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La sesión comenzará 11.30 e incluirá la designación de las autoridades de la Cámara alta. Atauche intentó volver a dilatar el tema, pero fracasó. En LLA aseguran tener los votos, pero el radicalismo y el PRO sospechan de las maniobras del Ejecutivo.
Todo está listo para que, este miércoles, el Senado sesione y sancione la Ficha Limpia, una ley que, de aprobarse, impedirá que Cristina Fernández de Kirchner pueda volver a candidatearse para un cargo nacional. Atrapado en su propia estrategia, el Gobierno hizo lo imposible para embarrar la sesión: dejó trascender que no estaba el número, mandó a juntar firmas como si fueran una ONG y, como frutilla del postre, amenazó con incluir un proyecto para congelar las dietas de los senadores. Al final, el libertario Ezequiel Atauche se granjeó el odio de sus compañeros. Pero no logró bajar la sesión. Los votos, otra historia.
Emisario de Santiago Caputo en el Senado de la Nación, el jefe de la bancada libertaria, el jujeño Atauche, terminó resignándose ante lo inevitable: se le había agotado el crédito político, los aliados se habían hartado de las idas y vueltas de la novela de Ficha Limpia y estaban dispuestos a perder la votación con tal de no volver a dilatar la discusión. Había logrado desactivar las dos últimas sesiones, pero la tercera había sido la vencida. El miércoles a las 11.30 habría sesión por Ficha Limpia.
No solo eso. También se debatirán las autoridades de la Cámara alta y un proyecto que declara la emergencia de Bahía Blanca. El peronismo, en pie de guerra contra un proyecto que, denuncian, busca proscribir a CFK, buscará cobrarse su revancha y presentar un proyecto para interpelar a Karina Milei por el caso $LIBRA.
Si bien falló, Atauche intentó desactivar la sesión hasta último momento. Desprolijamente y a las patadas. La última maniobra consistió en amagar con incluir un proyecto que propone prorrogar el congelamiento de las dietas de los senadores, que en mayo aumentaron a más de 6 millones de pesos. El objetivo de la jugada, digitada desde la oficina de Caputo en Casa Rosada, no quedaba del todo clara.
En el PRO especulaban que el Gobierno buscaba embarrar la cancha, tapar la sanción de la Ficha Limpia con el debate sobre cuánto ganan los senadores. “Es 100% Santiago Caputo. Reemplazar el festejo del PRO con Ficha Limpia y apuntarle a la casta”, desliza un senador amarillo.
En la práctica, sin embargo, lo único que logró fue generar confusión y más enojo contra el jefe de la bancada libertaria. “Atauche, ¿vos me vas a poner de tu bolsillo lo que me saquen con esta ley?”, lo increpó, furiosa, una senadora aliada por los pasillos del Senado. Era mediodía, Atauche todavía trabajaba con la idea de que se presentaría un proyecto sobre las dietas —que aún ni existía— y solo atinó a reírse, incómodo. “No, no”, le respondió, buscando esquivarla.
La senadora continuó increpándolo durante unos minutos, acusándolo de hipócrita. Y, cuando Atauche logró liberarse, caminó unos pasos y se dio de frente con otro senador, esta vez radical, que también lo insultó por el proyecto.
El clima en el Senado era hostil. Al cansancio por las maniobras del Ejecutivo para no tratar Ficha Limpia se le sumaba la desprolijidad de los voceros del oficialismo. Atauche había metido la pata hace un par de semanas, cuando en una reunión de labor con todos los jefes de bloque opositores admitió que al Gobierno no le interesaba tratar Ficha Limpia, y desde entonces se paraba de tropezarse con nuevos errores no forzados.
Hasta el oficialismo estaba harto. “Si no querían que saliera tendrían que haberlo manejado de otra forma”, mascullaba un senador libertario, que entraba y salía de la oficina de Victoria Villarruel.
La presidenta del Senado, mientras tanto, había decidido guardar un silencio cauteloso. Villarruel respalda la ley de Ficha Limpia y sabe que el Ejecutivo no, por lo que mira el debate desde afuera. Casi ni participó en la reunión de labor parlamentaria que se desarrolló por la tarde en su propio despacho. La vicepresidenta tiene, de momento, otra prioridad: votar las autoridades del Senado, una tarea pendiente que quedó trunca en febrero, cuando los santacruceños Natalia Gadano y José Carambia se rebelaron y le retacearon el quórum.
El objetivo de la vice es designar a su asesor, el cordobés Emilio Viramonte, en la Secretaría Administrativa. El cargo quedó vacante desde que renunció María Laura Izzo, y Villarruel necesita asegurarse que lo ocupe un dirigente de su riñón. Enemistada con el Ejecutivo y desgastada su relación con los senadores, la vicepresidenta necesita comenzar a recuperar el control del Senado.
Luego de varias idas y vueltas, de boicots y sesiones suspendidas, de operaciones mediáticas y provocaciones electorales, el Senado tratará el proyecto de Ficha Limpia. El proyecto, que tuvo media sanción en Diputados en febrero, necesita conseguir unos 37 votos para sancionarse, ya que requiere una mayoría especial por ser una reforma electoral. Los únicos senadores que se oponen abiertamente a su sanción son los peronistas de Unión por la Patria, que representan un total de 34 votos. Del otro lado, entre PRO, radicales, libertarios y fuerzas provinciales, quedan 38 votos: uno más del necesario para sancionar la ley.
En la teoría, hay número para sancionar Ficha Limpia. Pero la realidad práctica, sin embargo, es muy distinta.
“Nosotros estamos todos”, advierten, desde el lunes, los senadores del PRO y el radicalismo, buscando dejar en claro que si la sesión se frustra por falta de número será responsabilidad del Gobierno. Los aliados sospechan. Miran con atención a los gobernadores del Norte, habituales aliados del Gobierno. Desconfían del Ejecutivo y advierten que, cualquier ausencia intempestiva, será una señal de que el Gobierno levantó el teléfono para bajar la sesión.
En los despachos de LLA, mientras tanto, señalan que hay número para sancionar el proyecto, que prohíbe las candidaturas nacionales de las personas condenadas en segunda instancia por delitos de corrupción. “Va a haber sesión y se va a sancionar”, juran y rejuran.
Los aliados, sin embargo, no les creen. Algunos sospechan que el oficialismo intentará, en consonancia a lo que pide un sector del radicalismo, introducir modificaciones de último momento, de manera tal que el proyecto vuelva a girar a Diputados. Están alertas. Su estrategia es ir a sentarse y, en el caso de que todo fracase, exponer al oficialismo.
El peronismo, mientras tanto, guarda silencio. Los alfiles de UxP apuestan a que la elección porteña haga el trabajo suyo por ellos: saben que el Gobierno no quiere darle una victoria a Silvia Lospennato, autora intelectual (aunque no material) de la Ficha Limpia, una semana antes de las elecciones en la Ciudad de Buenos Aires. Por lo que dejan hacer.
Por la tarde, algunos senadores estuvieron en el Instituto Patria, reunidos con CFK. Esperando lo mejor y preparándose para lo peor. Si la ley sale se buscará judicializar. Pero primero quieren ver si están los votos.
MC/JJD
Brasil, Perú, Italia y Colombia aplican distintas versiones del filtro ético. La ONU y la CIDH advierten por la presunción de inocencia. En la Argentina, el Senado se encamina a convertir el proyecto en ley.
Leyes que prohíben a políticos condenados ser candidatos en elecciones ganaron terreno en países como Brasil, Perú, Italia y Colombia. Prometen elevar la vara ética en la política, aunque organismos internacionales como la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), así como expertos constitucionalistas, advierten sobre sus riesgos: desde restricciones indebidas a los derechos políticos hasta una afectación de la presunción de inocencia. Mientras tanto, en nuestro país el Senado discutirá en el recinto un proyecto similar, bautizado Ficha Limpia, con muchas chances de convertirlo en ley después de años de intentos fallidos.
El concepto de Ficha Limpia remite a normas que impiden que personas con determinadas condenas penales puedan ser candidatas a cargos electivos. En algunos países, alcanza con una condena en primera instancia. En otros, se exige una sentencia confirmada en segunda instancia. Y en otros, la inhabilitación política solo entra en vigencia cuando la condena está firme. Aunque los detalles varían, el eje común es uno: no dejar competir a quienes enfrentan antecedentes judiciales graves, por el tiempo que dure la condena o incluso más allá.
Brasil fue el primer país de la región en establecer un régimen de Ficha Limpia a nivel nacional. Lo hizo en 2010, luego de una campaña ciudadana que reunió más de un millón de firmas. La ley fue sancionada por el Congreso y declaró inelegibles a los candidatos condenados en segunda instancia por delitos como corrupción, lavado de dinero, abuso de poder económico o violencia sexual, entre otros. También impidió la postulación de funcionarios que hubieran renunciado para evitar un juicio político.
La ley se aplicó por primera vez en las elecciones generales de 2012. Desde entonces, más de mil candidaturas fueron impugnadas. La más resonante fue la del entonces expresidente Luiz Inácio Lula da Silva (ahora, presidente de nuevo, desde 2023), quien en 2018 quedó fuera de la contienda presidencial luego de que una Cámara de Apelaciones confirmara su condena por corrupción. Lula encabezaba las encuestas, pero su inhabilitación abrió el camino para el triunfo de Jair Bolsonaro.
El Supremo Tribunal Federal declaró constitucional la norma, pero se produjo una gran debate nacional sobre la ley. Los defensores sostuvieron que se trata de una regulación válida sobre el acceso a cargos públicos. Los críticos cuestionaron que se impidiera competir a personas sin sentencia firme y advirtieron que la norma podía volverse una herramienta para apartar adversarios incómodos del juego electoral.
En Perú, el umbral para aplicar la Ficha Limpia es aún más bajo. La legislación electoral vigente impide ser candidato a quienes tengan una condena penal en primera instancia por delito doloso, aunque no esté firme. La inhabilitación se mantiene mientras la condena esté vigente. Esto generó una gran cantidad de exclusiones en elecciones regionales y nacionales, incluso en casos donde los fallos judiciales estaban apelados.
El Congreso peruano intentó avanzar en 2024 con una reforma constitucional para endurecer aún más el régimen, incorporando una prohibición de diez años para postularse a cargos públicos después de cumplir la condena. La propuesta no prosperó, pero mostró que el clima político sigue orientado a limitar los derechos políticos de quienes pasaron por la justicia penal.
Las organizaciones de derechos humanos expresaron preocupación por el uso indiscriminado de la inhabilitación en Perú. En algunos casos, incluso se excluyó a candidatos por delitos menores, sin condena firme, lo que encendió señales de alerta sobre el uso selectivo de las normas.
Italia adoptó su propia versión de Ficha Limpia en 2012, con la llamada Ley Severino. A diferencia de las experiencias latinoamericanas, la inhabilitación solo se aplica cuando hay una condena penal firme y por delitos que tengan una pena superior a los dos años. La inhabilitación puede ser de seis años o, en ciertos casos, perpetua.
Uno de los casos más conocidos fue el de Silvio Berlusconi, condenado en 2013 por fraude fiscal. Cuando la sentencia quedó firme, perdió su banca en el Senado y quedó inhabilitado para competir durante seis años. La norma fue criticada por los seguidores y los aliados de Berlusconi, que denunciaron una persecución judicial, pero recibió un amplio respaldo político.
En comparación con Brasil y Perú, el modelo italiano se presenta como más garantista: no alcanza con una condena en primera o segunda instancia, sino que se exige el agotamiento del proceso judicial para aplicar la restricción.
Colombia adoptó una postura más extrema. La Constitución fue reformada para establecer que cualquier persona condenada por delitos contra la administración pública o el patrimonio del Estado queda inhabilitada de por vida para ocupar cargos públicos. No hay posibilidad de postulación, ni siquiera después de cumplir la pena. La norma también incluye delitos aberrantes como los abusos sexuales contra menores.
Esta inhabilitación vitalicia rige solo si hay una condena firme. La reforma se aprobó luego de un proceso de movilización ciudadana contra la corrupción y fue respaldada por todas las fuerzas políticas. Entre los casos alcanzados por esta medida están los de exgobernadores, exsenadores y otros funcionarios condenados por el caso Odebrecht.
El precedente de Gustavo Petro, quien en 2013 fue destituido por vía administrativa por el entonces procurador general y luego repuesto por decisión de la CIDH, consolidó la idea de que solo una sentencia judicial firme puede restringir derechos políticos.
La ONU y la CIDH establecieron criterios sobre la validez de estas restricciones. Según el artículo 23 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, solo se puede limitar el derecho a ser elegido cuando existe una condena penal por un juez competente. Es decir, no alcanza con una condena en primera o segunda instancia. Mientras haya recursos pendientes, la persona debe ser considerada inocente.
“Hasta que una persona no tenga condena firme sigue gozando de presunción de inocencia”, recordó el jurista Miguel Licht, presidente del Tribunal Fiscal de la Nación, en declaraciones a la radio AM750. El problema, explicó, es que los proyectos de Ficha Limpia que se aplican desde instancias previas a la sentencia firme contravienen este principio básico del derecho.
Además del riesgo de anticipar la pena, existe el temor de que estas leyes sean usadas con fines políticos. En escenarios polarizados, una condena en segunda instancia puede convertirse en una herramienta para sacar de carrera a un dirigente con chances reales. La ONU y la CIDH ya denunciaron prácticas de este tipo en países como Venezuela, donde las inhabilitaciones administrativas impidieron la participación de líderes opositores. En contextos así, la línea entre el control ético y la proscripción se vuelve difusa.
Varios constitucionalistas también señalaron que el diseño de estas normas debe respetar el principio de proporcionalidad. No es lo mismo una condena por malversación de fondos públicos que por omitir una declaración jurada. Tampoco debería ser lo mismo una inhabilitación de por vida que una restricción temporal. Sin estos matices, advierten, la Ficha Limpia corre el riesgo de transformarse en una herramienta arbitraria.
En nuestro país la discusión lleva más de casi una década. El proyecto de Ficha Limpia fue impulsado por organizaciones civiles y presentado en varias oportunidades en el Congreso. Algunas provincias, como Mendoza, Córdoba, Santa Fe y Salta, ya adoptaron sus propias versiones. A nivel nacional, la Cámara de Diputados le dio media sanción al proyecto en 2023. Ahora el asunto está el Senado, que muy probablemente sancione la ley este miércoles.
El texto aprobado propone impedir que sean candidatos quienes tengan una condena confirmada en segunda instancia por delitos de corrupción, sin necesidad de que la sentencia esté firme. La propuesta también incluye a los funcionarios del Poder Ejecutivo nacional.
El peronismo rechaza la iniciativa. Denuncia que el objetivo es impedir una eventual candidatura de Cristina Fernández de Kirchner, cuya condena en la causa Vialidad ya fue confirmada en segunda instancia pero aún no está firme. El PRO —con Silvia Lospennato como principal impulsora de la iniciativa—, en cambio, argumenta que el proyecto busca cerrar la puerta a la “puerta giratoria” de los condenados, que usan sus candidaturas como forma de obtener fueros o evitar condenas.
Todo indica que el Senado convertirá el proyecto en ley esta semana. Será el primer régimen nacional de Ficha Limpia en la Argentina. Una vez vigente, lo que defina su alcance no será la letra de la norma sino cómo y contra quién se la haga valer; si se trata de una herramienta para mejorar la política o de una nueva forma de ordenarla según conveniencia.
JJD
El Senado volverá este miércoles a las 11.30 al recinto para tratar el proyecto luego de varias semanas de operaciones cruzadas entre LLA y el PRO.
El presidente Javier Milei ratificó este martes sus intenciones de que “salga” el proyecto de Ficha Limpia en el Senado y cuestionó a los sectores que criticaron al oficialismo por no haber avanzado antes con esa iniciativa. Criticó que “estuvieron siete años sin aprobarlo y ahora se hacen los ñoños republicanos”.
Milei recordó que “el dictamen lleva su nombre” y desmintió que La Libertad Avanza (LLA) haya querido frenar la sanción de la norma que impide ser candidatos a quienes tengan condenas por delitos de corrupción, violencia de género y otros delitos graves.
“Que firmen los que realmente van a votar”, desafió el mandatario. Milei destacó “las mejoras” que hizo su gestión, aunque aclaró: “En realidad yo pedí que las hicieran, porque se imaginan que yo de Derecho, cero”.
“Entre (Alejandro) Fargosi y Luis Petri hicieron las mejoras que yo pedí a los proyectos que se venían trabajando ysumando. Yo quiero que salga Ficha Limpia. Pero no quiero que vaya a recinto y perdamos y se caiga y no se pueda tratar hasta el 2026. Entonces, tengamos cuidado, no sea cosa que los ñoños republicanos estén haciendo una jugada sucia. Aviso”, advirtió.
En el mismo sentido, elogió a la diputada Silvia Lospennato, impulsora del proyecto desde el PRO, aunque evitó confirmar si habrá un acuerdo electoral con ese espacio.
Para Milei, la afiliación de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, a LLA “formaliza algo que ya era de hecho”. “Son muchos los dirigentes del PRO que entienden que el camino es este”, aseguró.
El Senado volverá este miércoles a las 11.30 al recinto para tratar el proyecto Ficha Limpia, entre otros temas, luego de varias semanas de operaciones cruzadas entre LLA y el PRO.
MM con información de la agencia NA.
La ministra de Seguridad formalizó su pase al partido de Javier Milei con una caminata junto a la secretaria general de la Presidencia por la plaza Vicente López, en Recoleta. El gesto marca un quiebre definitivo con Mauricio Macri y agita el tablero electoral porteño.
A las 18.08, Patricia Bullrich apareció en la esquina de Juncal y Paraná, en el barrio porteño de Recoleta. No venía sola: a su lado caminaba Karina Milei, secretaria general de la Presidencia, arquitecta del partido libertario y guardiana de sus sellos. La ministra de Seguridad saludó con una sonrisa, levantó el pulgar, posó para las selfies y, durante veinte minutos, permaneció junto a Karina en esa misma esquina, entre saludos, micrófonos y más fotos. Bastó ese gesto, ese cuerpo a cuerpo, esa postal compartida para sellar un mensaje que ya había sido escrito en voz baja en los pasillos de Balcarce 50: Patricia Bullrich ya es parte de La Libertad Avanza.
La postal fue modesta pero precisa. No hubo escenario ni multitudes, pero sí hubo declaraciones y un mensaje cargado de intención política. En diálogo con A24, Bullrich explicó su salto con una frase que resumía su ruptura: “Los partidos muchas veces terminan siendo presos de sus propios intereses y no instrumentos de cambio para la sociedad”. Y agregó: “Uno tiene que seguir las ideas. Yo me debo a millones de argentinos que tomaron esa decisión con nosotros y que hoy están viendo con esperanza el gobierno que se está llevando adelante”.
A su lado, Karina Milei le puso marco ideológico al pase, en la que fue su primera entrevista formal en televisión: “Nuestro líder es Javier Milei, pero son las ideas. Por eso nosotros lo que decimos es que en este partido todos los que tengan las mismas ideas se pueden sumar a nosotros. Y queremos que estas ideas sigan mucho más tiempo de lo que puede estar el presidente Milei”.
No hubo escenario, pero sí un paseo acompañado de militantes, funcionarios y curiosos que se habían agrupado desde las cinco de la tarde. Entre ellos, un hombre disfrazado con un casco espartano, espada y laureles que decía estar allí “para defendernos de los extraterrestres que nos vienen a atacar”. Otro llevaba gorra de Las Fuerzas del Cielo. No faltó el dirigente juvenil Juani “el niño Brócoli” Boutet ni la legisladora porteña Lucía Montenegro, tampoco una gigantografía de Manuel Adorni apoyada al lado de los stands. El vocero presidencial no estaba: tenía compromisos previos. Pero su imagen era omnipresente.
Mientras avanzaba hacia la esquina junto a Pilar Ramírez, la operadora de Karina en la Ciudad, Bullrich buscaba con la mirada: “¡Juampi! ¡¿Dónde está Juampi?!”, gritó, refiriéndose al legislador porteño Juan Pablo Arenaza, uno de los primeros en pegar el salto del PRO a La Libertad Avanza. Junto a él, Silvia Imas y María Luisa González Estevarena. Esa jugada, coordinada con el aval de la Casa Rosada, fracturó el bloque amarillo en la Legislatura y dejó en evidencia el vacío de conducción de Macri en su distrito de origen.
Entre el público, un simpatizante que blandía una ficha, le gritó: “Pato, acá tenés para desafiliarte del PRO”. “Aguante Patricia”, le devolvieron más tarde. El acto de este martes no fue un acto. Fue una escena breve, casi improvisada, pero con carga histórica: marcó el pase formal de una expresidenta del PRO a las filas de Milei.
Bullrich ya se comportaba como libertaria desde hace meses. Su alianza con Karina Milei había dejado de ser una coincidencia funcional para convertirse en sociedad política. La foto junto a Milei en el Ministerio de Seguridad, en febrero, había sido una señal. Esa visita al edificio de la calle Gelly y Obes, donde ambos se mostraron distendidos y cercanos, fue leída en Casa Rosada como el anticipo de un movimiento que el oficialismo esperaba y alentaba desde hace tiempo.
A comienzos de marzo, Bullrich protagonizó un cruce público feroz con Mauricio Macri a través de X, a raíz del conflicto por el alojamiento de presos federales en comisarías porteñas. Haciéndose eco de su primo Jorge, el expresidente acusó al gobierno nacional de no hacerse cargo del problema. La ministra respondió con una catarata de mensajes que incluyeron reproches personales, reclamos históricos por el incumplimiento del traslado de la cárcel de Devoto y una frase que sonó a ruptura final: “Gestionar la seguridad no es diseñar uniformes”. El fuego se replicó con María Eugenia Vidal y el ministro de Justicia porteño, Gabino Tapia, que acusaron a la excandidata de Juntos por el Cambio de “desidia” y de estar “peor que el kirchnerismo”. La escena dejó en claro que los puentes con el PRO estaban dinamitados.
Ahora el traspaso es oficial. Y abre una nueva etapa en el armado libertario. Este mismo martes, antes de la reunión nacional del partido amarillo, los dirigentes más cercanos a Bullrich se reunieron para evaluar el escenario. Según pudo saber elDiarioAR, la mayoría desconocía que la ministra iba a formalizar su pase a La Libertad Avanza: el único que lo sabía era Damián Arabia, su principal ladero. Durante el encuentro, algunos, como Gerardo Milman, propusieron romper ya mismo y conformar un bloque propio. Pero desde Casa Rosada bajaron una línea clara: evitar dinamitar el bloque, por ahora. La decisión final fue mantener la pertenencia formal al PRO, al menos hasta después de las elecciones de mayo.
En la Cámara baja, Bullrich conserva influencia sobre una decena de legisladores amarillos. De los 37 diputados que integran el bloque que conduce Cristian Ritondo, al menos diez le responden. No es un número menor para La Libertad Avanza, que apenas tiene 38 diputados propios sobre 257. En ese cálculo, su peso específico no es despreciable.
Cerca de la mesa chica del poder admiten que Bullrich podría ser candidata a senadora nacional por CABA si Milei se lo pide. “Patricia mide muy bien”, deslizaron a elDiarioAR. Hoy, entre sus satélites aparece Laura Rodríguez Machado, que encabezó esta semana el dictamen para bajar la edad de imputabilidad. Arabia, en tanto, es el operador más cercano a la ministra y ya mantuvo reuniones reservadas con el Presidente en Casa Rosada.
El anuncio de este martes se produjo en medio de una campaña atravesada por la interna con el PRO, con epicentro en la elección legislativa del 18 de mayo. En La Libertad Avanza tienen una sola meta: que Manuel Adorni, el candidato libertario, derrote a Silvia Lospennato, la postulante de Macri. “Si ganamos esa elección, el PRO no existe más”, repiten en Balcarce 50. Por eso el pase de Bullrich fue celebrado como un golpe de efecto. Porque no solo representa una decisión personal: puede acelerar el éxodo.
Es que la mutación de Bullrich corona una trayectoria política camaleónica. Fue montonera, alfonsinista, ministra de De la Rúa, halcón del PRO y ahora libertaria. Pero en su capacidad de adaptarse reside también su potencia. “Empuja el carro”, como dijo ella misma, en un Gobierno donde la mayoría se cuida de no pisar el barro. Karina Milei lo sabe. Por eso la banca. Por eso le abre el partido. Por eso le guarda lugar en las listas. Aunque esté comprobado que sus lealtades resultan, al menos, cambiantes.
PL/JJD
Con su afiliación formal al partido de Milei, la ministra de Seguridad Nacional selló su alejamiento definitivo del macrismo. El partido que alguna vez presidió la responsabilizó por romper con los votantes que la acompañaron en 2023, en su postulación presidencial por Juntos por el Cambio, y cuestionó su lealtad política.
Patricia Bullrich ya es libertaria: afiliación a La Libertad Avanza y acto junto a Karina Milei
El PRO reaccionó con una dureza inusitada a una noticia que muchos dentro del partido veían venir: la ministra de Seguridad Nacional, Patricia Bullrich, confirmó su afiliación a La Libertad Avanza, el partido fundado por el presidente Javier Milei. El gesto es un punto de no retorno en su vínculo con el macrismo, que no tardó en acusarla de romper con sus electores y su propia trayectoria política.
El comunicado partidario, publicado en X, no ahorró en reproches. “Hoy, al darle la espalda a aquellos que la votaron y creyeron en ella, deja atrás una parte muy grande de su reputación, tal vez toda”, dice el texto, en una frase que resume el malestar de los cuadros dirigenciales que fueron sus compañeros durante años. Para el PRO, Bullrich “fue elegida en representación del PRO y fue acompañada por más de 6 millones de votos” en la elección presidencial de 2023, una responsabilidad que, afirman, “no tiene vencimiento”.
La crítica va más allá de la coyuntura. El texto busca marcar una línea de continuidad entre la historia del partido y la decisión que ahora lo hiere, con una frase de alto contenido ético y político: “Los dirigentes alcanzan sus posiciones de poder representando las ideas y la voluntad de muchas personas... al ser elegidos, dejan de ser del todo libres”.
Bullrich presidió el PRO desde 2020 hasta 2023, cuando dejó el cargo para lanzarse como precandidata presidencial. Fue ministra de Seguridad de Mauricio Macri entre 2015 y 2019, y durante la pandemia fue una de las figuras más activas de la oposición al gobierno del peronista Alberto Fernández, del ya fantasmal Frente de Todos (ahora Unión por la Patria). Construyó un liderazgo propio dentro del partido fundado por Macri, disputándole espacios tanto al expresidente como a Horacio Rodríguez Larreta, con quien compitió en la interna presidencial.
Tras derrotar a Larreta en las PASO, Bullrich encabezó la fórmula presidencial de Juntos por el Cambio, acompañada por el radical Luis Petri, quien también es funcionario de Milei: ministro de Defensa. Bullrich obtuvo el tercer lugar en octubre, pero fue clave para la victoria de Javier Milei en el balotaje, al anunciar su apoyo inmediato apenas se conocieron los resultados. Ese respaldo generó una fisura interna en Juntos por el Cambio, con sectores que se alinearon con su decisión y otros que la cuestionaron por considerar que se entregaba a un proyecto ajeno.
Esa alianza táctica se transformó en estratégica cuando Milei la designó ministra de Seguridad (una cartera que la gestión libertaria rebautizó como “de Seguridad Nacional”, en línea con la denominación estadounidense). Desde entonces, Bullrich se convirtió en una de las principales espadas del oficialismo, con un discurso alineado con el ideario libertario. Su estandarte es el protocolo antipiquetes, un aparato represivo que se emplea al menos cada miércoles en contra de las protestas de los jubilados por sus magros ingresos; defiende la baja de la edad de punibilidad, que ahora avanza en la Cámara de Diputados, y acompaña sin fisuras todas las iniciativas del Presidente.
“El PRO, como los electores, aprende de las buenas y malas experiencias, distingue entre las personas y sigue avanzando para cumplir su mandato de cambio”, concluye el comunicado.
JJD