territorio chileno: “O lo vamos a hacer nosotros”, advirtió Boric

Gabriel Boric, presidente de Chile, emitió una advertencia contundente a Argentina este lunes, exigiendo la pronta retirada de los paneles solares instalados en territorio chileno. El conflicto diplomático estalló cuando la Armada Argentina implementó estas instalaciones cerca del extremo sur de Tierra del Fuego, destinadas a proporcionar energía a un destacamento argentino. Boric enfatizó la importancia del respeto de las fronteras internacionales y declaró que Chile tomará medidas si no se resuelve rápidamente la situación.

“Deben retirar esos paneles solares a la brevedad o lo vamos a hacer nosotros”, advirtió el mandatario chileno con un tono elevado pocas veces visto en él, y subrayó que se lo dijo a Javier Milei, quien habría sido receptivo, según admitió Boric.

Las declaraciones de Boric se produjeron durante su visita a Emmanuel Macron en Francia, donde subrayó la gravedad del incidente bilateral. Según reportes, informó a Javier Milei, presidente argentino, sobre la situación y expresó confianza en una pronta resolución por parte de Argentina.

El embajador argentino en Santiago, Jorge Faurie, respondió a la situación, admitiendo un error de ubicación por parte de la Armada Argentina y ofreciendo disculpas formales a Chile. En una carta al Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile, Faurie aseguró que Argentina procederá a retirar los paneles solares colocados incorrectamente en territorio chileno tan pronto como las condiciones meteorológicas lo permitan.

El incidente ha suscitado tensiones entre ambos países, exacerbadas por manifestaciones en Santiago en contra de ciudadanos argentinos y el complicado contexto diplomático. Boric expresó preocupación por la demora en la resolución del problema y su impacto en las celebraciones planeadas con motivo del aniversario del Tratado de Paz y Amistad entre Chile y Argentina.

Por otro lado, Javier Milei, tras su participación en la cumbre del G7 en Italia y una reunión en Suiza con Volodimir Zelenski, se ha visto envuelto en el conflicto, aunque no se concretó una reunión bilateral con Boric durante la cumbre de Ucrania. La situación ha generado atención internacional debido a la sensibilidad de las relaciones bilaterales entre Chile y Argentina, especialmente en áreas remotas como Cabo Espíritu Santo, punto inicial de la frontera terrestre entre ambos países en Tierra del Fuego.

La Argentina, desde que gobierna Milei, ya ha tenido conflictos con Chile, Brasil, Venezuela, Colombia, México, España y China; en la mayoría de los casos, por el desprecio del presidente argentino al signo político de los gobiernos de estos países.

JJD

Disciplinamiento y estado de excepción en la Argentina de Milei

Disciplinamiento y estado de excepción en la Argentina de Milei

La democracia está en declive en Argentina. La situación de los detenidos por manifestarse, así como las graves e arbitrarias imputaciones en su contra, recuerda a regímenes autoritarios. Se está instaurando un estado de excepción donde se suspenden los derechos constitucionales más básicos.

Pero la democracia no se suicida sola. Con la ley de Bases, la derecha y la centroderecha entregaron el país en bandeja a la extrema derecha, que solo contaba con siete votos propios en el Senado. Ahora, con dicha “ley de leyes” casi aprobada, se avecinan tiempos aún más ominosos en Argentina: más represión, más autoritarismo, menos derechos y más destrucción del Estado.

La arbitrariedad de las detenciones durante la manifestación del pasado miércoles 12 de junio deja en evidencia que forman parte de una estrategia de persecución política y un ataque deliberado a la libertad de expresión y el derecho de protesta. El pedido de detención del fiscal federal Carlos Stornelli enumera circunstancias de manera genérica y tendenciosa, expresando una condena política antes de tiempo. Legalmente, en lugar de describir detalladamente persona por persona y con pruebas concretas las razones para privar de libertad a un ciudadano, se presenta un contexto general y sesgado, sin distinguir casos ni precisar pruebas. Es evidente que la Justicia no está actuando conforme a elementos objetivos del caso ni respetando las normas procesales, sino respondiendo a la presión política del gobierno.

El pedido de detención del fiscal federal Carlos Stornelli enumera circunstancias de manera genérica y tendenciosa, expresando una condena política antes de tiempo. Legalmente, en lugar de describir detalladamente persona por persona y con pruebas concretas las razones para privar de libertad a un ciudadano, se presenta un contexto general y sesgado, sin distinguir casos ni precisar pruebas

Todos los organismos estatales involucrados están operando con una absoluta falta de transparencia y de manera antidemocrática. El Ministerio de Seguridad de la Nación, que ordenó la represión y se presentó como querellante en la causa penal; la Policía en las calles; y la Fiscalía, que solicitó las detenciones basándose en tuits de un organismo inexistente en la estructura estatal (“Oficina del Presidente”, solo existente en la red social X). Durante las primeras 24 horas tras las detenciones, los funcionarios responsables negaron información sobre el paradero de los detenidos a familiares y organizaciones de derechos humanos.

La represión, en consonancia con la infiltración de agentes en la marcha, comenzó alrededor de las 15-16 horas. No fue coincidencia; el plan de Patricia Bullrich era generar imágenes a través de medios oficialistas (La Nación, TN y redes sociales amplificadas por Infobae) para dispersar la multitudinaria manifestación y sembrar el miedo e inacción entre los manifestantes que planeaban llegar a la plaza Congreso después de sus jornadas laborales. Y lo lograron, pues a las 18 horas, debido a la brutal represión, la plaza estaba casi vacía, a pesar de que aún quedaban varias horas de debate parlamentario.

La “Banelco del siglo XXI” dio un paso más en la compra de votos: el nombramiento de la senadora Lucila Crexell de Neuquén como embajadora de la UNESCO en París, quien dio su voto positivo a la Ley de Bases, contradiciendo su historial previo. Miembro de la oligarquía política y económica de Neuquén, Lucila Crexell Sapag se destacó en la sesión con una cartera imponente de US$2.000 en un Senado que la conoce por sus frecuentes viajes al extranjero. Hija de Luz Sapag, forma parte del clan político del poder neuquino y del emporio empresarial Crexell, representante de una burguesía local enriquecida gracias a la actividad petrolera en Vaca Muerta. Este patrón se repite en otras provincias, como en los servicios mineros, donde los millonarios contratos de transporte, hospedaje y catering casi siempre están en manos de la clase política-empresarial local.

Hija de Luz Sapag, la senadora Lucila Crexell forma parte del clan político del poder neuquino y del emporio empresarial Crexell, representante de una burguesía local enriquecida gracias a la actividad petrolera en Vaca Muerta. Este patrón se repite en otras provincias, como en los servicios mineros, donde los millonarios contratos de transporte, hospedaje y catering casi siempre están en manos de la clase política-empresarial local.

Además, a pesar de su discurso anticasta, la extrema derecha ha normalizado rápidamente la corrupción. El diputado nacional Oscar Zago (expresidente del bloque La Libertad Avanza y ahora líder de la bancada del Movimiento de Integración y Desarrollo, MID, aliada del oficialismo) admitió que a la senadora Crexell le ofrecieron una embajada a cambio de su voto, aunque argumentó “consensos y acuerdos”, confundiendo de manera torpe y malintencionada el debate político con el delito evidente de dádivas.

A esto se suman los casos de los siempre resbaladizos senadores Carlos “Camau” Espínola (Corrientes) y Edgardo Kueider (Entre Ríos), electos bajo la boleta del Frente de Todos (ahora, Unión por la Patria), quienes aseguraron la aprobación de la ley a cambio de favores personales, hecho que se revela día a día. Otro caso menos notorio fue el de la senadora peronista Carolina Moisés (Jujuy), quien votó en contra generalmente pero a favor específicamente del polémico Régimen de Incentivos a las Grandes Inversiones (RIGI).

Para explicar estos eventos, no hace falta recurrir a la ciencia política o la sociología, sino al Derecho Penal. Es evidente que hubo compras de votos y regalos que constituyen delitos tipificados en el Código Penal.

Volviendo a los detenidos, ninguno de ellos es responsable de haber prendido fuego a un auto. Los que sí lo hicieron están filmados, retratados y continúan libres. Ninguno de los detenidos tiene siquiera una fotografía participando de hechos de violencia. No las hay ni las habrá porque se lanzó una cacería a manifestantes de modo arbitrario, con un plan preconcebido de represión y criminalización. 

Entre los detenidos en prisiones de máxima seguridad se encuentran tres estudiantes de la Universidad Nacional de San Martín: Camila Juárez (estudiante de Sociología), Nicolás Mayorga (estudiante de Relaciones Internacionales) y Sasha Lyardet (estudiante de Comunicación), quienes se retiraban lejos del Congreso; Lucía Belén Puglia, estudiante de Letras de la Universidad de Hurlingham; Juan Spinetto, ambientalista, y María de la Paz Cerruti, profesora de Historia (detenida mientras cruzaba la calle, incidente grabado), todos por ejercer su derecho a manifestarse. Esto no es casualidad; es un intento de disciplinar a las clases medias y especialmente a aquellos que representan lo que el presidente Javier Milei, junto a su asesor estrella, el ultraderechista Agustín Laje, consideran expresiones del “marxismo cultural”.

La represión y las detenciones forman parte así de la llamada “batalla cultural” que el gobierno de extrema derecha lleva a cabo en contra de la educación pública, la ciencia pública y la cultura, a las que viene demonizando y acusando en múltiples oportunidades de “adoctrinar”. Muy particularmente, las ciencias sociales y humanas, los ambientalismos y feminismos, están en la mira de esta campaña de amedrentamiento, que ahora ha pasado a la acción concreta de los palos y el disciplinamiento.

Uno de los casos conocidos personalmente es el de Juan Ignacio Spinetto, ambientalista, docente y abogado. Fue detenido en San Telmo, a cinco cuadras de su casa. Cualquiera que conozca a Juan sabe que es una persona pacífica y encantadora, incapaz de generar violencia por mínima que sea.

Mientras tanto, pasó desapercibida la Resolución 499/2024 del Ministerio de Seguridad de la Nación (publicada el 10 de junio pasado en el Boletín Oficial), que permite blindar a los territorios del extractivismo de cualquier resistencia social. El Gobierno acaba de conformar una “unidad de seguridad productiva” que habilita así el despliegue de fuerzas federales en las provincias. Esta dispone “analizar las situaciones de inseguridad que presentan o pueden previsiblemente presentar sectores de la economía que, a causa de su gran contribución al crecimiento del país debido al volumen de su producción, a la magnitud de su aporte, a la sensibilidad del material derivado de su actividad o al alto valor de sus productos, requieren de un cuidado especial en el proceso de elaboración o en el transporte de las mercaderías” y “brindar” “la seguridad que demandan las situaciones enunciadas”. Más claro: Bullrich blindará Vaca Muerta y las zonas con litio con fuerzas federales. El objetivo será “proteger” los intereses específicos de las empresas que operan en Vaca Muerta o en las provincias en las que hay litio y resistencias sociales, como en Jujuy (particularmente Las Salinas Grandes) y Catamarca (donde ya la empresa minera Livent es responsable de haber secado un río), en síntonia con el RIGI.

Estos primeros siete meses del gobierno de Milei nos han catapultado rápidamente hacia el precipicio del suicidio político en términos de valores, ideas y creencias democráticas. Cada día trae consigo una nueva noticia o un evento político, todos ellos empeorando lo sucedido en el día anterior. Nunca antes en tiempos de régimen institucional los argentinos hemos estado tan cerca de un gobierno autocrático y de un estado de excepción como hasta ahora. Más que nunca, no debemos bajar los brazos ni ceder al disciplinamiento social y político. Es crucial defender la democracia argentina, conquistada con la lucha de muchas mujeres valientes defensor de los derechos humanos que nos dejaron hace poco, como la gran Norita Cortiñas.

No basta con pensar que en el futuro, ojalá próximo, nos avergonzaremos como sociedad de todo lo sucedido y cedido en este período funesto. La regresión política es hiperbólica, desmesurada y vertiginosa, pero no por ello irreversible. Nuestra historia, rica en luchas y resistencias justas, nos lo ha demostrado con creces. Es momento de apelar a la imaginación política y a la solidaridad nacional e internacional para desactivar este cuadro político y social demencial y antidemocrático en el que el gobierno actual nos ha sumergido.

MS/EV/JJD

La revolución del placer post menopausia

La revolución del placer post menopausia

El 27 de marzo último el Viagra cumplió 26 años. Originalmente, el sildenafilo (tal el nombre del fármaco de la hoy famosa pastilla azul) fue pensado para tratar la hipertensión arterial pulmonar. Las pruebas de laboratorio revelaron, sin embargo, que aunque el efecto de la droga era moderado para el tratamiento de la angina de pecho, tenía una acción notable para inducir erecciones en el pene. 

Fue quizá el mayor momento eureka desde Arquímedes: hacía siglos que los varones buscaban la fórmula del sexo eterno (para ellos) y el descubrimiento fue patentado por Pfizer inmediatamente. La disfunción eréctil salió entonces del clóset con voceros populares y poderosos como Bob Dole y Pelé. Si el Rey se animaba a hablar en un comercial del sufrimiento silencioso de la impotencia, era cuestión de probarlo. La publicidad decía que el medicamento cambiaría la vida “de millones de hombres y sus parejas”. 

Era un gran paso para el hombre, aunque algo pequeño para la otra mitad de la humanidad. Del climaterio se hablaba menos, mucho menos y no parecía que nadie estuviera interesado en mejorar la vida sexual femenina durante y después de esa etapa. ¿Por qué iba a importar en un mundo donde el goce se asociaba casi exclusivamente a la penetración y parecía que el acto sexual dependía de eso y de ellos, mientras el rol de ellas se limitaba a sus habilidades para excitarlos?

Si la “vida útil” de las mujeres estuvo durante tanto tiempo ligada a su fase reproductiva, asumir la menopausia era incluso para las mujeres más abiertas y liberadas algo así como declararse fuera de juego. Lo que pasó con el Viagra fue un boom que revolucionó a las sociedades más puritanas: millones de hombres rejuvenecidos “cambiaron” a sus mujeres por lo que consideraban “modelos más nuevos”, nuevas parejas más jóvenes que ellos y sin problemas de lubricación ni dolor al tener relaciones, nuevas parejas que para los cánones de belleza edadistas resultaban “más excitantes”. Mientras ellos encaraban una plenitud impensada, ellas se jubilaban del sexo en absoluto silencio. 

Las investigaciones sobre cómo prolongar el placer de las mujeres llevaron más tiempo. Décadas. Se lograron, en general, gracias al empuje de científicas y médicas que comenzaron sus trabajos desde la clínica y en relativa soledad. Hasta hace demasiado poco, las mujeres se resignaban a irse de los consultorios ginecológicos con alguna indicación de un lubricante en el mejor de los casos. Su salud sexual parecía indisociable de la reproductiva, por lo que si ya no estaban en edad de procrear, no había mucho más para ofrecerles que eso. La menopausia era un tabú, pero más lo era el sexo de las mujeres después del climaterio. 

La menopausia como tabú y la falta de información lleva a que muchas mujeres den por terminada su vida sexual. Pero existen alternativas con distintos niveles de intervención médica.

Primer paso: investigar con perspectiva de género

María Emilia Caro es directora ejecutiva de la Fundación GEDYT y presidente de Women in Global Health (WGH) Argentina y trabajó durante la última década por una atención de la salud con perspectiva de género. Para ella, son dos las grandes barreras que impidieron y aún impiden que más mujeres tengan acceso a herramientas para su salud sexual y el placer después del climaterio: “Por un lado, en entornos bastante contenidos donde circula más la información sobre género se está hablando cada vez más del tema, pero hay un montón de burbujas en las que la menopausia sigue siendo tabú y no es asunto de conversación. La cuestión es que además de poco hablado, es algo poco investigado; por lo que la falta de conocimiento científico es real, se empieza a tratar en congresos como problemática, pero todavía está muy rezagado”. 

El problema, dice Caro, no sólo alcanza a la salud sexual en la menopausia, sino a la salud de las mujeres en general. Como ejemplo, cuenta que sólo en 2023 se testearon por primera vez los productos de gestión menstrual con sangre verdadera. “Hasta entonces se usaba solución salina y eso explica las molestias que muchas sufrimos al usarlos. Y lo que puedo inferir en base a lo que sé es que eso es porque quienes tomaban las decisiones e invertían eran siempre varones. Entonces, ¡daba lo mismo solución salina que sangre menstrual! No lo hacían desde un lugar de crueldad o desidia, sino que faltaban mujeres en los equipos que pensaran en nuestras necesidades reales”, dice. Es un buen parámetro teniendo en cuenta que sobre la menopausia pesa además un velo cultural y social. 

María Emilia Caro, presidenta de Women in Global Health Argentina. Reclama que en muchos espacios la menopausia sigue siendo tabú y que la investigación sobre los cuerpos de las mujeres está todavía rezagada

Eso explica también por qué se avanzó tanto antes con la salud sexual de los varones post andropausia: “¿Quiénes deciden el flujo de dinero que se aporta a las investigaciones?”, se pregunta Caro. “Las drogas que salieron al mercado hace 20 años, tienen como mínimo otros 20 años de desarrollo previo. Y los que estaban en los lugares de decisión entonces eran mayoritariamente hombres. Por eso es tan importante que las mesas de decisión sean diversas, y eso es lo que está cambiando”.

Mariana Strika es una de esas profesionales que impulsan el cambio. Médica y miembro del staff de Ginecología del Hospital Alemán, se dedica a la ginecología estética, funcional y regenerativa, además de endocrinológica. “Es una rama que tiene que ver con mejorar no solamente la estética y la cosmética genital, sino que también está enfocada a la parte funcional, a mejorar la lubricación, la sexualidad de aquellas pacientes que tienen alguna alteración para tener una vida sexual plena”, explica. Las herramientas disponibles cada vez son más, pero en la Argentina comenzaron a extenderse sólo en los últimos años, a medida que la información comenzó a circular más y la menopausia y sus síntomas dejaron de ser algo reservado a una intimidad incómoda.

“Como yo me formé en ginecología endocrinológica, recibía muchas pacientes menopáusicas con alteraciones sobre todo de sequedad vaginal, de atrofia, de dolor en las relaciones, y las únicas herramientas que teníamos hasta ese momento eran el uso de lubricantes o de óvulos de estrógenos locales, o hacer una terapia de reemplazo hormonal en la que hay toda una gama de pacientes que no pueden contar con eso por antecedentes oncológicos, por ejemplo, o migrañas o antecedentes de trombosis”, dice Strika.

Dice que sentía que con eso no alcanzaba: “Tenía pacientes que andaban bien, pero muchas venían con atrofias de muchos años y me decían que igual les molestaba tener relaciones. Yo no tenía muchas más respuestas para darles”. Así fue como empezó a investigar. A hacer cursos de formación, porque todavía no hay residencias o especialidades, pero sí muchas profesionales como ella que no se conforman con ofrecer soluciones a medias. “Me formé en la parte clínica y quirúrgica. Y una cosa fue llevando a la otra, al hacer mis primeros cursos comencé a escuchar sobre terapias hormonales con hormonas bioidénticas. No con las hormonas convencionales que conocíamos y usábamos hasta el momento, sino con testosterona y lo que llaman ‘chips sexuales’. Así descubrí todo un mundo que funciona y muy bien”.

Mariana Strika trabaja en el Hospital Alemán de CABA. Comenzó a investigar alternativas cuando sintió que las herramientas que tenía no alcanzaban para garantizar la plenitud sexual de sus pacientes

El famoso “chip” sexual 

Rebecca Glaser es una médica de la Universidad de Wright en los Estados Unidos que se especializó en el tratamiento del cáncer de mama y, con el tiempo, como Strika, comenzó a buscar mejores resultados para que sus pacientes también pudieran recuperar el placer, como parte de una mejor calidad de vida después de las terapias. Sus estudios sobre el implante de pellets (o chips sexuales) están revolucionando el campo y las posibilidades de seguir disfrutando del sexo ya no sólo para quienes padecieron enfermedades oncológicas, sino para muchas mujeres después del climaterio. 

Para Caro, como en toda intervención médica –y sobre todo porque implican tratamientos con hormonas– hay contraindicaciones a tener en cuenta. “Hubo frenos en las investigaciones, porque durante mucho tiempo se extendió la creencia de que los tratamientos hormonales aumentaban el riesgo de cáncer de mama. Pero más adelante otros estudios demostraron que ese porcentaje de riesgo no era tan significativo como se pensaba (sólo afectaba al 0,5% de las pacientes). Hoy las grandes corrientes promueven el tratamiento hormonal porque ayuda mucho no sólo en cuanto al placer y la libido, sino para los otros síntomas que tiene la menopausia, como los famosos calores o lo que se llama ”brain fog“ o neblina cerebral. Sin embargo, la mayoría de los ginecólogos lo siguen desaconsejando, porque fue algo que pregnó mucho en la comunidad médica. De nuevo, se trata de cómo circula la información y de cómo y sobre que se investiga”, dice.

Lo importante es conocer a cada paciente –dice Strika– porque estas terapias no son para todo el mundo. Entonces hay que tener una mirada integral, que sea clínica y bioquímica, viendo qué es lo que le pasa a cada mujer y qué es lo que muestra su laboratorio”. Hay algo que suele pasar en las consultas, dice la ginecóloga: “Los médicos no preguntamos mucho, y eso también tiene que cambiar, está cambiando. Hay todavía mucho tabú y a las pacientes les cuesta contar lo que les pasa. Los médicos tenemos que animarlas a hablar”. 

Las que llegan a los consultorios especializados suelen hacerlo recién después de largas búsquedas. En general, se sorprenden: “No pueden creer que exista todo esto y todavía no sea masivo”. Por eso, en reuniones de amigas, en las redes y hasta en el prime time televisivo, el tema saltó por fin el círculo del silencio, o está empezando a hacerlo, con voceras populares que van desde Drew Barrymore abanicándose en su show a Jane Fonda y Lily Tomlin hablando abiertamente de vibradores en la comedia de Netflix Grace & Frankie (2015-2022) y en cientos de entrevistas posteriores donde Fonda llegó a contar que tiene un cajón lleno de juguetes sexuales que le enviaron sus fans a partir de su personaje. 

Incluso así, muchas pierden las esperanzas demasiado pronto: “Una paciente me dijo, resignada, ‘bueno, yo tengo 48 años, es normal que me moleste y ya no quiera tener relaciones’ –cuenta Strika–. Y yo le digo: ‘Justo porque tenés 48 años, te queda muchísimo para olvidarte de pasarla bien, ¡los 50 son los nuevos 40! Si vamos a vivir mucho más (y trabajar mucho más) es lógico que también podamos prolongar el disfrute. Y esa es la edad en la que las pacientes más consultan, alrededor de los 50, porque la mayoría busca que no se termine todo ahí como siempre se le dijo. Hoy por suerte tenemos más respuestas para darles”.

Lubricación, hormonas, dilatación y procedimientos más complejos. La información empieza a circular y las mujeres la reclaman en los consultorios.

Nuevos tratamientos todavía para pocas

Uno de los tratamientos más extendidos ahora es la aplicación de plasma rico en plaquetas, que consiste en la extracción de sangre de la paciente de la que se aísla el plasma mediante centrifugación y después se vuelve a colocar mediante inyecciones muy pequeñas en la vagina o en la piel, previa anestesia local. Las profesionales consultadas dicen que es inocuo y da muy buenos resultados. El tratamiento se hace en consultorio una vez por mes durante los primeros tres meses y su efecto es simple: “Como la plaqueta tiene factores de crecimiento, al introducirlos en la célula, ésta empieza a fabricar colágeno y elastina y le devuelve la elasticidad al tejido”, explica Strika. También se hacen hidrataciones con ácido hialurónico, que tiene efecto higroscópico, es decir, que atrae moléculas de agua. No es el mismo hialurónico que se aplica en otros rellenos, sino que está diseñado especialmente para la zona vulvovaginal. 

Un cambio que no es para todas

Hay casos que demuestran que las posibilidades de una vida más plena no son sólo para las que acaban de pasar por el climaterio: “Tengo una paciente que llegó al consultorio con 80 años y me contó que había conocido a un señor por Facebook –cuenta Strika–. El era menor que ella y habían intentado tener relaciones pero no habían logrado la penetración porque a ella le dolía mucho. Le dije que no sabía qué resultado íbamos a lograr, pero probamos plasma rico en plaquetas, dilatadores y vitaminas locales. Me acuerdo que después de la tercera sesión me mandó un mensaje feliz, me escribió: ‘¡Pudimos!’”

Después está el aspecto estético, que aunque parece menor y hace imposible no preguntarse si no se trata de una nueva imposición de estándares sobre cómo deberíamos vernos (¡hasta en nuestras zonas más privadas!), para muchas mujeres también es limitante. Juzgarlas por querer verse de un modo más acorde a sus expectativas (propias o impuestas) sería como hacerlo con quienes eligen hacer dieta, operarse la nariz o estirarse la cara. Nuevas cadenas sobre las cadenas que ya existen. 

En concreto, dice Strika: “Puede pasar que los labios mayores se arruguen o se oscurezcan y para eso hay blanqueamientos, rellenos para mejorar el aspecto y terapias con láser, que también se usan para las incontinencias leves”. Conocer y ofrecer las terapias disponibles es parte del trabajo. Son tratamientos que se hacen en equipo: es ideal que colaboren kinesiólogos para trabajar con el piso pelviano. “Los ejercicios de Kegel –de la manera más coloquial, se trata de cortar el chorrito de pis a repetición– deberían ser una práctica habitual que sí podría ser accesible a todas si hay información”

El sólo hecho de compartir información mejora la experiencia, sobre todo para las mujeres con menos acceso y posibilidades. Como dice Caro: “Poner a disposición lubricantes e hidratantes es fundamental y todavía es algo bastante inaccesible para las mujeres con menos recursos. El cambio que empieza a verse en algunos entornos tiene que poder llegar a todas. Es un tema de impacto para la vida y por eso es tan fundamental: porque puede marcar un salto de calidad en una sociedad cada vez más longeva y activa”. 

MF/MA

José Luis Juresa: “El psicoanálisis no es un consuelo terapéutico y por eso es resistido”

José Luis Juresa: “El psicoanálisis no es un consuelo terapéutico y por eso es resistido”

Lejos de las soluciones simplistas y cerca de las preguntas. Más interesado en pensar en la escucha como una forma de lectura que en las respuestas apresuradas. Con citas a nociones de Sigmund Freud y de Jacques Lacan y también a canciones de Charly García, Gustavo Cerati y John Lennon en quien encuentra un sorprendente costado freudiano. En su reciente ensayo La realidad por sorpresa (Paidós, 2024) el psicoanalista argentino José Luis Juresa elige el camino de los cruces inesperados para leer –o releer– nociones de la experiencia psicoanalítica que han sido muchas veces confundidas, mezcladas o materia de algún malentendido. Con ese material que pareciera a priori inoportuno, el psicoanalista, como señala su colega Alexandra Kohan en el prólogo de la publicación, transita senderos para construir un libro “escrito por alguien que está pensando, mientras escribe, la pulsión, el amor, el cuerpo, el deseo, la erótica de la vida”.

A partir de un intercambio por escrito, Juresa habló con elDiarioAR acerca de lo que se espera del psicoanálisis y de los psicoanalistas en tiempos de vértigo, de qué debería hacer esta práctica para mantenerse al margen del mercado y también de las resistencias que en algunos casos sigue suscitando.

– En el capítulo Memoria, podemos leer que el analista no se asume como “el curador”, sino como aquel que “da paso” y da tiempo al despliegue de las palabras del analizante. Al mismo tiempo, a lo largo de todo el libro podemos ver el rol central que la sorpresa tiene para el psicoanálisis. ¿Es posible seguir dedicándose al psicoanálisis y seguir reivindicando sus sorpresas en tiempos de búsqueda de soluciones rápidas, de discursos cada vez más precocidos y anclados en supuestas certezas?

– Esa es precisamente, a mi entender, la potencia del psicoanálisis: dar tiempo. No existe esa posibilidad en otros discursos. Quiero recordar que “discurso” en psicoanálisis equivale a lazo social. El discurso analítico es un lazo social en el que el tiempo está al margen de lo que el reloj y el mecanicismo capitalista reivindican como principios esenciales de su funcionamiento, que son la eficacia y la productividad. En esos términos, perder tiempo es un “pecado”. Para el psicoanálisis, en cambio, el tiempo del reloj literalmente no existe. Obviamente, nadie se queda en el consultorio un día entero hablando, pero podría pasar. Así como podría pasar quedarse unos segundos, y, de hecho, pasaba con Lacan, por ejemplo. El tiempo que nos interesa es el de la sorpresa de la aparición del sujeto del inconsciente, y allí, para Freud, no hay tiempo. Esto relaja la corrida y la permanente ansiedad en la que vivimos socialmente por no perder el tiempo, perseguidos por el reloj. Para el discurso analítico, perder el tiempo desde el punto de vista de la productividad capitalista redunda en una ganancia de saber acerca de algo que nunca se “aprehende” en por el apuro eficientista: saber vivir. Obviamente no es un saber de manual, es un saber singular que precisa tiempo para desplegarse y “armarse” como tal, tiempo que puede equivaler a una vida. Quiero decir que ese tiempo dedicado a esa exploración equivale a la vida, en los términos en los que la vida es “vivida” y no una mera expresión biológica.

– ¿Por qué cree que popularmente se espera de alguna manera que el psicoanálisis ofrezca una suerte de consuelo en lugar de sorpresas o preguntas nuevas?

– El psicoanálisis no es un consuelo terapéutico y por eso es resistido, entre otras causas. Eso significa que el deseo no se detiene en un objeto que alguna vez tuvimos y ya no tendremos más, y la consiguiente pregunta –de interminable respuesta– acerca de quién se lo robó, quién me lo quitó, dónde se perdió, o cómo podría sustituirlo. Armamos una mítica en torno a un objeto que nunca estuvo, un destierro originario y una novela de nuestro andar por el desierto buscando el paraíso del que nos perdimos, el que nos correspondía, el que nos fue prometido y por algún tipo de problema personal no llegamos a reencontrar. Pero lo que hallamos en esos intentos es la falla de la identidad, nos reencontramos una y otra vez con la diferencia entre un supuesto “original” inhallable y aquello con lo que nos vamos topando en la vida y que descartamos en un permanente “no es eso”. ¿No será entonces que en lugar de consolarnos con que “no es igual, pero es parecido”, como si siempre tuviéramos que conformarnos con una vida falsa, deberíamos darnos cuenta de que en ese desencuentro con la identidad está la clave? La clave es esa diferencia, y eso es lo que se repite una y otra vez. No se trata de una falla del individuo por la que creemos que somos un fracaso o unos perdedores, sino que esa es la estructura en la que el deseo se fundamenta. El deseo no busca consuelo, solo busca desplegarse abriéndole los ojos al hecho de que no hay objeto que lo colme de manera definitiva y única. Esa sería la identidad, en el sentido de lo idéntico: tal o cual objeto es idéntico a mi deseo. No, lo que reencontramos una y otra vez es la diferencia por la cual la distancia entre lo buscado y lo hallado se mantiene. Hay que dejar de melancolizarnos en los consuelos con los que tendemos a pensar que podemos perfeccionarnos para dejar de tener esas fallas que nos impiden ser felices. La falla es el fundamento.

El discurso analítico es un lazo social en el que el tiempo está al margen de lo que el reloj y el mecanicismo capitalista reivindican como principios esenciales de su funcionamiento, que son la eficacia y la productividad.

– Uno de los puntos de partida del libro tiene que ver con lo que usted describe como “aparatos de memoria” externos, artificiales, extrahumanos. ¿En qué consisten? ¿Por qué por un lado resultan necesarios para las personas y, al mismo tiempo, son muchas veces las fuentes que generan malestar?

– Es imposible pensar la existencia humana al margen de la memoria. Esta tiene distintos soportes. En el libro escribo sobre los soportes “externos” en donde la humanidad, con el aumento de la complejidad de la organización social-económica, precisó poner la información en archivos como tablillas, papiros, papel, tinta, y ahora en el soporte digital. También necesitó desarrollar tecnologías de recuperación de la información, cada vez más veloces, como lo son ahora las computadoras, y pronto lo serán, aún más, las computadoras cuánticas. Esa es la memoria “externa”. Pero también habita en nosotros una memoria que tiene por soporte el cuerpo y que no se puede “dominar” y “administrar” tan fácilmente como la de los archivos externos. Es una memoria que se enlaza a las generaciones y a las culturas precedentes a la vida del individuo poseedor del cuerpo, de la que no tenemos cabal idea, y que solo “aparece” por sorpresa, por fuera del individuo y su intento soberano de dominación, e incluso aparece a su pesar. El cuerpo es un “territorio” paradojal habitado por una memoria indomable porque no está “organizada” y disponible como la de los archivos externos de los que hablaba antes, sino que es una memoria que se reescribe en el acto de leerse, no es una memoria antecedente, legible como un texto escrito en el papel, sino que es una aparición de lectura, la aparición de un poema como decantado de lo indecible, tal como lo son los poemas y el arte en general. Ese arte y ese poema decantado del acto analítico de leer a nivel del inconsciente más estructural, se integra a la vida del sujeto como un saber acerca de su propio “vivir”. Hay una relación íntima entre esa memoria y el lector, que es el analista. Las condiciones de ese leer son muy particulares, y las desarrolló muy bien hace más de 20 años el psicoanalista hispanoargentino José Slimobich, de quien fui su analizante y alumno. En el libro trato de profundizar en esto. Lo que aquí puedo decir, en el espacio de esta entrevista, es que hay una alienación entre esa memoria “externa” que nos somete a la velocidad de la información en servicio de la productividad y el rendimiento, que es una memoria del sistema, y esa memoria del cuerpo, que tiene otra temporalidad, como lo dijimos al principio. El analista es un lector de esa memoria del cuerpo, y se atiene a la relación entre la letra y el cuerpo.

Juresa también es co-autor de la novela

– En el libro se destaca a la noción de pulsión como uno de los conceptos centrales del aparato conceptual freudiano ¿Podría explicar por qué?

– La pulsión es una fuerza muy especial, ligada a la causalidad psíquica, quiere decir que es una “fuerza” con la que se explica la existencia humana y sus motivaciones para perdurar y persistir e insistir como tal. No es poca cosa. Freud la coloca como una fuerza en la frontera entre lo psíquico y lo corporal, o lo somático, para ser más precisos. La realidad humana –esto es una redundancia, la realidad es humana– se explica a través de esta fuerza. Tenemos a la física que aísla y explica la existencia de otras fuerzas de la llamada “naturaleza”, fuerzas que explican el movimiento de los cuerpos a escala macrocósmica y también a nivel de las partículas elementales del átomo. ¿Qué causa el movimiento de “los cuerpos” humanos y su realidad? Paradojalmente, la propia física de partículas encontró que la idea de la objetividad o de la realidad objetiva no existe, como si se acercara al psicoanálisis, a través de la mecánica cuántica, que es la teoría con la que funcionan todos los aparatos electrónicos que hoy dominan nuestra vida moderna. Por lo tanto, es interesante encontrar que de lo que hay que hablar, antes que de la “naturaleza”, es de “la realidad”, en la que la propia ciencia tiene su lugar, ya que también es un producto humano. Esto tiene consecuencias alucinantes que resuelven cuestiones absurdas, como la de aquellos analistas posteriores a Freud, que buscaban “objetivar” la realidad del ambiente del consultorio a través de una asepsia también absurda mediante la inmovilidad de los objetos que decoraban el consultorio, siempre los mismos, o la vestimenta del analista, siempre la misma, y su semblante, impertérrito y silencioso. Es un remedo un tanto absurdo de una “objetividad” imposible que el psicoanálisis ni siquiera requiere. Lacan fue tan “rebelde” a este absurdo que hasta quizás incluso sobreactuaba esa “rebeldía”, con los cortes de sesión breve, su gestualidad, tan distinta en cada caso que atendía. La realidad del análisis es una realidad “de a dos” en la que también cabe la realidad contemporánea. Nada que ver con la idea de una objetividad clásica.

Juresa, en la última edición de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires.

– Otro malentendido que se desanda en el libro tiene que ver con el síntoma. Allí subraya que el psicoanálisis no se desespera por hacerlo desaparecer. ¿A qué se debe este malentendido? 

– Al mismo problema mencionado antes, lo de la eficiencia y la productividad. Si somos “profesionales de la salud” entonces ¿qué tenemos que “producir”? Salud. Por lo tanto, si los síntomas son la enfermedad, entonces lo que hay que hacer desaparecer de inmediato para producir salud son los síntomas. Ahora bien, si somos psicoanalistas, sabemos que la “salud” mental deviene de otra cosa que no es el inmediato y pragmático borrado de los síntomas, sino del despliegue de la verdad que el síntoma “cifra” como si se tratara de un jeroglífico, de una lengua muerta-viva que busca un cuerpo que la devuelve a la existencia actual, a una traducción que le permita desplegarse en las condiciones de la vida contemporánea. Los síntomas son como la expresión de una vida que no puede hacerse en el tiempo que nos toca vivir, una solución de compromiso entre las exigencias de esa imposibilidad y la de mis deseos de estar en el mundo que me ha tocado. ¿Cómo voy a querer borrar semejante joya arqueológica y antropológica? Los analistas, antes que “profesionales de la salud” – que legalmente lo somos, porque tenemos títulos habilitantes para poder ejercerlo – somos lectores de jeroglíficos, lectores de lenguas medio muertas y vivas, tal como la pulsión que Freud dividió entre pulsiones de muerte y de vida. Y que nos habitan mezcladas.

La realidad del análisis es una realidad “de a dos” en la que también cabe la realidad contemporánea. Nada que ver con la idea de una objetividad clásica.

– “Podemos ser nuestros propios devoradores, nuestros propios consumidores, organizar nuestra vida y nuestros movimientos en función de un desgaste medido por el consumo (...)”, según se puede leer en la conclusión del libro, mientras que el psicoanálisis se ocupa de “lo inconsumible”, “del carozo de la aceituna”, “de lo Real que se resiste al consumo”. ¿Qué hace que el psicoanálisis se mantenga al margen? ¿Cómo se sostiene sin convertirse en un producto más?

Gran tema. Es responsabilidad de los analistas no hacer que el psicoanálisis sea otro consuelo, es decir, otro producto para el consumo y la satisfacción de corto alcance que luego busca la renovación del producto, el cambio de envase, para repetir la acción de consumir. Para eso, los analistas se tienen que orientar por lo Real. Esto significa que el analista, por su deseo de analizar, pone lo simbólico en una relación de tensión con lo Real, es decir, con el límite por el que, afortunadamente, no se puede saber todo, ni prevenir todo, ni elaborar todo. El famoso concepto de “trauma” freudiano es estructural y tiene que ver con este límite. Fue por eso que Freud abandonó la teoría originaria del trauma ligado a algún tipo de abuso de parte de los adultos a los niños. El “trauma” está en el origen de la estructura psíquica, y es inanalizable en los términos de la reducción a cero de ese imposible –lo Real– por obra de un trabajo simbólico de elaboración que finalmente haga que se “sepa todo de uno mismo”. Eso sería retornar al individuo, cuando el psicoanálisis recupera al sujeto, es decir, a ese individuo dividido entre su conciencia y lo inabarcable de la historia que llega hasta la causa de su existencia. El individuo tiende, en cambio, a sentirse acabado y realizado cuando termina de construir una versión de su autonomía, de su origen “autosustentable”, y así no deberle nada a nadie, y considerarse a sí mismo artífice de su ser de individuo. Es absurdo. El individuo construye un mundo sin otros, en cambio el psicoanálisis se basa en la existencia previa de un Otro que es la lengua, y, como tal, el decantado de la historia y la evolución de la existencia humana.

Cada tanto asistimos a una especie de despedida o de certificado de defunción otorgado al psicoanálisis. ¿Por qué cree que ocurre esto? ¿Por qué considera que insisten esos discursos?

– Porque el psicoanálisis no se adapta a los discursos pragmáticos que hablan de resolver las cosas ya mismo, incluso antes de que los problemas existan. El ideal de ese pragmatismo, a ese nivel, es el de un mundo sin problemas, y lo que el psicoanálisis dice es que, en primer lugar, el mundo no existe, en el sentido de una redondez, de un conjunto en el que todo está adentro y nada afuera; al contrario, el psicoanálisis disuelve la idea de un adentro y un afuera para inaugurar un circuito de pensamiento, al que podríamos denominar “circuito pulsional” que recorre el adentro y el afuera como partes de una misma superficie. Paradójicamente, en ese “mundo” que lo globaliza todo y en el que hay cada vez más “mundo”, tenemos cada vez más problemas, que no son tales sino más bien son calamidades. Los problemas son parte de la vida, pero se los asocia a la calamidad, y el sentido más pragmático de la vida que promueven recursos del sistema como la publicidad, por ejemplo, es que una vida sin problemas es posible, un mundo de puro confort y comodidad. El deseo incomoda, y el deseo es el principio de la lectura freudiana. Renunciar el deseo genera depresión, y esa es, tal vez, la calamidad más extendida del mundo contemporáneo. Recuperemos la capacidad de tener problemas sin desesperar por resolverlos ya mismo, porque el apuro, la precipitación, la acción desmedida y autosuficiente, es decir, la acción por la acción en sí nos convierte en ratoncitos que no se enteran de que corren y corren solo para hacer girar la rueda, sin darse cuenta de que siempre están parados en el mismo punto, a pesar de toda la acción que despliegan. El psicoanálisis apuesta por dar el salto y vernos en dónde nos estábamos cansando y desgastando, en dónde movíamos la rueda del “mundo” sin que nosotros nos movamos un milímetro. Y eso es imperdonable para los que forman el “mundo”. Tal vez por eso, entre otras cosas, siempre está firmado y extendido el certificado de defunción del psicoanálisis, a la espera de que alguien lo tome de forma definitiva.

AL/MG