Muchas Islas

Código Postal 3420

Noticias de Corrientes

Milei recargó su costado ultra en la Derecha Fest: ataques, promesas y un llamado a militar “hasta que la izquierda sea un mal sueño”

Milei recargó su costado ultra en la Derecha Fest: ataques, promesas y un llamado a militar “hasta que la izquierda sea un mal sueño”

El Presidente cerró el evento con un discurso lleno de autoproclamación y tensión interna. Anunció el veto a las leyes votadas por el Congreso, defendió su ajuste y anticipó una sorpresa en las legislativas de octubre.

Javier Milei volvió a escena como lo hace en sus momentos de mayor exposición: con estética de rockstar, rodeado de sus seguidores más fieles y envuelto en la épica de la cruzada libertaria. Esta vez el escenario fue Córdoba, durante la primera edición de la Derecha Fest, el evento impulsado por La Libertad Avanza para congregar a su núcleo duro y relanzar la campaña de cara a las elecciones legislativas de octubre.

El acto tuvo lugar en el hotel Quorum, ubicado en las inmediaciones del aeropuerto cordobés, con entradas a 35 mil pesos, descuentos para personal de seguridad y pases especiales para veteranos de Malvinas. Desde temprano, el lugar estuvo colmado por militantes y activistas libertarios, entre banderas argentinas y merchandising violeta: remeras con la cara de Milei, tazas con lemas antiestatistas, libros de Agustín Laje y hasta un puesto de “zapatos libertarios”. En paralelo, afuera del hotel, grupos de vecinos autoconvocados protestaron con carteles y cánticos bajo una consigna que se volvió viral en redes: “Milei culiadazo”.

Los hermanos Milei fueron recibidos por el gobernador Martín Llaryora en el aeropuerto de Córdoba.

Se trató de un evento hecho a imagen y semejanza del mundo libertario: mezcla de liturgia ideológica, espectáculo y activismo digital. La jornada había comenzado a las 17, con discursos de fuerte contenido religioso, a cargo de pastores evangelistas que invocaron la protección divina sobre el Presidente y llamaron a “expulsar el marxismo cultural de la Argentina”. Entre los expositores desfilaron, entre otros, el dueño de La Derecha Diario, Javier Negre; el biógrafo oficial de Milei, Nicolás Márquez; y el streamer Daniel Parisini, alias “Gordo Dan”, que presentó al Presidente como “el hombre que encontró la fórmula para salvar al país”.

Milei llegó a Córdoba por la noche, donde fue recibido en el aeropuerto por el gobernador Martín Llaryora. En su discurso, combinó datos de gestión, reivindicación doctrinaria y una ofensiva retórica contra sus adversarios. “Los crueles y desalmados liberales hemos sacado a 12 millones de argentinos de la pobreza. UNICEF reconoció que sacamos a 2 millones y medio de chicos”, dijo al abrir su intervención. “Somos el mejor gobierno de la historia”, proclamó después, ante una platea que celebró cada frase con euforia.

A lo largo de su intervención, exaltó a Federico Sturzenegger —a quien definió como “el ministro de la reforma del Estado”— y reivindicó el DNU 70/23 y la Ley Bases como pilares transformadores. “Con sus reformas hicimos 2.800 reformas estructurales, 28 veces más que las que hizo Menem. En un año y medio borramos cien años de legitimismo. Somos reformistas extremos y no vamos a parar hasta ser el país más libre del mundo”.

Javier Milei en la Derecha Fest.

A días de la aprobación de los proyectos para aumentar las jubilaciones y declarar la emergencia en Discapacidades, Milei ratificó su estrategia: “El veto ya entró, sale próximamente”. También volvió sobre su narrativa fiscalista: “Nos dejaron un déficit fiscal de 5 puntos del PBI en el Tesoro y 10 en el Banco Central. Hicimos el ajuste más grande de la historia de la humanidad. En un mes pusimos las cuentas en orden”.

Además, en otra parte de su alocución, el Presidente apuntó contra su propia vicepresidenta, Victoria Villarruel, sin nombrarla directamente pero con un mensaje inequívoco. Se refirió a quienes “quieren ser libertarios pero votan con los zurdos” y calificó a la titular del Senado de “bruta traidora”, en alusión al aval de Villarruel a iniciativas que, a su entender, perjudicarían el equilibrio fiscal.

Con la mirada puesta en octubre, Milei también habló de su debilidad parlamentaria actual y de la necesidad de consolidar su poder. “Imagínense que hoy solo contamos con el 15% de los diputados y 10% de los senadores, pero aun así es una marcha que solo va en una dirección. Resultó tan evidente que todos fueron cómplices del mismo sistema, que ya es una causa perdida para ellos presentarse a elecciones. La gente no los quiere ver ni en figuritas. Muchos se van a sorprender con los resultados de octubre”.

Javier Milei en la Derecha Fest.

Fiel a su estilo, también reivindicó la “batalla cultural” como el corazón de su proyecto político. “Ahí se disputan los conceptos que sirven de justificación para las políticas públicas. Es donde se disputa quién tiene razón y por qué. La historia ha demostrado que quien se impone en la cultura termina ganando en la política”, dijo. En ese marco, hizo un llamado a redoblar la militancia libertaria en todos los frentes: “En cada Concejo Deliberante, en cada onda de radio y canal de televisión del país debe haber alguien defendiendo las ideas de la libertad. De manera sostenida, para que la izquierda no sea más que un mal sueño. Se los dice alguien que durante 10 años la peleó en los medios y ya llevaba casi 15 años haciéndolo desde la academia. Hay que dar la batalla”.

El cierre fue tan performático como el comienzo. Milei descendió del escenario con música épica de fondo, abrazó a Karina Milei y posó con los influencers que lo acompañaron en el evento. En un salón lateral, ya con acceso restringido, se celebró un after party entre los organizadores y el equipo presidencial. Córdoba, tierra fértil en su victoria electoral de 2023, volvió a ser elegida como trampolín político. Esta vez, no para conquistar el poder, sino para sostenerlo, aunque el futuro del Gobierno no deja de ser incierto.

PL

El embajador de Trump en la Argentina prometió “expulsar a China poco a poco” y elogió a Milei como ejemplo para la región

El embajador de Trump en la Argentina prometió “expulsar a China poco a poco” y elogió a Milei como ejemplo para la región

Peter Lamelas presentó su nominación ante el Senado y planteó una agenda alineada con la Casa Blanca: reducir la presencia de China, fortalecer vínculos con el presidente argentino y promover inversiones estadounidenses. Dijo que también trabajará para reducir la influencia de Cuba, Irán y Venezuela en nuestro país. Propone eliminar barreras no arancelarias.

Peter Lamelas, designado por Donald Trump como próximo embajador en la Argentina, utilizó su presentación formal ante el Comité de Relaciones Exteriores del Senado para delinear una hoja de ruta que combina elogios al presidente Javier Milei con una agenda de confrontación directa hacia los países que Washington considera adversarios. “De ser confirmado, me mantendré firme contra la influencia maligna de potencias adversarias en la región, ya sean actores ambiciosos o regímenes autoritarios como Cuba, Venezuela, Nicaragua, China, Irán y otros que buscan socavar los valores democráticos”, aseguró.

El discurso del funcionario, médico de origen cubano y sin experiencia diplomática previa, giró en torno a dos grandes ejes: limitar la proyección del Partido Comunista Chino (PCCh) y consolidar la alianza política y comercial con el Gobierno de Javier Milei.

Estados Unidos, según afirmó, ve a la Argentina como una pieza clave para sus intereses estratégicos en América Latina, particularmente en sectores como la energía, la tecnología y los recursos minerales. En esa línea, Lamelas anticipó que uno de sus principales objetivos será “expulsar a China poco a poco” del escenario argentino mediante el estímulo a las inversiones estadounidenses y la reducción de barreras comerciales no arancelarias. “Tengo muy poco que ver con los aranceles. Ese es el representante comercial de Estados Unidos. Pero lo que podría hacer es reducir las barreras comerciales no arancelarias que existen actualmente: el IVA, los controles cambiarios, los retrasos en los puertos. Así que todos estos esfuerzos que he delineado, tengo un plan que con gusto compartiré con ustedes, van a mejorar las relaciones entre Estados Unidos y Argentina y a expulsar a China poco a poco”, señaló, en declaraciones que reproduce el portal Infobae.

El futuro embajador aseguró también que Estados Unidos tiene actualmente un superávit comercial de aproximadamente US$2.100 millones con Argentina, y que pretende aumentarlo. “Uno de mis objetivos como embajador sería aumentar el comercio y la inversión. Creo que la marea alta beneficia a todos”, sostuvo.

Durante su comparecencia, Lamelas mencionó explícitamente a funcionarios clave del Gobierno argentino. Aseguró que buscará una interlocución fluida no solo con el Presidente, sino también con Luis Caputo, Santiago Caputo y Gerardo Werthein, además de con los gobernadores provinciales. “El desafío es que cada una de las provincias tiene su propia administración y cada uno de ellos puede hacer acuerdos con China. Yo quiero tener diálogo con todos”, remarcó.

El respaldo a Milei fue enfático. Lamelas lo describió como un líder del que “Estados Unidos puede aprender mucho” y reveló que Trump le pidió expresamente trabajar con su “amigo Javier” para consolidar un vínculo más fuerte entre ambos países. “Juntos alcanzaremos una grandeza sin precedentes”, declaró. También elogió las políticas económicas del Gobierno libertario: “Reducir el déficit, controlar la inflación y desmantelar las políticas que sofocaron el potencial de Argentina”.

Lamelas ya se reunió con Milei en Mar-a-Lago, la residencia de Trump, en noviembre del año pasado, y tras el encuentro publicó en redes sociales imágenes junto al Presidente argentino, al que definió como “un líder con la misión de liberar a su país de décadas de socialismo y mala gestión”.

En otro tramo de su intervención, el futuro embajador subrayó que fortalecerá la cooperación bilateral en seguridad, inteligencia y lucha contra el narcotráfico y los delitos transnacionales. Enfatizó también la necesidad de “crear oportunidades para las empresas estadounidenses” en territorio argentino.

Consultado por el Comité sobre la cuestión de las Islas Malvinas, Lamelas ratificó la posición histórica de neutralidad de Washington. “Estados Unidos no reconoce la soberanía sobre las islas ni para Argentina ni para Gran Bretaña. Reconocemos la administración del pueblo británico en la isla, pero mantenemos una posición de neutralidad”, explicó. No obstante, se mostró dispuesto a visitar las islas si surgiera la oportunidad y aseguró que “cualquier cosa que fomente el diálogo continuo entre Gran Bretaña y Argentina es bienvenida”.

¿Quién es Peter Lamelas? Médico, filántropo y empresario de origen cubano, emigró con su familia a Estados Unidos huyendo del régimen castrista. Fundó una de las compañías de atención médica de urgencias más grandes de Florida. Su designación como embajador responde al modelo de diplomacia informal impulsado por Trump, que privilegia el perfil político y empresarial por sobre el diplomático. Tiene respaldo del Partido Republicano y el apoyo de la comunidad cubano-estadounidense en el sur de Florida.

JJD

La cumbre de la democracia y una declaración geopolítica que reúne a Sánchez, Lula, Boric, Petro y Orsi

La cumbre de la democracia y una declaración geopolítica que reúne a Sánchez, Lula, Boric, Petro y Orsi

El encuentro de líderes progresistas en Santiago de Chile buscó erigirse como bastión democrático frente al avance de los extremismos. Pero sus omisiones —desde regímenes autoritarios como Nicaragua o Venezuela hasta crisis internas— revelan dudas sobre el impacto internacional.

Hoy más que nunca la democracia en el mundo está en riesgo y, por lo tanto, en principio nadie podría oponerse al encuentro que reunió a un selecto grupo de presidentes progresistas de Iberoamérica, esta semana en Santiago. La democracia es uno de los principales pilares del sistema político y de la sociedad moderna. Se da por sentada y muchas veces se olvida su importancia hasta cuando se pone en riesgo. Y vaya que ha estado en riesgo en el último tiempo. En Chile hace estuvo en riesgo el 12 de noviembre de 2019, el día que estuvimos al borde de un quiebre institucional, en pleno estallido social. Pero que se evitó, en gran medida, gracias a un acuerdo constitucional que, tres días después, unió a la mayoría de las fuerzas políticas –derecha e izquierda–, con la excepción del Partido Comunista y el Frente Amplio, que dejó sólo al entonces diputado Gabriel Boric.

Por lo mismo no tengo dudas sobre el compromiso democrático del presidente Boric, quien a diferencia de su sector pensó en los chilenos y se atrevió firmar el acuerdo constituyente. Tampoco dudo de la transformación que ha mostrado el mandatario chileno hacia el socialismo democrático, pues la dura realidad terminó imponiéndose a la ideología trasnochada con la que llegó a La Moneda.

Sin embargo, al igual que muchos chilenos, tengo dudas sobre el compromiso democrático de los sectores más radicales que lo apoyan. Los mismos, que no solo se abstuvieron de respaldar la salida democrática a la crisis social de 2019, sino que, en su momento, se embriagaron con la posibilidad de hacer caer a un Presidente (Piñera) en democracia, a través de una acusación constitucional. Y que luego, intentaron refundar el sistema político, económico y social de Chile con una propuesta constitucional refundacional e indigenista, que fue ampliamente rechazada por la ciudadanía. Tengo dudas del nuevo discurso populista que usa instrumentalmente las palabras seguridad y crecimiento, y que, al mismo tiempo, impulsa o frena proyectos que van en contra de estos conceptos.

Por estas razones –a las que se suma la candidatura presidencial de Jeannette Jara, quien pertenece a un partido internacionalista y refundacional que no ha dado precisamente ejemplos de democracia plena, con un historial de apoyo a regímenes autoritarios en la región–, llama poderosamente la atención que el presidente Boric haya decidido impulsar este encuentro que busca que el progresismo internacional se apropie de la defensa de la democracia, desde una altura moral que les queda grande y como si fuera un bien exclusivo que solo puede ofrecer la izquierda.

La cumbre “Democracia Siempre” culminó con una declaración conjunta que relevó la defensa de la democracia y el multilateralismo, la desinformación y las tecnologías digitales, y los extremismos vinculados a la desigualdad. El documento final –firmado por los mandatarios de Brasil (Luiz Inácio Lula da Silva), Colombia (Gustavo Petro), Uruguay (Yamandú Orsi) y el presidente del Gobierno español (Pedro Sánchez)– propone, entre otras medidas, reformar el sistema de gobernanza internacional, fortalecer la diplomacia democrática, promover la transparencia algorítmica y crear un observatorio de juventudes frente al extremismo.

La declaración también hace un llamado a un alto el fuego en Gaza y a facilitar el acceso humanitario sin restricciones, lo cual es un punto loable. Sin embargo, el documento evita referirse a situaciones internas de los países participantes, como las investigaciones por corrupción que afectan a algunos de sus líderes, o las crecientes tensiones sociales y económicas que atraviesan sus gobiernos. Tampoco se mencionan los regímenes autoritarios de Nicaragua, Venezuela o Cuba, omisiones que fueron cuestionadas con vehemencia desde sectores de la oposición chilena y de la centroderecha regional, quienes acusaron una evidente doble moral en la defensa de la democracia.

Desde el histórico Patio de Los Cañones de La Moneda, el presidente Sánchez, fue el más frontal y denunció la existencia de una “internacional del odio y de la mentira” que, a su juicio, avanza peligrosamente por nuestros continentes. Sus criticas apuntaron a la “ultraderecha” y la “derecha tradicional” que, según él, ha “desertado de esa labor histórica” y “ha sucumbido al discurso y al marco impuesto por la ultraderecha”.

Petro invitó a reflexionar sobre los riesgos que acechan al multilateralismo, Orsi llamó a evitar el crecimiento de los extremismos con acciones concretas contra la desinformación y una defensa férrea de nuestras instituciones y Boric, afirmó que “la democracia está bajo ataque en diferentes partes, desde diferentes sectores políticos”, cuestionando a los críticos de la oportunidad del encuentro.

Entendiendo que Gabriel Boric, a meses que termine su gobierno, esté tratando de perfilarse internacionalmente, como lo hizo Michelle Bachelet en sus dos gobiernos, esta cumbre de líderes progresistas puede terminar teniendo efecto sobre la vida de todos las chilenas y chilenos. Partiendo por la profundización de la política arancelaria del gobierno de Donald Trump, que ya impuso un arancel del 50% al cobre, el principal producto de exportación chileno. Aunque el gobierno de Boric ha intentado desvincular esta medida de la cumbre, argumentando que responde a intereses industriales de EEUU, la óptica desde Washington podría ser otra. Un encuentro de líderes que critican abiertamente la “ultraderecha” y el “reaccionarismo” podría ser interpretado como una señal política, potencialmente influyendo en futuras decisiones comerciales o diplomáticas de una administración estadounidense que prioriza el “America First” y que no duda en usar la presión económica como herramienta. Por lo tanto, esta cumbre no es simple encuentro de líderes progresistas preocupados por la democracia, es también una declaración geopolítica que podría tener repercusiones en un momento de alta sensibilidad económica en los países que participaron.

En un mundo donde la democracia es vulnerable, la verdadera fortaleza de la democracia no reside en la autoafirmación de un solo sector, reside en la capacidad de todos los actores políticos, de izquierda a derecha, de reconocer sus propios límites, de practicar la autocrítica y de comprometerse con la defensa irrestricta de las instituciones y los valores democráticos, sin excepciones ni dobles estándares. La verdadera defensa no admite exclusiones ni dobles discursos y nos exige a todos, sin importar la trinchera política, reconocer que la amenaza no solo viene de un flanco, y que la fortaleza de nuestras instituciones se construye con la coherencia y la convicción de cada actor. Solo así seremos capaces de construir una defensa genuina y creíble de la democracia, que no sea percibida como una táctica política que al final termina debilitándola aún más.

ERM/MG

Roto antes de empezar: la avenida del medio suma a los huérfanos del PRO pero se queda sin Monzó y Stolbizer

Roto antes de empezar: la avenida del medio suma a los huérfanos del PRO pero se queda sin Monzó y Stolbizer

El principal armador y la líder del GEN pegaron el portazo. Los jefes comunales de la UCR, el peronismo y el PRO garantizan la territorialidad del espacio. El desafío de sortear la polarización.

Los portazos comenzaron antes de que la alianza pudiera empezar a caminar. Hubo gritos, reproches y amenazas. Algunas, incluso, fueron grabadas y filtradas en las redes sociales. Hubo muchos heridos y muy pocos victoriosos: en el juego de sillas del cierre de listas bonaerense, Somos Buenos Aires contaba con demasiados dirigentes para los pocos lugares “entrables” existentes. La ancha avenida pudo aglutinar a un variopinto equipo de intendentes radicales, PRO y peronistas, pero sufrió, a cambio, un pequeño éxodo dirigencial.

El armador todoterreno, Emilio Monzó, fue uno de los primeros que pegó el portazo. Se llevó, consigo, a Margarita Stolbizer, que había inscripto el GEN a la alianza Somos Buenos Aires hace un par de semanas. El conflicto era numérico. Stolbizer tenía dos legisladores que renovaban mandato y no había lugar donde ponerlos. Lo mismo Monzó, que quería que su operador y uno de los integrantes de la mesa política de Somos, Marcelo Daletto, renovase mandato en la Cuarta sección electoral y no había lugar: todos se los habían llevado los intendentes.

El armador todoterreno Emilio Monzó

Es la fortaleza del espacio el factor que los armadores de Somos destacan cuando buscan diferenciarse de las previas aventuras del centro político. La treintena de intendentes que integran el espacio y que garantizan una territorialidad que les permite fantasear con posicionarse como una alternativa a la polarización. El eje es: los radicales cubren el interior de la provincia, los peronistas se hacen cargo del conurbano.

Fue así que, a excepción de la Sexta sección, los intendentes se quedaron con todas las cabezas de listas seccionales. Casi el único lugar “entrable” de la lista, aun en los pronósticos más ambiciosos, ya que el piso para meter un legislador provincial suele ser de más de 10 puntos. Y en Somos especulan que sacarán, en promedio, más o menos ese porcentaje: dependen, para crecer, de que incremente la afluencia a las urnas. Somos apunta a apelar al voto de desencantado de Javier Milei y del peronismo kirchnerista: un voto que, analizan, se ha traducido en ausentismo en la mayoría de las provincias.

Pablo Domenichini y Miguel Fernández, junto al resto de la UCR, encabezan gran parte de la secciones

En la Primera encabezará el peronista Julio Zamora. El intendente de Tigre es una de las grandes incorporaciones del espacio de centro: a diferencia de Florencio Randazzo y Juan Schiaretti –que también son ordenadores del nuevo frente–, Zamora mantiene un buen vínculo con el kirchnerismo. Al igual que Juan Zabaleta, que también integra Somos, formó parte de Unión por la Patria en 2023 y se terminó alejando por las tensiones con los socios mayoritarios del frente peronista (Zamora con Sergio Massa, Zabaleta con Máximo Kirchner).

En la Tercera, la segunda sección más grande de PBA, encabezará Pablo Domenichini, rector y presidente de la Convención radical. Domenichini fue, junto a Miguel Fernández, uno de los radicales que se resistió a cerrar un acuerdo electoral La Libertad Avanza cuando Maximiliano Abad intentó convencer al partido de sumarse al PRO en el armado provincial.

Florencio Randazzo, Juan Schiaretti y Julio Zamora, los peronistas del armado de centro

En la Segunda y la Cuarta, mientras tanto, quedó en manos del último botín de guerra de Somos: los intendentes del PRO que rehuyeron al acuerdo que Cristian Ritondo cerró con Karina Milei. En la Cuarta encabezará Pablo Petrecca, el intendente de Junín que pegó el portazo al acuerdo electoral del PRO con LLA denunciado “oportunismo electoral”. No fue el único que participó de la fuga: también abandonaron la alianza con LLA para sumarse a Somos los intendentes Javier Martinez (Pergamino), María José Gentile (9 de julio) y Diego Reyes (Puán).

También decidieron romper con LLA los hermanos Passaglia, que gobiernan San Nicolás y decidieron presentar su propio frente llamados Hechos. Manuel Passaglia, el hermano del actual intendente, encabezará la Segunda como parte de un acuerdo con Somos. Si bien el frente con el que competirá es Hechos, los Passaglia cerraron un acuerdo con la ancha avenida del medio, que definió no presentar lista propia en la Segunda. Cuentan como propia la de Hechos.

La Quinta, Séptima y Octava, mientras tanto, cayó en manos de los intendentes radicales, que aprovecharon para poner a dirigentes del riñón: Roberto Suescun, Fernando Martini y Pablo Nicoletti.

La Sexta, en cambio, no cayó en manos del radicalismo, sino de la Coalición Cívica. Una decisión que generó la indignación del radicalismo de la zona, que terminó casi a las trompadas cuando se enteró que Andrés de León, que responde a Elisa Carrió, se quedaría con el primer lugar. “Vos me dijiste que Bahía Blanca iba a tener un diputado después de 25 años, hijo de puta”, se le escucha gritar a un dirigente del radicalismo que amaga con agarrarse a las piñas con Juan Pedro Tunessi, ex diputado nacional de la UCR, en un video que el propio dirigente se encargó de viralizar.

“Listo, listo, vamos a subirlo a las redes”, dice el dirigente radical, al final del video, en una puesta en escena bastante representativa de lo que fue, para Somos, forzar la unidad. No fue fácil, hubo pérdidas en el camino y, de momento, carece de un discurso ordenador que aglutine a espacios tan heterogéneos.

La lista de Somos Buenos Aires en Tigre

Existe una mesa de campaña, que se reunió el lunes por primera vez, pero los primeros pasos del espacio serán individuales, con los candidatos recorriendo, por separado, los municipios de sus secciones. “En la Primera mide muy bien que Zamora recorra, pero en la Cuarta tal vez nos saca votos”, explica una de las dirigentas del espacio, graficando la dificultad de aunar un repertorio de dirigentes que, de momento, los une solo el deseo de plantarse como alternativa a Milei y a Cristina Fernández de Kirchner.

Tienen, eso sí, un color para las boletas. Será de color “rosa Messi”, por la remera que tienen en el Inter Miami. Faltan los ejes de campaña.

MC/MG

La crueldad y el perfume de violetas

La crueldad y el perfume de violetas

En un país gobernado por la lógica del daño, donde el Estado se desmantela y se celebra el sufrimiento, hay una sociedad que no se rindió. El Derecho Internacional Humanitario, los valores olvidados y los recuerdos familiares son trincheras ante el despojo y el cinismo del poder.

La crueldad y el perfume de violetas

El Derecho Internacional Humanitario busca limitar el sufrimiento en conflictos armados, garantiza la asistencia sin discriminación, y protege bienes culturales. Sus principios encuentran ecos en textos antiguos como el Código de Hammurabi, el Corán, la Biblia y el derecho romano. La formulación moderna se basa en los Convenios de Ginebra, y refleja un consenso ético global sobre los límites de la guerra y el deber de preservar la dignidad humana.

Tal vez el abolengo del Derecho Internacional Humanitario no embelese a los promotores autóctonos de la cultura del rendimiento económico, a los “hombres, rubios y de ojos celestes”, a los apologistas de lo que hoy podría traducirse como: “si vas a lo ‘woke’, vas a la ruina” (“go woke, go broke”). Pero la humanidad eligió resurgir de la destrucción por ese camino.

Es cierto que la sociedad argentina votó a gente que había exteriorizado que odiaba; después de un año y medio, supo que −además− no odiaba “lo suficiente”. ¿Se habrá transformado la Argentina moderna?

Como bajo una garúa persistente, las personas empezaron a escuchar que eran responsables de ser intolerantes, que existía el “derecho a morirse de hambre”, que las rutas y sus baches eran incumbencia del mercado, que la discapacidad de los niños no era un quehacer del Estado, que debían someterse a “los superiores estéticamente, los mejores en todo”. La sociedad ¿se habría transformado o estaba enojada?

Se puede ser valiente sin hacer barullo. A veces, desentenderse es uno de los modos de la resistencia, la madriguera adónde van a parar los que no van a votar y no quieren volver al pasado. Lo que se presenta como una legalidad única, puede ser una aceptación pasajera. La Argentina moderna tanto no se transformó.

Estuvo enojada y lo sigue estando. Eric Calcagno escribió que los desengañados abstencionistas, aún no son contenidos por la dirigencia partidaria que se aferra al ayer. Se diría que, en algún sentido, el que se abstiene de votar no cambió, sino que prefiere no cambiar.

La microeconomía, que “no es el modelo” del gobierno, estudia cómo cambia la demanda si cambia el precio, el resultado de elegir entre dos alternativas, el poder de las empresas y las estructuras de mercado, y el análisis del equilibrio entre oferta y demanda. Tampoco son preocupaciones gubernativas la justicia social, la industria nacional, la presencia estatal, la soberanía, la inclusión educativa, la salud pública, y la dignidad jubilatoria.

La microeconomía no es su modelo, el bienestar de la población no está dentro de sus preocupaciones, y el vocabulario es para él una terra incógnita, expresión latina que significa “tierra desconocida”. Se usaba en viejos mapas para señalar regiones no exploradas, a veces con frases que advertían peligros, como hic sunt dracones (“aquí hay dragones”).

Se suele creer que la hecatombe de la Segunda Guerra mundial fue superada cuando se terminaron las explosiones y sobrevinieron en Europa los juicios de Núremberg y el Plan Marshall. Sin embargo, es errónea la pretensión de que los años de postguerra constituyen un período de paz, y de reparación de infraestructuras, valores, instituciones e identidades nacionales. Costó aceptar el desafío de reconstruir y tomar el control del destino propio.

Es que cuando se ataca algo considerado el “enemigo existencial”, no se despliega solamente una ofensiva contra él, sino también una cruzada ideológica. Cuando no hubo deberes ni límites, restaurar es haber renacido. Argentina no cambió copernicanamente, pero muchos de sus activos están siendo sometidos a una red intelectual, etnográfica, moral, estética y pedagógica, que busca no solo persuadir a los que coloniza, sino también asegurarse su servicio.

Si esta indignidad terminara mañana, como tantas otras que también se agotaron, “la batalla cultural” y “el mejor gobierno de la Historia” recién empezarían a mostrar sus secuelas. La destrucción deliberada y sistemática del Estado −el esoterismo confrontando con el rol del sector público−; la laceración infligida al atisbo de la menor resistencia −la elección del cuerpo de las mujeres para usar los calabozos−; la deflagración de las condiciones básicas de vida −la venta del agua potable a un privado−. No habrá Stunde Null (momento cero), como algunos alemanes llamaban al anhelo de recomenzar con una nueva conciencia. No se festejará al día siguiente; la Patria estará de luto.

Habrá que instituir una Comisión de Reparaciones para tasar y clasificar la destrucción, el expolio y la ruina. La sociedad deberá tratar de desterrar la degradación por medio de los números, y habrá que oficializar el deseo de medir, de calcular, de cuantificar el despojo. Nuestra historia no está dotada para describir esa “otra cosa” que habrá quedado, los resabios de la mística de la infertilidad, y nuestra memoria no recuerda momentos en los que las exigencias de la administración se hayan acurrucado en las entrañas de su retirada. Como Noé, los sobrevivientes que salgan del arca pisarán el suelo de un mundo distinto. La “batalla cultural” habrá lastimado las tradiciones cotidianas, asesinado las canciones lastimeras o celebratorias, y sembrado la semilla del daño futuro.

El concepto no es demasiado antiguo para los argentinos. El 9 de septiembre de 2018, Mauricio Macri dijo en Mendoza que tenía que hacer el esfuerzo de mantenerse tranquilo porque, si se volvía loco, “les puedo hacer mucho daño a todos ustedes”. La idea es de la misma familia, antes expresada con vacilación, y ahora con un rencor desaforado.

Sin embargo, los seres humanos se parecen en sus defectos y en sus virtudes. Edgard Lee Masters (1868) inventó un pueblo en Norteamérica (Spoon River), y escribió poemas con sus epitafios. El italiano Andrea Camilleri (1925) otro (Vigatá), e imaginó relatos. El premio Nobel de literatura chino, Mo Yan (1955), puso su universo mítico en Gaomi, en la provincia de Shandong. Tres personas separadas por lugares y años crearon belleza con utensilios semejantes.

El país no desea que mueran “suficientes jubilados como para que el resto gane mejor”, no encuentra en el baúl de un Ford Falcon “olor a Justicia”, no considera que Malvinas sea un tema irrelevante, ni comparte el espíritu de rendición. Le gustan las personas, las comunidades, la diversidad. Quiere vivir en paz, con sus hijos y sus familias, festejar el día del amigo y hacer crecer una esperanza. Sabe que, si la sicología de Argentina cambia, los hijos dudarán acerca de la solidez del mundo y su funcionamiento, y estarán más afligidos, serán más erráticos y habrá bajado su autoestima.

En la casa de mi abuela, cuando era un niño, a las violetas las llamaban “pensamientos” y las metían dentro de las fundas de las almohadas; se creía que alejaban los malos espíritus. Tenían un aroma empolvado y ligeramente dulce, uno de los olores de mi infancia. No hay crueldad que pueda hacerlo desaparecer.

RB/MG