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El detrás de escena de quién operó en la Cámara alta para rechazar la ley. De los Milei y Caputo a un pacto de Rovira con el kirchnerismo. Los senadores del PJ sorprendidos y el rol de Massa. Macri, el gran perjudicado. Y el futuro de CFK en la Corte.
Los senadores misioneros Carlos Arce y Sonia Rojas Decut votaron en contra de la ley de ficha limpia y el tablero político quedó patas para arriba. La bancada peronista abrazándose dentro del recinto, el gesto de sorpresa de la vice Victoria Villarruel, y el rostro de incredulidad y pavor en la pantalla de TN de la macrista Silvia Lospennato fueron postales que revelan que la sesión de ayer fue tan espectacular como ejemplificadora de que el juego de la política a veces tiene misterios que ni sus propios jugadores pueden descifrar. “Creo que nunca nos vamos a enterar del todo qué pasó, lo que está claro es que esto beneficia a Cristina Kirchner, la pone en posición de polarizar con Javier Miolei, y le pega de lleno a Mauricio Macri”, analizó esta mañana una senadora que votó a favor de la norma.
El rechazo de la ficha limpia deja en el aire dos preguntas concretas: qué pasó en el Senado y qué puede pasar hacia adelante, justo en un año electoral donde la expresidenta coquetea con volver a tener una participación. Si bucear en las causas es meterse en terreno fangoso, imaginar las consecuencias lleva al plano de las conjeturas, pero ambas operaciones son válidas a partir de entender cómo queda configurado el sistema político.
La votación de ficha limpia se definió en la última media hora de una sesión larguísima, en la que casi todos los senadores se anotaron para hablar. Ganar tiempo es una práctica habitual para aceitar la “rosca” política. Como publicó elDiarioAR, la bancada de Unión por la Patria sabía aproximadamente desde las 16 que los misioneros votarían en contra y que la ley se caería. La votación fue cerca de las 22. Lo que queda en el aire es si en esas horas intermedias el mandamás misionero Carlos Rovira movió sus fichas de un lado del tablero al otro por pedido explícito de Karina Milei-Santiago Caputo o por acuerdo con el peronismo.
La línea Misiones-Casa Rosada es la que principalmente explica el resultado, según entienden varias fuentes del Senado. Una señal en ese sentido es cómo desembarcó La Libertad Avanza en la provincia del NOA: pidiendo permiso. A principios del 2024, Guillermo Francos y Lule Menem –el armador de El Jefe en las provincias– viajaron a la provincia para hacer las paces con el poder local que representa históricamente el rovirismo. Ese acuerdo valió algunas votaciones clave a favor del Gobierno, como la ley Bases, las frustradas nominaciones de Ariel Lijo y Manuel García-Mansilla para la Corte Suprema y el rechazo a la creación de la comisión investigadora del caso $LIBRA.
La idea de un pacto subterráneo choca con la “explicación oficial” que ensayó LLA, de la cual Milei se encargó de dejar expuesta mostrándose indignado por el resultado. Por lo bajo, el jefe de la bancada libertaria, Ezequiel Atauche, llegó a jurarle a los suyos que él no hizo ninguna llamada hacia los misioneros. Esa idea, sin embargo, no obtura la posibilidad –que es la que más creen en la Cámara alta– de que la negociación en realidad se cosió en Casa Rosada. Ahí las miradas apuntan a la dupla Karina-Santiago Caputo.
“El Gobierno la necesita a Cristina sí o sí en la cancha porque gran parte del votante de Milei no es a favor de él, sino en contra del kirchnerimo; y si la dejan afuera es un arma de doble filo”, analizó un peronista que camina a diario el Senado.
En los últimos días, Atauche se paseó por distintos despachos y medios diciendo que no estaban los votos para aprobar la ley y varias veces quiso posponer la sesión de ayer –como ya había anticipado elDiarioAR–. Su último manotazo fue proponer que los que estaban de acuerdo se comprometan públicamente en Balcarce 50. “Si el Gobierno lo hizo tuvo una capacidad increíble de que no se le filtre durante varios días, lo cual me da qué dudar”, entendió un legislador consultado por estas horas.
Otra explicación que ofrecieron algunas fuentes fue la de un pacto “de impunidad” tejido por el peronismo-kirchnerismo. Es lo que salió a ventilar el PRO para pasar el trago amargo. En la tesis de que “fue el peronismo”, a su vez hay varias subtramas: desde una ruptura de la relación Rovira-Milei a un protagonismo sorpresivo de Sergio Massa.
“Rovira se cruzó por el tema de candidaturas en Misiones y el armado de Karina”, señalaron en un despacho de LLA en el Senado. Esa teoría estaría abonada con las sospechas de corrupción que saltaron en los últimos días por una supuesta “caja paralela libertaria” con aportes de funcionarios del ANSES y PAMI a quienes les habrían exigido un retorno del 10% de sus sueldos. Lo mismo pasó en otros distritos como Chaco o La Plata, aunque en la Justicia esas denuncias mediáticas aún avanzaron muy poco.
Pero en el kirchnerismo aseguran que la votación estaba perdida de antemano. Al menos cuatro senadores de UP así lo suponían hasta una hora antes del resultado final. Una fuente apuntó que Cristina había recibido temprano en el Instituto Patria a José Mayans, Juliana Di Tullio y Anabel Fernández Sagasti, que le dijeron que la definición era la derrota. A lo sumo se podía esperar incorporar cambios de último momento en el texto para que el proyecto vuelva a comisión y luego a Diputados para ganar tiempo. Horas después ellos fueron los que le avisaron a la exmandataria que los misioneros se habían dado vuelta.
Una fuente que opera en todo el campo del PJ precisó que detrás de escena movió los hilos Massa. “Si no fuese porque Sergio cultivó el vínculo con los misioneros, Cristina hoy estaba proscripta. Es un vínculo histórico”, lanzó el operador, que recordó que el tigrense cerró con Rovira cuando era candidato presidencial. Esa línea dejaría expuesta a la expresidenta, que dejó su suerte en otras manos: “Todo fue gracias a los cafés que Massa nunca dejó de tomarse con los anti-Cristina y hay una sobrestimación de ella hacia al Gobierno”, insistió esa voz consultada.
La caída de ficha limpia deja al desamparo al PRO, que siempre levantó el proyecto como bandera política. En ese sentido, el rostro de Lospennato anoche en TV fue más que elocuente. Su propia campaña para las elecciones porteñas –en las que enfrenta, entre otros, al vocero presidencial Manuel Adorni– la hizo con carteles apelando a la ficha limpia.
Indirectamente, además, podría haber consecuencias en la relación Macri-Milei, porque el expresidente queda muy desdibujado y su partido está a tiro de los libertarios: el resultado de los comicios en CABA definirá los términos y condiciones del acuerdo en la provincia de Buenos Aires. “Tal vez después de estos dos fines de semana de elecciones veremos a quién le sirvió más lo que pasó Yo esperaría. Lospennato tirándole a Adorni este tema los últimos días de campaña puede hacer algún daño”, entendieron en una trinchera de LLA.
En el PRO acusaron recibo: “A Mauricio lo debe haber destruído, le pega de lleno”, apuntó una fuente que tiene voto en la bancada amarilla, que entendió que el expresidente “apuró” la votación porque le convenía electoralmente a Lospennato.
Podría haber consecuencias sobre el acuerdo con los libertarios en PBA, donde articulan Cristian Ritondo y Diego Santilli: “Si voltear ficha limpia fue una jugada magistral de Santiago Caputo, ellos van a pensar que estos tipos fuman bajo el agua y se van a querer saltar ya”, dijo la fuente.
Si ficha limpia salía el PRO iba a competir con el Gobierno la autoría del proyecto. “Era un triunfo de todo Juntos por el Cambio”, señaló una voz ex-cambiemita. Esta mañana post-sesión Lospennato salió muy fuerte a cargar contra Milei y Adorni hizo una conferencia en Casa Rosada donde dijo que hubo “impericia” del PRO. Ambos bandos se disputan el electorado porteño de derecha.
Sin ley, ahora los más acérrimos rivales de Cristina Kirchner miran a la Corte Suprema, que tiene que definir aún la validez de la condena en segunda instancia de la causa Vialidad. Esa definición judicial podría sellar la suerte de la expresidenta, pero otra vez está atravesada por intereses cruzados.
Según recogió este medio de fuentes judiciales, la relación entre Horacio Rosatti y el Gobierno no quedó de la mejor manera desde que Milei quiso meter por la ventana a dos jueces que luego fueron rechazados por el Senado. En ese marco de fragilidad, Ricardo Lorenzetti dijo la semana pasada que el máximo tribunal “debería” fallar pronto sobre la situación de CFK, y ella lo recusó. Otra vez el juego de la política y sus misterios que ni sus propios jugadores terminan de descifrar del todo.
MC
Con 36 votos a favor y 35 en contra, la iniciativa que prohíbe que las personas condenadas en segunda instancia por un delito de corrupción se cayó. El festejo del peronismo. El voto clave de los misioneros Rojas Decut y Arce.
“Viva Perón carajo”. El grito de Juliana Di Tullio resonó en todo el recinto cuando el tablero mostró el resultado: con 36 votos a favor y 35 en contra, el Senado había rechazado la Ficha Limpia. Los senadores peronistas se abrazaron, incrédulos. El misionero Carlos Rovira había salido al rescate: los dos senadores que le responden, Carlos Arce y Sonia Rojas Decut, cambiaron su voto a último momento y votaron en contra, dejando a la ley, que hubiese imposibilitado una futura candidatura nacional de Cristina Fernández de Kirchner, sin la mayoría especial que necesitaba.
Ezequiel Atauche, cuando terminó la votación, se mostró sorprendido, casi indignado. “Teníamos los votos contados. No se lo veía venir, estuve todo el día detrás de esto”, afirmó, en una simulación de ira y compunción. Terminó y se encogió de hombros: el jefe de la bancada libertaria, emisario de Santiago Caputo en el Senado, no había parado ni un minuto en la previa de la votación. Pero no había sido para aprobar la ley, sino todo lo contrario.
La objeción de LLA con la Ficha Limpia era más pragmática que programática. Era, por un lado, un problema de timing: la elección porteña estaba a la vuelta de la esquina y Lospennato, la candidata del PRO que Manuel Adorni busca destruir, se había abanderado con la Ficha Limpia durante la campaña. Pero también había un problema de fondo, la preocupación sobre el día después: Javier Milei no termina de hacer pie en la Justicia y un sector del mileísmo teme que la influencia que Mauricio Macri tiene en la Justicia convierta la Ficha Limpia en dolor de cabeza en el futuro.
Al momento de tomar la palabra, sin embargo, La Libertad Avanza defendió a capa y espada la ley. “El que las hace las paga. Y aquí es momento de empezar un camino para darle más transparencia e institucionalidad. Entendemos que los políticos no son los reyes, los dioses, sino que están para servir al pueblo, no para robarle”, reivindicó Atauche, al momento del cierre. Minutos después, el Senado rechazó la ley de Ficha Limpia, que ahora no podrá volver a ser tratada por un año.
Durante las 11 horas que duró el debate, Atauche casi no estuvo en el recinto. Teléfono en mano y acelerado, el senador se la pasó visitando despachos, conversando en pasillos y llamando, desesperado, para intentar convencer senadores que quisieran darle una mano para boicotear la sesión. El Gobierno se había resignado a convocar la sesión, pero no se rendiría sin dar pelea: no quería la ley y tenía dos estrategias para evitarlo.
La primera línea de acción era incluir cambios en la ley, de modo que tuviera que volver a tratarse en Diputados. Sus aliados eran los radicales, que ya venían reclamando introducir nuevos delitos a la Ficha Limpia. Pero no tuvo suerte: los radicales no querían quedar expuestos como los que habían ayudado a dilatar la sanción del proyecto, impulsado por todo el partido.
El Plan B era dinamitar la votación, convencer a algún aliado que pertenecía al “Grupo de los 38” -es decir todos los senadores no peronistas que acompañaban la ley- que votase en contra. No fue fácil, los provinciales no querían llevarse la marca para salir en auxilio del Gobierno, que no terminaba de confesar que no quería la ley. “Que pongan ellos la carita si no quieren que haya ley”, mascullaba, irritado, un senador que integra un bloque provincial de la Patagonia.
El peronismo observaba la danza de Atauche desde afuera: si había alguien que podía boicotear la sesión era el Gobierno, no ellos. En Unión por la Patria le prendían una vela a las maquinaciones de Caputo y Atauche, los aliados más inesperados. Eran los más esperanzados: mientras en el PRO y la UCR aseguraban que la votación estaba cerrada y el Gobierno buscaría una manera de capitalizar la sanción de la Ficha Limpia, el peronismo confiaba en un deus ex machina que saliera en su ayuda.
Al final fueron los misioneros. Arce y Rojas Decut, que responden al líder misionero Carlos Rovira, votaron en contra de la ley con el resto del peronismo y dejaron la votación con solo 36 votos a favor. El tablero dio que la Ficha Limpia se había rechazado. Victoria Villarruel, que presidía la sesión, se mostró sorprendida. Los senadores de UxP más cercanos de CFK, como Di Tullio, José Mayans y Oscar Parrilli, se fundieron en un abrazo de oso.
Antes de que se conociera el resultado, el debate giró, fundamentalmente, en torno a un eje: si la ley era o no contra Cristina Fernández de Kirchner, quien no podría volver a ser candidata a un cargo nacional, debido a la condena de Casación Penal en la causa Vialidad, si la ley se sancionaba. UxP, que fue la única bancada que no dio quórum, dedicó toda la sesión a denunciar que, detrás de la Ficha Limpia, no había otra cosa que un intento de proscripción contra la principal referente del peronismo.
“Este proyecto es contra Cristina. Como no le pueden ganar con los votos la quieren sacar de la cancha. En otra época quizá tocaban la puerta de los cuarteles, ahora tocan la puerta del Poder Judicial”, cuestionó Wado de Pedro, que calificó la Ficha Limpia como “la culminación de un método mafioso de proscripción de dirigentes a partir de manejo de medios y copamiento ilegal de sectores del Poder Judicial”.
“Qué poco originales son los gorilas. Pasamos por bombas, proscripciones, nos mataron 30 mil compañeros, ¿y saben qué? Se van a morir sin entender por qué la gente nos vuelve a elegir. El pueblo solo recuerda a quien puso en valor la dignidad”, cuestionó Anabel Fernández Sagasti.
Hablando a veces a dos voces con Juliana Di Tullio, que acotaba chistes a su lado, la mendocina camporista cuestionó que el oficialismo no quisiera incluir modificaciones para sumar delitos a la inhabilidad -como narcotráfico o trata de personas- y propuso una nueva iniciativa: “¿Quieren Ficha Limpia? Nosotros queremos Nariz Limpia. Queremos un examen toxicológico a cada candidato una vez oficialice su candidatura”, planteó.
Los impulsores de la ley, por el contrario, insistieron en bajarle el tono, rechazando que la ley tuviera nombre y apellido. “Parece que estamos sobrevalorando algo que es algo básico, elemental. Estamos incorporando una condición por la cual determinados ciudadanos no pueden ser elegidos. ¿Quienes son? Ya estuvieron y manejaron el erario público y lo hicieron con cuota de corrupción y por eso tiene dos condenas”, cuestionó el ex presidente del PRO, Luiz Juez.
“Estoy de acuerdo que es una ley con nombre y apellido. Pienso quien fue dos veces presidente que tuvo gran popularidad y la perdió por causas corrupción. Que después de dejar el cargo fue condenado. Que después buscó fueros en el Senado”, enumeró Martín Lousteau e, irónico, agregó: “Esa persona es Carlos Saúl Menem”.
“No se trata de perseguir a nadie. Se trata de construir un andamiaje jurídico”, sumó la larretista Guadalupe Tagliaferri, que aprovechó para sumar un nuevo condimento al debate: la rivalidad despiadada por la paternidad de la ley. “Esta ley no es de autoría de nadie. Ni de un gobierno nacional ni mucho menos de una candidata”, remarcó, apuntando los cañones contra Lospennato, que compite también con la lista que encabeza Horacio Rodríguez Larreta.
Atauche fue el encargado de cerrar el debate. “Hubo muchos intentos para cajonearla. Pero nosotros venimos a cambiar eso”, aseguró, como diciendo: Javier Milei lograría lo que Mauricio Macri no había podido. En el PRO estaban expectantes. Desde un programa de TN, Lospennato seguía la votación en vivo, ya que LLA no la había dejado ingresar al recinto. La cámara mostró su imagen de incredulidad cuando se enteró que el Senado había rechazado la ley. A los pocos minutos, como si ya lo tuvieran preparado, la Oficina del Presidente emitió un comunicado “condenando” la decisión del Senado.
El peronismo, en cambio, cantaba y se reía. A diferencia del PRO, ellos sí sabían desde las cuatro de la tarde que los misioneros votarían en contra y que la ley se caería. “No fuimos nosotros”, aseguró, feliz y risueño, un senador cristinista mientras abandonaba el recinto.
MC
El Senado rechazó por un voto el proyecto de Ficha Limpia: 36 a favor, 35 en contra. Cristina Fernández de Kirchner podrá ser candidata. La ley no podrá volver a tratarse hasta 2026. los legisladores misioneros Carlos Arce y Sonia Rojas Decut quedaron en el ojo de la tormenta.
El proyecto de ley conocido como “Ficha Limpia”, que buscaba inhabilitar como candidatos a cargos electivos nacionales a personas condenadas en segunda instancia, fue rechazado este miércoles en el Senado por 36 votos afirmativos contra 35 negativos, cuando se requerían al menos 37 voluntades para su aprobación.
La iniciativa, impulsada principalmente por Silvia Lospennato, había sido eje de debate público por su posible impacto sobre la elegibilidad de dirigentes como la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner. La sesión, cargada de tensiones, terminó en frustración para quienes promovían el proyecto, que no podrá volver a tratarse hasta 2026.
A continuación, el detalle completo de cómo votaron los senadores:
El resultado generó una inmediata reacción política. Mientras el oficialismo libertario responsabilizó al kirchnerismo y denunció “pactos de impunidad”, desde el entorno de Juntos por el Cambio hubo fuertes críticas a sectores de La Libertad Avanza por permitir que el tema se trate sin los votos necesarios para su aprobación.
Con información de agencias.
IG
Las dos votaciones de la mañana no consiguieron un 'quorum' en torno a ninguno de los cardenales, que esta tarde volverán a la Capilla Sixtina para la cuarta y quinta votación, en las que fueron elegidos Benedicto XVI y Francisco, respectivamente.
El cónclave entra en una segunda jornada en la que se espera una votación crucial
Tanto se esperó la primera fumata negra este miércoles, primer día del cónclave, que la de la segunda jornada era en realidad una doble incógnita: ¿será negra?, pero sobre todo: ¿a qué hora será? El humo oscuro que indica que la tercera votación ha sido infructuosa apareció antes de lo previsto, sobre las 12 del mediodía.
Después de la experiencia de la primera jornada parecía claro que el trámite del sufragio en la Capilla Sixtina estaba costando más de lo previsto: 133 cardenales poniéndose de pie, acercándose a la urna y anunciando en latín que emiten su voto quizá tenía sentido cuando había menos electores. Y aunque aquí no son muy dados a los cambios, incluso la liturgia a veces necesita acomodarse un poco a los tiempos. Pero la segunda jornada, el procedimiento parece ir más sobre ruedas y acomodarse a los tiempos de ocasiones anteriores.
Tercera votación sin acuerdo. A esta altura debe estar claro si el favorito Parolin va acumulando apoyos que le permitan soñar con los 89 votos que le convertirían en Papa, si los moderados pueden ver en él una opción de transición tras el papado rupturista de Francisco, y si los ultras concretan la jugada de apoyar al secretario de Estado a cambio de que ponga a uno de los suyos en un puesto de poder en el Gobierno de la Iglesia.
Benedicto XVI fue elegido en la cuarta votación. Francisco, en la quinta. Fueron cónclaves rápidos, y la expectativa es que este también lo sea. Aunque, como todo en esta elección, empezando por los horarios, es relativo y poco transparente.
Esta tarde habrá dos rondas más de votaciones, precisamente la cuarta y la quinta. La expectativa crece en la plaza de San Pedro y en todo el mundo. Aunque a veces la pompa de las túnicas y los escenarios en los que transcurre este antiquísimo ceremonial distraiga, lo que se dirime aquí es quién será el representante de una institución con casi 1.400 millones de fieles y una figura política –así lo demostró el último Papa, Jorge Bergoglio– de primera línea en el orden mundial.
Las figuras centrales en las religiones, al modo del Papa o el Dalái Lama, no son la norma en otros credos; en el Islam, el Hinduismo, el Judaísmo o ramas cristianas como el protestantismo los líderes ejercen sobre sus congregaciones y son elegidos (o designados) por diferentes métodos.
La figura del Papa es una rareza. Pocas religiones, al menos entre las mayoritarias del mundo, tienen un personaje que, como el pontífice, mande sobre toda la comunidad de creyentes. Ni siquiera las otras ramas del cristianismo (protestantes y ortodoxos son las dos principales) responden a este modelo. Solo el Budismo tiene también un responsable máximo, el Dalái Lama; el Islam o el Hinduismo funcionan más como una suma de diferentes tradiciones y prácticas religiosas en las que el liderazgo se ejerce habitualmente a nivel local por los imames o los gurús, encargados de mantener la tradición. Un rol similar al que juegan los rabinos en el judaísmo, aunque en este caso la religión es más unitaria.
La elección o designación de estos líderes varía según la religión o incluso –dentro de una misma– entre las diferentes corrientes. Desde la búsqueda de la reencarnación del Dalái Lama hasta la designación de los gurús o las votaciones guiadas por la sabiduría del espíritu santo de los cardenales católicos, diversos métodos conviven en los centros de culto.
Agrupadas bajo el paraguas común de Jesús de Nazaret, las diferentes ramas cristianas tienen a su vez diversos modelos de liderazgo. El Papa de Roma ejerce sobre los católicos y es vox pópuli estos días que su elección la realizan 135 cardenales (a quienes nombran los propios pontífices) por una mayoría de dos tercios, una elección guiada, dice la tradición, por inspiración divina. Es la única rama cristiana que tiene un líder máximo tan marcado.
Los protestantes, muy diversos, niegan el primado de San Pedro, por lo que rechazan a sus sucesores al frente del obispado de Roma. A su vez, esta rama tiene distintos modelos. En las iglesias de carácter nacional, como el anglicanismo, el jefe supremo de la religión es el Rey, mientras el Arzobispo de Canterbury es primado de la Iglesia de Inglaterra y líder espiritual: se le considera primus inter pares, de manera que ejerce una posición más simbólica y nominal.
Los ortodoxos, la otra gran corriente del cristianismo, tampoco tienen un líder global. El único cabeza de la Iglesia, sostienen, es Jesucristo. A nivel local, los líderes de las 14 iglesias autocéfalas (autogobernadas) son los patriarcas y metropolitanos, que se consideran iguales y respetan a su vez al Patriarca de Constantinopla, considerado sucesor del apóstol Andrés como el Papa lo es de San Pedro, y ostenta el título –otra vez– de primus inter pares, de carácter meramente simbólico. La función principal del Patriarca de Constantinopla (Bartolomé I es el actual) como líder simbólico honorífico era presidir los concilios ecuménicos y ejerce de alguna manera de portavoz de la iglesia, pero no tiene poder sobre el resto de congregaciones.
Los patriarcas regionales se eligen por votación, algo similar al Papa, aunque como sucedió en el caso de la elección del jefe de la iglesia ortodoxa rusa en 2009, un concilio previo puede seleccionar candidatos. El patriarca de Constantinopla es también elegido por el Santo Sínodo del Patriarcado Ecuménico, un organismo formado por obispos. Bartolomé fue designado por unanimidad en 1991.
Una religión con unos 1.800 millones de personas que tampoco tiene un líder máximo, aunque algunas de sus ramas sí. “La elección de líderes religiosos en el Islam puede variar considerablemente dependiendo del país, movimiento religioso o ideológico”, explica Adil Mohamed Hachmi, responsable de relaciones públicas de la Liga mundo islámico en España.
Los sunitas son el grupo mayoritario, al que pertenecen el 90% de los musulmanes, y sus líderes se conocen como imames. “A menudo son elegidos por la comunidad o la congregación. No hay un proceso formalizado a nivel global, y la elección puede depender de la educación tradicional del conocimiento o memorización del Sagrado Corán y la tradición islámica, o los estudios académicos universitarios de las diferentes grandes universidades islámicas del mundo, como la universidad del Al- Azhar en Egipto, la Universidad Islámica de Medina, la universidad Umm Al Qura, de Arabia Saudi, u otros lugares destacados en Marruecos, Mauritania, Túnez, Turquía, Pakistán, India, Malasia, Indonesia, etc”, elabora Mohamed Hachmi. También puede influir el respeto, los modales o la confianza que inspire en la comunidad, zona o país.
En el Islam chiíta los ayatolás son clérigos expertos en la ley islámica (sharia), con derecho a interpretarla, enseñarla y promulgar sus opiniones doctrinales (fatuas). Por encima de ellos están los gran ayatolás (mayari). Como explica Adil Mohamed Hachmi, estos líderes religiosos chiítas se asocian principalmente con la República Islámica de Irán, aunque también pueden aparecer en las comunidades de países como Irak, Líbano, Bahréin y Yemen.
En algunas comunidades, los líderes son elegidos a través de consejos o seminarios, donde se discuten y seleccionan a los candidatos adecuados basándose en su formación religiosa y su capacidad para guiar a la comunidad.
Según la zona, los líderes religiosos pueden ser influenciados también por factores políticos y culturales, lo que puede afectar cómo son elegidos y reconocidos por la comunidad.
Por último, el imam explica que también se da en ocasiones la “contratación por organismos, instituciones oficiales, gubernamentales o no, como la Muslim World League, o ministerios islámicos de países como Arabia Saudí, Egipto, Marruecos, Turquía, Catar, Emiratos Árabes, Irán, Malasia, los países de los Balcanes, Rusia o movimientos como los hermanos musulmanes, tabligh y dawa, justicia y caridad o desarrollo, etc”.
Originaria del subcontinente indio, la tercera religión con más fieles del mundo (1.300 millones de personas) no es un credo unitario, al menos no como puede entenderse que lo es el cristianismo católico. El hinduismo lo conforman un conjunto heterogéneo de prácticas tradicionales – no existe una institución central que lo regule– y su influencia va más allá de la mera religión hasta considerarse una filosofía de vida que incluye la oración, la meditación y peregrinajes.
“El liderazgo en el hinduismo no está centralizado ni regulado por una única institución. En lugar de una autoridad suprema o jerarquía piramidal, el hinduismo se organiza en torno a una multiplicidad de tradiciones (sampradayas), linajes espirituales (paramparas), escuelas filosóficas y comunidades devocionales (bhakti), cada una con sus propios sistemas de liderazgo”, explica Juan Carlos Ramchandani (Krishna Kripa Dasa), sacerdote hindú (puróhita) y presidente de la Federación Hindú de España.
“En la mayoría de las corrientes, el liderazgo espiritual está encarnado en la figura del guru o acharya, un maestro que guía a los discípulos en su camino espiritual. Su autoridad no proviene de una institución central, sino de su sabiduría, experiencia espiritual, y del reconocimiento por parte de su comunidad o linaje”, continúa. “Un guru puede ser tanto un renunciante (sannyasi) como un casado (grihastha) con profundo conocimiento de las escrituras y la práctica espiritual”.
El rol fundamental de sus líderes es el de guía espiritual (gurú significa literalmente “el que disipa la oscuridad”), explica el sacerdote hindú, “modelos vivientes del dharma” (la conducta justa, ética y espiritual que sostiene el orden del universo y la vida humana), y en muchas tradiciones también tiene entre sus funciones preservar y transmitir un linaje espiritual específico (doctrinas, rituales, prácticas de meditación y enseñanzas éticas).
La diversidad de tradiciones tiene su reflejo en las diferentes maneras que estas tienen de elegir a sus líderes. Los métodos más habituales son la designación directa por el maestro anterior, el reconocimiento espontáneo por parte de la comunidad ante ciertas cualidades excepcionales, la herencia familiar o, en algunos casos, una serie de reglas más formales, como pueden ser un consejo de monjes o unos estatutos que determinen quién puede asumir el liderazgo.
Los seguidores de Buda Gautama sí tienen una figura central que vela por la comunidad. Dalái Lama es el título que obtiene el dirigente de la Administración Central Tibetana y el líder espiritual del lamaísmo o budismo tibetano, y se consideran encarnaciones de Buda Avalokiteshvara, el buda de la compasión. Así, son elegidos desde muy pequeños; el actual Dalái Lama, el número 14, fue designado cuando tenía tres años. Según esta escuela de pensamiento, realmente el Dalái Lama no se elige, se encuentra, en una búsqueda que llevan a cabo los lamas y altos dirigentes del gobierno tibetano tras la muerte de su líder máximo.
Basados en las ideas de la reencarnación y el valor de la mente humana como fuente de todas las cosas, los budistas tienen como meta conseguir el control de la energía esencial que anima la existencia. Quienes completan este viaje con éxito son los llamados bodhisattvas, y entre ellos destacan los tulkus, que han trascendido la influencia del karma y controlan el tiempo y lugar de sus futuros nacimientos. El Dalái lama sería uno de ellos.
¿Cómo es localizada la nueva encarnación de Buda Avalokiteshvara cuando fallece el Dalái Lama? El propio interesado lo explica en su web. “Cuando me vaya acercando a los noventa años [sucederá este 2025], consultaré a los grandes Lamas de las tradiciones budistas tibetanas, al público tibetano y a otras personas interesadas (...) y volveré a considerar si la institución del Dalái Lama debe continuar o no. En ese momento, se tomará una decisión. Si se decide que debe continuar la reencarnación del Dalái Lama y si es necesario reconocer al Decimoquinto Dalái Lama, la responsabilidad recaerá principalmente sobre los funcionarios pertinentes de la fundación Gaden Phodrang Trust del Dalái Lama. Deberán consultar a los jefes de las tradiciones budistas tibetanas y a los Protectores jurados del Dharma que están inseparablemente vinculados con el linaje de los Dalái Lamas. Deberán dejarse aconsejar y guiar por estas personas y deberán aplicar los procedimientos de búsqueda y reconocimiento de acuerdo con la tradición. Dejaré instrucciones muy claras por escrito”, anuncia.
Entre los budistas hay una cierta inquietud en los últimos años porque el Partido Comunista Chino está maniobrando para inmiscuirse en la designación del nuevo Dalái Lama cuando llegue el momento, y ha establecido un sistema por el que el nuevo líder debe ser reconocido por el partido en un juego que mezcla geopolítica y religión. Pero los budistas recuerdan que “el renacimiento” es una opción del Dalái Lama, que puede elegir si la lleva a cabo o no y en su caso dónde. “Tengan bien presente que si la reencarnación no es reconocida por estos métodos legítimos”, advierte el Dálai Lama en su web, “no deberán reconocer ni aceptar a ningún candidato escogido con fines políticos, sea quien que sea, ni siquiera a los que nazcan en la República Popular de China”.
Los rabinos son los líderes principales en el judaísmo, una de las religiones monoteístas más antiguas del mundo, que tampoco tiene un representante máximo. Los rabinos son considerados maestros expertos en la ley judía (Halajáh) y en la interpretación de la Torá (Midrásh) y tienen autoridad en su comunidad. Entre sus principales funciones está el estudio y divulgación del conocimiento religioso, el asesoramiento pastoral, dirigir los servicios de oración o celebrar los acontecimientos de la vida, como los matrimonios, las circuncisiones o los funerales. El término se aplica también al jefe espiritual de una sinagoga.
La forma en que se eligen los rabinos varía según la comunidad. Con carácter general, el proceso de ordenación (semikha) implica la instrucción y estudio de textos religiosos judíos, y la posterior ordenación por otro rabino reconocido. En ocasiones, el rabino es elegido por la comunidad a través de un proceso de votación o consulta.
En Israel, el Gran Rabinato está reconocido en la legislación como la autoridad suprema rabínica y espiritual para el judaísmo y tiene autoridad legal y administrativa para tratar temas religiosos para los judíos del país. El rabinato principal de Israel tiene dos rabinos mayores: uno asquenazí y uno sefardí, quienes son elegidos para periodos de diez años (el actual rabino asquenazí es Kalman Ber y el sefardí es David Yosef, ambos electos desde 2024). Estos se eligen por medio de un órgano electoral compuesto actualmente por 140 personas entre rabinos y figuras públicas.