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Más del 80% de las preferencias electorales a nivel país se divide entre La Libertad Avanza y el kirchnerismo, según analistas consultados por elDiarioAR. Los libertarios intentarán capitalizar a su favor el desgaste del partido que lidera Mauricio Macri.
El 2025 se perfila como un ring de boxeo para la política argentina. En una esquina, Javier Milei y su batalla para consolidar La Libertad Avanza en todo el país, en su afán de sumar la mayor cantidad de bancas en el Congreso. En la otra, una oposición fragmentada que intenta mantenerse de pie, pero con un actor que promete erigirse como el principal polo de contradicción con el Gobierno: el peronismo, con Cristina Fernández de Kirchner a la cabeza. Además, las legislativas de medio término llegan con una novedad: la boleta única de papel, un terreno inexplorado que promete sumar adrenalina al duelo.
“La disposición a votar a Milei alcanza el 50% en muchas provincias, pero cuando tiran nombres posibles, se baja a 15%”, explicó la analista Shila Vilker en diálogo con elDiarioAR. Esa dificultad para convertir el carisma del Presidente en votos locales es el talón de Aquiles del libertario, un lastre que se arrastra desde el 2023. Sin estructura territorial y con candidatos que apenas se conocen en sus propias localidades, el desafío de La Libertad Avanza es titánico.
Karina Milei, la titular del partido a nivel nacional, es consciente de esta limitación. Por ese motivo, a lo largo del 2024, realizó actos en 15 distritos del país con el fin de presentar el sello libertario en cada uno de ellos. Además de la ciudad y la provincia de Buenos Aires, la secretaria general de la Presidencia pisó Río Negro, Entre Ríos, Formosa, Jujuy, Neuquén, Corrientes, Córdoba, Chaco, Santa Fe, Tucumán, Catamarca, Santiago del Estero, Santa Cruz y Misiones, su última parada.
Vilker destacó que el discurso de Milei contra la “casta” fue fundamental para su ascenso político, apelando al descontento de amplios sectores de la sociedad con la clase dirigente. Sin embargo, advirtió que este mensaje enfrenta tensiones ahora que Milei es el presidente, ya que el ejercicio del poder implica compromisos que pueden erosionar su imagen de outsider. La Libertad Avanza busca diferenciarse de los partidos tradicionales con un discurso de pureza ideológica, pero coquetea con esos sectores en las provinciales. Vilker sostiene que este equilibrio es complicado, ya que el armado territorial requiere pragmatismo, lo que puede contradecir su narrativa antisistema.
En esa línea, la directora de la consultora Trespuntozero se encargó de marcar una curiosa paradoja en el discurso oficial: “El gobierno logró abrir sentido del futuro, algo muy trabado en los últimos años”, pero lo mezcló con promesas de “tiempos felices” y el ajuste económico. Esa ambivalencia, según Vilker, genera entusiasmo en unos y escepticismo en otros. Aunque aclaró que hoy el control del dólar y la baja de la inflación son realidades que fortalecen la narrativa oficial, a la par de la antipolítica.
De acuerdo con el Índice de Confianza en el Gobierno (ICG), confeccionado por la Escuela de Gobierno de la Universidad Torcuato Di Tella, en diciembre Milei cayó apenas un 0,3% respecto a noviembre, ubicándose en 2,66 puntos, un número mayor al de otros presidentes al momento de cumplir su primer año al frente de la gestión. Comparado con diciembre de 2016, bajo Mauricio Macri, es un 6,7% superior, y 43,5% mejor que el de diciembre de 2020, en plena gestión de Alberto Fernández.
Al igual que Vilker, el sociólogo y consultor Carlos De Angelis puso el foco en cómo Milei logró canalizar un descontento social latente y transformarlo en expectativa. “Milei destapó una olla muy importante. Hizo visible el odio acumulado hacia el Estado, los planes sociales y otros temas que muchos preferían ignorar”, afirmó ante la consulta de elDiarioAR. Pero advirtió: sin un armado territorial fuerte, el movimiento libertario podría quedar atrapado en su propio relato. “La gente espera que Milei baje la inflación y controle el dólar; si cumple con estas metas, podría consolidarse como una opción sólida”, apuntó.
Otro punto que no deja de generar incertidumbre entre los consultores es la aplicación de la boleta única de papel, que tendrá su debut en las elecciones legislativas de este año. Tanto Vilker como De Angelis remarcaron que el diseño que tenga puede ser decisivo. “Antes podías poner la foto de Milei, la foto de su hermana, hasta sus perros. Ahora todo se reduce a una tirita lila con el nombre y el color”, dijo el sociólogo. Este cambio podría diluir el impacto de los símbolos partidarios como el león, un activo clave para La Libertad Avanza.
“La opinión pública está ordenando el tablero”, aseguró Vilker, marcando cómo las “preferencias sociales” son las que definen alianzas y rivalidades en un escenario que definió como de hiperpolarización. Algo de eso de expresa en la provincia de Buenos Aires, donde Cristina Kirchner continúa siendo una pieza central del juego. “Se comió a Axel”, declaró Vilker, ilustrando la dificultad de otros referentes para disputarle el liderazgo. Aunque su poder territorial es limitado, la expresidenta conserva un 35% de apoyo que la mantiene como la única rival de peso frente a Milei.
De Angelis también pintó un panorama de polarización creciente: “Las dos principales fuerzas, Milei y el kirchnerismo, concentran el 85% del electorado”. Se trata de una proyección que, de confirmarse en las urnas, dejaría al PRO tambaleando entre el tercer y cuarto lugar, incluso en bastiones históricos como la ciudad de Buenos Aires.
Ambos consultores coincidieron en afirmar que Milei tiene una oportunidad única para capitalizar el desgaste del partido amarillo. Al menos en el distrito gobernado por Jorge Macri, que acaba de anunciar el desdoblamiento de los comicios, la introducción de la boleta única podría jugar a su favor. Este sistema facilita la identificación de candidatos individuales, algo que podría beneficiar a figuras emergentes como las de La Libertad Avanza. Sin embargo, para el PRO, que históricamente dependió de la fuerza de su marca, la nueva modalidad representa un desafío mayor: exige estrategias personalizadas que vayan más allá del arrastre de figuras como la de Mauricio Macri.
Quien también emergería como un contendiente clave en la Ciudad es Leandro Santoro. Al respecto, De Angelis sostuvo que su perfil de “radical peronista” le permite atraer un electorado diverso, aunque, a su entender, el diputado nacional debería fortalecer su conexión territorial para capitalizar su buena recepción entre los porteños y diferenciarse tanto del PRO como de Milei.
“El escenario actual no es solo una lucha de ideas; es una batalla por construir liderazgos y estructuras políticas en un sistema electoral que favorece la competencia más equitativa”, reflexionó De Angelis. Con las legislativas acercándose rápidamente, la política en su conjunto entra en una etapa de reconfiguración. La carrera electoral de 2025 promete ser una partida de ajedrez, donde cada movimiento definirá el futuro del nuevo tablero político.
PL/JJD
Aislada por la Casa Rosada, la titular del Senado se imagina con futuro político propio más allá de los libertarios. Movimientos de fichas parlamentarias, fuego cruzado y su propia debilidad.
Villarruel prorrogó el congelamiento de las dietas de los senadores hasta el 31 de marzo
Victoria Villarruel en medio de las tensiones con Milei: “No hay lugar para la moderación”
Victoria Villarruel sabe que el quiebre de su relación con Javier Milei potenció las especulaciones sobre su futuro político. Su debilidad política actual la lleva a sobreactuar su decisión de no sacar los pies del plato en un año electoral. Mientras jura lealtad al proyecto político que la llevó a la Casa Rosada, admite que aunque quisiera amenazar con abrir una interna no tendría con qué: hoy está aislada y no tiene un armado propio. Por eso, en su mesa chica no piensan en los próximos meses sino en trabajar en su perfil de cara a 2027.
“Victoria no vino a la política de paseo; ella llegó para quedarse”, afirmó a elDiarioAR uno de los hombres de máxima confianza de la vice. La frase opera más como expresión de deseo y provocación a la Casa Rosada que como una afirmación anclada en la realidad. Lo que buscan instalar es que la carrera de la vice no terminará por su ruptura con Milei, sino que ella tiene un potencial propio.
En el villarruelismo –si vale el término para quienes la circundan– dan por hecho que los libertarios, con Karina Milei al mando de la estrategia, la relegarán completamente en el armado de listas de este año y que Milei no la repetiría como compañera de fórmula en caso de ir por su reelección en 2027.
La vice camina con ambigüedad; eso es lo que más los irrita a los seguidores de Milei. Desde su entorno aseguran que ella quiere bajar las tensiones con la Casa Rosada y que evita cualquier confrontación pública, pero para fin de año hizo circular un saludo por las redes sociales en el que ni siquiera mencionó al Presidente. “El 2025 será mucho mejor y como siempre digo, todos cuentan con esta Vice porque todo es por Argentina! ¡Feliz 2025!”, posteó. Sus dichos tuvieron el efecto que buscaba: los militantes libertarios le saltaron a la yugular.
Los Milei la dejaron aislada, marginada, sin mucho margen de acción, aunque con demasiado poder de daño por ser la primera en la línea de sucesión presidencial. Desconfían, como desde el primer día, de su relación con Mauricio Macri. También de su posible sociedad política con algunos actores que fueron eyectados del oficialismo, como el senador Francisco Paoltroni.
“Habrá que ver cuál es la decisión que toma la Rosada respecto al espacio que le dan a ella. Si no quieren que tenga ningún espacio, habrá que ver luego de las elecciones cómo les fue y nosotros a partir de eso debemos pensar qué queremos hacer”, dijo un integrante de su equipo a este medio, y afirmó: “Estamos bien donde estamos, pero si el presidente considera que no tenemos que estar más, evaluaremos nosotros la situación de cara a 2027”.
Su jugada política será atrincherarse desde el Senado y mostrar muñeca propia. La tarea se dificultará si Milei logra desinflar a su equipo y dejarla aislada. Por eso tuvieron peso las versiones de que buscaba socavar al secretario parlamentario, Agustin Giustinian, y a la secretaria administrativa, María Laura Izzo, dos dirigentes que hoy responden a la vice.
En la mesa chica de Villarruel afirmaron que esas salidas no están confirmadas y que todo el equipo está en “revisión”, ya que la vice no cambió a nadie durante el primer año. Sin embargo, también admiten el malestar que implicaría que esas definiciones llegaran desde la Rosada: “En el Gobierno dicen que es la casa de Victoria, porque la quieren reducir ahí, pero cada vez que se pueden meter se meten. Por lo pronto nuestra idea es que ambos sigan. Ahora ambos están de receso por vacaciones”.
La primera semana de 2025, Villarruel aprovechó para apurar otro cambio que le garantiza un lugar clave: echó al director de Publicaciones de la Cámara alta, Diego El Haj, un hombre que respondía a Diego Santilli y puso en ese puesto a Federico Pávito, quien hasta ahora se desempeñaba como director general de Administración. Lo que en verdad le interesaba a la vice era guardarse para un hombre propio el lugar que ocupaba Pávito y que dejará vacante: avanzará para nombrar ahí a Francisco Funes, de perfil crítico a Milei.
Estamos bien donde estamos, pero si el presidente considera que no tenemos que estar más, evaluaremos nosotros la situación de cara a 2027
La vicepresidenta arrancó el año con una rendición. Su debilidad la hizo prorrogar el congelamiento del sueldo de los senadores, una decisión que –según argumentaba– no le correspondía tomar a ella sino que debía votarse en el recinto. En rigor, Villarruel había propuesto tratarlo el mismo día que se votó la expulsión de Edgardo Kueider, detenido en Paraguay, pero fracasó. Desde entonces fue objeto de presiones de distintos actores oficialistas.
Tomaron protagonismo dos alfiles de Karina en Diputados: Juliana Santillán y Lilia Lemoine, siempre dispuesta a hacer un aporte para erosionar la figura de la vice. También intercedió Patricia Bullrich, que venía de trenzarse con ella en las últimas semanas a raíz del caso del gendarme detenido en Venezuela.
Al ser consultado sobre la catarata de cuestionamientos que le propinaron Lemoine y Santillán, un colaborador de la vice afirmó e elDiarioAR: “Las elucubraciones de gente que son satélites inertes de un sol que hoy por hoy atrae mucha gravedad es un tema de ellos. No opinamos sobre la opinión de los demás. Nosotros no somos lo mismo. No vamos a discutir con gente que no tiene peso específico propio. Victoria tiene un peso político propio y ellas no están en el mismo nivel”. Y remató: “No se puede esperar de un burro nada más que una patada. El tiempo pondrá las cosas en su lugar”.
La próxima batalla en el Senado promete ser el proyecto para eliminar las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO), que primero debería conseguir su media sanción en Diputados en extraordinarias que aún no fueron convocadas. Villarruel esquivó pronunciarse sobre el tema, pero ya arrancaron las especulaciones acerca de cómo se moverá en la Cámara alta y si hará algún esfuerzo por reunir los 37 votos que necesita para garantizar la mayoría absoluta, ya que se trata de una reforma electoral.
Con la resolución para prorrogar el congelamiento de las dietas, Villarruel buscó frenar la escalada de la interna con Milei, aunque también tensó su vínculo con los opositores con los que muchas veces se la vio coquetear en el recinto, como es el caso del peronismo. En paralelo, algunos oficialistas, aliados y gobernadores –con los que mantuvo excelente relación– comienzan a alejarse de ella por temor a represalias de aliados o escraches de trolls. La idea de aislarla como una “mancha venenosa”, apodo que desde el principio de la gestión le puso Karina Milei, surtiría efecto y complicará aún más sus perspectivas de reinventarse.
LA/MC
La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, llamó al PRO a decidir si es “oficialismo o es oposición”, hoy en declaraciones radiales.
Iniciado el año electoral, la funcionaria marcó las diferencias entre la actual gestión y la del expresidente entre 2015 y 2019. Así, aviva los tironeos entre La Libertad Avanza y el partido de Mauricio Macri.
“No quiero tener un debate con Macri, pero es la primera vez que un gobierno va al hueso”, remarcó Bullrich. Además, sostuvo en Radio Mitre que la “Argentina no podía salir de otra manera, no era gradual, era por shock”.
Sobre el año que terminó, la ministra opinó: “Se hizo una corrección muy de fondo en relación a cómo se construye y se organiza una sociedad para que no sea una riqueza de que unos le sacan a otros. Es tan profundo el cambio que se ha hecho que ahora lo que va a venir va a ser todo mejor, porque se ha reorganizado un tipo de sociedad”.
Sobre la posibilidad de un acuerdo con el PRO, dijo que “es con todos los que quieran apoyar el cambio”.
Respecto a la interna entre Milei y la vicepresidenta Victoria Villarruel, Bullrich consideró que se trata de “una pelea política, no personal”. Dijo: “Que Milei haya perdido esa posibilidad de tener una vicepresidenta ordenada hace que hayamos perdido un recurso importante en el Senado”.
Sin embargo, se diferenció de Villarruel al declarar que “si un día congelás el salario y al otro día decís que ganás chirolas, no lo hacés por convicción, no compartís la decisión del presidente de la austeridad del sueldo de sus funcionarios como ejemplaridad”.
“El ejemplo es mucho más importante que la palabra”, sostuvo.
El 1 de enero se produjo un corte masivo de luz en el AMBA. Mientras las tarifas aumentaron 268% en 2024, el Gobierno implementa medidas urgentes, pero admite que no puede garantizar que no habrá interrupciones.
El 2025 empezó con una tormenta fuerte y 95.500 hogares sin luz en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA). Sandra estaba pasando año nuevo con su familia en Recoleta —foco de los cortes—, pero es vecina de La Boca desde hace veinte años. Dice en chiste que tiene un máster en cortes de luz, pero parece que sí, que tiene un máster: habla de fusibles, de monofásicas, de cómo se da cuenta si el corte fue porque “levantaron la palanquita desde Edesur”, de las cuadrillas, del ENRE, otra vez de Edesur. “Aprendí por hablar con otros vecinos y por la experiencia, como la vida. No tener luz, más allá del entretenimiento, te descuajeringa la vida en lo laboral y en la diaria y además es sumamente injusto. Sobre todo con lo que aumentó la boleta este año”, cuenta a elDiarioAR.
Las tarifas de energía eléctrica aumentaron 268% en promedio durante el 2024, de acuerdo con Observatorio de Tarifas y Subsidios del Instituto Interdisciplinario de Economía Política de Buenos Aires (IIEP) de la UBA y el Conicet. Tras este “sinceramiento tarifario”, para 2025 la prioridad del gobierno de Javier Milei es mantener un bajo nivel de inflación. En las próximas semanas Energía convocará audiencias públicas para definir los aumentos, pero fuentes oficiales confiaron a elDiarioAR que apuntan a que los mismos no superen por más de un dígito la inflación de cada mes.
Si bien el servicio de energía eléctrica fue restablecido a las pocas horas —el viernes quedaban solo 8770 hogares sin suministro—, el hecho dejó en evidencia que el sistema de red eléctrica, beneficiado en diciembre por las bajas temperaturas, es una bomba que siempre está a punto de explotar. Las empresas involucradas en la cadena no confían en el plan de contingencia que elaboró el Gobierno para evitar cortes de luz en el verano, y alertan que ya se debería estar trabajando sobre los años que vienen, que tendrán mayor demanda. Según fuentes oficiales, “no se puede hacer magia” con la situación actual pero entre enero y febrero se publicarán dos licitaciones clave para lograr una mejora estructural en el sistema hacia el verano 2026.
El corte masivo del primer día del año duró poco más de una hora. Desde Edesur, responsable del 89% de los usuarios afectados (85.125), aseguraron a este diario que el desperfecto fue por un problema de generación en una de las plantas de la generadora de energía Central Puerto; y otros cortes en el Gran Buenos Aires por el viento de la tormenta.
“Hubo un desprendimiento de un elemento suelto, que puede ser una planta, o una rama, que voló y pegó en un aislador de una de las estaciones transformadoras de Central Puerto, produciendo la salida del servicio de las mismas”, contaron a elDiarioAR desde la empresa que tiene la capacidad de generar más de 1.700 de los 12.000 MW que el AMBA demanda en días pico.
La “ventaja” que tuvo esta falla es que pasó un día feriado y con una temperatura moderada, en el que no había demanda muy alta. Entonces toda la potencia instalada para alimentar CABA no estaba despachada y se pudo solucionar “relativamente rápido”, agregaron desde el sector.
Así lo definió Daniel González durante su primera aparición pública como secretario coordinador de Energía y Minería de la Nación en el aniversario número 110 de la petrolera Shell a principios de septiembre. Es que Cammesa —la empresa encargada de planificar las necesidades de capacidad de energía y operar el mercado eléctrico— había proyectado que la demanda del verano podría alcanzar un pico 30.000MW en el país, por encima de los 29.000MW récord al que se había llegado en febrero de 2024.
Al mes de esa aparición, en octubre, la Secretaría de Energía publicó la Resolución 294/2024, un “Plan de contingencia y previsión para meses críticos del periodo 2024/2026”, con medidas específicas para el corto, mediano y largo plazo en los tres eslabones del mercado.
Para las generadoras, el Gobierno dispuso incentivos económicos a aquellas que cuentan con máquinas antiguas (algunas tienen más de 60 años) que normalmente no son utilizadas, para que las pongan en uso y les hagan un mantenimiento. Con esto, consiguieron tener disponibles 380 MW para momentos críticos.
También tienen en cuenta la importación de energía de países limítrofes como Brasil o Paraguay en momentos de alta demanda. En este sentido, los últimos dos meses de lluvias en Brasil, que genera el 70% de su energía a partir de centrales hidroeléctricas, y la mejora del caudal del río Paraná que afecta positivamente a la generación de la entidad binacional Yacyretá, generan un alivio para la Argentina, que podría contar con disponibilidad para importar energía en el caso de que la necesite.
Por el lado del transporte, establecieron un programa de promoción de inversiones en ampliación de infraestructura de transmisión; el uso preventivo de transformadores de reserva en nodos críticos para evitar sobrecargas; y la aceleración de obras en redes de alta tensión.
Para la distribución, elaboraron un programas de atención de contingencias para evitar fallos mayores en áreas concesionadas, y la declaración y uso de generadores móviles en redes distribuidoras para períodos de alta demanda.
Además, abrieron un registro para que las grandes industrias, calificadas como grandes usuarios mayoristas (GUMA), se anoten de manera voluntaria para disminuir como mínimo un 10% de su demanda en momentos de máxima tensión del sistema, a cambio de un incentivo económico. Según fuentes oficiales, el registro se actualiza semanalmente y algunas de las que se fueron anotando son Aluar, Acindar y Tenaris, entre otras.
“Hasta ahora, el clima acompaña”, repiten como un mantra todos los involucrados en el abastecimiento de energía, que aseguran que el problema grande es cuando hacen temperaturas por encima de los 30 grados durante más de cuatro días seguidos. Situación que no se pronostica para enero, ni febrero. Los ojos están puestos en marzo que, a las altas temperaturas, se le suma el regreso de la gente de las vacaciones y el comienzo de la actividad en general.
“Magia no vamos a hacer y es imposible garantizar que no se corte la luz”, admiten desde los despachos oficiales, “pero sí se pueden mitigar cortes y, sobre todo, encontrar soluciones en respuestas más rápidas tras décadas de falta inversión y un enamoramiento del congelamiento tarifario que duró más de veinte años”.
“Todo el mundo está muy enfocado en este verano, pero el problema se agrava para los que vienen”, alerta una fuente del sector. El crecimiento vegetativo sumado a una economía en recuperación, generará un aumento de al menos 5% de la demanda de energía para el año que viene.
En diálogo con este diario, fuentes oficiales aseguraron que entre enero y febrero saldrán dos licitaciones: de baterías para almacenamiento de energía eléctrica, y de construcción de una nueva planta de generación térmica.
“Pero vamos a tener el mismo problema”, continúan desde el sector privado, “porque para instalar una máquina nueva necesitas entre 30 y 36 meses, o mismo las baterías que pretenden licitar para almacenar energía y tener reserva para las horas pico, que tienen unos diez meses de instalación. Si no se toman decisiones ahora el problema va a ser cada vez peor año a año”.
NR/JJD
El director impensado para un diario imposible. Muerte y sobrevida de Página 12 y una condena prematura para Crítica. Clarinización de Lanata y lanatización de Clarín. Desmanes en la conversión y una reflexión pendiente del kirchnerismo sobre sus enemigos
Una de las varas para medir la dimensión de un editor periodístico está dada por la proyección de quienes trabajan con él hacia un horizonte propio. Si un cronista encuentra tema, estilo y fuentes, comienza a construir una firma. Un editor puede fomentar que su redacción despliegue alas, o puede cortarlas con mezquindad y mala praxis.
El mérito del jefe que habilita nuevos horizontes va más allá de la eventual generosidad. Tiene más que ver con la dirección de proyectos desafiantes que enciendan la chispa del periodismo, con liderazgos no despóticos ni (enteramente) condicionados por agendas ocultas. En ese punto, a la luz de innumerables testimonios, el legado de Jorge Lanata fue sobresaliente.
Muchos periodistas relatan su propio recorrido con Lanata como un hito. “De él aprendí mucho de lo que hay que hacer, y mucho de lo que no hay que hacer”, decía días atrás una voz que lo acompañó en varios de sus proyectos, sin saber a ciencia cierta que el exconductor de Radio Mitre vivía sus horas finales.
Decenas de cronistas que narran un antes y un después de haber trabajado con Lanata refieren admiración, desilusión o desprecio, a veces, todo junto en ese orden. Desde Página 12 hasta los ciclos televisivos y radiales del Grupo Clarín, los proyectos del Rey Jorge abrieron oportunidades a sus trabajadores. Entre quienes se reconocen como “discípulos”, hay de todo: buenos periodistas y otros con profesión desconocida.
El diario Crítica de la Argentina (2008-2010) acaso sea la excepción que encuentra un relato bastante uniforme en torno a una frustración, sin costado luminoso del director. Lanata pareció aburrirse demasiado temprano y la empresa terminó en manos de un estafador español, Antonio Mata. “Les ofrecí laburo, no los adopté”, respondía Lanata —ya instalado en el Grupo Clarín— ante los reclamos de los trabajadores despedidos sin indemnización.
La cúpula del Movimiento Todos por la Patria (MTP) acertó al ofrecerle la dirección de Página 12 a Lanata.
Francisco Provenzano —un exradical que se había integrado al ERP en los setenta y padeció la dictadura en la cárcel— empujaba hacía rato un proyecto editorial o, finalmente, un diario (La Tablada—A vencer o morir, Felipe Celesia y Pablo Waisberg, Aguilar, 2013). Con Raúl Alfonsín acechado por los golpistas, en el seno del MTP, el Partido Comunista y otras corrientes de izquierda se discutía el perfil de un medio en una Buenos Aires que por entonces contaba con marcas hegemónicas, conservadoras, radicales, populares y financieras, pero ningún diario de izquierda.
Durante la primavera y el otoño de Alfonsín, existían o habían existido publicaciones periódicas de esa vertiente, como El Porteño, El Periodista, Humor y La Voz, y un abanico de revistas culturales. En una de las grandes capitales del mundo con mayor variedad de títulos en los kioskos, fundar un diario era otra cosa.
Una redacción que se pobló de trabajadores y columnistas provenientes de diferentes izquierdas (trotskista, ortodoxa, peronista, radical, progresista), exmiembros de organizaciones armadas y víctimas directas de la dictadura pasó a ser conducida por un joven que había sobrevivido al terrorismo de Estado desde los márgenes y eludía definiciones ideológicas tajantes.
A Lanata, con un pasado destacado en El Porteño y Radio Belgrano, lo entusiasmaba mucho más la publicación irreverente francesa Le Canard Enchaîné que replicar el modelo de un diario militante. Osvaldo Soriano, otro de los mentores de Página, trajo de su exilio italiano el ejemplo de Il Manifesto, un quotidiano comunista disidente que trazó un puente entre la mordacidad y el partidismo.
Una redacción que se pobló de trabajadores y columnistas provenientes de diferentes izquierdas, exmiembros de organizaciones armadas y víctimas directas de la dictadura, pasó a ser conducida por un joven que eludía definiciones ideológicas tajantes
La combinación entre plumas consagradas, editores experimentados, militantes y jóvenes llegados al periodismo en democracia requería de un talento excepcional en la conducción. A las acechanzas económicas propias de un diario de izquierda se sumaba el problema de la dependencia del MTP, la organización heredera del ERP que colapsó un año y medio después de la creación de Página. En la represión del ataque al regimiento a La Tablada, en enero de 1989, fue desaparecido Provenzano, aquel carismático militante que había convencido a Enrique Gorriarán Merlo de invertir en un nuevo periódico.
Lanata salió del laberinto por arriba, con el ingenio que lo acompañaría hasta sus últimos días. Página encontró un público antes de que una crisis se lo llevara por delante. El menemismo —su vulgaridad, su entreguismo, su agenda reaccionaria, su colorido— fue el puente de plata que le permitió al diario reformatear a la prensa, embelesada con el viaje al Primer Mundo que ofrecía el riojano. Invariantes de la historia argentina.
El director adquirió fama y comenzó a alejarse del medio que cofundó, hasta que renunció en 1994. Con los años, Lanata expresó dos motivos divergentes por los que “Página dejó de existir” cuando él se fue. Primero atribuyó la defunción a la compra por parte del Grupo Clarín, de lo que afirmó haber sido testigo directo. Unos años más tarde, dijo que el acta final fue labrada por la adhesión del medio al kirchnerismo.
Página llevaba siete años en la calle cuando Lanata se fue. Desde entonces, el diario siguió editándose durante tres décadas. La disonancia entre la declaración de muerte en 1994 y la publicación diaria hasta hoy es sintomática de un ego fuera de órbita, quizás imprescindible para una biografía tan singular.
En la larga era post-Lanata, Página tuvo alzas y bajas. Leyó y narró como pocos la crisis de 2001 y 2002 frente a una prensa mayormente cómplice, se entusiasmó con la primera agenda de los Kirchner —como buena parte de su lectorado—, transformó la adhesión crítica a Néstor y Cristina en acrítica, alumbró nuevas camadas de periodistas, hace unos años dejó de reemplazar a consagrados que se bajaron del barco o fallecieron, sostuvo agendas que hizo propias como feminismo, diversidad y Memoria, Verdad y Justicia, y perdió originalidad, rebeldía y color al quedar demasiado condicionado por una agenda de una facción pejotista de Capital Federal.
Con los años, Lanata expresó dos motivos divergentes por los que 'Página dejó de existir' cuando él se fue. Primero atribuyó la defunción a la compra por parte del Grupo Clarín. Unos años más tarde, a la adhesión al kirchnerismo.
Esta semana, ante la muerte de su primer director y un revolucionario del periodismo, Página le dedicó un obituario correcto, sin firma, y una nota secundaria de trazo grueso. Nada Más. “¿Vos me entendés que me estás jodiendo?”, preguntaría Lanata en la reunión de blanco.
Convertido en marca de sí mismo, Lanata creó, vendió y fundió en los años post-Página. Escribió best-sellers y alternó proyectos viables (Veintiuno, “Día D”) y fracasos (Data54, EGO). Con la revista Veintiuno y sus sucedáneas consagró lo que los autores Martín Latorraca y Hugo Montero definieron como “periodismo de revelación”. Cada tapa, una primicia; cuanto más estridente, mejor. La experiencia dejó a sus editores impregnados de la creatividad de quien se había transformado en “el Gordo”, pero extenuados por la vorágine.
La tendencia a la espectacularidad y la repentinización dialogó bien con las incursiones televisivas de Lanata, criado en la gráfica.
En el cambio de siglo, el conductor seguía ubicado a la izquierda del mainstream periodístico argentino, un déficit objetivo a la hora de conseguir espacio en la televisión, que supo sortear con esfuerzo y talento. La llegada de los Kirchner a la Casa Rosada interpeló al progresismo. Las aguas se dividieron y el periodista, en breve tiempo, pasó de la disidencia a la oposición frontal.
En marzo de 2008 llegó Crítica de la Argentina¸ promocionado como “el último diario de papel”.
Por entonces, el canillita ofrecía Clarín —camino a convertirse en el mayor enemigo de los Kirchner—, La Nación, Ámbito Financiero —ya sin Julio Ramos—, Perfil —en el lugar del antikirchnersimo liberal,— Página 12 —en el del kirchnerismo de izquierda—, Popular, Crónica, Buenos Aires Herald, El Cronista, Buenos Aires Económico y La Prensa, además de diarios gratuitos. Electa presidenta Cristina Fernández de Kirchner, encontrar un espacio en un ecosistema que agudizaba la polarización representaba un desafío válido.
Crítica, cuya propiedad inicial se atribuyó al propio Lanata, los abogados Pablo Jacoby y Gabriel Cavallo y Marcelo Figueiras —dueño de laboratorios Richmond—, llegó con pompa: un documental de tono épico (“un hombre luchará contra la corriente para que una aventura imposible se convierta en realidad”) transmitido por América TV y un concurrido cóctel en las escalinatas de la Facultad de Derecho.
A la cabeza de Crítica se ubicaron Lanata y Martín Caparrós, junto a unos pocos editores de su generación en los cargos altos. La premisa fue que serían los mayores de la redacción, algo que Eduardo Blaustein, primer prosecretario de redacción, interpretó como un mecanismo destinado a evitar objetores con los kilates suficientes como para plantarse ante el rumbo fijado por el director (Las locuras del Rey Jorge,, Ediciones B, 2014). Los convocados fueron periodistas que mayormente habían trabajado en Página, Veintiuno y Perfil, y en los proyectos televisivos y radiales de Lanata. Se sumaron cronistas y principiantes de diversa procedencia que apuntaban al texto elaborado y un punto de vista no partidario.
Resultó que Crítica adoptó una defensa acérrima de los “chacareros” en una línea asimilable a la de los grupos Clarín, La Nación y América
El primer número de Crítica, el 2 de marzo de 2008, vendió unos 70.000 ejemplares, cifra atendible para la época. La semana terminaría con menos de la mitad, y la escala descendente se estabilizaría pronto en un décimo de la tirada inicial.
Lanata mantuvo desde el primer día y hasta su despedida, el 5 de abril de 2009, una guerra sin cuartel contra Clarín, que boicoteó a Critica con retaceo de papel y bloqueo publicitario. Otra invariante de la prensa argentina.
El director apeló a todo lo que tuvo a mano para disparar contra el multimedios que dirigía Héctor Magnetto: la presunta apropiación de hijos de desaparecidos por parte de Ernestina Herrera de Noble, la contaminación producida por Papel Prensa en San Pedro, la compra armada de Papel Prensa durante la dictadura, los supuestos pactos subterráneos con el kirchnerismo, el monopolio de la TV paga, la caída en la circulación del diario, el objetivo de quedarse con Telecom… El Grupo respondió con furia.
En simultáneo, con Crítica nació el conflicto entre el Gobierno de Cristina y las patronales agropecuarias por las retenciones móviles a las exportaciones de granos (resolución 125). Un lugar probable para Crítica habría sido el de la sintonía con la agenda progresista del kirchnerismo, sin aceptar el combo de la corrupción, las alianzas turbias y el personalismo del expresidente y la Presidenta. No fue el caso. Resultó que la tapa de Crítica adoptó una defensa irrestricta de los “chacareros” en una línea asimilable a la de los grupos Clarín, La Nación y América.
Con la dosis de provocación cotidiana de la que Lanata era capaz, el error del enfoque en un tema que pasó a arbitrar la política argentina en 2008 fue decisivo, pero no el único. La dirección del diario no supo ver a tiempo que, así como el debate en torno a la 125 abroquelaba a un antikirchnerismo radicalizado y escorado a la derecha, también alumbraba un posicionamiento progresista que podía no sentirse interpretado por el kirchnerismo, pero menos aún por sus enemigos.
La directiva de publicar textos cortos con un lenguaje estándar chocó con la convocatoria a cronistas con estilo elaborado. El diseño de tapa con colorinche y superposición de photoshops fue, según la crítica de Blaustein, “una porquería y una mersada”.
A ello se sumó una marcada imprecisión informativa en notas centrales y una recurrencia a la chabacanería y el sexismo con el fin de atraer un público popular. Habían pasado veinte años desde aquel joven Lanata de 27 que lidiaba con Soriano y Horacio Verbitsky. “Página 12 fue en su momento ‘lo nuevo’ que Crítica no alcanzó a ser nunca”, escribió Blaustein.
El protagonismo lógico devino en una autorreferencialidad abrumadora, al punto de que se modificaron horarios de cierre para que la tapa fuera presentada en la obra de teatro con la que se tentó el director meses después del lanzamiento del diario. “La rotativa en el Maipo” fue anunciada con la consigna “Lanata se pone el conchero”.
Entre las intenciones aviesas del español Mata —dueño de Marsans, expoliadora de Aerolíneas—, el boicot publicitario a dos puntas de Clarín y el Gobierno de Cristina, los errores de dirección y el virtual abandono de Lanata, la suerte de Crítica se definió antes de lo que merecía.
Aquella temprana renuencia de Lanata a identificarse como un hombre de izquierda, para escozor de muchos de sus lectores y colegas de Página 12, acorta la distancia con el periodista que aceleró una deriva tras el fracaso de Crítica.
Un registro de los textos y la agenda del primer Lanata arroja dos probables conclusiones. Primero, el perfil de Página contó con la lucidez del director, pero fue una obra colectiva que excedió sus devaneos. Segundo, el lugar ideológico de “izquierda” asignado a Lanata fue más una noticia deseada de sus seguidores que una convicción del periodista.
Como fuera, una declaración ante las cámaras resultó chocante hasta para los más lanatistas y fue bienvenida por los más reaccionarios: “Me tienen harto con la dictadura. Ayer la Presidente de este país habló una hora y media por cadena nacional por algo que pasó hace 34 años”, descerrajó un anochecer de 2010.
El periodista transcurrió el bienio post-Crítica en su trinchera de Canal 26 y en proyectos internacionales, hasta que en 2012 se sumó a Clarín.
En el taxi, en la cola del banco, en la mesa de Navidad y en la primera cita se hablaba de los pecados capitales del multimedios, a los que nadie negaba más allá de algunas firmas obedientes
El Grupo Poderoso había convivido a gusto durante las décadas previas con la noción de que dos de sus tapas podían voltear a un Gobierno. La amenaza había dejado de tener efecto.
Desde el “conflicto con el campo”, el multimedios anunció una docena de veces que el kirchnerismo estaba terminado. Cristina fue reelecta en 2011 con uno de los mayores porcentajes de la historia de la democracia. “Hay que inclinarse con respeto ante la voz de los ciudadanos. Quien quiera oír que oiga”, atinó a escribir el editor jefe Julio Blanck al día siguiente de la contundente victoria de la Presidenta en las primarias de agosto de ese año.
Clarín había quedado tirando golpes al aire en el centro del ring, desconcertado ante la intención antimonopólica de la ley de Servicios de Comunicaciónn Audiovisual. En el taxi, en la cola del banco, en la mesa de Navidad y en la primera cita se hablaba de los pecados capitales del multimedios, a los que nadie negaba más allá de algunas firmas obedientes.
Así explicó Blanck la llegada de Lanata a Clarín, en el libro Pensar el Periodismo (2016, Ediciones B), de mi autoría.
“Era una cuestión de concentrar fuerzas… Traer a Lanata al diario o al canal, al Grupo, tenía que ver con la idea de pertrecharte, tener más impacto y consolidar más público. Es evidente que Lanata tiene un predicamento en un público al que los medios del Grupo no llegaban. Si vos pensás qué es lo que buscaste y qué conseguiste, los resultados son extraordinarios”.
Los resultados extraordinarios se vieron de inmediato en la televisión y la radio; bastante menos en el diario, un soporte al que Lanata pareció descuidar en su última década.
“Periodismo para Todos” fue una misa antikirchnerista de los domingos por la noche que visitó los niveles de rating de Bernardo Neustadt en los ochenta, y “Lanata Sin Filtro” se erigió en un pilar de la audiencia de Radio Mitre junto a figuras provenientes de la era xenófoba y derechista de Radio 10. Lanata se clarinizó y Clarín se lanatizó. Win-win.
El periodista no volvió a hablar del cúmulo de desgracias que —según él— representaba Clarín hasta pocos años antes. Cuando fue consultado por algún estudiante intrépido, apeló a argumentos pueriles sobre el fuerte y el débil, la Madre Teresa de Calcuta y otras habladurías. No viró sólo sobre la apreciación de la empresa que lo empleaba. Adoptó un credo económico liberal al que había denunciado hasta entrado el siglo XXI, abrazó un individualismo extremo y ofendió a travestis al llamarlas en masculino. Se disculpó luego por algunos excesos.
El giro copernicano desde posiciones de izquierda es más una constante que una excepción en todo proyecto político o mediático conservador. Exmarxistas devenidos en ácidos derechistas hay a raudales. Lanata decía que no se sentía de izquierda, pero su red fundacional, que lo encontró como un notable articulador, sí lo era.
Lo inadmisible desde el punto de vista periodístico fueron los procedimientos de los que se valió Lanata para sostener sus posturas durante su paso por Clarín
Si el tránsito a un lugar opuesto es reprochable, es una cuestión de gustos o convicciones. Para unos cuantos que acompañaron a Lanata en ese camino o que lo recibieron en su nuevo destino, fue un síntoma de madurez y coherencia.
Lo inadmisible desde el punto de vista periodístico fueron los procedimientos de los que se valió Lanata para sostener sus posturas durante su paso por Clarín. La grabación de un falso testimonio en el living del departamento de Elisa Carrió en Barrio Norte, para sindicar a Aníbal Fernández como un narcotraficante, a días de una elección de gobernador (episodio “La Morsa”), fue cualquier cosa menos periodismo.
Tropelías como esa se cuentan de a decenas en los últimos años. La desinformación manifiesta en torno a la muerte de Alberto Nisman, la operación orquestada con el entonces secretario de Seguridad de Lanús, Diego Kravetz, para imputar a un niño de 12 años (“El Polaquito”) de haber cometido un asesinato, un viaje a las Islas Seychelles para elucubrar conclusiones sobre una escala presidencial sin tener en cuenta el huso horario...
Desde la muerte de Lanata, el lunes pasado, se ha advinado qué postura habría asumido el periodista ante lo que sigue de Milei. Las voces más cercanas resaltaron que Lanata había anunciado que le iniciaría una demanda por llamarlo “ensobrado”. El dato es cierto, pero ese recorte voluntarioso omite antecedentes para el olvido.
El martes 26 de junio de 2018, Milei agravió de la peor manera a la periodista salteña Teresita Frías, quien le hizo una pregunta correcta en una conferencia realizada en Orán. La puesta en escena del violento economista se viralizó en las redes. Dos días después, Lanata conoció a Milei en los estudios de Radio Mitre. “En este país donde nadie dice nada, donde está cada día más lleno de analfabetos, me parece que es totalmente reivindicable (decirle 'burra' a una periodista)”, celebró el conductor, en el inicio de un diálogo idílico.
Quizás habría sido distinto de ahora en más, pero hasta hace no mucho, los planetas de Milei y Lanata estuvieron alineados en la antipolítica.
Escribió el periodista e historiador Hernán Brienza en la red Facebook.
“Les hago una pregunta ¿por qué creen que Lanata cambió tanto? ¿Porque se corrompió solo? ¿Porque le gustaba la guita solamente? ¿Por obra y gracias del espíritu santo o del diablo? ¿O la cuestión es mucho más compleja y hubo factores internos, externos, confrontaciones inútiles, incomprensiones, dinámicas miserables, etcétera, etcétera? La respuesta que demos a esto habla mucho de quienes somos nosotros y no Lanata”.
La ortodoxia kirchnerista tiene una reflexión pendiente, no sólo por mínimo apego a la coherencia, sino para explicar su pasado y pensar su futuro. Más allá de los logros redistributivos y la ampliación de derechos, supuestos o reales, lejanos o cercanos, alguna vez deberá abordar el grado de violencia moral e intelectual que supone aceptar la complicidad y el enaltecimiento de figuras y causas que son un canto a la corrupción y/o el arribismo.
Que un funcionario dilapide durante años subsidios al transporte para quedarse con su tajada y la historia termine con un accidente atroz en Once, que se premie a conversos, que el Ministerio de Planificación orqueste desfalcos tan obscenos como para impulsar a un secretario a llevar sus millones a un convento en plena madrugada, que Lázaro Báez haya encontrado el resquicio para esconder millones en Suiza, que una ignota consultora allegada a un vicepresidente haya cobrado una comisión por asesorar en una emisión de bonos de Formosa, que se perpetúen traumas económicos que generan inflación por mero dogma o manejo de cajas y que se invente un índice de precios con patotas en el INDEC son razones más que suficientes como para que un periodista asuma una posición crítica.
De esa mesa se sirvió Lanata.
Luego, en una dinámica de enemistad, entra a jugar el vale todo, que ensombrece a la sociedad, al periodismo y al legado de un editor único.
SL