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Amenazas, pronósticos y promesas: las frases más destacadas de Javier Milei en Parque Lezama

Amenazas, pronósticos y promesas: las frases más destacadas de Javier Milei en Parque Lezama

El mandatario regresó al "kilómetro cero" de La Libertad Avanza para protagonizar un acto en el que estuvo acompañado en el escenario por la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, quien será la líder del partido a nivel nacional.

El presidente Javier Milei encabeza esta tarde-noche en Parque Lezama el acto de lanzamiento de La Libertad Avanza (LLA) a nivel nacional, una cita especialmente orientada a fidelizar a la militancia libertaria e impulsar el armado de su partido a nivel nacional.

La apertura estuvo a cargo de Karina Milei, definida como “la armadura que protege” al presidente y quien encabeza LLA a nivel nacional.

“Nos volvemos a encontrar acá, donde todo empezó”, arrancó una visiblemente afónica Karina Milei, quien luego enhebró un breve discurso en el que llamó a constituir un partido poderoso que enfrente a “una casta que está presente en la política, el Congreso, los sindicatos y los medios”.

“Javier está dando la pelea de su vida, está poniendo el cuerpo para sacar al país adelante. Por eso nos necesita, hoy más que nunca, para difundir y defender las ideas de la libertad. Con LLA consolidada como partido nacional vamos a poder llenar el Congreso”, concluyó.

Con este acto, Milei regresó al parque ubicado en el límite de los barrios porteños San Telmo y La Boca, que fue el escenario de los primeros actos del economista cuando decidió volcarse a la política partidaria.

Otras figuras del oficialismo presentes en el acto son el jefe de Gabinete, Guillermo Francos; la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich; el ministro de Defensa, Luis Petri; el presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem; y el subsecretario de Integración Socio- Urbana y presidente de LLA en la provincia de Buenos Aires, Sebastián Pareja. 

Además, están presentes el jefe del bloque de LLA en Diputados, Gabriel Bornoroni; y el vocero presidencial, Manuel Adorni, y los legisladores Alberto ´Bertie´ Benegas LynchJosé Luis Espert y Lilia Lemoine, entre otros.

Tras muchas especulaciones, la vicepresidenta Victoria Villarruel decidió no participar del acto, argumentando que pertenece al Partido Demócrata y que por ello no tiene relación con el armado electoral de LLA.

El presidente, que llegó al escenario haciendo "pogo" entre la gente al ritmo de una canción de La Renga, arrancó su discurso en estado de euforia y ante una audiencia predominantemente masculina

El presidente, que llegó al escenario haciendo “pogo” entre la gente al ritmo de una canción de La Renga, arrancó su discurso en estado de euforia y ante una audiencia predominantemente masculina: “¡Buenas noches, leones libertarios que no se resignaron a ser sacrificados en el altar de la maldita justicia social!”, bramó al tomar el micrófono, mientras escuchaba gritos de “Milei querido, el pueblo está contigo”.

Estas son algunas de las principales frases del presidente Javier Milei esta noche delante de militantes y simpatizantes que no pararon de corear el ya clásico “Libertad!, libertad!”:

  • “La casta política decía que no íbamos a poder formar partido, decían que éramos un fenómeno barrial sin relevancia, y así hicimos el primer Lezama y les cerramos la boca”
  • “Acá, en este parque, no hay ningún troll, como dicen todos esos periodistas corruptos, ensobrados”.
  • “Decían que no íbamos a tener ni siquiera un legislador y nos convertimos en la gran esperanza de los argentinos”.
  • “Decían que no pasábamos las PASO, que los liberales éramos simpáticos, pero que no teníamos votos”
  • “Pero, a pesar de las operaciones, las mentiras, las calumnias y las injurias, nos mantuvimos de pie”
  • “Mientras que todos decían que en estas PASO no íbamos a llegar a sacar el 9% de los votos, terminamos sacando 31% de los votos”
  • “El polvo de la derrota nos enseñó de qué estamos hechos y quiénes son los verdaderos leales”
  • “Hacer todo lo que hicimos teniendo en contra al periodismo ensobrado, a los sindigarcas y a los políticos ladrones no iba a ser fácil”
  • “Al momento de asumir nos encontramos la peor herencia económica de la historia argentina, y aun así estamos logrando devolver a la Argentina a lo más alto del mundo, ¡vaya si lo estamos haciendo!”
  • “Cortamos con los curros de las organizaciones sociales y los gerentes de la pobreza”
  • Inspirado en la historia bíblica de la rebelión de Corá, Milei aseguró que “a todos los traidores se los tragó la tierra”. Y agregó: “A los nuevos traidores se los va a tragar la tierra”.
  • “Esperábamos que los resultados se vieran en 18 o 24 meses y cuando miramos qué es lo que ha pasado en 9 meses la inflación mayorista del 54% bajó al 2,4%”
  • “Quiero que sepan que esto lo hicimos sin controles de precios, sin expropiaciones”
  • “Todo esto es un verdadero milagro, vaya si este no es el mejor gobierno de la historia”
  • “La pobreza no se puede eliminar de un día para el otro, tampoco se genera de un día para el otro”
  •  “Este es un proceso que llevará tiempo, pero ya estamos viendo las primeras señales positivas”
  • “La pobreza ha empezado a caer en Argentina y los salarios le vienen ganando a la inflación”
  • “Somos los protagonistas de la reforma estructural más importante de la historia argentina”
  • “No tendríamos que estar esperando para hacer privatizaciones de empresas deficitarias si no fuera porque estallan los problemas sociales y les rompe los ojos el curro de la política”
  • “De acá en adelante solo vamos a tener buenas noticias y en 2025 vamos a dar un batacazo electoral”
  • “No bajen los brazos, no se dejen intimidar por los políticos, los periodistas y los empresarios corruptos. Luchen con fe y esperanza, porque estamos destinados a cambiar la historia argentina. ¡Viva la libertad, carajo!”

DM

"Para ganarle al peronismo hay que sacarle sus símbolos": la intimidad de un micro que trasladó militantes de LLA

El concejal Marcelo Ballester pagó diez micros de línea para trasladar gente de San Martín al acto del Presidente en el sur de la Capital Federal. Bombos, redoblantes, banderas y las "herramientas" del peronismo, usadas a su favor.

Esta historia va a terminar con una columna de 300 libertarios que llegaron en una unidad de la línea de colectivos 132 a la zona del Parque Lezama y están subiendo las escalinatas de Parque Lezama al grito de la casta tiene miedo, bombo redoblantes banderas y humo violeta. Pero primero arranca a 25 kilómetros de distancia, acá: un piso de 500 metros cuadrados sobre la peatonal Belgrano del partido de San Martín, frente a la municipalidad, desde el 2011 gobernada por el peronismo. Se abre una puerta tras otras y aparecen un salón con pupitres donde se van a dar capacitaciones, el armado de un estudio de streaming, una pieza con máquinas para enseñar oficios, una terraza con una parrilla. 

–No hay ningún local como este en toda la nación argentina. Venimos a jugar en grande. Yo la pongo. A mí nadie me condiciona.

El dueño de casa es Marcelo Ballester, concejal libertario y referente de La Libertad Avanza en el distrito, empresario –“tengo estaciones de servicio, locales de comida”–, padre de seis –“en dos gestiones”–, 48 años. Dona su dieta como edil, tiene unas 50 personas a cargo en su armado político. No anda con vueltas: asegura que quiere ser el próximo intendente. Es una de las patas territoriales de Sebastián Pareja, el titular de la Secretaría de Integración Socio-Urbana y presidente de LLA bonaerense, el hombre de Karina Milei en el conurbano.

Marcelo Ballester, concejal libertario y referente de La Libertad Avanza en San Martín.

Ballester puso –dice “yo puse de la mía”– un millón novecientos mil pesos para alquilar diez micros de línea para trasladar gente de San Martín al acto del Presidente en el sur de la Capital Federal. Ahora baja del edificio donde ocupa tres pisos y camina a uno de los colectivos. En cien metros compra en una feria un mate artesanal y saluda a un vendedor ambulante de flores. Le deja varios billetes de mil. No le compra nada.

–Siempre hay que hacer un aporte. Yo miro los detalles: fijate que apenas había vendido tres flores. Ahora va a caminar con el pecho inflado. Psicología inversa, amigo.

Son las 16.30 del sábado y Ballester se mete en el micro número 3. Se sienta de espaldas al chofer, pero al instante pega el salto cuando un hombre se pone a filmar el colectivo que tiene a los costados pegado un afiche que promociona el acto de Milei con la consigna “Sigamos reconstruyendo a la Argentina para terminar con la casta política”.

–¡Acá está la casta! –crítica el hombre con su celular en mano.

–Filmame a mí –le planta cara Ballester–. ¡Filmame a mí!

–¿Quién pagó esto? El Gobierno, seguro, con la nuestra –le espeta el hombre y se empieza a alejar.

–No señor. Yo soy el que puso los micros. Los pagué yo, con la mía. Si querés te cuento. Te respondo lo que quieras.

***

El micro de la 132 sale de San Martín por la General Paz al río, agarra avenida Lugones y entra a Capital por Retiro y Paseo Colón. Arriba no hay clima fiesta militante: en la parte de adelante está Ballester, un grupo de cuatro colaboradores y dos periodistas de elDiarioAR. En los espacios destinados a personas con sillas de rueda acomodaron bombos, redoblantes y banderas. Se ve el logo de Chacarita. Al fondo, sentados, unos veinte jóvenes de la villa 18 de San Martín. Serán los responsables de ponerle ruido de batucada a la columna que entre al parque, pero ahora apenas van riéndose entre ellos, cada tanto en silencio.

–El que vive en el fondo de San Martín ni sabe quién es Alberdi. Está preocupado en llegar a fin de mes. La batalla no solo es económica. Es cultural. Y para eso tenés que caminar. Ir a ver a la gente. Decirle hola cómo estas, cómo la ves. Porque como él la ve es como es. Tenes que saber cuanto salen los fideos en el súper, la manteca, la leche, la carne…

Dice Ballester y empieza a dar precios que parecen exactos de los productos de primera necesidad. Dice que se levanta todos los días a las seis de la mañana y después de dejar a sus hijos en el colegio sale a caminar por los barrios. “Es insoportable, no para”, acota el responsable de filmar el contenido para sus redes sociales. 

Grupo de percusión en el acto de LLA en San Telmo.

Ballester se metió en política como muchos de los libertarios, hace apenas un par de años. Primero entró en contacto con Ramiro Marra, pero no lo convenció. Después habló con Victoria Villarruel, y tampoco se sintió cómodo. Hasta que terminó sentándose con Pareja y le dijo “mira loco, quiero ser intendente”. El entonces armador bonaerense libertario –en su momento también estaba Carlos Kikuchi– le hizo un café que le supo horrible y lo escuchó. El año pasado le ganó la pulseada opositora local al PRO y en el balotaje Milei estuvo a diez mil votos de Sergio Massa: 122.681 frente a 133.850.

A punto de bajar a una cuadra de Parque Lezama, las colaboradoras de Ballester le muestran la repercusión de unos videos de Jorge Rial en las redes denunciando el uso de los micros. Las imágenes son de San Martín. Reconoce que sabía que lo iban a filmar y criticar.

–Bondis, gente y bombos para un acto. Esto parece el peronismo. ¿Cómo lo justificas? –le pregunta este medio.

–Al peronismo hay que sacarle sus herramientas para ganarle. Fijate que los bondis se los puse en la puerta de la municipalidad, no los mandé a Ruta 3. Si queremos ganar el distrito tenemos que ser lo mismo que ellos y mejores. Tenemos que sacarle los símbolos: los bombos, los redoblantes, la murga, la calle. ¿Parece peronista Marcelo? Parece, pero no lo soy. Queremos la libertad en serio.

Banderas y paraguas enrollados, en la partida de los micros.

***

Bajamos en las inmediaciones del parque y Ballester agarra un paraguas negro que dice su nombre y el de Milei en letras amarillas. La batucada empieza a sonar y los que viajaban en los distintos colectivos empiezan a nutrir una columna encabezada por un humo violeta. 

–Organización. Ármense. Yo quiero ser feliz –ordena.

Alejandro, 47 años, hijo de un sindicalista, de sangre peronista, una remera violeta que le aprieta el cuerpo, grita para acomodar la columna. “Síganme que vamos a romper y entrar”, dice. Es el plomo de este grupo de unos trescientos libertarios. Entre los primeros baila el Duende, paraguas en mano, el rostro casi por completo tatuado, anteojos oscuros, gorra y conjunto deportivo: “Lo volvería a a votar a Milei. Un país no se cambiar en nueve meses”. A los costados, una vecina de La Boca, apunto de jubilarse, los filma, agita sus brazos al ver a los libertarios de San Martín rumbear al parque: “Hay que confiar, la crisis no es de ahora. ¿Hace cuanto tiempo venimos de crisis?”. 

Tal vez habría que hablar de vértebra en vez de columna. Cruzan sin problema la avenida Paseo Colón, el tránsito nunca se detiene más de unos minutos. Ballester avanza con los suyos a un costado, al grito de la casta tiene miedo, bombo redoblantes banderas y humo violeta. El auditorio de Lezama aún no está repleto. Cuando hable Milei, sí lo estará. 

Simpatizantes de Javier Milei en Parque Lezama.

MC/DTC

Micros, militancia y credos libertarios: las imágenes del acto de Milei en Parque Lezama

Micros, militancia y credos libertarios: las  imágenes del acto de Milei en Parque Lezama

Javier Milei regresó esta tarde al parque ubicado en el límite de los barrios porteños San Telmo y La Boca, que fue el escenario de los primeros actos del economista cuando decidió volcarse a la política partidaria. Imágenes de un acto con mucha militancia "llevada" en micros y consignas de pura cepa libertaria.

Desde primeras horas de la tarde, los alrededores del porteñísimo Parque Lezama se comenzaron a llenar de micros con militantes y simpatizantes de La Libertad Avanza, así como de pasacalles, carteles y puestos de merchandising en los que la figura del presidente es omnipresente.

El lugar elegido tiene un significado propio para LLA, porque las presentaciones en ese ámbito fueron la antesala de la performance de Milei en las elecciones legislativas de 2021, cuando resultó electo diputado nacional.

Por la noche, cuando el reloj marcó las 20, el Presidente regresó a ese escenario para presentar su fuerza a nivel nacional, como parte del armado y organización del partido que viene liderando su hermana Karina.

DM

Un debate flojo de papeles: por qué es un error comparar el 52,9% de pobreza de 2024 con el 4% de 1974

Un debate flojo de papeles: por qué es un error comparar el 52,9% de pobreza de 2024 con el 4% de 1974

Argentina no tiene ni el doble de pobres que Paraguay ni 12 veces más que hace cinco décadas. Las malas artes en el debate público y los resabios de la intervención del Indec ensucian una discusión crucial.

El 52,9% de pobreza en el primer semestre de 2024 informado por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) dio lugar a una confusión de parte del ministro de Economía, Luis Caputo.

El titular de Palacio de Hacienda razonó que la tasa de pobreza de 58% de 2002 había duplicado la del comienzo de la crisis de fin de siglo, y que ahora, bajo su gestión, ese aumento fue de 11 puntos (41,7% a 52,9%). Caputo se atribuyó el mérito de haber conducido “un programa económico serio” para salir del atolladero y, en cambio, “desde una situación mucho menos crítica” (¡en 2001!), la debacle fue de mayor escala.

El razonamiento, de por sí enrevesado, abre enormes dudas sobre la supuesta mayor gravedad de la crisis actual, el punto de partida y de llegada para medir esos períodos, o la autopercepción de que el programa que instrumenta el ministro es “serio” frente al supuesto vacío de 2002. Por esta vez, cabe dejar de lado las polémicas valorativas difundidas por un Gobierno que juega a diario con cifras como 17.000% de inflación, 95% de pobreza y una jubilación imaginaria que les gana a los precios.

El dato relevante de la intervención de Caputo es que el 58% de pobreza en 2002 al que aludió estaba equivocado a los fines de la comparación. Ocurre que el INDEC realizó un cambio en la integración de la canasta básica que mide la pobreza, por lo que, de ser medida con el criterio actual, el indicador de 22 años atrás sería 65,5%. El 58% aludido por Caputo se refería al registro de aquel momento. Una lectura correcta habría incluso ayudado al ministro en su narrativa de que el crecimiento de la pobreza fue más grave en 2002.

A Caputo se lo aclaró en Twitter Daniel Schteingart, director de Planificación Productiva de la ONG Fundar y exdirector de Estudios para la Producción durante el Gobierno de Alberto Fernández. El ministro debería haber tenido en cuenta el cambio metodológico del INDEC, porque fue implementado durante el Ejecutivo de Mauricio Macri, que él integraba como titular de Finanzas.

El equívoco a la hora de ponderar dos cifras de pobreza en un período relativamente corto dentro de un mismo país da la pauta del peso de las variaciones metodológicas para arribar a conclusiones fallidas.

“La pobreza y la indigencia se miden a partir de la encuesta de hogares, comparando los ingresos familiares con valores monetarios que representan la línea de pobreza —precio de la canasta básica total— y la línea de indigencia —precio de la canasta básica alimentaria—, respectivamente”, explica a elDiarioAR Leopoldo Tornarolli, investigador del CEDLAS-UNLP y docente en Política Económica I en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de La Plata.

A lo largo del tiempo, el Indec ha realizado cambios en la forma de medición, que incluyeron el área geográfica del estudio, cantidad y contenidos de las preguntas a los hogares, y extensión de la muestra. En la actualidad, el registro se hace durante todo el año en todos los aglomerados de al menos 100.000 habitantes. En la década de 1970, la encuesta se restringía a la Capital Federal y algunos partidos del Gran Buenos Aires, y a dos meses particulares, explica Tornarolli.

Se llega al absurdo de leer estadísticas en las que Argentina duplica o triplica la pobreza de países como Perú, Paraguay y Brasil, y quintuplica la de Chile

Un ejemplo frecuente de distorsión es cuando se comparan datos de pobreza por ingresos entre países, tomando como base los informes de los sistemas estadísticos nacionales. Los métodos de registro son distintos y, sobre todo, varía la composición de las canastas que delimitan los universos de pobreza e indigencia. En ese punto, la canasta de Argentina es bastante más exigente en los elementos que la componen que la de la mayoría de los países de la región.

Así, se llega al absurdo de leer estadísticas en las que Argentina duplica o triplica la pobreza de países como Perú, Paraguay y Brasil, y quintuplica la de Chile, algo que desmienten tanto una mera visita con ojos atentos a las ciudades y periferias de esas naciones, como estadísticas abarcativas y homologables, elaboradas por organismos internacionales. Entre ellas, la más conocida es el índice de desarrollo humano (IDH) llevado a cabo por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), un estudio multidimensional que incluye la variable de ingresos, pero no se limita a ella. En cuanto al IDH, el país latinoamericano mejor posicionado es Chile, que desplazó hace años a Argentina al segundo lugar. Resulta obvio que una economía no puede estar entre las de mayor IDH y, a la vez, mayor pobreza.

Más calorías

La alta línea de pobreza de Argentina en relación a otros países de América Latina se debe a dos cuestiones centrales. “Los requisitos nutricionales sobre los que Argentina construye la canasta son altos para la región: 2.750 kilocalorías diarias, contra entre 2.000 y 2.500 en casi toda la región, por lo que la canasta alimentaria ya es más exigente”, indica Tornarolli.

Además, el ratio entre el gasto total y el gasto en alimentos para un grupo específico de la población es más elevado en Argentina, y ese factor se usa para multiplicar la canasta básica alimentaria —que mide la indigencia— y obtener con ello la canasta básica total —límite de pobreza—, dice el docente de La Plata. “Explicado más intuitivamente, los hogares de referencia para ese cálculo destinan una proporción menor al gasto alimentario en Argentina —porque la canasta es más rica— que en otros países, y por ello el ratio es mayor”, agrega.

Los requisitos nutricionales sobre los que Argentina construye la canasta son altos para la región: 2.750 kilocalorías diarias, contra entre 2.000 y 2.500 en casi toda la región

Leopoldo Tornarolli

Las comparaciones también se ven afectadas por otros aspectos, como el ítem “´renta implícita de la vivienda propia´, un monto que algunos países adicionan al ingreso de los propietarios como si se ahorraran un alquiler, y eso, al no existir en la medición argentina, también eleva la pobreza”, dice Tornarolli.

Hay formas de establecer comparaciones con canastas homologables o con un piso de ingresos establecido en, por ejemplo, el equivalente a US$5 por día por habitante. Como aclaró Schteingart en otro tuit, con un parámetro uniforme, Argentina tenía treinta puntos menos de pobreza que el promedio de América Latina en 2017. En 2024, tan sólo tres puntos menos. El cuadro pinta una debacle histórica.

El paraíso perdido

Otro error habitual en el debate público argentino, en el que incurren dirigentes con altas responsabilidades, analistas y periodistas, es la comparación con las décadas de 1960 y 1970. No es extraño escuchar que, en aquellos años, la pobreza casi no existía. Por lo general, se atribuye un 4% de pobres antes del Rodrigazo de 1975.

La existencia de villas de emergencia en las grandes ciudades llevaba décadas en la Argentina de 1970. Además, la pobreza rural en provincias del norte, con conexiones a servicios muy insuficientes y mucha menor escolaridad que ahora, sobre todo en el nivel secundario, deberían ser de por sí un motivo desalentador para quienes dibujan la panacea del país de medio siglo atrás.

“Realmente no existe una canasta alimentaria de los setenta como para compararla con la actual. Los cálculos para esa década recién se hicieron en la segunda mitad de los ochenta, y los investigadores que los hicieron usaron como referencia valores que en algún momento otro colega mencionaba en algún documento de la época, pero no fue una construcción paso a paso de una canasta como es la actual”, aclara Tornarolli.

Una variación sustancial que invalida la comparación lineal es cómo se componía el ingreso familiar, que es medido en la Encuesta Permanente de Hogares. El registro se basa en los ingresos laborales, que en la década de 1970 constituían una porción mayor que ahora en los sectores más vulnerables. “En los últimos quince o veinte años, creció mucho la importancia de las transferencias directas de ingreso del Estado hacia los hogares, y la captación de ellos en la EPH dista de ser perfecta”, puntualiza el experto de la Universidad de La Plata. Si no se capta bien, por ejemplo, el peso de la asignación universal por hijo o los programas alimentarios, el indicador de pobreza e indigencia será más alto.

El rastro de Moreno

A las dificultades propias de entender un instrumento estadístico complejo y la agitación habitual del debate político, se suma un factor que ha sido devastador para consensuar una discusión en torno a datos.

Con una medición similar a la actual, y salvando los problemas mencionados, la pobreza por ingresos en los setenta es bastante seguro que fuera mayor al 10% y, con bastante probabilidad, cercana al 20%

Leopoldo Tornarolli

La intervención del Indecpor parte de Guillermo Moreno a instancias de los Kirchner falsificó el índice de precios durante años, para que el valor anual estuviera por debajo del 10%, cuando en realidad estaba por encima del 20%.

Esa gesta, además del deterioro institucional, el costo económico y el aumento de la litigiosidad en territorio extranjero con tenedores de bonos, actuó como un lastre para el valor de la palabra pública del kirchnerismo. La erosión de la legitimidad discursiva afecta a rubros en los que los Gobiernos de Néstor y Cristina tuvieron logros relevantes para mostrar, entre ellos, la disminución de la pobreza y la desigualdad entre 2003 y 2011. A la vez, sus rivales encontraron un campo para dar rienda suelta a un festival de datos dudosos o directamente disparatados, como exhibe a diario el Gobierno de los hermanos Milei y como antes lo hizo el de Macri.

A partir de 2016, el Ejecutivo de Cambiemos comenzó a aplicar una canasta básica más exigente, que dio un indicador de pobreza cercano a 30%. La necesidad y forma de variación generó polémica, pero recuperó el consenso sobre la confiabilidad del registro.

No obstante, Tornarolli marca un “side effect” producto de los años de datos falsos. Los hogares encuestados se volvieron más renuentes a brindar información, a la vez que aumentó la subdeclaración de los ingresos familiares.

El especialista de la Universidad de La Plata atribuye como hipótesis que la peor calidad de la encuesta obedece a menos entrenamiento y compromiso de los encuestadores y desconfianza en el organismo por parte de los consultados, resabios del período 2007-2015,.

Más allá de esas cuestiones, la comparación entre décadas incluye una dificultad intrínseca, que está vinculada a los hábitos del consumo. La administración del tiempo, los servicios en el hogar, el consumo de kilos de carne por año, la mayor tasa de escolaridad privada, el mayor empleo femenino, la existencia del freezer y un largo etcétera son elementos que modificaron sustancialmente la composición de las canastas total y alimentaria.

Con todo, Tornarolli arriesga: “Con una medición similar a la actual, y salvando los problemas mencionados, la pobreza por ingresos en los setenta es bastante seguro que fuera mayor al 10% y, con bastante probabilidad, cercana al 20%”.

Algo más aproximado a menos de la mitad que en la actualidad y bastante parecido a la Argentina del comienzo del segundo Gobierno de Cristina y algún período intermedio del menemismo.

SL/DTC

La fábula del hombre misterioso

La fábula del hombre misterioso

El adversario, el testigo, ese por el que hacemos todo, en realidad es nuestro doble. Ese que toma muchas formas a lo largo de nuestra vida.

No se puede escribir solo. Ni siquiera al tenis se puede jugar solo. Necesitás un adversario. En medio de la clase, el sensei nos dice que en Japón –él fue unos años a practicar en la universidad donde se enseña karate y otras disciplinas– antes de entrar en kumite, se dicen palabras celebrando la presencia del compañero de dojo que te enseña a ser mejor, a dar más de lo que pensabas que podías dar.  

También te puede dar un golpe letal en la cara si no te cubrís.  

Pero el adversario, el testigo, ese por el que hacemos todo, en realidad es nuestro doble, ese que toma muchas formas a lo largo de nuestra vida. Mientras el sensei habla pienso en esos versos que tanto me gustan de John Ashbery. “Siguiendo al doble que crece del otro lado del humo de mi cigarrillo”.  Muchas veces el gusto toma la forma de nuestro doble. Entonces el gusto–lo que pensamos que nos define– funciona como la sombra que se interpone en todo lo que intentamos conocer. En el mundo físico, el misterio sostiene las relaciones, pero cuando éste se acaba, hasta los matrimonios más sólidos empiezan a hablar un discurso castrense y terminan mal.  

En una mudanza que hice hace poco, se me apareció un libro de Francis Scott Fitzgerald que no había leído, Suave es la noche. A diferencia de El gran Gatsby, que es una perfecta obra de relojería, este libro es más inestable, son como tres cajas que no terminan de encastrar. Tanto que Fitzgerald lo escribió dos veces; en la primera, lo publicó en ráfagas en una revista literaria y después en formato de libro. En la segunda no lo llegó a terminar porque su vida terminó antes –murió muy joven, porque estaba pasado de rosca– y lo que estaba haciendo era alterando el orden cronológico del libro. De alguna manera, le estaba quitando misterio.  

Suave es la noche –la primera versión– empieza lentamente. La maestría de Fitzgerald para meterte de a poco en el ambiente es total. Una joven actriz y su madre están en la playa glamorosa de la riviera francesa. Todo el comienzo es una obra maestra de cómo crear personajes con pocas y precisas anotaciones, cómo utilizar comparativos inusitados. Por ejemplo, cuando describe el lugar físico donde va a empezar la aventura, escribe que en la costa francesa, “se alza orgulloso un gran hotel de color rosado. Unas amables palmeras refrescan su fachada ruborosa y ante él se extiende una playa corta y deslumbrante”. Y después mete un passing shot: “El hotel y la brillante alfombra tostada que era su playa formaban un todo”. ¿Cómo era la madre de esta chica? “La madre tenía un rostro de lindas facciones, ya algo marchito, que pronto iba a estar tocado de manchitas rosáceas, su expresión a la vez era serena y despierta, de una manera que resultaba agradable. Sin embargo la mirada se desviaba rápidamente hacia la hija”. ¿Cómo era la hija? “Tenía algo mágico en sus palmas rosadas y sus mejillas iluminadas por un tierno fulgor, tan emocionante como el color sonrojado que toman los niños pequeños tras ser bañados con agua fría al anochecer”.  

La chica y la madre se adentran en la playa del hotel rosado y mágico y nosotros con ellas, mientras Fitzgerald se pone a describir a las personas que se mueven en grupos, gente aristocrática: bellos, inteligentes, quemados por dentro, frívolos de todo el mundo que, como la camisa hawaiana, se convierten en turistas globales.  

Pero el epicentro de la novela, la fuerza centrífuga que va a enloquecer de amor a la chica y provocar la desgracia de todos está encarnada en el matrimonio que forman Dick y Nicole Diver, una pareja norteamericana que oculta un pasado inesperado y misterioso. ¿Queremos resolver el misterio o no? 

En la última película de Luis Ortega hay un personaje que se parece físicamente al Malevo Ferreyra, casi un cowboy urbano. Este hombre misterioso no es nadie, trabaja en el centro vacío de la narración, es el que te hostiga en tu cabeza desde que te levantás hasta que te acostás, el pinche tirano, no tiene identidad porque está hecho con la densidad ontológica de nuestro doble. No soporta tener identidad porque es asintáctico.  

FC/DTC