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Así lo revela una investigación realizada por Unicef en la ciudad de Concepción del Uruguay. El 12% considera que los adultos tienen derecho al castigo físico. Casi la mitad de los consultados desconoce que el maltrato de chicas y chicos está prohibido por ley en Argentina. elDiarioAR acompañó a Unicef a Entre Ríos para conocer las historias de las familias encuestadas.
Cuando Yonatan Álvarez fue convocado a participar de un taller sobre prácticas de crianza no sabía que iba terminar pensando que era un pésimo padre. Tampoco sabía que iba a tener que decirle a su hija mayor, de diez años: “¿Viste que yo te digo boluda o a veces me enojo y te digo pelotuda? Bueno, papi tiene un problema. Ahora sé que eso está mal”.
El mismo taller hizo que Iara Debenedetti aprendiera a contar hasta diez antes de llegar a gritarle a su hijo. Pero ni Iara, ni Yonatan, ni ninguna de las 402 familias que participaron de la primera investigación específica sobre prácticas de crianza del país, pensaron que podían aprender tantas cosas. Es que 7 de cada 10 personas encuestadas consideran que nadie tiene derecho a decirles cómo criar a sus hijas o hijos, según los resultados a los que accedió en exclusiva elDiarioAR.
Para mí era algo normal, lo tomaba con liviandad. Pero entendí que un simple ‘boluda' es un insulto
“En el estudio apareció muy fuerte el hecho de que la crianza es algo del mundo de lo privado”, explica Luciana Lirman, oficial de Comunicación para el Cambio Social y de Comportamiento de Unicef y coordinadora de la investigación.
En diálogo con elDiarioAR, Lirman subraya que ese dato “es impactante porque deja a los chicos y a las chicas en un lugar de mucha vulneración, cuando la Ley 26.061 de Protección Integral de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes habla de un sistema de corresponsabilidad donde el Estado, la familia y todos los miembros de la sociedad tendríamos que tener una responsabilidad sobre esos niños”.
Sobre este punto, la socióloga especialista en ciencias de comportamiento remarca que, si vemos una situación de violencia contra una niña o un niño en la calle, es difícil que intervengamos porque, tradicionalmente, las prácticas de crianza han sido consideradas decisiones exclusivas del ámbito familiar.
La investigación fue realizada por Unicef y la Universidad Torcuato Di Tella en Concepción del Uruguay, una ciudad donde muchas de las claves de WiFi aluden a un prócer o a la historia de nuestro país. El pronunciamiento del general Justo José de Urquiza en 1851 es uno de los acontecimientos más famosos ocurridos en Concepción, conocida hasta el día de hoy como “La Histórica” y considerada por Unicef como una ciudad pionera en políticas de primera infancia.
Según la última Encuesta Nacional de Niñas, Niños y Adolescentes de Unicef de 2020, el 59% de chicas y chicos del país de entre 1 y 14 años experimentaron prácticas violentas de crianza
Fue esa trayectoria en el área de niñez que hizo que Concepción del Uruguay sea la localidad elegida para llevar adelante el estudio titulado “Hacia una crianza respetuosa, sensible y saludable de niñas y niños de 0 a 6 años”.
A su vez, la ciudad está adherida al proyecto de Municipio Unido por la Niñez y la Adolescencia (MUNA), una iniciativa de Unicef que funciona en más de cien localidades e impulsa acciones para favorecer a chicas y chicos de distintos puntos del país.
El objetivo principal de la investigación fue proporcionar información que colabore en promover prácticas de crianza positiva en torno a la salud, la alimentación y la educación. “Trabajar la crianza positiva es una manera de abordar preventivamente situaciones de violencia”, remarca Lirman.
Entre los resultados más destacados, el estudio reveló una alta prevalencia de prácticas violentas en la crianza: el 78% de las personas cuidadoras cree que gritarles a niñas y niños “a veces es inevitable”, y el 58% admite haberlo hecho en el último mes.
En tanto, el maltrato físico (incluso con objetos contundentes) sigue presente. El 18% reconoció haber golpeado con la mano en el último mes y el 4% con un objeto. Además, el 12% considera que los adultos tienen derecho al castigo físico.
Por más que los datos demuestran que la violencia está naturalizada, Unicef advierte que los golpes y los gritos no son una forma de enseñar. La violencia, en cualquiera de sus formas, es una vulneración de derechos y tiene consecuencias en el bienestar y desarrollo de los chicos y chicas.
Los resultados también corroboran las cifras nacionales disponibles. Según la última Encuesta Nacional de Niñas, Niños y Adolescentes de Unicef de 2020, el 59% de chicas y chicos del país de entre 1 y 14 años experimentaron prácticas violentas de crianza.
A su vez, la investigación en Entre Ríos identificó patrones específicos que profundizan esta problemática. Por ejemplo, la violencia hacia niñas y niños se intensifica en hogares donde hay violencia entre adultos, habitualmente desde el varón hacia la mujer. Asimismo, el 65% de las cuidadoras que sufrieron violencia en su niñez reportan gritar a sus hijas e hijos, versus 49% de quienes no la sufrieron, y solo el 55% de las personas encuestadas conoce que el castigo físico está prohibido por ley, según el artículo 647 del Código Civil y Comercial de la Nación.
La violencia hacia niñas y niños se intensifica en hogares donde hay violencia entre adultos, habitualmente desde el varón hacia la mujer
“Fue muy elevado el porcentaje de quienes desconocen el artículo del Código Civil. Es un porcentaje para atender, por eso planteamos con el municipio la estrategia de realizar talleres con cuidadores para resolver la falta de información”, indica Lirman.
El estudio se construyó en diferentes fases de trabajo de campo entre agosto y diciembre de 2023. Luego, durante el 2024, el equipo de Unicef trabajó en el análisis de datos y puso en práctica diversas intervenciones, como talleres y espacios de diálogo, en base a los primeros resultados. Ahora, Unicef busca replicar la investigación en otras ciudades del país para recabar más información sobre las prácticas de crianza.
“Yo me considero un pésimo padre hasta el taller de crianza positiva que me hizo un click. Ahí asumí una problemática”, cuenta a elDiarioAR Yonatan Álvarez, de 36 años, acompañado por su esposa Ivana Benítez, de 38. Están juntos desde hace más de una década y formaron una familia ensamblada con sus dos hijas y los hijos mayores de Ivana. Su casa está en el Barrio 40 Viviendas, un conjunto habitacional construido por el Estado en la
zona norte de Concepción del Uruguay, a unos 30 minutos a pie del centro.
Yonatan, de profesión albañil, e Ivana, maquilladora, fundaron hace casi diez años la organización social Empoderamiento Popular, que impulsa actividades solidarias para ayudar a las comunidades más vulnerables de la zona.
Junto a otros referentes del barrio, la pareja fue convocada por el Municipio de Concepción para invitar a las familias a participar de la investigación de Unicef.
“Cuando nos quisimos acordar, nos dimos cuenta que estábamos siendo parte del taller como padres”, aseguran. El primer día, les entregaron un cuestionario sobre hábitos de crianza y Yonatan terminó marcando casi todos los casilleros.
“Iba por la mitad y dije 'no puedo más'. Me frustré”, recuerda y confiesa que recién en ese momento identificó que insultaba a sus hijas para disciplinarlas.
“Para mí era algo normal, lo tomaba con liviandad. Pero entendí que un simple ‘boluda' es un insulto”, explica Yonatan y aclara que nunca ejerció violencia física, como sí hicieron sus padres con él.
“Mis padres no me insultaban, agarraban una vara y me castigaban. A mis hijas nunca les voy a pegar, con eso siento mucha reticencia porque a mí me pegaron tanto cuando era chico que uno de mis sueños era llamar al 102, el teléfono de los niños, y denunciar a mis padres”, rememora.
El taller al que asistieron Ivana y Yonatan es solo una de las herramientas que utilizó la investigación impulsada por Unicef Argentina y realizada por el Centro para la Evaluación de Políticas basadas en Evidencia (CEPE) de la Universidad Di Tella.
El trabajo se distingue por un enfoque metodológico innovador que incluyó un diagnóstico inicial con referentes de la comunidad y la combinación de técnicas cualitativas y cuantitativas para comprender las prácticas de crianza desde la mirada de las familias y de los proveedores de servicios para la primera infancia, como jardines de infantes, centros de atención primaria de la salud y comedores comunitarios.
Así, se realizó una encuesta representativa en 402 hogares de la zona norte de Concepción del Uruguay, donde estudiantes de la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER) relevaron información casa por casa como en un censo.
Los voluntarios pedían por la persona a cargo del cuidado y en más del 82% de los casos quien respondió la encuesta fue la madre, seguido de un 7% de los casos por la abuela o abuelo y un 7% por el padre.
Además, se emplearon métodos cualitativos para aportar mayor profundidad, como grupos focales y observaciones de interacciones entre niñas, niños y cuidadores.
“Lo novedoso es que se hizo una investigación en profundidad en un territorio focalizado y con la participación de la comunidad, desde el diagnóstico inicial hasta la formulación de los resultados”, destaca Lirman y remarca que se trata del primer estudio específico sobre prácticas de crianza en Argentina.
A su vez, la socióloga detalla que el trabajo fue innovador no solo por el uso de técnicas mixtas, sino también porque los resultados se analizaron combinando dos enfoques teóricos que tienen un desarrollo incipiente en nuestro país y Latinoamérica. Se trata del marco de Cambio Social y de Comportamiento, que permite identificar determinantes psicológicos, sociológicos y contextuales que pueden fomentar o dificultar cambios positivos, y el marco de Cuidado Cariñoso y Sensible, que proporciona un marco integral para comprender las prácticas de cuidado mínimas para un desarrollo infantil temprano adecuado.
Para el recorte metodológico del estudio, Unicef seleccionó junto con el Municipio de Concepción del Uruguay a los barrios de la zona norte, en línea con los mapas locales de denuncias e intervenciones georreferenciadas en violencia de género y en primera infancia.
“Cuando comparamos los dos planos nos dimos cuenta de que eran idénticos. El área manchada de rojo, la zona más caliente, era el norte. Eso nos muestra que el chico o chica que está intervenido por el área de niñez tiene también a su madre asistida por la Dirección de Mujeres, Género y Diversidad”, explica a elDiarioAR, Marianela Marclay, secretaria de Desarrollo Social y Educación de la Municipalidad de Concepción del Uruguay.
“También somos conscientes de que hay una parte de la población que no denuncia, que hay chicos que no tienen la posibilidad de llamar al 102, el teléfono de Niñez y Adolescencia que brinda atención las 24 horas. Entonces la investigación fue muy importante porque fuimos al barrio a buscar a esas personas”, destaca Marclay y agrega que en el municipio tenían como “materia pendiente el diagnóstico científico” de la situación en prácticas de crianza.
La zona norte es uno de los sectores donde viven mayor cantidad de chicas y chicos en situaciones de vulnerabilidad. Se compone de diferentes barrios y conjuntos de vivienda social construidos por el Estado para la erradicación de villas.
Según advierte la funcionaria, en temas de primera infancia una de las problemáticas más urgentes en el municipio es el aumento de la cantidad de niños que nacen prematuros y con cocaína en sangre.
Hoy la emergencia social pasa porque la gente no tiene para comer. Hace un año atrás, en Concepción, era impensado ver a un chico revolviendo la basura. Eso para nosotros es un paisaje totalmente nuevo
“Esto ya nos había pasado durante la pandemia de Covid y en el contexto de crisis económica y social actual volvemos a ese pico. Hoy la emergencia social pasa porque la gente no tiene para comer. Hace un año atrás, en Concepción, era impensado ver a un chico revolviendo la basura. Eso para nosotros es un paisaje totalmente nuevo”, apunta Marclay y atribuye el cambio al desmantelamiento de programas sociales por parte del Gobierno nacional y provincial.
Y remarca: “La municipalidad tuvo que hacerse cargo de muchos programas, de comprar medicamentos, pagar tratamientos y un montón de otros gastos que antes no teníamos porque la Provincia y la Nación absorbían eso”.
Otra desafío a la hora de impulsar cambios positivos en la crianza es que en la idiosincrasia de la ciudad “está muy arraigado que la mujer se tiene que quedar en la casa y tiene que cuidar a los hijos”, explica Marclay.
De acuerdo con los resultados del estudio, la organización del cuidado infantil revela una persistente feminización de las tareas, en todo tipo de hogares. Ya sea en familias biparentales (70% de los casos) o monoparentales (30%), las mujeres asumen la mayor parte de las responsabilidades de cuidado y tareas domésticas.
La investigación muestra que la situación en la zona norte de Concepción refleja las profundas desigualdades de género observadas a nivel nacional. Los datos de la Encuesta Nacional sobre el Uso del Tiempo (ENUT) de 2021 son contundentes: mientras las mujeres dedican en promedio 6 horas diarias a tareas de cuidado, los varones invierten solo 3:30 horas.
Por su parte, los datos locales de Concepción del Uruguay revelan una marcada diferencia de participación entre mujeres y varones. Mientras que el 94% de las madres aseguró que cambia los pañales, solo el 21% de los padres encuestados indicaron hacerlo.
Por otro lado, los padres participan más en el juego, en llevar a niñas y niños a pasear fuera de la casa y en gestos afectivos como abrazar y mimar.
Sin embargo, el estudio muestra que también existe una oportunidad de cambio: el 88% de las cuidadoras considera relevante la participación masculina y se observa que en hogares en los que las mujeres refieren sentir mayor contención, el padre tiende a involucrarse más. Las conclusiones de la investigación sugieren que se podrían realizar intervenciones con las familias para contribuir a una distribución más equitativa de las tareas de cuidado.
Iara Debenedetti vive en Concepción y cría sola a su hijo Aaron de 7 años. “No tengo a mis papás, así que es compleja la situación. Solo tengo un hermano y una tía que vive cerquita y nos ayuda. Pero bueno, ahí vamos”, cuenta Iara, de 37, en diálogo con elDiarioAR.
Entre las cosas más difíciles que tuvo que atravesar como mamá, Iara tiene grabado un momento en donde sintió que se le partía el corazón: un día su hijo le pidió que pasara más tiempo con él y que no trabajara tanto.
Ese recuerdo se le vino a la mente cuando participó de los talleres de Unicef y reflexionó sobre la importancia de prestarle atención a los niños. “La economía está difícil y como crío sola a mi nene no tengo para pagarle a alguien tantas horas para que me lo cuide. Pero ahora estoy tratando de trabajar un poquito menos para poder estar un poco más. Y automáticamente vi su gratitud el primer día que me quedé en casa, estaba feliz”, afirma con una sonrisa en su rostro.
Iara reconoce que no es fácil combinar las tareas de cuidado con su trabajo: “A veces estoy desbordada y agotada. Hay días que querés decir 'cambio, juez', y que venga alguien más, aunque sea por un rato. Últimamente noto que no me hago tiempos para mí”, apunta.
Al igual que ella, el 69% de las madres afirma que siente que deja de lado más cosas de su vida de las que imaginó para satisfacer las necesidades de la niña o niño a su cargo.
Otra de las herramientas que Iara se llevó del taller fue la importancia de hablarle a Aaron con palabras que expresen cariño, respeto y contención. “Yo vengo de una generación que no tuvo eso. En mi época nadie te preguntaba cómo te sentías. Yo pasé mucha violencia y abusos de todo tipo, entonces siempre busco cambiar esas cosas que en mi infancia no me hicieron bien para no repetirlas con mi hijo. Mi mayor plan es aprender a ser mejor para él”, asegura.
Tanto Iara como Ivana y Yonatan coinciden en que el taller les dio herramientas fundamentales para aplicar en la crianza, ya que no existe un manual que enseñe cómo ser padres.
“Como sociedad tenemos que prevenir la violencia desde un comienzo porque después ya es tarde y ya no hay nada más para hacer”, reflexiona Yonatan. Por su parte, Iara remarca que estaría “buenísimo que se puedan seguir haciendo los talleres para transmitirles información a más personas”.
En este sentido, Marclay adelanta que el próximo desafío es realizar jornadas de capacitación con las docentes de los jardines para que luego ellas puedan dictarles talleres de concientización a los padres.
Entre las principales recomendaciones que se desprenden del estudio, se sugiere promover intervenciones adecuadas para la crianza en el entorno familiar, como la promoción de espacios comunitarios de reflexión, incentivar el juego y la lectura de cuentos en el hogar.
“Es muy importante tomar conciencia de pequeñas cositas como cuidar las palabras, respetar al otro y tratar de ejercer una crianza más positiva y más sana, donde se eduque desde el amor”, concluye Iara.
MA/MG
Las ventas de supermercados y autoservicios cayeron 5% en marzo respecto del mismo mes de 2024, cuando ya se registraba una baja de 7% en relación a un año atrás. El 80% de las paritarias se cierran por debajo de un IPC en ascenso. Sólo cuatro de cada diez argentinos percibe una mejoría económica.
Hubo un tiempo en que los sábados se llenaban los hipermercados. Pero el pasado sábado 12 de abril apenas unos pocos autos estaban estacionados en el híper Carrefour de la avenida Warnes, en La Paternal. Pese a que el día anterior el ministro de Economía, Luis Caputo, había anunciado que el dólar oficial podía subir de los $1.097 de aquel entonces hasta $1.400, y a pesar de que los argentinos tienen incorporado en su memoria que cualquier incremento de la divisa se refleja en los precios, aquel sábado en las góndolas casi no circulaban changuitos.
El lema “no hay plata”, con el que Javier Milei inauguró su presidencia en diciembre de 2023, sigue vigente para los trabajadores. No había pesos en el bolsillo para ir al súper ni para aprovechar el lunes la apertura del cepo cambiario para personas y comprar dólares. Por algo la moneda norteamericana subió sólo 12% aunque el margen habilitado rondaba el 30%. De ahí que las cadenas de supermercados se resistan trasladar el alza de costos a los precios. No es caridad, es supervivencia.
En marzo, el mes en que la inflación saltó 3,7% antes de la devaluación de este lunes, el consumo en los súper cayó 7,1% respecto de un año atrás, según la consultora Scentia. Es una comparación con un marzo de 2024 también en caída. Es decir, bajar del primer al segundo subsuelo. Los autoservicios independientes, que agrupa a supermercados chinos y almacenes, descendieron un poco menos porque los consumidores los prefieren para compras acotadas, pero también redujeron sus ventas 3,7%. Entre los dos canales, el consumo masivo se contrajo 5,4% contra un marzo de 2024 que a su vez había caído un 7,4% respecto de marzo de 2023, cuando apenas crecía 1,6%.
Las ventas que más se caen son las de bebidas con alcohol (-18%) y sin alcohol (-16%) y las compras por impulso (-15%), como las golosinas y otros productos que se ubican cerca de las cajas de los súper. Las de artículos de desayuno y merienda (-1,5%), higiene y cosmética (-3,3%) y limpieza de ropa y hogar (-2%) descienden menos. Sólo crecen y apenas las de alimentos frescos (0,5%) y perecederos (1,2%).
No por nada crecen las ofertas del 50% en la compra de la segunda unidad, a pesar de que era la estrategia de venta que Caputo rechazaba hace un año porque impedía que se reflejara el menor precio en el índice de inflación. Incluso llega a haber descuento del 80% en el segundo huevo de Pascua.
Pero no todo el consumo cae en la sociedad. Los patentamientos de autos nuevos se dispararon en marzo 82%, la construcción mejoró 3,7%; la industria, 5,6%; la exportación, 10,1% y las importaciones saltaron 42% con un tipo de cambio apreciado, que apenas se modificó con la apertura parcial del cepo.
En marzo, cuatro de cada diez argentinos encuestados por la consultora Moiguer consideraba que su situación económica mejoraba. Pero sobre todo así lo percibían en la clase alta (56%). En la media era el 41% y en la baja, sólo el 32%. El director del área de investigación de Moiguer, Martín Eandi, vincula la baja del consumo de marzo a la aceleración de la inflación, así como a la menor llegada de turistas extranjeros y la mayor salida de argentinos al exterior.
Uno de los motivos por los que cae el consumo tiene que ver con la pérdida del poder de compra. Los datos oficiales del salario registrado llegan hasta enero pasado. En el caso del sector privado, los sueldos están 0,7% por encima del ya de por sí bajo nivel heredado del gobierno de Alberto Fernández si se lo ajusta por inflación, según reconoce el último informe del Centro de Investigación y Formación de la Central de Trabajadores de Argentina (Cifra-CTA). Pero sus autores, Pablo Manzanelli y Leandro Amoretti, señalan que si el índice de precios estuviera actualizado de acuerdo con la canasta de consumo actual, donde pesan más las tarifas que a principios de siglo, entonces la remuneración privada estaría 3% abajo. Ni hablar de los sueldos del Estado, por los que pasó la motosierra de Milei: están 16,4% más depreciados que en noviembre de 2023, según la inflación oficial, y 19,5% peor, de acuerdo con el indicador elaborado por Cifra-CTA.
Sólo el 20% de las paritarias firmadas en enero y febrero superó la inflación, según un informe de la consultora CP. El reporte de la firma de Pablo Moldovan y Federico Pastrana lo atribuye a la pauta salarial del 1% que quiso imponer el Gobierno para bajar la inflación, frente a un índice de precios al consumidor (IPC) que no logró domar y ubicar en ese mismo número, sino que fue en escalera: 2,2%, 2,4% y 3,7% en los primeros tres meses del año. Nada de “saludar a la inflación que se va”, como prometía el vocero presidencial, Manuel Adorni, en agosto pasado por la red social X. Encima, con la devaluación de abril, este mes y el próximo el IPC rondaría el 4% o 5%, según anticipan consultores.
“Las paritarias siguen cortas. Continúa la incertidumbre: i) en abril se renegocia el 60% de las paritarias, ii) las próximas negociaciones serán más conflictivas y iii) un rebrote de la inflación puede retroalimentar la dinámica salarial”, advierte el documento de CP. La consultora apunta que este año se interrumpió la recuperación salarial iniciada en septiembre pasado y que en febrero el promedio de las paritarias quedó 4% abajo de la inflación, con hasta 7% en los casos de construcción, el gremio de Gerardo Martínez, y sanidad, el de Héctor Daer, líder de la CGT, mientras que algunos sindicatos aún consiguieron aumentos, como los de entidades deportivas de Carlos Bonjour (9%) y los aceiteros de Daniel Yofra (6%). Los camioneros de Hugo Moyano lograron un 1% de alza real, los de alimentación quedaron en cero, mientras que perdieron 0,8% los bancarios de Sergio Palazzo -que ahora obtuvo una recuperación-, 3,6% los de comercio de Armando Cavalieri y 5,9% los metalúrgicos de Abel Furlán.
El consumo masivo se retrae además porque los consumidores deben destinar más fondos al gasto en otros rubros que se encarecieron más. En el último año, los alimentos y las bebidas no alcohólicas subieron 44,8% de precio, menos que el 57% de inflación, según datos del Instituto de Estadística (Indec) en el área metropolitana de Buenos Aires (AMBA). En cambio, el alquiler de la vivienda, pese a la tan festejada desregulación de Milei y su ministro Federico Sturzenegger, saltó 230%. La luz y el gas, tarifazos mediante, aumentó 156%. Las telecomunicaciones, otro sector desregulado por este Gobierno, se incrementaron 73%. La educación, entre cuotas de colegios privados y útiles escolares, 83%. Con tantos aumentos, no hay plata para el changuito.
AR/DTC
El juicio por pedofilia contra el exdiputado Germán Kiczka terminó de implosionar a la oposición misionera y dejó el camino despejado para que el exgobernador Carlos Rovira conserve el control, sin siquiera mostrarse en escena.
A poco más de un mes de las elecciones provinciales del 8 de junio, Misiones atraviesa una coyuntura de alta densidad política, donde el poder se reorganiza sigilosamente y el escándalo judicial más grave en años dejó a la oposición sumida en la parálisis. La condena a 14 años de prisión al exdiputado Germán Kiczka por tenencia, distribución y facilitación de material de abuso sexual infantil marcó el cierre judicial de un caso que se había iniciado en agosto del año pasado, cuando la Legislatura votó por unanimidad su desafuero.
Pero su onda expansiva fue mucho más allá: alcanzó a su exjefe político, Pedro Puerta, desarmó al partido Activar y reconfiguró el mapa político provincial con una carga simbólica que todavía resuena. En esa trama, el exgobernador Carlos Rovira no solo consolidó su hegemonía: también saldó una vieja cuenta pendiente con su mentor político, Ramón Puerta.
La historia entre el mandamás provincial y la familia Puerta atraviesa, en paralelo, las dos últimas décadas de la política misionera. Ramón, dos veces gobernador de la provincia y fugaz presidente de la Nación durante la crisis de 2001, fue el padrino político de Rovira. Lo impulsó a la gobernación en 1999, lo bendijo como su heredero, pero lo perdió para siempre cuando el ingeniero decidió construir poder propio y fundar el Frente Renovador de la Concordia en 2003. Desde entonces, la relación derivó en ruptura, silencios y estrategias cruzadas. En ese contexto, la irrupción de Pedro Puerta como figura joven y competitiva fue leída como una reedición —más prolija, más moderna— de aquella disputa que había quedado inconclusa. El caso Kiczka dinamitó ese intento de revancha.
El escándalo fue creciendo en etapas. Tras la acusación, tanto Germán como su hermano Sebastián se dieron a la fuga por separado y fueron capturados seis días después. “¡Esta es la foto que querían!”, gritó el exlegislador al ser trasladado por la policía desde Corrientes, donde fue encontrado. Ya entonces, la maquinaria mediático-política del rovirismo se había puesto en marcha. Volantes anónimos aparecieron en las inmediaciones de la Cámara de Representantes, durante la sesión en la que se votó el desafuero, con una consigna directa: “Kiczka es Puerta”. Desde el bloque oficialista, la diputada Anazul Centeno encabezó la ofensiva y acusó a la oposición de haber guardado silencio. “Miedo tienen los que torcido andan. Miedo tenemos las madres”, exclamó en el recinto. Sentado en su banca, Puerta no respondió.
Lo que siguió fue una caída libre. La única oposición relativamente amenazante en la provincia, la que llegó a encarnar el empresario yerbatero, terminó de disolverse entre los escombros del caso Kiczka. Desde el punto de vista de Rovira, el desenlace fue perfecto: la escena se limpió sin necesidad de confrontación directa. Y con una carga adicional: ver derrotado al hijo de su antiguo protector.
Desde el vamos, Puerta había buscado recostarse en la figura de Javier Milei, con la esperanza de capitalizar el ascenso libertario en la provincia. En 2021, Patricia Bullrich respaldó la candidatura de Kiczka a legislador provincial con un spot, y apenas un mes antes de su detención, el exdiputado fue recibido en la Casa Rosada por el entonces secretario de Prensa de Milei, Eduardo Serenellini.
Hoy Puerta continúa como legislador, pero quedó reducido a un rol marginal. Desde el principio intentó despegarse sin éxito del caso. En su descargo por escrito durante el juicio aseguró que su relación con Kiczka era “estrictamente política”. Que no eran amigos. Que solo compartían espacio en la Legislatura. La Fiscalía no le creyó: dijo que el escrito parecía redactado por un abogado y que las respuestas no coincidían con los antecedentes del expediente. Pidió que se lo investigue por presunto falso testimonio. Es que a Puerta tampoco lo ayudan las imágenes. En Posadas todos recuerdan el video viral en el que se lo ve junto a Kiczka bromeando sobre “estimulantes eróticos” para el mate como técnica de conquista.
Pero las preocupaciones de Puerta están hoy en otro plano: el personal. El próximo 26 de abril se casará con Karen Fiege, exdiputada renovadora, que debió renunciar a su banca en enero pasado. Fue la crónica de un desenlace anunciado: Fiege era una de las figuras más leales a Rovira, cercana al núcleo duro del oficialismo, por lo que el vínculo afectivo con quien fuera su compañero de recinto le terminó costando bastante más que solo el puesto de legisladora. La boda se celebrará en un hotel de Puerto Iguazú, con dos ceremonias religiosas y más de 300 invitados. En la lista figuran nombres como Mauricio Macri —ahijado político de Ramón Puerta—, Eduardo Duhalde y Adolfo Rodríguez Saá, entre otros. Un evento que, en la política misionera, nadie lee solo como un hecho privado.
Mientras tanto, el “misionerista” Frente Renovador de la Concordia avanza sin sobresaltos. Con 33 sellos partidarios y la marca de siempre, se dispone a retener las 11 bancas legislativas que pone en juego, además de disputar las concejalías en diez municipios. Su camino parece estar allanado: el partido Activar de Pedro Puerta —cuya diputada nacional, Florencia Klipauka, forma parte del bloque libertario en la Cámara baja— quedó fuera de competencia, sin siquiera figurar en la oferta electoral. Juntos por el Cambio reapareció con otro nombre, “Unidos por el Futuro”, aunque sin un liderazgo claro. En tanto, La Libertad Avanza confirmó que jugará solo, con el abogado Adrián Núñez como principal referente, una figura que lejos está de incomodar al oficialismo.
Sentado en una banca desde 2007, cuando dejó la gobernación de Misiones para nunca más volver, Rovira ya no necesita presidir la Legislatura ni ocupar su vicepresidencia. En él eso no significa retiro: significa concentración. A sus 69 años, maneja los hilos de los tres poderes de la provincia como un diputado raso más y sin la exposición pública a la que son sometidos otros “caudillos” de la Argentina. Una estrategia que, hasta el momento, le viene dando resultado.
Hace tiempo que el mandamás misionero adoptó un perfil bajísimo. Su último discurso público fue el 9 de noviembre de 2023. Desde entonces, todo lo que no habló para afuera, lo habló para adentro: cada jueves, antes de cada sesión legislativa, se encargó de ordenar discursivamente a su tropa. En septiembre, ese silencio se rompió: publicó una breve pero contundente columna de opinión sobre el caso Kiczka. Se refirió a la existencia de “asociaciones para el engaño, la manipulación, la estafa moral y política”. Y, en un gesto lindante con la proscripción política, exigió que también se sancione al “frente o alianza” que lo había llevado a una banca. Fue su única intervención en casi un año y medio. Bastó para marcar el ritmo.
“Si algo demostró el 2024 es que Carlos está dispuesto a hacer lo que tenga que hacer para conservar su poder”, sentenció un viejo militante renovador ante elDiarioAR, preocupado por la “pérdida” de la “sutileza” que siempre caracterizó al “conductor” de la Renovación. “Está cada vez más parecido a Gildo”, espetó, en referencia a Insfrán, el eterno gobernador formoseño. Algo se quebró hace un año: en mayo pasado, las históricas protestas salariales de policías, docentes y personal de salud expusieron como nunca antes las costuras del armado hegemónico rovirista. La tensión llegó hasta la casa del gobernador Hugo Passalacqua y, por primera vez en dos décadas, hasta el domicilio particular de Rovira. Fue un punto de inflexión.
El contraataque fue contundente: aprobar en la Legislatura una polémica ley de ciberdelitos para penalizar las “fake news” —en medio de una abierta persecusión a tiktokers críticos— y, meses después, detener a ocho policías que participaron de las revueltas de mayo, entre ellos, su principal referente, Ramón Amarilla, acusado de sedición y conspiración. Todavía preso, hoy su nombre vuelve a la primera plana de la opinión pública: Amarilla será candidato a diputado provincial en las elecciones del 8 de junio. Si obtiene 25.000 votos, podría asumir una banca y recuperar la libertad. Su postulación desde la cárcel se convirtió en una bandera simbólica para los sectores que protagonizaron los reclamos, y una advertencia al oficialismo: el malestar social no se apagó, solo se replegó.
Pero en el gobierno de Misiones no hay tensión explícita con Milei y su política de ajuste. La Renovación evita confrontar con la Casa Rosada por los recortes en las tranferencias y la paralización de la obra pública. Por el contrario, sus representantes en el Congreso se jactan de sostenerse con recursos propios y, cada vez que tienen oportunidad, votan en línea con los intereses de La Libertad Avanza. El propio Rovira se encargó de bajar la línea de “dejar atrás las quejas” y “pasar a la acción con ideas propias”. Varias veces, ante sus funcionarios, habló de “austeridad”, “eficiencia”, y un “futuro Neo” para su fuerza política, a la que exhortó a sumar perfiles “libertarios” a sus filas. Sin embargo, detrás de ese discurso, el panorama se volvió más opaco: desaparecieron los cuadros intermedios, la militancia se diluyó, y el tono mileísta se filtró en la comunicación oficial como reflejo de un nuevo orden.
Rovira resiste. Como siempre. Pero ya no con el margen de otros tiempos. No celebró los 20 años de su espacio en 2023. Evita mirar hacia atrás. Se aleja de toda épica. A su lado ya no quedan voces que cuestionen, ni órganos de debate que contengan. El vicegobernador Lucas Romero Spinelli asoma como virtual sucesor de Passalacqua en 2027. Pero es cada vez más cuestionado internamente. El Frente Renovador de la Concordia, a esta altura, es una organización que depende más de la arquitectura de su líder que de la consistencia de su dirigencia. El caso Kiczka dejó claro que Rovira aún sabe cómo sobrevivir a cualquier crisis: dejando que los demás caigan primero.
PL/MG
Durante la pandemia explotó en China un nuevo género que se empieza a hacer lugar también en Occidente, los mini dramas verticales: historias megadramáticas en episodios de un minuto, consumidas vía apps en la pantalla del celular. Un formato ligero y hecho para hacer dinero, comida rápida para la cabeza.
Hace algunos días caminaba por San Telmo, de noche y, en la esquina frente a Bar Sur, un señor de mi edad miraba en su celular una serie o una película, no quise ser demasiado chismosa, mientras esperaba algo o a alguien. Ya nos acostumbramos, pero además de requerir visión superdotada, esta forma de ver es incómoda y debería ser imposible de disfrutar. ¿Qué calidad de sonido, de imagen, de actuación, se pueden admirar en una pantallita de teléfono? Los hábitos y la tecnología se instalan y, de repente, aparecen formatos nuevos para abastecer este nicho de matar tiempo muerto en microdosis.
La última idea que empezó a romperla comercialmente en mini entretenimiento es lo que se llama “vertical drama” o “micro drama”. Son historias mega dramáticas de trama recargada, en episodios de un minuto: cada serie puede tener 600 o más. Los latinos reconocemos el formato en seguida: son telenovelas con ciertas características diferentes, por su lugar de origen. El nuevo género nació durante la epidemia de covid en China, donde se volvió una industria millonaria. Entre 2021 y 2022 se produjeron allá unas 3.000 series y en 2025 es un negocio valuado en 7 billones de dólares, con 83.000 productoras y ofrecidas por 80 apps. De a poco, el modelo se fue expandiendo a Occidente, donde por lo general toman y adaptan las tramas chinas, en el caso de Estados Unidos acercándola a sus feas soap operas, en América Latina aportando mucho más con nuestra tradición de telenovela.
Pero, ¿de qué van los vertical dramas? Son series de géneros populares: el romance interclases, el romance sobrenatural con vampiros u hombres lobo, los conflictos de bullying y familias ricas. Es decir: María la del barrio, Crepúsculo, Betty, La Fea, Pasión de Gavilanes. A veces los algoritmos de TikTok o Instagram ofrecen un episodio para tantear: en el mero minuto ya se entiende todo. Por ejemplo, el que se ofrece gratis de Mommy Don’t Cry, Dad is Sorry (“Mamá no llores, papá lo siente mucho”) basta para enterarse de que: mamá, joven y bella, está internada en un cruel neuro psiquiátrico con su hija de pocos años, muere, le avisan al marido ahora viudo, él va a la clínica, no hay cadáver ni hija, se entera de que es padre por una carta, vemos a su actual esposa, la presunta culpable de que él no sepa de ese embarazo y quizá cómplice de haber hospitalizado a la legítima, feliz ante la desgracia y confusión. Todo en un minuto. Si alguien quiere seguir la pérfida intriga, es posible que encuentre algunos de los episodios gratis, pero jamás todos. El modelo de negocio es así: hay que continuar en una app. La app es gratuita, pero no el contenido. Los packs de episodios se compran con monedas virtuales onda casino: por ejemplo, 500 monedas son 4 dólares. Un plan puede salir 25, o se puede pedir Premium a 0.99 por semana.
La plataforma más popular hoy es ReelShort, y acá se puede ver la oferta www.reelshort.com/shopping. Hay muchas más. Los mini dramas están pensados solo para el teléfono y se publicitan así: “✨ Todo tiene un precio… incluso el corazón. 💸💔 Amelia Cantu haría lo que fuera por salvar a su hermana, incluso aceptar el contrato más arriesgado de su vida. ¿El trato? Casarse con un multimillonario… y darle un bebé. 👶💍 📅 El Contrato del Bebé del Multimillonario estrena este 22 de febrero en #ReelShort.” La plataforma latina tiene apenas 137.000 seguidores, y la de habla inglesa 2.600, pero se espera que explote, como ya sucedió en Asia.
¿Quiénes ven los dramas? Sobre todo personas jóvenes de entre 17 a 34 años, más mujeres que hombres pero no tan desparejo (se estima un 60/40%). Muchos son universitarios. Los entrevistados por académicos admiten que la fragmentación y la posibilidad de ver en teléfono ofrecen el deseado minuto de escapismo a la explotación laboral. Es un formato ligero y hecho para hacer dinero, comida rápida para la cabeza. Y es privado, está en tu mano, como un placer culpable. Ya tiene estrellas en ciernes como Kasey Esser, actor protagónico de Fated To My Forbidden Alpha (“Destinada a mi Alfa prohibido”), donde interpreta al hombre lobo Alpha Alexander. Kasey también tiene un gimnasio y estudio de entrenamiento en Los Angeles, porque la industria, por si no queda claro, es precaria en toda su cadena. A los trabajadores les pagan salario mínimo y una serie cuesta un promedio de US$200.000. Las actuaciones son las esperables. No hay motivo, sin embargo, para que no puedan crecer en calidad, o cambiar de géneros, o dar paso a sensibilidades indies. Hoy todo es bastante histérico y gritado y maquillado, en plan maldita lisiada pero, hay que reconocer, a veces dan ganas de terminar de ver, como con una bolsa de nachos, para chuparse la sal y la grasa de los dedos al final.
Los mini dramas verticales son expresión de algo más amplio, más allá de su inserción como chute de opio mental en la era del trabajo fragmentado. Desde el 2020 el formato de pantalla cambió: crece el vertical por sobre el apaisado u horizontal, y es default para reels de contenido y consumo. Es un cambio importante en nuestra forma de ver: el cine y cualquier pantalla, la de televisión, la de computadora, incluso la tablet o las de entretenimiento del avión, hasta ahora todas han sido apaisadas. Primero llegó la publicidad vertical, luego TikTok y el dominio del teléfono como visor. ¿Cómo sacamos la mayoría de las fotos? Una apaisada y otra para Instagram, decimos siempre. Si estamos viendo el nacimiento de la forma de mirar vertical, estos son sus primeros frenéticos y sobreactuados días.
ME/DTC
Del padre benefactor del Opus Dei a los hijos aportantes de la Fundación Faro, el think tank que financia la batalla cultural de Milei, desde hace décadas el Grupo Neuss, uno de los conglomerados económicos familiares más grandes de la Argentina, aporta a las arcas del ultraliberalismo económico y el ultraconservadurismo social.
13 de noviembre de 2024. Yatch Club de Puerto Madero. Con una cena a US$25.000 el cubierto, el politólogo e influencer de la ultraderecha internacional Agustín Laje presentó la Fundación Faro junto al presidente Javier Milei y su hermana, Karina. Sin rodeos, los tres anunciaron que se trataba de un think tank creado para extender y estructurar la filosofía libertaria, una usina de cuadros y de ideas. Sin simular distancias, los empresarios más importantes del país –en persona o a través de representantes– compraron su silla para mostrar su apoyo; algunos compraron directamente una mesa a US$200.000. En los laterales del primer plano de esa gala con 400 invitados estuvieron dos empresarios jóvenes, los hermanos Patricio y Germán Neuss.
Herederos de un imperio económico con más de un siglo de historia en la Argentina, los hermanos Patricio y Germán Neuss –a los que se suman Juan y Lucila– tuvieron en esa cena su aparición más mediática desde que en octubre de 2020 su padre, Jorge, pasó de las páginas de las revistas empresariales y de lifestyle a las policiales, sin escalas, tras asesinar a su esposa –y madre de los cuatro hijos–, Silvia Saravia, y luego suicidarse.
Unos días después, en la puerta de un cementerio de la Recoleta cerrado por la pandemia, rodeados de amigos y familiares, los herederos Neuss encabezaron la despedida inesperada de sus padres, a los que decidieron sepultar juntos. Hasta entonces, si bien los hermanos ya eran altos cargos del conglomerado familiar, sólo aparecían como “los hijos de…”.
Cuatro años más tarde, el nombre de los hermanos en la cena de la Fundación Faro fue la foto pública de su protagonismo en el más alto empresariado vernáculo, además de la continuidad de un vínculo beneficioso y de mucho tiempo de los Neuss con la política y los negocios con el Estado: en los 90, misma época en la que se quedó con la administración del espacio radioeléctrico público, el padre jugaba al golf con Carlos Menem. Ahora, después de su compromiso con la Fundación Faro, los hijos ya están haciendo su propio camino en la misma línea.
Consecuencia o no de la posición económica, por detrás de los negocios públicos y privados del grupo Neuss, hay también una tradición ideológica de alianza con la ultraderecha. Además de la circulación habitual por colegios de élite y círculos católicos y conservadores, el matrimonio Neuss-Saravia formó parte del ejército silencioso del Opus Dei. La mujer fue supernumeraria de “la Obra”, una categoría de pertenencia para quienes forman familia y que exige someterse a dirección espiritual y a la obligación de hacer aportes económicos mensuales. Su marido no “pitó” como miembro, pero tuvo mucho vínculo con la organización y colaboró con aportes extraordinarios, que no están en la letra de las reglas formales de pertenencia pero que son parte de la dinámica de buen cristiano, en especial de esta rama.
Jorge Neuss hizo uno de los aportes más generosos que tuvo el Opus Dei en la Argentina –aunque muy lejos de los que hizo Goyo Perez Companc– y que ha pasado casi desapercibido: a principios de los 2000, cuando el país se hundía en su peor crisis económica, Jorge Neuss le regaló a “la Obra” un pedazo de su estancia de casi 5.000 hectáreas en Miramar y le construyó allí, en Rocas Negras, una mansión de 2.000 metros cuadrados sobre la línea de playa de Mar del Sur.
Esa tierra, donde hoy tienen la Estancia y el Haras La Lucila –con cría de caballos de polo y producción agropecuaria–, Neuss la compró en 1997. Hasta entonces se llamaba El Porvenir y, según documentó el investigador y escritor argentino Laureano Clavero, antes había sido propiedad del agente nazi Karl Gustav Einckenberg, quien la compró en 1943 para hacer realidad el plan de ingreso clandestino de oficiales de las SS, que en los años siguientes se refugiaron allí.
La casa se llama Altamar, se usa como “casa de retiro” de miembros varones de la organización y pertenece a la Asociación Cultural Bonaerense, una de las por lo menos 20 asociaciones civiles que la Prelatura de la Santa Cruz y el Opus Dei posee en la Argentina y a través de las que organiza jurídicamente sus bienes. Esa especie de tercerización sirve como fachada para no asumir la propiedad de un imperio de más de 150 inmuebles –ninguno es un monoambiente, algunos son edificios, mansiones o campos– y una veintena de instituciones como clubes, residencias universitarias, colegios y la Universidad Austral.
Al menos en sus currículums, los herederos de Jorge Neuss no son parte de los círculos formativos del Opus Dei. Tampoco hicieron su educación en la Austral sino en la UCA. No es ahí donde se forjó el vínculo que los une al Gobierno de Javier Milei, sino en Martindale, el barrio privado en el que vivieron toda su vida con sus padres y el que también eligieron ellos para vivir. Es uno de los countries más exclusivos y tradicionales de la oligarquía criolla de la provincia de Buenos Aires. En esas calles los Neuss conocieron a Santiago y Francisco Caputo desde chicos. El asesor presidencial de Milei y su hermano mayor, que es coach y coordinador de la Fundación Faro –en especial del nexo con empresarios– tenían allí casa de fin de semana.
Después de la UCA, los Neuss se formaron en el exterior y regresaron al país para ingresar al grupo familiar. Sólo uno de los hijos, Juan, tuvo una carrera previa en el Grupo Macro. La amistad con los Caputo sorteó décadas y trayectorias. Se reencontraron ya de adultos, ahora en el poder y en una misma cruzada.