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Kicillof y Máximo tensionaron la unidad peronista hasta el final, y Karina Milei relegó a Santiago Caputo en favor del PRO

Kicillof y Máximo tensionaron la unidad peronista hasta el final, y Karina Milei relegó a Santiago Caputo en favor del PRO

El gobernador y el hijo de Cristina Kirchner estuvieron distanciados gran parte del sábado y no hubo foto conjunta. La hermana del Presidente cedió ante Ritondo y Santilli, dejando de lado al asesor todoterreno. Los nombres confirmados.

Faltaban apenas minutos para la medianoche de este sábado cuando un funcionario de Axel Kicillof fue lapidario: “Hace una hora que no hay diálogo”, dijo desde La Plata, epicentro del cierre de listas electorales para las próximas elecciones de la provincia de Buenos Aires. El mensaje revelaba la tensión que existió toda la jornada entre el gobernador y Máximo Kirchner para definir los candidatos de Fuerza Patria, principalmente los de la Primera y Tercera Sección -el norte y sur del conurbano-, además de los ediles en los municipios. Sergio Massa estuvo en la capital provincial, pero fue un misterio la ubicación del hijo de Cristina Kirchner -con arresto domiciliario en San José 1111, Capital Federal-.

El kilómetro 0 de la campaña por la Legislatura bonaerense y los concejos deliberantes en los 135 municipios fue a priori más dramático en el oficialismo provincial que en sus retadores. Revela que el pamperonismo ya comenzó a disputar la conducción del espacio de cara al 2027.

El cierre en el frente de La Libertad Avanza ocurrió temprano al caer la tarde: Karina Milei se mostró sonriente en La Plata con los amarillos Cristian Ritondo y Diego Santilli. También se los vió contento a Lule Menem y Sebastián Pareja. La imagen dejó expuesto al ausente: Santiago Caputo nunca apareció en las conversaciones, como tampoco sus dirigentes en las listas. Los libertarios inscribieron a algunos intendentes en funciones, lo que daría la sensación de que son testimoniales, y sorprendieron con un expolicía para disputar el bastión peronista del sur conurbano.

Más ordenado se mostró también al final Somos Buenos Aires, la tercera vía armada entre los disidentes del radicalismo, el peronismo y el macrismo. ¿Nace un nuevo Juntos por el Cambio?

En los hechos, la elección del próximo 7 de septiembre son ocho elecciones en simultáneo, porque cada sección vota cargos distintos. La Primera (norte del conurbano), Cuarta (oeste provincial), Quinta (que abarca la costa atlántica) y Séptima (el centro de PBA) renuevan sus senadores en la Legislatura. La Segunda (norte provincial), Tercera (sur del conurbano), Sexta (sur provincial) y Octava (La Plata) eligen a sus diputados. A su vez, cada partido renueva a la mitad de sus concejales y consejeros escolares.

Katopodis, el ministro de Kicillof que encabezará la lista peronista en la Primera Sección electoral.

Kicillof, Máximo y Massa, sin foto de unidad

Fuerza Patria logró la unidad forzada cerca de las 2 de la madrugada pero Kicillof y Máximo no pudieron mostrarse juntos. Tampoco quisieron hacerlo durante las jornadas previas, donde llegó a haber peleas a gritos. Hasta bien entrada la noche hubo misterio por los nombres y se pidió una prórroga a la Justicia Electoral cuando hubo un repentino corte de luz en la Legislatura: finalmente las autoridades habilitaron hasta este lunes a las 14 la posibilidad de confirmar los postulantes.

Finalmente, como anticipó elDiarioAR, Gabriel Katopodis, ministro de Kicillof, quedó como cabeza de la Primera; y Verónica Magario, vicegobernadora, en la Tercera. Sus figuras marcó que la pulseada fue para Kicillof, aunque el resto de las secciones fueron para La Cámpora, interpretó un operador.Habrá que esperar, sin embargo, la depuración total de las listas y sobre todo de los municipios para determinar qué tribu ganó o perdió más (en las intendencias gobernadas por un peronista era compleja la cesión de lugares al resto de los socios internos). Al comienzo de la semana la proporción negociada por los tres socios era que el Movimiento Derecho al Futuro y La Cámpora se repartían casi la misma cantidad de lugares, y poco menos para el Frente Renovador.

“Hay acuerdo final”, comentó un operador pasada la medianoche. “Es un quilombo de la san puta”, dijo un funcionario de Kicillof. A las 7.48 del domingo llegó un mensaje del vocero de uno de las principales espadas: “Ya está, hay unidad”. Las cabeza de listas en las secciones del peronismo son finalmente:

  • Primera: Gabriel Katopodis, ministro de Kicillof. Irá acompañado por Malena Galmarini, esposa de Massa.
  • Segunda: Diego Nanni, intendente de Exaltación de la Cruz.
  • Tercera: Verónica Magario, vicegobernadora. Estará acompañada por Facundo Pignanelli, de La Cámpora, actual jefe del bloque de diputados bonaerenses.
  • Cuarta: Diego Videla, de La Cámpora, titular del Concejo Deliberante de Pehuajó.
  • Quinta: Fernanda Raverta, extitular del Anses, de confianza de Máximo y Cristina Kirchner.
  • Sexta: Alejandro Dichiara, exintendente de Monte Hermoso, cristinista.
  • Séptima: Inés Laurini, concejala de Azul, cristinista.
  • Octava: Ariel Archanco, diputado bonaerense por La Plata, de La Cámpora.
Lule Menem, Diego Santilli, Karina Milei, Cristian Ritondo y Sebastián Pareja.

Karina corrió a Caputo y bendijo a un policía

Mientras el pamperonismo discutía, Karina pactó con Ritondo que la cabeza de la lista en la Tercera sea para Maximiliano Bondarenko, un expolicía de la Bonaerense y actual concejal de Florencio Varela. Salió del entorno de Pareja pero tiene pasado cerca de María Eugenia Vidal, es decir con Ritondo.El asesor Caputo pugnó por el secretario de Culto, Nahuel Sotelo. Las Fuerzas del Cielo no consiguió casilleros.

En la Primera irá el intendente de Tres de Febrero, Diego Valenzuela, íntimo de Milei, lo que desafía la narrativa anti-casta del Gobierno: ¿será un candidato testimonial? También jugará como cabeza de la Quinta el intendente de General Pueyrredón, Guillermo Montenegro, uno de los amarillos que más negoció con los violetas.

Detrás de las candidaturas de LLA Ritondo y Santilli quedaron con un sabor agridulce. Consiguieron un tercio de los lugares “entrables”, cuando la proporción en la negociación previa era 25-75, pero no pudieron evitar la ruptura territorial amarilla. Por ejemplo, en Vicente López, terruño de Jorge Macri vía Soledad Martínez, Karina cedió a que de los nueve concejales el PRO no solo encabezara, sino que metió cinco más. En reverso: cuatro intendentes macristas del interior rompieron y jugarán por su lado: Javier Martínez de Pergamino; Diego Reyes de Puan; María José Gentile de María José Gentile y Pablo Petrecca de Junín.

En general las listas de LLA se llenaron con nombres de Karina-Pareja más exmacristas y experonistas. Las cabezas para las secciones de La Libertad Avanza quedaron:

  • Primera: Diego Valenzuela, intendente de Tres de Febrero.
  • Segunda: Natalia Blanco, presidenta de bloque de concejales PRO de Zárate.
  • Tercera: Maximiliano Bondarenko, expolicía de la Bonaerense.
  • Cuarta: Gonzalo Cabezas, parejista, director nacional de Relación con los Municipio.
  • Quinta: Guillermo Montenegro, intendente de General Pueyrredón (PRO).
  • Sexta: Oscar Liberman, un personaje excéntrico que se presenta como escritor, músico y economista libertario.
  • Séptima: Alejandro Speroni, exsubsecreatario Legal del Ministerio de Economía.
  • Octava: Juan Esteban Osaba, de confianza de Pareja.
Somos Buenos Aires, el frente de Manes-Zamora-Schiaretti.

¿El nuevo JxC?

Somos Buenos Aires buscará ser la tercera vía a partir de la alianza de los disidentes peronistas, radicales y macristas. Bajo ese paraguas convivirán figuras referenciadas en el cordobés Juan Schiaretti, la vertiente de la UCR de Facundo Manes y Martín Lousteau, la Coalición Cívica de Elisa Carrió, y nombres con peso territorial propio como el intendente de Tigre, Julio Zamora, y los amarillos hermanos Passaglia que conducen San Nicolás.

Zamora y Manuel Passaglia son las principales novedades de la fuerza que tiene como armador tras bambalinas a Emilio Monzó, aliado de Miguel Pichetto en Diputados. La intención del armado es contener a los desencantados con el mileísmos y los agotados del kirchnerismo. Los primeros candidatos del espacio serán:

  • Primera: Julio Zamora, intendente de Tigre, peronista.
  • Segunda: Manuel Passaglia, hermano del intendente de San Nicolás, macrista.
  • Tercera: Pablo Domenichini, rector de la Universidad Nacional Guillermo Brown, radical de Lousteau.
  • Cuarta: Pablo Petrecca, intendente de Junín, rompió con el PRO.
  • Quinta: Maximiliano Suescun, jefe comunal de Rauch, radical del espacio de Maxi Abad.
  • Sexta: Andrés De Leo, dirigente de la Coalición Cívica.
  • Séptima: Fernando Martini.
  • Octava: Pablo Nicoletti, titular de la UCR de La Plata.

MC

Heridos, peleas, negociaciones contra reloj y el peronismo al borde de la fractura en el cierre de listas bonaerense

Heridos, peleas, negociaciones contra reloj y el peronismo al borde de la fractura en el cierre de listas bonaerense

Karina Milei estuvo a cargo de terminar de afinar las listas de LLA, junto con Cristian Ritondo y Diego Santilli. En La Plata, Axel Kicillof, Sergio Massa y Máximo Kirchner intentaban salvar la unidad del peronismo.

Quiénes, dónde y porqué: las claves para entender el cierre de listas de las elecciones bonaerenses

El cierre de listas de candidatos para las elecciones bonaerenses del 7 de septiembre dejó, como era esperar, un tendal de heridos y varias peleas en el medio, tanto en la flamente allianza La Libertad Avanza-PRO como en la oposición, desde el renovado frente peronista de Fuerza Patria hasta los que buscan ocupar la avenida del medio con Somos Buenos Aires. Hasta último momento cada uno escondió sus cartas mientras las negociaciones corrían contra reloj.

Al cierre de esta edición, la Libertad Avanza y el PRO parecían haber dejado atrás sus diferencias y comenzaban a anunciar sus candidatos. En el peronismo, el clima era lo opuesto y la unidad aparecía cada vez más lejana.

Algunos de los primeros en confirmar fueron dos dirigentes salidos del PRO quienes encabezarán las listas de LLA. Por un lado, Guillermo Montenegro, intendente de Mar del Plata, irá primero en la lista de senadores por la Quinta Sección, en tanto otro jefe comunal, Diego Valenzuela, de Tres de Febrero, –quien ya había hecho oficial su salto a las filas violetas–, será candidato a senador por la Primera Sección. Valenzuela estará acompañado en la lista por María Luz Bambaci, funionaria del Ministerio de Seguridad nacional, y Luciano Olivera, militante libertario.

En la Tercera, bastión histórico del PJ, el encargado de dar la pelea por LLA será el exintegrante de la Policía Bonaerense y actual concejal de Florencio Varela, Maximiliano Bondarenko, mientras que en la Séptima y Octava los candidatos serán Alejandro Speroni y Juan Osaba.

Además, Leila Gianni, la ex kirchnerista devenida en libertaria, será la primera candidata a concejal de La Libertad Avanza en La Matanza.

Karina Milei, secretaria general de la Presidencia, fue quien comandó en persona las negociaciones desde un hotel en La Plata junto a su armador, Sebastián Pareja. Allí estuvo reunida con los dirigentes del PRO Cristian Ritondo y Diego Santilli y su asesor Eduardo ‘Lule’ Menem.

El peronismo al borde del colapso

La Plata fue tambien el lugar donde el peronismo de Fuerza Patria mantuvo las negociaciones. El gobernador bonaerense, Axel Kicillof, y el referente del Frente Renovador Sergio Massa, estuvieron reunidos hasta bien entrada la noche en la sede de la gobernación. La unidad en el peronismo pendía de un hilo.

Kicillof parecía decidido a poner candidatos del Movimiento Derecho al Futuro (MDF) en la Primera y Tercera Sección Electoral. En la Tercera, la disputa en el MDF estaba entre la vicegobernadora Verónica Magario y el intendente de Almirante Brown, Mariano Cascallares, para integrar la lista de diputados provinciales.

Mientras que en la Primera se encontraban en disputa para encabezar la lista de senadores bonaerenses el ministro de Infraestructura Gabriel Katopodis y el jefe comunal de Pilar Federico Achaval.

Según indicaron a Noticias Argentinas fuentes partidarias, en el MDF existen además desacuerdos con relación a las candidaturas testimoniales de intendentes: hay visiones contrapuestas respecto de instrumentar o no esa posibilidad.

Uno de los primeros en confirmar su candidatura fue el intendente de Berazategui, Juan José Mussi, quien irá como candidato testimonial del peronismo y encabezará la lista de concejales de ese distrito.

“La encabezo como primer concejal, un puesto testimonial: no voy a asumir, ya que seguiré siendo intendente”, había aclarado Mussi ayer al presentar la nómima de su espacio, bautizada ‘Elijo Berazategui’.

Somos Buenos Aires

Con posteo en X el intendente de Junín, Pablo Petrecca confirmo lo que era un secreto a voces, que se alejará del PRO luego del acuerdo que el partido hizo con los libertarios para sumarse Somos Buenos Aires. “Los valores en los que creo guiaron cada una de mis decisiones. Soy del PRO, y eso no cambia”, dijo Petrecca.

La izquierda

Poco después del mediodía de este sábado, el Frente de Izquierda- Unidad (FITU) anunció sus candidatos y se conviertió en el primero en oficializar sus listas. Nicolás del Caño encabezará la lista en la Tercera Sección Electoral, mientras que Romina Del Plá liderará la Primera junto Néstor Pitrola.

Siete semanas para una elección provincial que puede reformatear el tablero político

Siete semanas para una elección provincial que puede reformatear el tablero político

Incógnitas múltiples en el último bastión del cristinismo. Los votantes de la tercera sección electoral tienen la palabra. Una alternativa para salir de la encerrona: el caso Monteverde. Años de letanía y ensimismamiento.

La Provincia de Buenos Aires se transformó hace tiempo en la casa por excelencia del kirchnerismo. En ninguno de los otros 23 distritos electorales, la vertiente peronista fundada por Néstor y Cristina Kirchner tiene hoy un peso tan decisivo como en la provincia en la que viven 37% de los habitantes de Argentina.

En el resto del país, la figura de Cristina sigue teniendo raigambre en segmentos populares y clases medias de tradición progresista —más o menos críticos—, pero dejó de ser una carta de triunfo años atrás. Por el contrario, en ciertas provincias —Córdoba, Mendoza, Capital Federal—, la asociación de las expresiones locales con el mundo Kirchner es una carta de derrota. En Santiago del Estero y Formosa, el kirchnerismo sigue obteniendo triunfos por amplio margen, aunque de la mano de liderazgos locales muy asentados, que manejan sus propias lógica a y hoy responden a la expresidenta, y mañana podrían no hacerlo.

Nadie es tan consciente de esa relativa debilidad como la propia Cristina, que desde 2015 se vio obligada a elegir tres candidatos presidenciales de su espacio que matizaran el signo kirchnerista, a costa de la contradicción intrínseca de la campaña, el borroneo programático y, en la última y traumática experiencia, la disfuncionalidad en el ejercicio del Gobierno. El eje Cámpora-Patria encontró una forma de asimilar el proceso: Cristina fue demasiado generosa al sacrificarse en pos de la unidad y la victoria, pero no fue correspondida por delegados incapaces, mezquinos o traidores.

Hasta hace un tiempo, los politólogos estimaban que el resultado electoral en la provincia de Buenos Aires era en sí mismo un buen predictor para todo el país. No sólo por la incidencia evidente de un distrito en el que viven más de tres de cada diez votantes, sino por la composición social, económica, laboral y demográfica, que hacía que el sufragio en Buenos Aires fuera proyectable a la Nación. En lo que va del siglo XXI, se abrió una brecha y esa interpretación dejó de valer. Varias elecciones recientes terminaron con el peronismo bonaerense unos cuantos puntos por encima del promedio nacional.

Si se afina la mirada, el peso determinante del cristinismo se circunscribe a la medialuna de unos cuarenta kilómetros que rodea a la Ciudad de Buenos Aires: el conurbano. En las principales ciudades del interior bonaerense, como Mar del Plata, La Plata, Bahía Blanca y San Nicolás, el comportamiento electoral se parece al de provincias vecinas con mayor presencia antiperonista y/o antikirchnerista.

No obstante, la delimitación de una expresión política en el conurbano sigue siendo de enorme significado. En 39 partidos del Gran Buenos Aires vive cerca de 25% de los 47 millones de argentinos. Entre las secciones primera (norte y oeste; Vicente López, San Martín, Moreno, Morón, Campana) y tercera (oeste y sur; Quilmes, Lomas de Zamora, La Matanza, Avellaneda, Lanús, Lobos), suman un padrón de 9,4 millones de electores, que se dividen en partes iguales.

Corresponde agudizar el foco para comprender dónde radica el corazón del voto cristinista/kirchnerista.

Mapas, votos y escenarios

La primera sección combina municipios urbanos con menor índice de necesidades básicas insatisfechas y mayor presupuesto por habitante del país (Vicente López, San Isidro, Morón, Tigre), otros heterogéneos en su composición socioeconómica (San Martín, Tres de Febrero), terceros más humildes (José C. Paz, Merlo, Moreno), unos cuantos con importantes áreas rurales (Suipacha, Las Heras, Campana, Navarro) y los que contienen cascos urbanos relevantes y, en las afueras, concentran la mayor cantidad de barrios privados, separados de otros abiertos y humildes, paredón de por medio (Pilar, Escobar, Tigre).

En la segunda vuelta de 2023, en la que Milei se alzó con 56% de los votos nacionales, Massa obtuvo 58% en la sección del conurbano oeste-sur,

Ese conglomerado de la primera sección se ha venido comportando electoralmente en forma bastante pareja entre el peronismo y el antiperonismo. En el pasado balotaje, Javier Milei triunfó en catorce partidos de la sección (con un pico de 64% en San Isidro), y Sergio Massa, en diez, con leve ventaja para el segundo en el total, similar al de la provincia en su conjunto.

En cambio, la tercera sección —no exenta de diversidad sociodemográfica— demostró un liderazgo inexpugnable del peronismo liderado por Cristina. En la segunda vuelta de 2023, en la que Milei se alzó con 56% de los votos nacionales, Massa (Unión por la Patria) obtuvo 58% en la sección del conurbano oeste-sur, y triunfó en todos los partidos de trabajadores y populares, con un pico de 63% en Florencio Varela, mientras el ultra sólo ganó en los cinco más asimilables a las características del interior rural de la provincia (Lobos, Cañuelas, Brandsen, Magdalena y Punta Indio).

De modo que el resultado de la elección para diputados y senadores provinciales y concejales municipales de la tercera sección electoral, convocada para el 7 de septiembre próximo, en siete semanas, puede llegar a determinar el destino político inmediato del proyecto de los Hermanos Milei.

La mesa electoral cuenta con representación de los tres socios del peronismo bonaerense: Máximo Kirchner, Sergio Massa y Axel Kicillof

Cualquier resultado parecido a un empate en la tercera sección, y ni hablar de una victoria de la alianza La Libertad Avanza-PRO, el camino de la ultraderecha a la elección nacional de medio término del 26 de octubre podría asemejarse a un paseo. En la vereda de enfrente, un resultado agrio para Fuerza Patria o la suma de sus partes —se negociaba febrilmente la remanida “unidad”, al cierre de esta edición— en La Matanza y Lomas de Zamora, y la consecuente derrota provincial significaría una repliegue sobre sí del eje Instituto Patria-Cámpora todavía mayor, y el fin del proyecto presidencial de Axel Kicillof. Los intendentes entrarían en desbandada y el peronismo en su conjunto se atomizaría, con emergentes ávidos de dejarse seducir por Milei.

Aunque los Kirchner centrarían la responsabilidad de un eventual mal resultado en la decisión de Kicillof de desdoblar los comicios, la aceleración del fin del liderazgo de la expresidenta parecería inevitable. Si Cristina ni siquiera garantiza una victoria en su último bastión, fuere porque perdió apoyo popular o autoridad, la lealtad y su impostura habrán perdido incentivos. Desde dónde y bajo qué forma podría llegar el desafío es una de las mayores incógnitas de la política.

Claro que la hipótesis contraria está sobre la mesa. Una victoria muy contundente del peronismo en la tercera sección proyectable a toda la provincia demostraría que la resistencia a Milei es fuerte. Aunque habrá una disputa por la paternidad de un eventual triunfo peronista, otro elemento saliente sería que Kicillof quedará en condiciones de discutir mano a mano en la primera liga de la política.

La lectura inmediata de un mal resultado para Milei en el sistema de poder, tanto político como financiero, agitaría las aguas en los días y semanas posteriores, y modificaría la perspectiva de un triunfo de LLA el 26 de octubre. Se precipitaría una crisis en el Mundo Milei, sus gritos, sus groserías, el canchereo de los funcionarios que suben y bajan tasas como si timbearan, la compulsión a tomar deuda, los streamings fascistas y las pantallas enardecidas de Clarín, América y La Nación.

Así las cosas, en la noche electoral, habrá que mirar qué hicieron los habitantes de la villa Virrey del Pino, en La Matanza, o las familias de siderúrgicos de Avellaneda, o aquéllos que se levantan a las seis, combinan colectivo, tren y subte para llegar a su trabajo precario en el centro de la Capital desde Florencio Varela o Rafael Castillo, y traen algo en el tupper o comen un pancho de parados. El “qué hicieron” incluye la duda de a quién votaron, y si votaron.

Se precipitaría una crisis en el Mundo Milei, sus gritos, sus groserías, el canchereo de los funcionarios que suben y bajan, la compulsión a tomar deuda, los streamings fascistas y las pantallas enardecidas de Clarín, América y La Nación

Un tercer escenario provincial también es obviamente factible: resultado parejo o incluso victoria de LLA por un margen escaso, que prolongue la situación actual de preeminencia de la ultraderecha, sin que se despeje del todo lo que el mundo financiero entiende como “el riesgo populista”.

Para mayor incertidumbre, los barrios más humildes del conurbano son los más difíciles de medir en los sondeos y los que han dado mayores sorpresas con sus vuelcos electorales y su abstención en los últimos años.

¿Derechización?

El Gobierno, consultores y medios transmiten y promueven una supuesta épica que “padece, pero apoya” un ajuste que perfora la vida de los hogares y los barrios, porque se prioriza la “estabilidad” y se premia un proyecto “que termine con todo lo anterior”. Es probable, o lo contrario.

Juan Monteverde, quien acaba de ganar la elección municipal en Rosario con una alianza entre su partido, Ciudad Futura (izquierda), y el peronismo, no observa tal resignación, ni una corriente mayoritaria de apoyo a Milei, ni un proceso de derechización social. “Hay desafección de una parte de la población, que es más que una crisis de representación. Significa que muchos no ven una conexión entre lo que pasa ahí arriba, en la dirigencia, y su vida cotidiana”.

Ante ello, el concejal rosarino tiene claras dos opciones a evitar: derechizar la propuesta para supuestamente sintonizar con la corriente relatada en los medios, o “empantanarse en la misma forma y discurso, refugiarse en identidades, a la espera de que la gente recapacite y sienta en carne propia las consecuencias de lo que votó”, lo que define como “una postura horrible”.

Hay desafección, que es más que una crisis de representación. Significa que muchos no ven una conexión entre lo que pasa ahí arriba, en la dirigencia, y su vida cotidiana

Juan Monteverde

Monteverde, una de las voces más novedosas de la política, vislumbra que una “alternativa, que significa más que oposición, será lo que permitirá sintonizar con una mayoría social, que viene de abajo hacia arriba y de la periferia al centro, para superar esta vergüenza que sentimos como país de tener a este Presidente”. Para el dirigente, la alternativa supone sostener proyectos concretos que permitan construir un horizonte, y demostrar de qué modo la política se vincula a mejor transporte, seguridad y acceso a los alimentos.

Dos años después

Un dato saliente es que el eje Cámpora-Patria logró imponer en el debate interno del peronismo, —al punto de que sus medios y streamings no atinan siquiera a repreguntar la idea contraria—que Cristina no tuvo responsabilidad alguna en el fracaso del Gobierno del Frente de Todos. Que, por el contrario, la expresidenta alertó sobre la “necesidad de alinear crecimiento con precios, tarifas y salarios”, pero no fue escuchada.

Era 2021, la pandemia no terminaba, y el eje Cámpora-Patria ya había decretado que Alberto Fernández era un “pelele” y “un traidor”, y Martín Guzmán, “un infiltrado del poder financiero internacional”; frases de sus voces más hirientes, no contradichas, más bien confirmadas en las cartas de la jefa del espacio. Ese año, el PBI de Argentina creció 10%, una recuperación plena e inesperada por todos los pronosticadores económicos y el FMI desde la caída del 2020, año hundido por el peso de la deuda de Macri y el coronavirus.

Luego de un mensaje grabado, los militantes en Plaza de Mayo escucharon el llamado telefónico de Cristina Fernández de Kirchner.

Desde aquella ofensiva de mediados del Gobierno de Fernández, el cristinismo no se movió un ápice. Más bien, se felicita por su rechazo al acuerdo de pagos de la deuda con el FMI que había tomado Macri. Ese acto de arrojo protagonizado por Máximo Kirchner y avalado por su madre fue en el medio del río, tras dos años de negociaciones en las que ni se había esbozado el desconocimiento de esa deuda, apenas consumada una derrota electoral y en el comienzo de una guerra en el centro de Europa que desbarató la economía mundial. Siguió un pacto con Massa, una sequía y un final a toda orquesta, con devaluación y dilapidación de subsidios, caldo de cultivo ideal para que la promesa de dolarización de Milei hiciera estragos.

Kicillof esbozó hace más de un año la necesidad de entonar “nuevas melodías”. Acto seguido, guardó la guitarra, acaso porque el eje Cámpora-Patria dedicó toda su energía a hacer tronar el escarmiento

Por si la letanía del cristinismo ortodoxo no fuera de por sí insuficiente para interpelar a una familia que padece quince años de una economía a los tumbos o en recesión, el peronismo bonaerense ofreció un capítulo agotador de una pelea entre los Kirchner y Kicillof, con múltiples condimentos de continuidad de aquélla con Alberto Fernández. El forcejeo impresentable por la presentación de listas que se extendió hasta la madrugada de este domingo marco un eslabón más de una dinámica tóxica.

El gobernador bonaerense esbozó hace más de un año la necesidad de entonar “nuevas melodías”. Acto seguido, guardó la partitura, acaso porque el eje Cámpora-Patria dedicó toda su energía a hacer tronar el escarmiento. Más que componer melodías, Kicillof entendió que debía que centrarse en forjar un escudo y una red de protección ante el ataque de Milei, e intentar un armado electoral que le permitiera sobrevivir a los Kirchner. El cálculo incluye la condición de que las elecciones que él mismo adelantó, y para las que anuló las primarias obligatorias, no lo saquen de pista.

Ya lo expresó Mayra Mendoza, la principal espada pública de Cristina y Máximo. La intendenta de Quilmes se siente mucho más “convocada por Guillermo Moreno para volver a enamorar” que por Kicillof, quien la decepciona.

SL

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El futuro del Congreso: teléfonos apagados, una oposición que se reagrupa y un Presidente que apuesta todo a octubre

El futuro del Congreso: teléfonos apagados, una oposición que se reagrupa y un Presidente que apuesta todo a octubre

Javier Milei viene de sufrir varias derrotas legislativas, pero no se comunicó aún con los aliados. El rol del triunvirato de gobernadores violetas, Frigerio, Cornejo y Zdero. La aritmética del veto a jubilados. La nueva sesión opositora en Diputados.

El Gobierno casi ni levantó el teléfono para llamar a los aliados luego del tendal de tortazos legislativos que le infringió la oposición en el último mes. No hubo cumbre política en La Rural ni mensajes de segundas líneas con propuestas alternativas para los gobernadores. No hubo acercamientos hacia los aliados heridos. La atención de los operadores políticos de Casa Rosada estuvo focalizada en el cierre de listas de la Provincia de Buenos Aires y no hubo lugar para otra cosa: la semana bisagra de Javier Milei se convirtió en un limbo, un no lugar de dilaciones que fantasea con que la elección de octubre solucione todos sus males.

Javier Milei viene de sufrir varias derrotas consecutivas en el Congreso, y todavía tiene tres grandes desafíos legislativos por delante. Primero, evitar la sanción de los proyectos de los gobernadores –la distribución automática de los Aportes del Tesoro Nacional y la coparticipación del impuesto a los combustibles líquidos– que ya cuentan con media sanción en el Senado. Se le suma, además, la insistencia de la emergencia en Bahía Blanca, que Milei vetó: una iniciativa con poco costo fiscal pero gran costo político si la oposición, en la Cámara de Diputados, logra revertir el veto presidencial. Sería la primera vez.

Francos y los gobernadores se cruzaron en La Rural en medio de la tensión por los fondos

La estrategia de Martín Menem, en este caso, es sencilla: dilatar el tratamiento, no convocar a las comisiones, forzar a la oposición a que convoque a una sesión para emplazarlas y, cuando llegue el momento, vetar la ley si es necesario. Para los Menem –Martín y su primo Lule, el operador político de Karina Milei–, el tiempo es amigo del Presidente. Es cuestión de aguantar.

Aguantar hasta que pase el frenesí del cierre de listas bonaerenses, que dejó varios heridos del PRO en el camino, como los hermanos Passaglia o Pablo Petrecca (Junín). Y aguantar hasta que las conversaciones con los gobernadores amigos terminen de llegar a buen puerto, es decir: hacia una alianza electoral. Este es el caso de Alfredo Cornejo (Mendoza), Rogelio Frigerio (Entre Ríos) y Leandro Zdero (Chaco): el triunvirato de gobernadores que más cerca está de pintarse de violeta en las elecciones de octubre.

Los tres mandatarios observan la imagen positiva de Milei en sus distritos y llegan a la misma conclusión: mejor ceder lugares en la lista nacional –en el caso de Entre Ríos, se eligen además senadores– y asegurarse la gobernabilidad de los distritos. Zdero ya cerró una alianza local con LLA y ahora planea hacer lo mismo en la nacional. Cornejo, que fue uno de los impulsores de las leyes para fondear las cuentas de las provincias, también se prepara para ceder y someterse a la lapicera de Karina.

Cornejo (Mendoza), Valdés (Corrientes) y Zdero (Chacho), gobernadores radicales del ex JxC

Las conversaciones con este triunvirato, sin embargo, no son suficientes para que el Gobierno se asegure el control del Congreso. “Cornejo y Frigerio son lo mínimo con lo que tenemos que contar. El Gobierno necesita también a todo Juntos por el Cambio y los peronistas no kirchneristas”, señala un operador de Casa Rosada, que advierte que, en la última semana, casi no hubo acercamientos con el resto de los mandatarios provinciales. La fractura interna del Gobierno está expuesta, y cada vez son más las voces que alertan sobre cómo la mala praxis política de los Menem en los cierres electorales provinciales está afectando la gobernabilidad.

El temor, en estos casos, no es tanto a los proyectos de los gobernadores –que, para la mayoría de los mandatarios, funciona más como una herramienta de presión–, sino al futuro de los vetos presidenciales: el segundo desafío de Milei.

En este caso, la estrategia de Menem también ha sido la de dilatar. Las tres leyes sancionadas –el incremento a los jubilados, la moratoria previsional y la emergencia en discapacidad– ingresaron a la Cámara de Diputados a mitad de semana y el riojano postergó todo lo posible el momento de firmarlas. El plazo de 10 días hábiles para vetar las leyes comenzó a correr recién el jueves, por lo que lo más probable es que Milei espere hasta el 30 de julio para avanzar con los nuevos vetos.

Martín Menem apuesta a dilatar los tiempos

En el oficialismo se muestran confiados en que volverá a conseguir un tercio de la Cámara de Diputados –que es donde se debatirá primero, ya que es la de origen– para blindar los vetos presidenciales. Al menos en el caso que más le preocupa, que es la actualización del 7,2% de los haberes jubilatorios y el incremento del bono de los jubilados que cobran la mínima: en LLA analizan que, con el apoyo de gran parte del PRO, los libertarios y algunos radicales mileístas, Milei tendrá más de 80 “héroes” para defender el veto. Y que, con ese número y algunas ausencias claves de algunos gobernadores, será más que suficiente.

No todos en Casa Rosada están de acuerdo, sin embargo. “El Gobierno tiene margen para alcanzar el veto y creo que va a lograrlo, la mesa está servida. Pero tiene que hacer algunos gestos”, advierte un dirigente con terminales en el caputismo. Gestos que, de momento, no aparecen.

Los radicales “con peluca”, como Mariano Campero o Martín Arjol, no recibieron ningún llamado del Gobierno desde que los desplazaron de los armados provinciales. El PRO está partido y, si bien la mayoría del bloque responde a Milei, hay una decena de diputadas que Cristian Ritondo no logra ordenar. Una de ellas es María Eugenia Vidal, presidenta de la Fundación PENSAR, el think tank del macrismo que, hace un par de días, emitió un informe titulado “Dr. Jekyll y Mr. Hyde” en donde cuestiona la pérdida del poder adquisitivo de los jubilados.

Mauricio Macri y dos exponentes del macrismo residual, Silvia Lospennato y María Eugenia Vidal

El Presidente, sin embargo, hace oídos sordos a estas luces de alerta. Milei apuesta a resistir la volatilidad económica que pueda surgir como resultado de la incertidumbre política y esperar a que todo se encauce en octubre, cuando confía en que un triunfo electoral de LLA termine de ordenar el mapa político. “Jodan todo lo que quieran, los espero el 11 de diciembre”, repite, ante cada derrota legislativa.

Pero hay un problema. Y es que aunque LLA “arrase” en las elecciones nacionales, Milei seguirá necesitando de sus aliados para sostener el control del Congreso. La mayoría de las proyecciones muestran que, aún replicando, en el mejor escenario posible, los números del ballotage de 2023, el Gobierno tendrá un máximo de 100 a 116 bancas.

Así lo demuestra, por ejemplo, un trabajo que realizó el politólogo Pablo Salinas: en tres escenarios posibles, todos tomados en base a los resultados de Milei en 2023, LLA continúa viéndose obligada a negociar para aprobar leyes. Sí tendrá garantizado su tercio vetador, pero no tendrá el número asegurado para el impulso de la próxima oleada de reformas.

Garrahan y universidades: la última ofensiva opositora

Milei tiene, a su vez, un tercer desafío: evitar que el peronismo, el pichettismo de Encuentro Federal y el radicalismo díscolo de Democracia Para Siempre le aseste una nueva derrota legislativa en un par de semanas.

Los peronistas Germán Martínez y Paula Penacca junto a Nicolás Massot en la sesión fallida del miércoles

La oposición viene trabajando para aprobar la emergencia pediátrica en el Hospital Garrahan y una actualización presupuestaria para las universidades. El objetivo original era tratarlo esta semana o la que viene en la Cámara de Diputados, pero el cierre de listas bonaerenses y el receso invernal terminaron impidiendo que los jefes de bloque opositores pudieran asegurarse el número para sesionar.

El objetivo, ahora, es impulsar una gran sesión para el 30 de julio. En la oposición se muestran confiados en que tendrán el número y fantasean con anotarse, así, un último triunfo opositor antes del cierre de listas nacionales en agosto. Es ahora o nunca, advierten.

MC/MG

¡Viva la informalidad! El Gobierno eliminó multas y ahora celebra el aumento del trabajo no registrado

¡Viva la informalidad! El Gobierno eliminó multas y ahora celebra el aumento del trabajo no registrado

Después de una ley Bases que eliminó las multas al empleo sin aportes jubilatorios y sanitarios, creció la cantidad de empleados y trabajadores independientes informales. Sturzenegger destacó el aumento, pero es un fenómeno asociado a malas condiciones laborales, bajos salarios y falta de derechos básicos.

“Esto me mató porque ahora no tengo obra social y una de mis tres hijas tiene una enfermedad que necesita medicación… por suerte me la consigue gente amiga”, cuenta Marcelo Coronel, despedido del Ministerio de Cultura por el gobierno de Javier Milei que ahora se dedica a alquilar pantallas, luces y parlantes propios y de conocidos para eventos. Es una changa informal para complementar el bajo sueldo de su esposa en una casa de comidas. “La estamos pasando pésimo. Encima es complicado lo mío porque la gente no gasta un peso y menos en joda”, lamenta Marcelo.

Él es uno de los 50.000 empleados estatales echados a los que el ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, tachó de manera indiscriminada de “ñoquis” en una entrevista con Luis Majul. Cuando este periodista le preguntó si no era cruel, Sturzenegger le contestó que interrogaba mal y que debía indagar sobre cuántos empleos había generado el sector privado gracias a que había bajado el gasto público y así también algunos impuestos. Majul le recordó que la desocupación subía, pero el ministro respondió que había 200.000 puestos de trabajo más que hace un año… se olvidó de aclarar que eran en negro, informales o no registrados, como se los prefiera llamar.

No es de extrañar: el gobierno de Milei promovió dentro de la ley Bases, aprobada por la oposición ahora no tan dialoguista, una reforma laboral que eliminó las multas por emplear sin aportes a la Seguridad Social. Se suponía que era una medida para abaratar el costo de despedir e incentivar así la formalización, pero al mismo tiempo constituyó una despenalización de los contratos sin registro. Lejos de lograrse una exitosa moratoria laboral en 2024, terminó ocurriendo una flexibilización laboral de hecho vía trabajo no registrado.

En el primer trimestre, los puestos de trabajo totales de la economía crecieron 1,1% interanual, alcanzando 22,7 millones. “El incremento de puestos por cuentapropistas/no asalariados (+4,7%) y, en menor medida, los asalariados informales (+0,8%) más que compensaron la caída de los puestos de trabajo asalariados formales (-0,6%)”, señaló la consultora Equilibra, que dirige Martín Rapetti. Esa “merma se concentró en los asalariados privados formales (-0,9%) ya que los del sector público cayeron mínimamente (-0,1%)”, continúa el análisis.

Los sectores que más empleos perdieron

“Los sectores donde más puestos de trabajo se destruyeron fueron industria (-3,1%) y servicios sociales y salud (-4,3%) mientras que los que más se crearon fueron en comercio (+3,8%), hoteles y restaurantes (+13,9%) y transporte (+6,1%)”, prosigue Equilibra. “Los puestos de trabajo creados, mayormente cuentapropistas e informales, están asociados a sectores donde abundan los empleos de plataformas, como pedidos de comidas o transporte de personas”, completa la consultora. Por eso, Rapetti tweeteó en la red X: “Se extingue el operario industrial y lo reemplaza el chofer de Uber y el repartidor de Rappi. El empleo privado formal sigue cayendo pero más que se compensa con aumento del cuentapropismo. Encima trabajan mas horas para compensar menos ingresos”.

Pero Daniel Schteingart, director de planificación productiva de la fundación Fundar, que elaboró un informe sobre informalidad laboral, aclara que los trabajadores de Uber y Rappi son formales porque facturan como monotributistas y, como tales, aportan a la Seguridad Social para tener cobertura sanitaria y futura jubilación. Esto es independiente de la discusión de si se trata de una relación de dependencia encubierta. “Son un porcentaje muy chico de la economía”, aclara Schteingart. En cambio, son empleados a quienes sus patrones no les aportan.

“Si pedís un aumento de $1.000 o 2.000 por hora, te echan, imaginate si vas pedir que te empleen en blanco”, comenta Yelenis Rojas, que emigró con sus tres hijos desde Venezuela en 2023, primero cuidó ancianos y ahora limpia casas particulares. “Me gustaría trabajar en blanco por los beneficios que tiene, para la salud, para tener a futuro una jubilación”, se ilusiona Yelenis.

“Un ejemplo es un empleado de un kiosco o una empleada doméstica”, explica Schteingart. Además están los cuentapropistas informales: “Manteros, feriantes, albañiles, que no están inscriptos en el monotributo. Son los que más crecen. Empleados industriales despedidos que ahora hacen changas, obrero de la construcción que estaba en blanco y ahora trabaja como albañil y cuentapropistas mujeres, que vienen creciendo desde hace años, que con la baja de la natalidad buscan trabajo y no encuentran y se arman, por ejemplo, su propio emprendimiento de elaboración de comida”, ejemplifica el experto de Fundar.

En la asociación De Puertas Abiertas, que apoya a microemprendedores, lo perciben. “Notamos desde el año pasado un aumento en la cantidad de personas que se acercan necesitando emprender”, cuenta el codirector de De Puertas Abiertas, Mateo Verrastro. “Necesitan activar una fuente laboral nueva para poder sobrevivir, ya sea porque no les alcanza o porque perdieron su trabajo. Además nos sorprendió notar que en una reunión de ingresantes a nuestro programa de capacitación la mitad contaban que habían tenido que cerrar su local y estaban viendo cómo reinventarse para sobrevivir”, cuenta Verrastro.

9 millones de trabajadores informales

“La informalidad laboral es uno de los grandes problemas del mercado de trabajo argentino”, advierte Fundar. “Suele estar asociada a malas condiciones laborales, bajos salarios y falta de derechos básicos. En el país, el 36% de los asalariados trabaja de manera informal. Si sumamos a los trabajadores independientes, la cifra asciende al 42%. Esto equivale a casi 9 millones de personas con empleo informal: 5,5 millones son asalariados y 3,3 millones, cuentapropistas. Entre los trabajadores independientes, la cifra sube al 57%”, continúa el reporte.

“Nueve de las doce provincias con mayor informalidad asalariada pertenecen al Norte Grande”, analiza Fundar por regiones. “En distritos como Salta, Santiago del Estero y Tucumán, más de la mitad de los asalariados trabaja en la informalidad. En el otro extremo, las seis jurisdicciones con menor informalidad son las cinco provincias patagónicas y la Ciudad de Buenos Aires, que no casualmente figuran entre las regiones más ricas del país. En esos casos, la informalidad asalariada es inferior al 30%, y en provincias como Tierra del Fuego y Santa Cruz, incluso menor al 20%”, prosigue la entidad.

Según Fundar, la tasa de informalidad entre asalariados es notoriamente más alta que en países como Uruguay, Chile y Brasil.

“En general, existe una correlación clara entre el nivel de desarrollo económico —medido por el PBI per cápita o la densidad empresarial— y la informalidad laboral”, explica Fundar. “Además, su estructura productiva está concentrada en actividades con alta informalidad relativa, como el agro. A esto se suma el menor poder adquisitivo de la población, que empuja a una mayor informalidad en el consumo (para pagar menos, a costa de la evasión impositiva), lo cual también desalienta la formalización en sectores como el comercio.”

La informalidad está nueve puntos porcentuales por encima a los años 80. Pero este aumento no fue lineal: puede dividirse en al menos cuatro etapas, según Fundar. La primera fue de 1986 a 2003, cuando la informalidad asalariada saltó del 26,9% al 49,4%. “El proceso de desindustrialización iniciado en los 70 tuvo como contracara la destrucción de buena parte del entramado productivo que había caracterizado a la Argentina durante gran parte del siglo XX. Esto se tradujo en un crecimiento sostenido del empleo informal. Incluso en los 90, cuando la economía crecía con fuerza, la informalidad siguió aumentando. Mientras se destruían puestos registrados, crecían ocupaciones en sectores que históricamente funcionaban por fuera de la legalidad. A su vez, las instituciones encargadas de regular las condiciones de trabajo, como el Ministerio de Trabajo o, más adelante, la AFIP (Administración Federal de Ingresos Públicos), perdieron capacidad de respuesta: no fiscalizaban ni promovían activamente la formalización”, recuerda el estudio.

La segunda etapa comenzó tras la crisis de la convertibilidad. “La fuerte recuperación económica permitió reducir los niveles de informalidad, impulsada tanto por la reactivación como por un fortalecimiento institucional: se reintrodujeron convenios colectivos suspendidos en los 90 y los organismos de control comenzaron a intervenir con más fuerza. Entre 2003 y 2011, la informalidad bajó de forma acelerada. Entre 2011 y 2015 la baja continuó, pero de forma mucho más lenta. En ese período de estancamiento económico, la formalización fue casi exclusivamente producto del aumento del empleo público, y ya no del dinamismo del empleo privado formal, que había sido clave en los años anteriores”, rememora Fundar.

“La tercera etapa comienza en 2015, con un nuevo ciclo ascendente de la informalidad asalariada, aunque de menor intensidad que el del final del siglo XX”, continúa el informe. “Entre ese año y 2024, la informalidad volvió a crecer, pasando del 32,6% al 36%. La suba de la informalidad en la última década se explica sobre todo por el estancamiento económico. Desde 2011, el empleo asalariado formal en el sector privado prácticamente no creció. Y, contrario a lo que suele pensarse, es justamente este tipo de empleo el más sensible al ciclo económico. En cambio, el empleo informal asalariado y el trabajo no asalariado muchas veces crecen incluso en contextos de crisis.”

La tasa de informalidad entre asalariados del 36,2% es seis puntos menor al promedio simple de los países de América Latina (42,6%), pero es notoriamente más alta que en países como Uruguay (9,6%), Chile (14,8%) y Brasil (23,6%), aunque más baja que en Bolivia (53,7%), Perú (57,7%), Paraguay (58,6%), México (62,4%) o Guatemala (71,5%). “En líneas generales, se observa una fuerte correlación entre el PBI per cápita y los niveles de informalidad. No sorprende que Uruguay y Chile, entre los países más ricos de la región, tengan tasas de informalidad más bajas. Tampoco resulta extraño que los países centroamericanos, los más pobres de América Latina, estén entre los más informales. Sin embargo, aunque la relación entre ingresos y formalidad es clara, no lo explica todo. El caso de Argentina lo ilustra bien: si bien su informalidad es menor al promedio regional, es mayor que la de varios países con menor ingreso per cápita, como Brasil o Colombia”, señala Fundar.

“Un posible factor que explica esta brecha es la relativamente alta presión tributaria sobre el trabajo en Argentina, que encarece la contratación formal”, opina el informe curado por Schteingart. “La informalidad está asociada a las normativas que regulan el empleo asalariado. Esas normativas implican costos, como aportes jubilatorios y contribuciones a la seguridad social, que varían mucho entre países. En contextos donde las reglas son más laxas y los costos de registrarse son menores, es más probable que aumente la formalidad. Pero esta menor presión también tiene un costo: reduce la capacidad de los estados para financiar sus sistemas de seguridad social”, concluye Fundar, que preside el empresario Sebastián Ceria.

No obstante, estas afirmaciones también pueden discutirse. Países con bajos aportes patronales como porcentaje del salario, como Perú (9% al 10%) y Guatemala (13%), igualmente son reinos de la informalidad. Es cierto que Uruguay (15%) y Chile (4%) cobran poco por empleado. Pero en Brasil se tributa más (del 26% al 29%) que en la Argentina ( del 24% al 27%). Y en países donde predomina la registración como los europeos se paga más en Francia (del 25% al 35%), España (32%), eItalia (del 29% al 32%), aunque menos en Alemania (20%).

AR/MG