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El consumo masivo baja del primero al segundo subsuelo por una inflación dura de domar

El consumo masivo baja del primero al segundo subsuelo por una inflación dura de domar

Las ventas de supermercados y autoservicios cayeron 5% en marzo respecto del mismo mes de 2024, cuando ya se registraba una baja de 7% en relación a un año atrás. El 80% de las paritarias se cierran por debajo de un IPC en ascenso. Sólo cuatro de cada diez argentinos percibe una mejoría económica.

Hubo un tiempo en que los sábados se llenaban los hipermercados. Pero el pasado sábado 12 de abril apenas unos pocos autos estaban estacionados en el híper Carrefour de la avenida Warnes, en La Paternal. Pese a que el día anterior el ministro de Economía, Luis Caputo, había anunciado que el dólar oficial podía subir de los $1.097 de aquel entonces hasta $1.400, y a pesar de que los argentinos tienen incorporado en su memoria que cualquier incremento de la divisa se refleja en los precios, aquel sábado en las góndolas casi no circulaban changuitos.

El lema “no hay plata”, con el que Javier Milei inauguró su presidencia en diciembre de 2023, sigue vigente para los trabajadores. No había pesos en el bolsillo para ir al súper ni para aprovechar el lunes la apertura del cepo cambiario para personas y comprar dólares. Por algo la moneda norteamericana subió sólo 12% aunque el margen habilitado rondaba el 30%. De ahí que las cadenas de supermercados se resistan trasladar el alza de costos a los precios. No es caridad, es supervivencia.

En marzo, el mes en que la inflación saltó 3,7% antes de la devaluación de este lunes, el consumo en los súper cayó 7,1% respecto de un año atrás, según la consultora Scentia. Es una comparación con un marzo de 2024 también en caída. Es decir, bajar del primer al segundo subsuelo. Los autoservicios independientes, que agrupa a supermercados chinos y almacenes, descendieron un poco menos porque los consumidores los prefieren para compras acotadas, pero también redujeron sus ventas 3,7%. Entre los dos canales, el consumo masivo se contrajo 5,4% contra un marzo de 2024 que a su vez había caído un 7,4% respecto de marzo de 2023, cuando apenas crecía 1,6%.

Consumo en supermercados y autoservicios. Variación respecto del mismo mes del año anterior.

Las ventas que más se caen son las de bebidas con alcohol (-18%) y sin alcohol (-16%) y las compras por impulso (-15%), como las golosinas y otros productos que se ubican cerca de las cajas de los súper. Las de artículos de desayuno y merienda (-1,5%), higiene y cosmética (-3,3%) y limpieza de ropa y hogar (-2%) descienden menos. Sólo crecen y apenas las de alimentos frescos (0,5%) y perecederos (1,2%).

No por nada crecen las ofertas del 50% en la compra de la segunda unidad, a pesar de que era la estrategia de venta que Caputo rechazaba hace un año porque impedía que se reflejara el menor precio en el índice de inflación. Incluso llega a haber descuento del 80% en el segundo huevo de Pascua.

Pero no todo el consumo cae en la sociedad. Los patentamientos de autos nuevos se dispararon en marzo 82%, la construcción mejoró 3,7%; la industria, 5,6%; la exportación, 10,1% y las importaciones saltaron 42% con un tipo de cambio apreciado, que apenas se modificó con la apertura parcial del cepo.

En marzo, cuatro de cada diez argentinos encuestados por la consultora Moiguer consideraba que su situación económica mejoraba. Pero sobre todo así lo percibían en la clase alta (56%). En la media era el 41% y en la baja, sólo el 32%. El director del área de investigación de Moiguer, Martín Eandi, vincula la baja del consumo de marzo a la aceleración de la inflación, así como a la menor llegada de turistas extranjeros y la mayor salida de argentinos al exterior.

Uno de los motivos por los que cae el consumo tiene que ver con la pérdida del poder de compra. Los datos oficiales del salario registrado llegan hasta enero pasado. En el caso del sector privado, los sueldos están 0,7% por encima del ya de por sí bajo nivel heredado del gobierno de Alberto Fernández si se lo ajusta por inflación, según reconoce el último informe del Centro de Investigación y Formación de la Central de Trabajadores de Argentina (Cifra-CTA). Pero sus autores, Pablo Manzanelli y Leandro Amoretti, señalan que si el índice de precios estuviera actualizado de acuerdo con la canasta de consumo actual, donde pesan más las tarifas que a principios de siglo, entonces la remuneración privada estaría 3% abajo. Ni hablar de los sueldos del Estado, por los que pasó la motosierra de Milei: están 16,4% más depreciados que en noviembre de 2023, según la inflación oficial, y 19,5% peor, de acuerdo con el indicador elaborado por Cifra-CTA.

Sólo el 20% de las paritarias firmadas en enero y febrero superó la inflación, según un informe de la consultora CP. El reporte de la firma de Pablo Moldovan y Federico Pastrana lo atribuye a la pauta salarial del 1% que quiso imponer el Gobierno para bajar la inflación, frente a un índice de precios al consumidor (IPC) que no logró domar y ubicar en ese mismo número, sino que fue en escalera: 2,2%, 2,4% y 3,7% en los primeros tres meses del año. Nada de “saludar a la inflación que se va”, como prometía el vocero presidencial, Manuel Adorni, en agosto pasado por la red social X. Encima, con la devaluación de abril, este mes y el próximo el IPC rondaría el 4% o 5%, según anticipan consultores.

“Las paritarias siguen cortas. Continúa la incertidumbre: i) en abril se renegocia el 60% de las paritarias, ii) las próximas negociaciones serán más conflictivas y iii) un rebrote de la inflación puede retroalimentar la dinámica salarial”, advierte el documento de CP. La consultora apunta que este año se interrumpió la recuperación salarial iniciada en septiembre pasado y que en febrero el promedio de las paritarias quedó 4% abajo de la inflación, con hasta 7% en los casos de construcción, el gremio de Gerardo Martínez, y sanidad, el de Héctor Daer, líder de la CGT, mientras que algunos sindicatos aún consiguieron aumentos, como los de entidades deportivas de Carlos Bonjour (9%) y los aceiteros de Daniel Yofra (6%). Los camioneros de Hugo Moyano lograron un 1% de alza real, los de alimentación quedaron en cero, mientras que perdieron 0,8% los bancarios de Sergio Palazzo -que ahora obtuvo una recuperación-, 3,6% los de comercio de Armando Cavalieri y 5,9% los metalúrgicos de Abel Furlán.

El consumo masivo se retrae además porque los consumidores deben destinar más fondos al gasto en otros rubros que se encarecieron más. En el último año, los alimentos y las bebidas no alcohólicas subieron 44,8% de precio, menos que el 57% de inflación, según datos del Instituto de Estadística (Indec) en el área metropolitana de Buenos Aires (AMBA). En cambio, el alquiler de la vivienda, pese a la tan festejada desregulación de Milei y su ministro Federico Sturzenegger, saltó 230%. La luz y el gas, tarifazos mediante, aumentó 156%. Las telecomunicaciones, otro sector desregulado por este Gobierno, se incrementaron 73%. La educación, entre cuotas de colegios privados y útiles escolares, 83%. Con tantos aumentos, no hay plata para el changuito.

AR/DTC

CFK analizó la participación de los asalariados en el PBI: "Todo hace juego con todo"

CFK analizó la participación de los asalariados en el PBI:

Lo hizo al compartir un gráfico que muestra la participación de los asalariados en el PBI argentino entre 1935 y 2024, acompañado de un texto con duros cuestionamientos al gobierno de Javier Milei, a la dirigencia liberal y a los responsables de crisis anteriores.

La expresidenta Cristina Kirchner volvió a posicionarse con un mensaje económico y político desde sus redes sociales este sábado de Pascuas.

“Ese concepto económico, traducido al castellano básico y sobre todo, a una cuestión empírica en la calidad de vida de cada uno de los laburantes, prueba con qué gobiernos la plata te alcanzaba para comprar más cosas, llegar tranquilo a fin de mes y hasta ahorrar…”, escribió la vicepresidenta entre 2019 y 2023.

El gráfico en cuestión fue elaborado por Argendata, perteneciente a la fundación FUNDAR, que según Kirchner es “insospechada de ser peronista o kirchnerista”.

En su análisis, CFK señaló tres períodos de alto poder adquisitivo para los trabajadores:

- 2003 a 2015: “Tres gobiernos del peronismo o kirchnerismo, como más te guste”.

- 1942 a 1954: “Ascenso de Perón desde la Secretaría de Trabajo y Previsión”.

- 1974: “El año de la muerte de Perón”.

A modo de contraste, Kirchner apuntó: “Como ahora, a la inmensa mayoría de los argentinos no le alcanza la guita para nada y la vida cotidiana se hace muy pesada y cada vez más difícil”.

Además, vinculó directamente el deterioro de los salarios con una matriz político-judicial: “Que los responsables políticos de los períodos de mayor participación de los trabajadores en el PBI hayan sido, y sigan siendo, perseguidos, condenados y proscriptos… no es ninguna casualidad”.

En contrapartida, cuestionó el retorno cíclico de funcionarios ligados a procesos de endeudamiento y crisis.

“Los responsables de las estafas financieras del 2001 y el 2018 vuelven, una y otra vez, a manejar el Estado”, escribió, en clara alusión a las gestiones de la Alianza y Cambiemos.

El mensaje finaliza con una de sus frases características: “Como siempre digo, en la Argentina… TODO HACE JUEGO CON TODO”.

MU con información de la agencia NA

Tras los anuncios, el Gobierno porteño cuenta en qué están la línea F, las ciclovías y otros proyectos

Tras los anuncios, el Gobierno porteño cuenta en qué están la línea F, las ciclovías y otros proyectos

Pablo Bereciartua, ministro de Infraestructura de la Ciudad, detalló en diálogo con elDiarioAR el cronograma, las tecnologías y los obstáculos de iniciativas clave como el Trambus, la expansión del subte, la mejora en estaciones y veredas, y la revisión de carriles para bici.

Es ambiciosa la narrativa que impulsa el ministro de Infraestructura porteño Pablo Bereciartua: movilidad eléctrica, avenidas renovadas, una nueva línea de subte y buses con interior de tranvías. Pero todavía hay puntos abiertos sobre los tiempos de ejecución, el financiamiento concreto y la falta de integración con la Nación.

En esta entrevista con elDiarioAR, el ingeniero cuenta el estado de proyectos como la línea F, la estación Sáenz de la H y el recambio de coches de la B, al tiempo que expone su lógica detrás de la remoción de ciclovías o la demora para reponer ascensores y escaleras mecánicas. Una conversación para leer entre líneas, en un momento en el que pensar la movilidad urbana es también preguntarse quién se mueve, cómo y con qué derechos.

–¿Qué proyectos son prioridad para el Ministerio de Infraestructura porteño en 2025?

–Los cuatro que priorizamos son de movilidad eléctrica. Tienen la lógica de unir el norte con el sur, pero no sólo a través del Bajo, sino integrando toda la ciudad. Si querés ir de Caballito a Belgrano o Núñez en subte, tenés que ir al Obelisco y hacer una ve corta. Ahora vas a poder ir en un medio eléctrico integrado con el subte. ¿Por qué eléctrico? Porque la movilidad está yendo a eso. Bajás notablemente el ruido y la emisión de gases de efecto invernadero. 

–Entiendo que eran dos líneas de trambus. ¿Cuáles son los otros dos proyectos? 

–Los cuatro proyectos son línea F de subte, colectivos eléctricos [entre Parque Lezama y Plaza San Martín] y dos trambuses, Transversal 1 y 2, o T1 y T2. La T1 irá de Pompeya a Aeroparque a través de Acoyte y Rivadavia en Caballito, y la T2, de Pompeya a Ciudad Universitaria y Aeroparque a través de Flores. Ya hicimos la licitación de los trambuses. Hubo cinco que compitieron, hay dos finalistas, y en estos días se va a saber cómo se resolvió.

–¿En qué consiste el Trambus? ¿Por qué es Trambus y no bus solo?

–Son colectivos eléctricos que tienen algunas propiedades de tranvía, como la capacidad de distribución de asientos y la superficie vidriada, que te da más confort.

–¿Es decir que lo que sería como tranvía es el interior?

–Exactamente, la forma y la situación del pasajero adentro son más parecidos a un tranvía. Pero, además, tienen algunas ventajas respecto a los tranvías. No tienen catenarias, porque andan con baterías, entonces no generan contaminación visual. Y además tienen ruedas de goma, que no hacen ruido. 

–¿Van por una vía?

–No, no habrá vía, que es una irrupción más en el espacio público. Sí va a haber carriles segregados, que donde se pueda van a ser exclusivos y, donde no, al menos prioritarios. De hecho estamos pensando que van a ir por el centro de las avenidas en las que haya espacio, como Rivadavia, La Plata, Acoyte, Honorio Pueyrredón. Van a estar conectados digitalmente con los semáforos. Cuando se arrimen a uno, el siguiente ciclo se acortará y le dará prioridad. En algunas avenidas de una sola mano van a tener onda verde completa. Así, un viaje de Pompeya a Aeroparque en transporte público, que lleva una hora y cuarenta minutos, tomará una hora y diez minutos. La otra innovación es que se va a poder viajar con el boleto del subte. Si te bajás de la T1 para conectar con el subte, no vas a tener que volver a pagar.

–¿Hay planes para integrar esa tarifa a otros modos? 

–Estamos yendo a una revolución en datos. Desde diciembre tenemos multipago. Eso nos pone en una lista muy corta a nivel mundial. 

–¿Por qué hay molinetes de subte sólo para pago electrónico y otros sólo para SUBE, en lugar de combinar los dos modos en un solo molinete? ¿Hay algún plan para integrar eso?

–Es por Nación, que tiene un monopolio con la SUBE y no quiere abrirlo a la competencia. El Gobierno “pro mercado nacional” no estaría demostrando ser pro mercado. Para que podamos poner todo en un mismo molinete, tenemos que lograr que la licitación de quien administra el sistema financieramente incluya todos los medios tecnológicos, uno de los cuales es SUBE.

El subte

–¿En qué estado está la línea F? Entiendo que los estudios técnicos todavía no están terminados…

–Nosotros la queremos. Y tenemos mucho que ver con todo el plan que se anunció. Nosotros en el sentido de equipo. Lo que se está poniendo en marcha es una visión ambiciosa de cómo mejorar el sistema. Si me explicás que hay una solución mejor para que la ciudad funcione mejor, la escucho. Acá no hay caprichos. No es el proyecto delante de la visión. Es primero la visión.

–¿Cuándo se hará la licitación? 

–La línea F va a tener un llamado a manifestación de interés internacional en las próximas semanas. En paralelo a eso, un equipo que coordina este ministerio ya está trabajando en la documentación para licitar internacionalmente el primer tramo, hasta la avenida Santa Fe. Vamos a sumar equipos externos. Queremos publicar la licitación antes de fin de año, resolverla el año que viene y que el contrato de obra también empiece formalmente el año próximo. Este primer tramo tiene un plazo estimado de 60 meses. Obvio que son obras subterráneas, con interferencias. Por ejemplo, frente al Congreso tenés la línea A y el túnel del Sarmiento que no se usa. Algunos piensan que la F puede entrar entre ambos, y otros, que no y que por eso va a haber que hacerla mucho más profundo. Es como cuando tenés que arreglar el baño de tu casa y decís “Para el sábado, que tengo una reunión, tiene que estar listo”. Y muchas veces no está, o lo terminan el miércoles. Esto es como hacer 20.000 baños…

–¿Por cuestiones técnicas?

–Claro. Y también tiene que acompañar la economía, como siempre. Es una inversión importante.

–¿Cuáles son los planes de financiamiento?

–La Ciudad va por el cuarto año de superávit, 3,9%, y tiene la deuda más baja en 12 años. Eso hace que, en el peor de los casos, la Ciudad pueda financiar con fondos propios, es decir, que podría tomar deuda propia, incluso en el mercado emitiendo bonos. Supongamos que la inversión sea de US$ 1.200 millones, en un 70 o 75% la obra de infraestructura y en un 25% de material rodante. Se podría hacer una licitación de material rodante como la que estamos resolviendo ahora de la B…

–¿Ya se definió la licitación de la B?

–Ya se abrieron los sobres. Se está resolviendo ahora. El año que viene deberían empezar a entregar las formaciones.

–¿Cuánto tiempo pasa entre la entrega del material rodante de la línea B y su puesta en funcionamiento? 

–Con suerte, van a estar operativas en su totalidad a fines del 27. Hay varias obras anexas que hacer. Como la B era un ferrocarril que se enterró, hay que cambiar la potencia a 1.500 voltios para uniformar el sistema. También hay que hacer una obra de mejora de vías, y además hay temas hidráulicos. 

–Quedó pendiente la pregunta sobre los estudios técnicos para la línea F. ¿Se sabe cuándo estarán listos?

–Ya están abiertos al equipo de trabajo. Hay reuniones todo el tiempo. Ya hemos sumado profesionales y vamos a sumar otros con llamados, no sólo con concursos a través de la Sociedad Central de Arquitectos sino también contratando ingeniería. Es probable que los estudios continúen incluso durante la obra porque, para hacerla bien, se necesita un equipo técnico de contraparte todo el tiempo. 

–¿Hay algún plan para reparar ascensores y escaleras mecánicas en el subte? 

–Sí, en estos meses se van a licitar algunas compras de escaleras mecánicas y ascensores. Están presupuestados. Había algunos que por distintas razones estuvieron retenidos en la Aduana durante el Gobierno anterior y hasta hace seis meses. Por eso algunas se van a instalar ahora, porque ya estaban compradas. Hay una necesidad importante de inversión real en accesibilidad. 

–¿En algún momento va a retomarse la construcción de la estación Sáenz de la línea H, que ya fue adjudicada?

–Eso tiene que entrar en financiamiento con cupos de Nación. Es una obra con mucho impacto metropolitano y hemos priorizado las obras eminentemente porteñas, porque es lo lógico. Sáenz es muy cara, cuesta más de 250 millones de dólares mínimo, porque la tierra es mala ahí. Pero se vincula a un ferrocarril metropolitano, donde además también hay que invertir para que tenga impacto. Cuando ves el gran cambio de Madrid en los últimos 30 años, o ves Londres o París, te das cuenta de que los países destinan financiamiento a las grandes ciudades, porque son uno de los principales activos para ser competitivos. A esa mesa no se tiene que sentar la Ciudad sola, sino también la Nación. 

En bici o a pie

–¿Hay planes de movilidad activa? 

–Sí, absolutamente. Salimos con el plan Avenidas Porteñas. “Las ciudades son sus grandes avenidas”, decía [el urbanista francés Georges-Eugène] Haussmann. Y Buenos Aires es una ciudad de grandes avenidas. Vamos a transformar 17. La primera es Independencia, hoy muy degradada. Son 22 cuadras donde vamos a ordenar los servicios públicos, ensanchar veredas, arbolar, cambiar los estacionamientos, mejorar los dos carriles, fijar los contenedores de residuos para que no estén circulando. Donde entre, vamos a poner un boulevard. Donde haya espacio, vamos a separar la ciclovía. La siguiente es Pérez Galdós en La Boca, y Caseros, que se completará. Siguen Fernández de la Cruz, San Juan y Boedo. Respecto de las bicis, por ahí lo sabés, pero terminamos la obra de ensanche de la segunda ciclovía en cantidad de uso en la ciudad, que es Billinghurst, que tiene 3.500, 4.000 usuarios diarios. La ensanchamos, la nivelamos y la hicimos en un solo material. 

–¿Toda la calle del mismo material?

–Toda la ciclovía del mismo material. Esa ya está terminada.

–Quería preguntarle sobre la ciclovía de Tucumán, esas dos cuadras entre Rodríguez Peña y Uruguay que fueron removidas…

–Eso lo tiene que resolver la Justicia. Nosotros presentamos todo para que nos permitan hacerlo. Estamos a la espera de la resolución final. 

–Pero la Justicia ya declaró abstracto el recurso del Gobierno de la Ciudad…

–Capaz está resuelto entonces. En ese caso, si tenemos que reconstruir, lo haremos. Nuestra lectura es que las calles de las ciclovías de Tucumán y Marcelo T. de Alvear tienen otros usos y eso es muy conflictivo, siendo que hay otra ciclovía a 200 metros. Ahí funciona muy mal la calle. Tiene muchos consultorios, hospitales, gente mayor que va a esos lugares. El tránsito se traba permanentemente por una simple ciclovía que se usa re poquito.

–¿Cuándo fue el último relevamiento sobre su uso?

–En septiembre.

–¿Hay algún proyecto para ampliar la red de ciclovías?

–Ahora se van a ensanchar y nivelar las de Estados Unidos y Valle. Las que se usan mucho, mejorémoslas. Y, en el otro extremo, ¿dónde tenemos las mayores congestiones y quejas de otros usuarios que no andan en bicicleta, pero que son ciudadanos porteños? En los tramos donde tenemos tantos consultorios y hospitales, gente que para a comprar cosas… Con una ciclovía ahí hacés que el tipo que tiene que hacer 15 cuadras en auto tarde 30 minutos.

–¿Cuáles son las ciclovías que ustedes dicen que generan problemas?

–Marcelo T. de Alvear está ahí arriba en el tope, por estos usos que te digo. Hay tramos que no los usa absolutamente nadie. Y muchos frentistas que dicen: “Me pusieron una acá y no puedo estacionar en la vereda de mi casa, tengo que dejar el auto en la esquina y caminar 100 metros, y nunca veo un ciclista”. Desde hace 20 años voy tres veces por semana en bicicleta al club, a nadar. Yo la uso, a mí me encanta. No había ciclovías hace 15 años, yo iba en bici por la calle. Además, no es que hay una reglamentación que sólo podés andar en ciclovía, podés andar en bicicleta por la ciudad. La ciclovía te da seguridad. Ahora, si te da seguridad a cambio de que la gente tenga que estacionar y caminar 100 metros con la bolsa del súper o parar en doble fila para bajar la bolsa, empieza a ser... Si me decís que la usan 1.000, 3.000, 4.000 por día, lo que vos quieras. Pero la usan cinco, diez, veinte.

–Si es por números, los vecinos que se quejan por esa ciclovía no llegan a la triple cifra tampoco.

–Por eso lo estamos trabajando. Yo hice un posgrado en Holanda, que es la meca de la bicicleta. Cuando te graduás, vas al canal y tirás la bici con la que estudiaste. Se tiran cientos, y después pasa una chata enorme y las levanta todas. Las limpian y las ponen de vuelta a la venta. Lo que quiero decir es que acá somos pro bicicleta desde hace muchos años. Lo que sí tenemos que ser es pro ciudad. Si la bicicleta en algún lado es un conflicto más que una solución, habrá que revisar eso. Marcelo T. de Alvear es eso.

KN/JJD

Hacer la vertical

Hacer la vertical

Durante la pandemia explotó en China un nuevo género que se empieza a hacer lugar también en Occidente, los mini dramas verticales: historias megadramáticas en episodios de un minuto, consumidas vía apps en la pantalla del celular. Un formato ligero y hecho para hacer dinero, comida rápida para la cabeza.

Hace algunos días caminaba por San Telmo, de noche y, en la esquina frente a Bar Sur, un señor de mi edad miraba en su celular una serie o una película, no quise ser demasiado chismosa, mientras esperaba algo o a alguien. Ya nos acostumbramos, pero además de requerir visión superdotada, esta forma de ver es incómoda y debería ser imposible de disfrutar. ¿Qué calidad de sonido, de imagen, de actuación, se pueden admirar en una pantallita de teléfono? Los hábitos y la tecnología se instalan y, de repente, aparecen formatos nuevos para abastecer este nicho de matar tiempo muerto en microdosis.

La última idea que empezó a romperla comercialmente en mini entretenimiento es lo que se llama “vertical drama” o “micro drama”. Son historias mega dramáticas de trama recargada, en episodios de un minuto: cada serie puede tener 600 o más. Los latinos reconocemos el formato en seguida: son telenovelas con ciertas características diferentes, por su lugar de origen. El nuevo género nació durante la epidemia de covid en China, donde se volvió una industria millonaria. Entre 2021 y 2022 se produjeron allá unas 3.000 series y en 2025 es un negocio valuado en 7 billones de dólares, con 83.000 productoras y ofrecidas por 80 apps. De a poco, el modelo se fue expandiendo a Occidente, donde por lo general toman y adaptan las tramas chinas, en el caso de Estados Unidos acercándola a sus feas soap operas, en América Latina aportando mucho más con nuestra tradición de telenovela. 

Si estamos viendo el nacimiento de la forma de mirar vertical, estos son sus primeros frenéticos y sobreactuados días.

Pero, ¿de qué van los vertical dramas? Son series de géneros populares: el romance interclases, el romance sobrenatural con vampiros u hombres lobo, los conflictos de bullying y familias ricas. Es decir: María la del barrio, Crepúsculo, Betty, La Fea, Pasión de Gavilanes. A veces los algoritmos de TikTok o Instagram ofrecen un episodio para tantear: en el mero minuto ya se entiende todo. Por ejemplo, el que se ofrece gratis de Mommy Don’t Cry, Dad is Sorry (“Mamá no llores, papá lo siente mucho”) basta para enterarse de que: mamá, joven y bella, está internada en un cruel neuro psiquiátrico con su hija de pocos años, muere, le avisan al marido ahora viudo, él va a la clínica, no hay cadáver ni hija, se entera de que es padre por una carta, vemos a su actual esposa, la presunta culpable de que él no sepa de ese embarazo y quizá cómplice de haber hospitalizado a la legítima, feliz ante la desgracia y confusión. Todo en un minuto. Si alguien quiere seguir la pérfida intriga, es posible que encuentre algunos de los episodios gratis, pero jamás todos. El modelo de negocio es así: hay que continuar en una app. La app es gratuita, pero no el contenido. Los packs de episodios se compran con monedas virtuales onda casino: por ejemplo, 500 monedas son 4 dólares. Un plan puede salir 25, o se puede pedir Premium a 0.99 por semana. 

La plataforma más popular hoy es ReelShort, y acá se puede ver la oferta www.reelshort.com/shopping. Hay muchas más. Los mini dramas están pensados solo para el teléfono y se publicitan así: “✨ Todo tiene un precio… incluso el corazón. 💸💔 Amelia Cantu haría lo que fuera por salvar a su hermana, incluso aceptar el contrato más arriesgado de su vida. ¿El trato? Casarse con un multimillonario… y darle un bebé. 👶💍 📅 El Contrato del Bebé del Multimillonario estrena este 22 de febrero en #ReelShort.” La plataforma latina tiene apenas 137.000 seguidores, y la de habla inglesa 2.600, pero se espera que explote, como ya sucedió en Asia. 

¿Quiénes ven los dramas? Sobre todo personas jóvenes de entre 17 a 34 años, más mujeres que hombres pero no tan desparejo (se estima un 60/40%). Muchos son universitarios. Los entrevistados por académicos admiten que la fragmentación y la posibilidad de ver en teléfono ofrecen el deseado minuto de escapismo a la explotación laboral. Es un formato ligero y hecho para hacer dinero, comida rápida para la cabeza. Y es privado, está en tu mano, como un placer culpable. Ya tiene estrellas en ciernes como Kasey Esser, actor protagónico de Fated To My Forbidden Alpha (“Destinada a mi Alfa prohibido”), donde interpreta al hombre lobo Alpha Alexander. Kasey también tiene un gimnasio y estudio de entrenamiento en Los Angeles, porque la industria, por si no queda claro, es precaria en toda su cadena. A los trabajadores les pagan salario mínimo y una serie cuesta un promedio de US$200.000. Las actuaciones son las esperables. No hay motivo, sin embargo, para que no puedan crecer en calidad, o cambiar de géneros, o dar paso a sensibilidades indies. Hoy todo es bastante histérico y gritado y maquillado, en plan maldita lisiada pero, hay que reconocer, a veces dan ganas de terminar de ver, como con una bolsa de nachos, para chuparse la sal y la grasa de los dedos al final.  

Los mini dramas verticales son expresión de algo más amplio, más allá de su inserción como chute de opio mental en la era del trabajo fragmentado. Desde el 2020 el formato de pantalla cambió: crece el vertical por sobre el apaisado u horizontal, y es default para reels de contenido y consumo. Es un cambio importante en nuestra forma de ver: el cine y cualquier pantalla, la de televisión, la de computadora, incluso la tablet o las de entretenimiento del avión, hasta ahora todas han sido apaisadas. Primero llegó la publicidad vertical, luego TikTok y el dominio del teléfono como visor.  ¿Cómo sacamos la mayoría de las fotos? Una apaisada y otra para Instagram, decimos siempre. Si estamos viendo el nacimiento de la forma de mirar vertical, estos son sus primeros frenéticos y sobreactuados días. 

ME/DTC

Altamar, la mansión en la costa atlántica que le ofrendó una importante familia empresaria al Opus Dei

Altamar, la mansión en la costa atlántica que le ofrendó una importante familia empresaria al Opus Dei

Del padre benefactor del Opus Dei a los hijos aportantes de la Fundación Faro, el think tank que financia la batalla cultural de Milei, desde hace décadas el Grupo Neuss, uno de los conglomerados económicos familiares más grandes de la Argentina, aporta a las arcas del ultraliberalismo económico y el ultraconservadurismo social.

13 de noviembre de 2024. Yatch Club de Puerto Madero. Con una cena a US$25.000 el cubierto, el politólogo e influencer de la ultraderecha internacional Agustín Laje presentó la Fundación Faro junto al presidente Javier Milei y su hermana, Karina. Sin rodeos, los tres anunciaron que se trataba de un think tank creado para extender y estructurar la filosofía libertaria, una usina de cuadros y de ideas. Sin simular distancias, los empresarios más importantes del país –en persona o a través de representantes– compraron su silla para mostrar su apoyo; algunos compraron directamente una mesa a US$200.000. En los laterales del primer plano de esa gala con 400 invitados estuvieron dos empresarios jóvenes, los hermanos Patricio y Germán Neuss.

Herederos de un imperio económico con más de un siglo de historia en la Argentina, los hermanos Patricio y Germán Neuss –a los que se suman Juan y Lucila– tuvieron en esa cena su aparición más mediática desde que en octubre de 2020 su padre, Jorge, pasó de las páginas de las revistas empresariales y de lifestyle a las policiales, sin escalas, tras asesinar a su esposa –y madre de los cuatro hijos–, Silvia Saravia, y luego suicidarse. 

Unos días después, en la puerta de un cementerio de la Recoleta cerrado por la pandemia, rodeados de amigos y familiares, los herederos Neuss encabezaron la despedida inesperada de sus padres, a los que decidieron sepultar juntos. Hasta entonces, si bien los hermanos ya eran altos cargos del conglomerado familiar, sólo aparecían como “los hijos de…”.

A principios de los 2000, cuando el país se hundía en su peor crisis económica, Jorge Neuss le regaló a “la Obra” un pedazo de su estancia de casi 5.000 hectáreas en Miramar.

Cuatro años más tarde, los hermanos estuvieron entre los concurrentes a la cena de la Fundación Faro, evento que exhibió con una foto pública su protagonismo en el más alto empresariado vernáculo, además de la continuidad de un vínculo beneficioso y de mucho tiempo de los Neuss con la política y los negocios con el Estado: en los 90, misma época en la que se quedó con la administración del espacio radioeléctrico público, el padre jugaba al golf con Carlos Menem. Ahora, después de su compromiso con la Fundación Faro, los hijos ya están haciendo su propio camino en la misma línea. 

Consecuencia o no de la posición económica, por detrás de los negocios públicos y privados del grupo Neuss, hay también una tradición ideológica de alianza con la ultraderecha. Además de la circulación habitual por colegios de élite y círculos católicos y conservadores, el matrimonio Neuss-Saravia formó parte del ejército silencioso del Opus Dei. La mujer fue supernumeraria de “la Obra”, una categoría de pertenencia para quienes forman familia y que exige someterse a dirección espiritual y a la obligación de hacer aportes económicos mensuales. Su marido no “pitó” como miembro, pero tuvo mucho vínculo con la organización y colaboró con aportes extraordinarios, que no están en la letra de las reglas formales de pertenencia pero que son parte de la dinámica de buen cristiano, en especial de esta rama.

Jorge Neuss hizo uno de los aportes más generosos que tuvo el Opus Dei en la Argentina –aunque muy lejos de los que hizo Goyo Perez Companc– y que ha pasado casi desapercibido: a principios de los 2000, cuando el país se hundía en su peor crisis económica, Jorge Neuss le regaló a “la Obra” un pedazo de su estancia de casi 5.000 hectáreas en Miramar y le construyó allí, en Rocas Negras, una mansión de 2.000 metros cuadrados sobre la línea de playa de Mar del Sur.  

La tierra donde se erige Altamar antes había sido propiedad del agente nazi Karl Gustav Einckenberg, según documentó el investigador Laureano Clavero.

Esa tierra, donde hoy tienen la Estancia y el Haras La Lucila –con cría de caballos de polo y producción agropecuaria–, Neuss la compró en 1997. Hasta entonces se llamaba El Porvenir y, según documentó el investigador y escritor argentino Laureano Clavero, antes había sido propiedad del agente nazi Karl Gustav Einckenberg, quien la compró en 1943 para hacer realidad el plan de ingreso clandestino de oficiales de las SS, que en los años siguientes se refugiaron allí.

La casa se llama Altamar, se usa como “casa de retiro” de miembros varones de la organización y pertenece a la Asociación Cultural Bonaerense, una de las por lo menos 20 asociaciones civiles que la Prelatura de la Santa Cruz y el Opus Dei posee en la Argentina y a través de las que organiza jurídicamente sus bienes. Esa especie de tercerización sirve como fachada para no asumir la propiedad de un imperio de más de 150 inmuebles –ninguno es un monoambiente, algunos son edificios, mansiones o campos– y una veintena de instituciones como clubes, residencias universitarias, colegios y la Universidad Austral. 

Al menos en sus currículums, los herederos de Jorge Neuss no son parte de los círculos formativos del Opus Dei. Tampoco hicieron su educación en la Austral sino en la UCA. No es ahí donde se forjó el vínculo que los une al Gobierno de Javier Milei, sino en Martindale, el barrio privado en el que vivieron toda su vida con sus padres y el que también eligieron ellos para vivir. Es uno de los countries más exclusivos y tradicionales de la oligarquía criolla de la provincia de Buenos Aires. En esas calles los Neuss conocieron a Santiago y Francisco Caputo desde chicos. El asesor presidencial de Milei y su hermano mayor, que es coach y coordinador de la Fundación Faro –en especial del nexo con empresarios– tenían allí casa de fin de semana. 

Después de la UCA, los Neuss se formaron en el exterior y regresaron al país para ingresar al grupo familiar. Sólo uno de los hijos, Juan, tuvo una carrera previa en el Grupo Macro. La amistad con los Caputo sorteó décadas y trayectorias. Se reencontraron ya de adultos, ahora en el poder y en una misma cruzada.