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“Mi jefe es un algoritmo”: la inteligencia artificial ya modifica los trabajos y surgen las "IAchangas"

“Mi jefe es un algoritmo”: la inteligencia artificial ya modifica los trabajos y se habla de

Historias de vida de de quienes tienen una dependencia laboral con las nuevas tecnologías, ya sea para entrenarlas o recibir tareas. Beneficios para los freelance, pero también riesgos y aumento de despedidos. Qué pasa cuando la comunicación diaria es con un bot.

Más de la mitad de las chicas y los chicos usa Inteligencia artificial

Si el término “uberización del trabajo” trascendió a los choferes de la plataforma de viajes para aplicarse a otras de delivery, las “IAchangas” que hace Leonardo lo con una mezcla entre las clásicas changas y el uso de la inteligencia artificial. En los últimos seis meses, este joven de 35 años complementó sus ingresos como docente entrenando a tres inteligencias artificiales: una de sonido —que tiene más que ver con su profesión de músico—, otra generando prompts y potenciales respuestas sobre peronismo, Malvinas y otros temas para argentinizar a extranjeros que quieren aprender del país, y una última de entrenamiento de voces en español argentino. El caso de Leonardo, que pidió estrictamente cambiar su nombre, al igual que el resto de los testimonios consultados por elDiarioAR, está lejos de ser una excepción.

“¿Está mi trabajo a salvo?” Es una de las preguntas que más crece desde 2023 en las búsquedas globales en Google, según cuenta un artículo de la revista inglesa The Economist publicado en julio de ese año. Y la inquietud no es extraña: un estudio que publicó el FMI afirma que el 40% del empleo global está expuesto —es decir, potencialmente afectado o transformado, no necesariamente eliminado—  a la Inteligencia Artificial, una cifra que trepa al 60% en las economías avanzadas. Y aunque el impacto aún no es masivo, en la Argentina ya hay personas que dependen de algoritmos para conseguir, mantener o perder su trabajo.

“Mi jefe es un algoritmo”, es el rasgo común que encuentra Leonardo entre las tres experiencias de “IAchangas” que realiza. “No sabés bien lo que estás haciendo y, sobre todo, no están las reglas muy claras. No siempre te asignan tareas, las capacitaciones son tutoriales que terminan en multiple choice y, en general, no te comunican cuándo se termina un proyecto: simplemente no hay más trabajo”, explica. “Si haces mal una tarea, o hay alguna falla en el sistema, te pueden bloquear la cuenta y no podés seguir trabajando. A mi novia, que también trabaja en el mismo proyecto, le pasó y hace varios días que nadie le responde por qué. Te dicen que es un trabajo freelance pero te aprietan y te califican todo el tiempo. Es un algoritmo el que determina que tengas trabajo y, por lo tanto, plata”, concluye. 

Además de bannearle la cuenta, a su pareja Gala la IA le cambió las condiciones de pago mientras estaba en el proyecto: “Ya había hecho algunas tareas y me mandaron un nuevo contrato con un valor menor por hora, sin explicación alguna ni posibilidad de preguntar. En un chat de la comunidad alguien dijo que era porque se dieron cuenta que estaban pagando mucho por la tarea”, cuenta a elDiarioAR.

Si te querés contactar con soporte te generan un ticket en el que responde un bot. Hay reuniones semanales pero nadie prende una cámara. Nosotros estamos entrenando voces así que no me sorprendería que sea resultado de lo que es mi trabajo

Leonardo

La paga para trabajar con una IA es, efectivamente, atractiva: “Llegué a hacer 1.300 dólares en una semana de trabajo no muy intenso, y usando un 25% de mi capacidad cerebral”, dice Leonardo. “Voy a seguir buscando este tipo de changas, pero no es un trabajo en el que pueda proyectar”, apunta, ya que aún tiene un empleo en relación de dependencia. Además, advierte: “En solo seis meses ya estoy viendo cómo se vuelve cada vez más precario el entrenamiento”. 

En ese periodo, Leonardo vio cómo el mismo tipo de trabajo —entrenamiento de una IA— se fue transformando en algo cada vez más automatizado y precarizado. “El último que estuve es lo más Black Mirror que viví. La única instancia humana allí son los referentes, gente que se puede ver en su perfil que entró a trabajar ahí hace pocos meses. O sea, podría ser yo. Si te querés contactar con soporte te generan un ticket en el que responde un bot. Hay reuniones semanales pero nadie prende una cámara. Nosotros estamos entrenando voces así que no me sorprendería que sea resultado de lo que es mi trabajo”, relata para admitir que lo suyo puede ser un pensamiento “paranoide”.

Gala, que es psicóloga, se frustró más rápido: “En solo dos semanas me cambiaron de proyecto tres veces y tuve que ver un montón de tutoriales y rendir exámenes para ingresar a cada uno. Después, me bloquearon la cuenta. Invertí mucha energía intentando entender qué pasa. Por más que me viene bien la plata, me dio mucha ansiedad seguir dependiendo de esa dinámica y decidí salir a buscar más pacientes para no volverme loca. Todo bien, no estoy cerrada si vuelve a salir algo, pero no quiero depender de un algoritmo”. 

Los trabajos con IA están expuestos a que si la persona hace mal una tarea, o hay alguna falla en el sistema, el bot le pueden bloquear la cuenta automáticamente.

Entrenando a la bestia

Rodolfo y Nahomi también son pareja y, en el último año y medio, recibieron la misma noticia de sus respectivos trabajos: iban a ser reemplazados por una IA. Él es músico y suele buscar ofertas en una plataforma de freelancers. Durante dos años trabajó transcribiendo canciones para subir al cancionero de una app que tiene miles disponibles para tocar con una guitarra. “Era un trabajo precarizado pero con un muy buen pago para el momento del país, porque cobraba en dólares y había una brecha muy alta entre el formal y el informal. Obviamente no tenía aguinaldo, ni días por enfermedad. Pero nunca me quejé, porque me convenía”, explica.

Pero el primer día hábil de 2024 se logueó para empezar a trabajar y tenía un mensaje de uno de sus jefes que decía que iban a reducir al 90% del personal, porque gran parte del trabajo lo iba a seguir haciendo una IA. “Lo arruinaron”, se lamenta. El equipo venía conviviendo unos meses antes con pruebas de esta IA, que tenían que corregir –o entrenar–.

Nahomi trabajaba como soporte interno en una empresa de tecnología, el rubro que más está siendo reemplazado por la IA. “Adaptate o morís”, le dijo su jefe a principios del 2025. Los procesos internos empezaron a automatizarse y, en vez de desvincularla, le dieron espacio a ella y sus compañeras para que elijan en qué parte de la empresa les gustaría estar y aportar. Su panorama cambió, pero sigue con preocupación: “Yo estoy incorporando a la parte de producto, pero la mayoría se paralizó, y algunos se fueron a otros puestos similares en otras empresas. Estimo que les queda poco tiempo, porque va a pasar lo mismo”.

Según un documento publicado por el entonces Ministerio de Trabajo de la Nación en diciembre de 2023, el 54% del empleo formal en el sector privado en Argentina está en ocupaciones donde al menos la mitad de sus tareas podrían ser ejecutadas por una IA. De ese total, se calcula que un 22% de los puestos —más de 670 mil empleos— son directamente sustituibles, sobre todo en tareas administrativas y de soporte, mientras que el 71% podría complementarse con estas herramientas. Aunque en la Argentina no se viven olas masivas de despidos, las empresas ya empezaron a achicar tareas y reorganizar puestos.

Ya no conviene hacer CV súper visuales o con íconos. Eso es para humanos, y cada vez los mira menos gente. La IA que procesa los CV necesita que todo esté bien estructurado y claro

Marco es programador, un rubro históricamente mimado en el mundo tech que está dejando de serlo porque las máquinas se están empezando a autoprogramar. “Cada uno desde su laburo en mayor o menor medida está entrenando a la bestia. La incertidumbre es total”, explica en diálogo con este diario. Nahomi es un poco más optimista: “En los trabajos incluso más creativos te piden que uses GPT para responder más rápido. Ahora bien, si en un año todos los guiones son iguales por ahí esto pega la vuelta y se empieza a valorar la particularidad de cada uno”.

Buscar trabajo en tiempo de IA

Si la tecnología cambia la forma de trabajar, también transforma la de buscar trabajo. En las áreas más expuestas a la IA, ya no alcanza con diseñar un buen CV en Canva. Los algoritmos de recursos humanos leen primero los CV, los ordenan, los filtran y toman decisiones. Y no se llevan bien con los colores, las columnas, ni con los textos difusos.

“Ya no conviene hacer CV súper visuales o con íconos. Eso es para humanos, y cada vez los mira menos gente. La IA que procesa los CV necesita que todo esté bien estructurado y claro. Te lee el perfil y espera que le digas bien concreto qué hiciste y qué querés”, cuenta Martina, que hace poco rehizo su CV con ayuda de Chat GPT.

Martina, que viene del mundo tech pero busca un puesto más creativo vinculado a la escritura, le cargó su CV anterior al Chat GPT, le explicó qué quería hacer y le pidió recomendaciones de empleos. “Me sugirió meterme en agencias creativas, en marketing para videojuegos —que nunca lo había pensado— y en contenido para empresas fintech. Después le pedí que me dijera qué tenía que cambiar de mi CV, y me tiró varias. Por ejemplo, que en el resumen inicial ponga métricas, resultados concretos y es lo que estoy buscando. Porque, de nuevo, la IA busca resultados y palabras clave”.

Incluso el proceso de entrevistas está cambiando con la IA. Hace unas semanas, Martina vio en redes sociales a una diseñadora UX –experiencia del usuario, por sus siglas en inglés– contando que tuvo una entrevista laboral completamente gestionada por un avatar virtual: “Decía que fue re eficiente, que no perdió tiempo y que el bot le hacía las preguntas correctas”, relata. En esta nueva etapa, buscar trabajo es también entrenar y ser entrenado por una IA.

Más allá de los números, la llegada de la IA está cambiando las relaciones laborales, la forma de buscar trabajo y de entender qué es “trabajar”. Hoy las tareas se reorganizan, los empleos se diluyen y las certezas se achican, como dice Marco: “Cada uno desde su laburo está entrenando a la bestia”. Tal vez la cuestión no sea cuánto se va a perder, sino qué capacidad tendremos para reinventar lo que viene.

NR/MC

La elección en CABA redefine el mapa porteño y mide el peso real de Milei, el peronismo y el PRO

La elección en CABA redefine el mapa porteño y mide el peso real de Milei, el peronismo y el PRO

Sin liderazgo claro ni coaliciones sólidas, el resultado marcará el futuro de los principales espacios y ordenará la disputa de poder hacia 2027 en el distrito.

No hay cargos ejecutivos en juego ni boletas tradicionales que arrastren votos, pero la elección de este domingo en la Ciudad de Buenos Aires vale mucho más que las 30 bancas legislativas que se disputan: es el primer test electoral después del triunfo presidencial de Javier Milei y, al mismo tiempo, del primer gran reordenamiento político en el distrito que define buena parte de la política nacional.

Con más de 2,5 millones de personas habilitadas para votar con Boleta Única Electrónica, los comicios prometen un resultado fragmentado y cargado de lectura estratégica. No hay una única pelea en curso sino que se superponen múltiples batallas, personales y partidarias. Desde el debut electoral del vocero presidencial, Manuel Adorni, hasta la apuesta progresista de Leandro Santoro; desde el retroceso macrista en su bastión histórico hasta el intento de resurrección política de Horacio Rodríguez Larreta.

Adorni aparece como el emergente más visible de la nueva etapa libertaria. Su candidatura, sin experiencia legislativa ni estructura propia, se sostiene en el apoyo directo de Javier Milei y Karina Milei. La consigna “Adorni es Milei” no busca ocultar su dependencia, sino convertirla en fortaleza. Si logra un buen desempeño, será un triunfo más del Presidente, no tanto del candidato.

Del otro lado del espectro ideológico, Leandro Santoro intenta consolidar una identidad progresista autónoma, sin ataduras con el kirchnerismo nacional ni el PJ bonaerense. Su campaña, con tono universitario y verde, propone una alternativa no binaria, ni peronista clásica ni radical tradicional, en una Ciudad esquiva para el panperonismo desde 2007.

Silvia Lospennato carga con el peso de ser oficialismo sin coalición. El PRO gobierna la Ciudad desde hace 16 años pero llega por primera vez a una elección sin la UCR ni la Coalición Cívica. La fragmentación de Juntos por el Cambio le resta aire a una lista que representa al gobierno de Jorge Macri pero no cuenta con estructura ampliada. Lospennato suma respaldo de Mauricio Macri y propone una agenda institucional, con eje en Ficha Limpia, pero sin volumen electoral propio. Si queda tercera, el resultado puede marcar un punto de inflexión en la historia reciente del macrismo porteño.

En paralelo, Horacio Rodríguez Larreta se mide a sí mismo. Ya sin pertenencia PRO, juega con una lista propia, centrada en críticas a la gestión de Jorge Macri y con mensajes más de mediano plazo que de coyuntura. Cada voto que consiga será una inversión en su proyecto político post 2023, como moderado de centroderecha si el experimento libertario empieza a hacer agua.

La dispersión es un dato estructural de esta elección. El PRO fragmentado, el peronismo con varias expresiones, la izquierda con representación histórica y la irrupción de figuras nuevas arman un escenario de tercios, o hasta de cuartos. El voto no estará guiado por la composición de la Legislatura, sino por el posicionamiento hacia 2027.

Ramiro Marra, por fuera de LLA y ahora como candidato de la Ucedé; Lula Levy por Evolución; Vanina Biasi por el Frente de Izquierda; Paula Olivetto como candidata de Elisa Carrió; y los peronistas Juan Manuel Abal Medina (Movimiento Evita) y Alejandro Kim (espacio de Guillermo Moreno), completan una oferta de 17 listas. Exjefes de Gobierno, extrapartidarios, sindicalistas y figuras públicas conviven en la misma boleta.

Esta elección marca un cambio de época: por primera vez en una década, no habrá boleta de Juntos por el Cambio. El oficialismo nacional compite con su propio partido, el PRO busca resistir sin aliados, el peronismo llega más ordenado que nunca y Larreta se presenta como alternativa moderada. Todo bajo el mismo cielo porteño, en un momento de transición, repliegue y novedades.

JJD

Carlos Rovira, el arquitecto del poder que no necesita hablar para mandar

Carlos Rovira, el arquitecto del poder que no necesita hablar para mandar

Gobernador sin cargo, millonario sin declaraciones, estratega sin exposiciones. La polémica por Ficha Limpia llevó el nombre del líder misionero a las tapas de los diarios nacionales, algo que no ocurría desde que su fallida re-reelección enfrentó a Néstor Kirchner y Jorge Bergoglio, en 2006.

Ficha Limpia revela un pacto subterráneo entre Rovira y Milei atado a las apariencias

“Decime si hay un llamado a Rovira”. Javier Milei estiró el brazo y le acercó el celular a la periodista Mariana Brey, que no pudo disimular su incomodidad. “Revisá todo lo que quieras, yo no tengo problemas; los verdes son los llamados que yo hice”, insistió el Presidente, mientras la cámara de Telefe captaba el gesto con una mezcla de morbo y sorpresa. La escena, ocurrida en plena entrevista televisiva, buscaba desactivar una versión que ya hacía ruido en Casa Rosada: que el rechazo de los senadores misioneros al proyecto de Ficha Limpia había sido acordado con el mandamás misionero Carlos Rovira. Pero la desmentida llegó tarde. Para entonces, el silencio oficial ya se había interpretado como señal de connivencia. Y el nombre del líder provincial, tras años de bajo perfil, volvía a ocupar un lugar en el centro del poder.

El exgobernador de Misiones no necesita hablar para que se entienda que sigue vigente. No lo hace desde un cargo ejecutivo ni desde el atril de un acto masivo, sino desde su puesto de diputado raso, sin estridencias. Hace más de 17 años que ocupa una banca en el hemiciclo de la Legislatura misionera: primero como presidente del cuerpo y ahora, desde 2023, como uno más. Aunque cualquier mínimo conocedor de las vicisitudes de la tierra colorada sabe que lejos está de serlo.

Carlos Rovira, el exgobernador de Misiones y líder indiscutido del oficialismo provincial.

Reverenciado casi como una deidad por sus acólitos, “el Ingeniero” maneja las riendas de la provincia que supo gobernar entre 1999 y 2007 con mano de hierro y guante de seda, sin que nada escape a su radar. En su estilo austero y hermético, descubrió hace tiempo la fórmula del poder perdurable: aferrarse al terruño, consolidar estructura y ejercer el mando sin exponerse. Rovira no da entrevistas ni aparece en televisión. Su último discurso público fue en noviembre de 2023, junto a Sergio Massa. Desde entonces, silencio.

Hasta que el país volvió a mirarlo. En la última semana, el nombre de Rovira irrumpió con fuerza en la escena nacional. Fue tras el rechazo misionero al proyecto que buscaba prohibirle competir en elecciones nacionales a condenados en segunda instancia, como es el caso de la expresidenta Cristina Kirchner. Dos votos, los de los senadores Carlos Arce y Sonia Rojas Decut, bastaron para sepultar una iniciativa que el gobierno libertario había hecho propia en la retórica, pero que nunca terminó de abrazar del todo. La escena pareció un gesto de autonomía del oficialismo provincial, pero en los pasillos del Congreso empezó a circular otra hipótesis: que el Frente Renovador de la Concordia hizo el trabajo sucio para evitarle al presidente Javier Milei un costo político directo.

Esa versión cobró fuerza cuando el mandamás admitió que el rechazo al proyecto había sido parte de un acuerdo con la Casa Rosada. “Era una ley que poco tenía de ‘limpia’”, dijo Rovira, según confiaron a elDiarioAR testigos presenciales de la reunión a puertas cerradas que mantuvo con su tropa al día siguiente de lo ocurrido en el Senado —como cada jueves antes de cada sesión ordinaria de la Legislatura. El sábado 10, La Nación y Clarín llevaron sus dichos a la tapa de sus respectivas ediciones impresas, lo que obligó al propio Milei a salir a desmentirlo. Sin embargo, si bien La Libertad Avanza intentó despegarse del escándalo, nadie en Balcarce 50 salió a cuestionar abiertamente a Rovira. La señal fue elocuente.

Los senadores Carlos Arce y Sonia Rojas Decut con Rovira, el día después de la votación de Ficha Limpia.

La última vez que Rovira había concentrado tanta atención nacional fue en 2006. Entonces, desde su rol de gobernador, buscó reformar la Constitución provincial para habilitar su re-reelección. Contaba con el aval explícito de Néstor Kirchner, quien le pidió “dar la pelea por el proyecto” y convirtió a Misiones en globo de ensayo para otras iniciativas similares en Jujuy y la provincia de Buenos Aires. La oposición se articuló en torno a una figura inesperada: el obispo Joaquín Piña. Su candidatura, bendecida en las sombras por Jorge Bergoglio, desató una batalla cultural que traspasó los límites de la política.

La campaña por el “No” a la reforma se volvió un fenómeno nacional, con marchas multitudinarias, iglesias quemadas y acusaciones cruzadas entre el Gobierno nacional y la Iglesia. El 29 de octubre de 2006, el referéndum se saldó con un resultado inapelable: el 56,5% de los misioneros rechazó la enmienda.

La derrota dejó a Rovira sin re-reelección y sumido en la desolación. Pero, como dice el dicho, “no hay mal que por bien no venga”. En 2007 asumió como diputado provincial, y desde entonces, sin volver a ocupar cargos ejecutivos, ungió y condujo a cada uno de sus sucesores en la gobernación: primero a Maurice Closs (2007-2015), luego a Hugo Passalacqua (2015-2019), después a Oscar Herrera Ahuad (2019-2023), y hoy nuevamente a Passalacqua. Ninguno osó salirse del libreto que él mismo escribió desde la presidencia de la Cámara de Representantes: sin exposición ni confrontaciones innecesarias, aunque no sin privarse de cierto revanchismo.

El gobernador de Misiones, Hugo Passalacqua, y el líder de la provincia, Carlos Rovira.

De “Carlitos” al “conductor”

Amado y temido por igual, Rovira tejió el inigualable poder que hoy ostenta con la paciencia de un monje budista. Su perfil, introspectivo y metódico, lo diferenció desde joven de los militantes apasionados de su generación. Mientras otros se sumaban a la agitación política de la década del 70, él prefería el deporte y el estudio. Se graduó de igeniero químico en la Universidad Nacional de Misiones, pero mucho antes, a sus 22 años, comenzó una carrera como docente que luego sorpresivamente abandonaría. ¿El motivo? Empezar a tabajar junto a un incipiente dirigente del peronismo misionero: Federico Ramón Puerta.

El ingreso de Rovira a la vida política tuvo más de familiar que ideológico. Su padre, Miguel Ángel “Pichón” Rovira, fue quien se acercó a un viejo conocido suyo de sus años en Apóstoles, el empresario yerbatero Federico Gumersindo “Nene” Puerta, para pedirle un favor: que Ramón incluyera a “Carlitos” en su equipo. Corría 1987 y quien una década más tarde sería presidente por un día, estaba a punto de asumir una banca como diputado nacional por el PJ. Su meta, en realidad, era alcanzar la gobernación de Misiones, que acababa de ser recuperada por el peronismo, de la mano de Julio César Humada, tras el mandato del radical Ricardo “Cacho” Barrios Arrechea, primer gobernador misionero de la democracia.

Documento nacional de identidad de Carlos Rovira.

Rovira se mudó a Buenos Aires como secretario privado de Puerta, pero para eso debió dejar atrás tanto su puesto en la cátedra de Física como la consultoría que en ese momento realizaba para el INTI, en vinculación con el Ministerio de Ecología de la provincia. El trato alcanzado con Puerta fue que, si el proyecto de alcanzar el poder en 1991 fracasaba, él se quedaría trabajando en su empresa.

A partir de ese momento, Puerta adoptó a Rovira como un protegido, aunque siempre dejó en claro la asimetría. La relación fue estrecha pero distante. Ya en los 90, con el yerbatero al frente de la gobernación y “el hijo de Pichón” como presidente de Vialidad provincial, el entonces joven ingeniero se mantuvo alejado de los círculos de tertulia y negocios que rodeaban a su jefe. Sus compañeros de partido llegaron a apodarlo “el mudo” por su silencio en las reuniones, una imagen que con los años se transformó en una marca de estilo. Esa frialdad contenida fue el preludio de una ruptura silenciosa y decisiva.

Ramón Puerta y Carlos Rovira, otrora socios políticos y, desde hace dos décadas, principales enemigos públicos.

En 1995, las carambolas de la historia llevarían a Rovira a su primer cargo electivo: ni más ni menos que intendente de Posadas. Desde allí, comenzaría a aceitar su cintura política. Pero no será sino a partir de 1999, ya como gobernador, que se animará a ensayar un liderazgo propio. El quiebre final con Puerta llegaría en 2003, cuando, junto a un grupo de radicales díscolos, fundará el Frente Renovador de la Concordia para emanciparse definitivamente del justicialismo ortodoxo. En esa jugada clave contó con el apoyo directo de Néstor Kirchner, quien lo empujó a lanzarse con una promesa: “Si soy presidente, te doy todo el respaldo”. Meses después, el 28 de septiembre, con el 47,8% de los votos, Rovira le ganaría a quien fuera su padrino político, convirtiéndose así en el primer experimento exitoso de la “transversalidad” kirchnerista.

Desde entonces, su influencia no solo se consolidó en lo político. También se expandió hacia el plano económico. A través de vínculos familiares, como el que mantiene con su suegro Nelson Spotorno —dueño de una de las principales constructoras de la provincia—, su entorno ha estado ligado históricamente a licitaciones clave de obra pública. Aunque no declara bienes, en Posadas nadie ignora que Rovira es uno de los hombres más ricos de Misiones. Su participación en sociedades vinculadas al Estado conforman una fortuna tan ostensible como inverificable. No vive como un político tradicional: tiene una casa con muelle privado sobre el río Paraná, pasa los veranos en París y acumula propiedades que no figuran a su nombre. 

Carlos Rovira, el exgobernador de Misiones y líder del oficialismo provincial.

El año en que se rompió la calma

En mayo de 2024, la calma que Rovira había sabido construir desde la derrota del referéndum de 2006 se quebró por primera vez en casi dos décadas. El descontento social explotó en las calles con protestas de docentes, policías y trabajadores de la salud, y la tensión trepó hasta su propio domicilio. La respuesta fue un contraataque sin matices: causas judiciales y posteriores detenciones. Ocho policías fueron acusados de sedición, entre ellos el suboficial retirado Ramón Amarilla, quien será candidato a diputado provincial desde la cárcel en las elecciones del próximo 8 de junio. Fue el punto de inflexión de un año que puso a prueba los límites del modelo rovirista: frente a la presión social y el avance libertario, la reacción no solo fue adaptarse, sino también endurecerse.

Pero el clima de tensión no se limitó a la calle. En los meses siguientes, en el marco del caso Kiczka, el gobierno provincial impulsó la creación de una Fiscalía Especializada en Ciberdelitos, cuya ley insinúa la posibilidad de allanar domicilios en casos de “fake news”. La norma encendió alarmas en la oposición y en organizaciones de derechos civiles, que advirtieron sobre la institucionalización de la censura. En paralelo, se multiplicaron los casos de hostigamiento a tiktokers críticos. Una de ellas, la enfermera Florencia Belén Aguirre, denunció que la policía ingresó con violencia a su casa y le secuestró los teléfonos tras ser acusada de injurias por un funcionario provincial. Lo mismo ocurrió con Ramiro Barrionuevo, conocido como “Quito”, y con Cristian Cabral, un referente barrial.

En mayo de 2024, la protesta policial en Misiones visibilizó a nivel nacional el reclamo de los empleados públicos misioneros.

Ese giro de tinte autoritario dejó al descubierto otro Rovira. Uno más cerrado, más ensimismado, menos cuidadoso. “Si algo demostró el 2024 es que Carlos está dispuesto a hacer lo que tenga que hacer para conservar su poder”, sentenció un viejo militante renovador ante elDiarioAR, preocupado por la “pérdida” de la “sutileza” que siempre supo caracterizar al “conductor” de la Renovación. “Está cada vez más parecido a Gildo”, espetó, en referencia a Insfrán, el eterno gobernador formoseño.

Es que en el oficialismo misionero, las decisiones ya no se discuten ni siquiera en el interior de su espacio. La Renovación NEO, como rebautizó a su fuerza política, se volvió más vertical, más tecnocrática y más dependiente de su figura. Desaparecieron los cuadros intermedios, se achicaron los márgenes de deliberación y se amplificó el culto a la “juventud” por sobre la política. En marzo de 2023, durante el lanzamiento de listas de ese año, el propio Rovira pidió que en la primera fila del acto se sentaran solo “neos”. Al subir al escenario, los miró y dijo: “No los conozco, nunca vi sus caras”. Era una frase de autoelogio, pero también el síntoma de una dirigencia que ya no produce líderes, sino ejecutores.

Carlos Rovira durante la inauguración del Silicon Misiones, en marzo de 2023.

En paralelo, también profundizó una narrativa que mezcla modernización con personalismo. “El verdadero poder está en quién accede al conocimiento”, dijo Rovira durante el discurso de inauguración del Silicon Misiones, el polo tecnológico ubicado a las afueras de Posadas, al que calificó como “el santuario intelectual más importante que se erigió en la Argentina”. Ese día, entre citas del economista Richard Thaler y el lingüista George Lakoff, sostuvo que Misiones es la “primera provincia start up de la Argentina”, tal y como reza el cartel de bienvenida apostado en el límite con Corrientes. Una contradicción: mientras impulsa a los jóvenes a programar, reprime a los que critican en redes. El contraste entre discurso de vanguardia y prácticas regresivas atraviesa el modelo “misionerista” como una tensión no resuelta.

Pactos son pactos

En ese contexto, el vínculo con Milei apareció como un salvavidas inesperado. El entendimiento entre ambos comenzó en 2021, aunque se puso en duda en 2023, cuando Misiones fue una de las pocas provincias donde La Libertad Avanza no presentó candidatos a senadores. No fue casual: la Justicia Electoral local impugnó con minuciosidad el armado libertario, bajo presión del oficialismo provincial. Esa jugada le permitió a Rovira quedarse con dos bancas propias y bloquear la irrupción de un nuevo actor que hubiera puesto en riesgo su hegemonía.

El gobernador de Misiones, Hugo Passalacqua, junto al presidente Javier Milei durante la firma del Pacto de Mayo en Tucumán.

Los rumores sobre un pacto comenzaron a circular en la opinión pública desde, al menos, el mes de septiembre de 2023. Lo curioso es que no fueron agitados por la oposición, sino por la propia Renovación. A pocos días de las PASO, el portal MisionesOnline —voz para-oficial de la Renovación— publicó una nota titulada “Recuerdos del futuro”, donde revelaba una reunión secreta entre Rovira y Milei en 2021. El artículo no buscaba incomodar al “conductor”, sino legitimar una narrativa: la de una convivencia posible entre dos proyectos en apariencia irreconciliables.

La campaña también alimentó las sospechas. Aunque los candidatos legislativos de Rovira fueron pegados a la boleta de Massa, en los barrios comenzaron a repartirse ejemplares ya cortados, junto a la de Milei presidente. En voz baja, dirigentes del oficialismo justificaban el operativo como una forma de “no regalar el territorio”. En las PASO, el libertario sacó el 43% de los votos. Y en el ballotage, ganó con el 56%. Para entonces, la convivencia ya era inevitable.

Lule Menem y Francos viajaron a Misiones el año pasado para acordar con Rovira.

Pero fue en abril de 2024, un mes antes del inicio de las protestas que tuvieron en vilo a la provincia, que el entendimiento tomó forma pública. Guillermo Francos, entonces ministro del Interior, viajó a Posadas junto a Eduardo “Lule” Menem y se reunió con Rovira, además de con el gobernador Passalacqua. El acuerdo fue claro: apoyo legislativo a cambio de fondos y autonomía. Los números lo confirmaron: Misiones fue la provincia que más recursos discrecionales recibió de la Nación hasta fines del año pasado.

Rovira nunca más volvió a pisar oficialmente Buenos Aires. Entre los dirigentes que trajinan los pasillos del poder central, su figura genera tanta intriga como admiración. A sus 69 años, controla los tres poderes del Estado misionero a su gusto, aunque alejado de la tranquilidad que supo disfrutar en otras épocas. El caso Ficha Limpia fue una muestra: lo exhibió ante los ojos del país, por voluntad o impericia, como un político a escala nacional. En la superficie, expuso a Milei. En el fondo, le hizo un favor. Y volvió, una vez más, a estar en el centro de la escena. Como en 2006. Como tantas veces. Sin hablar públicamente. Pero al mando.

PL/MG

La historia de Puelo, el perro protagonista de El Eternauta que conquistó a Ricardo Darín

La historia de Puelo, el perro protagonista de El Eternauta que conquistó a Ricardo Darín

En pleno rodaje de El Eternauta, un perro con más carisma que entrenamiento se sumó al set. Rescatado por un cura en Chubut y criado en una parroquia de San Telmo, terminó convirtiéndose en la estrella canina de la exitosa serie de Netflix.

En julio de 2023 se iba a grabar la primera escena de El Eternauta en el set montado en la parroquia de San Pedro González Telmo. Estaban desplegadas las instalaciones y los actores listos para trabajar. Pero el “perro actor” que habían seleccionado, con una larga trayectoria en el cine, se comportaba de forma poco profesional. Se distraía con cualquier ruido u objeto religioso, levantaba las orejas, se salía del personaje tristón que tenía que interpretar. 

El rodaje iba camino a retrasarse, con lo que eso implica en términos de tiempo y dinero. Por un momento reinó, en Humberto 1º al 340, el fastidio y el mal humor. Hasta que llegó a los oídos de Bruno Stagnaro, el director de la serie, la historia de Puelo. “Quedó fascinado”, cuenta el productor Emmanuel Slit Murillo, encargado de las armas y de los animales de la serie. “Lo quiero conocer”, dijo Stagnaro. 

Se contactaron con Emilio Chumpitaz, dueño y compañero del can. Y no hizo falta preparación ni entrenamiento. Entre las imágenes religiosas de la iglesia que lo vio crecer, Puelo, con su andar pesado, emanaba la vagabunda naturalidad que se precisa para ser el compañero del viejo linyera en la serie. “Nace una estrella”, le escribió Slit Murillo al dueño de Puelo cuando lo vio entrar en acción. 

Puelo es un perro de una raza indefinida que recibió ese nombre por el lugar donde lo encontró su primer dueño, un cura pescador que estaba de paso por Lago Puelo. Si hubiese sido un perro de raza, hegemónico, o si hubiese tenido ojos alegres y no esa mirada melancólica jamás habría llegado a ser la estrella de Netflix que es hoy. Necesitaban un perro que coincidiera con el personaje desamparado de la serie. Y Puelo, de cachorro, fue un perro abandonado.

Un cura y un perro 

En enero de 2016 el cura Martín Calcarami viajó a Lago Puelo, Chubut, para acompañar al grupo de boy scouts de la parroquia San Pedro González Telmo. Un día necesitó distraerse, dejó el campamento y salió con su caña de pescar camino al río. Sobre un sendero de tierra, en medio de un campo, divisó, entre los altos pastizales al costado de la banquina, tres cachorros silenciosos.

Calcarami, un hombre solitario acostumbrado a trasladarse de parroquia en parroquia, no sabía qué hacer, pero dos turistas —dos mujeres que hacían ejercicio— se detuvieron y propusieron que cada uno adoptara un cachorro. El cura se quedó con el tercero. Cuando lo llevó a su pecho sintió una conexión “muy especial”; sintió que ambos habían sido salvados.

Puelo, de 9 años, en su casa de la calle Cochabamba.

“Fue la primera y, hasta ahora, la última vez que tuve un perro”, dice Calcarami. “Si no los hubiéramos visto, se habrrían muerto”. La veterinaria le dijo que tenía tan solo 20 días cuando lo encontró. “Supe que lo habían abandonado desde un auto porque estaba al costado de la banquina y porque le tenía terror a los vehículos. Si yo me bajaba del auto a cargar nafta y lo dejaba solo, Puelo se desesperaba”.

Ya de vuelta en Buenos Aires, la comunidad de Puelo se amplió ya no solo al grupo de boy scouts sino a toda la parroquia y a gran parte de San Telmo. Puelo vagabundeaba durante el día; los vecinos se turnaban para pasearlo y llevarlo a la veterinaria. La iglesia era su casa, por donde correteaba entre las imágenes religiosas y el altar.

Cuando las personas veían que Puelo se retiraba por el pasillo del medio hacia afuera, donde lo esperaba Emilio Chumpitaz—que en ese momento era el sacristán de la iglesia—, sabían que estaba por comenzar la misa. “Cuando terminaba la misa, Emilio lo podía soltar, y yo iba al centro del pasillo y Puelo corría, se metía al templo y saltaba sobre mí, y salíamos juntos”, cuenta el cura Calcarami. “Me hizo muchísimo bien, me iluminó la vida”.

Puelo vive con Emilio Chumpitaz, que era sacristán de la iglesia cuando el animal llegó desde el sur junto al cura.

Pero el cura tuvo que cambiar de parroquia. Lo trasladaron hacia una ubicada entre Retiro y Recoleta. Con permiso de las autoridades, llevó a su peludo compañero. Pero nada volvió a ser igual.  Ya no era “el perro de todos”. Eran otros sacerdotes, otra gente. Ya no podía pasearse por el templo como un cuadrúpedo divino. Esa parroquia no era para Puelo, y Puelo no era para esa parroquia. “No era fácil la convivencia, además no tenía espacio, no podía jugar”.

Calcarami sacrificó su amor a cambio de la felicidad de Puelo y lo devolvió a la iglesia de San Telmo, su lugar en el mundo, donde lo esperaba Emilio. Calcarami se fue, no volvió a ver a su perro, pero vio la serie con “mucha ansiedad”. Y dejó de ser cura.

Puelo, estrella del set 

El primer día de grabación, Puelo deslumbró a Bruno Stagnaro. “Bruno busca siempre la espontaneidad, y ese perro era el ideal”, dice el productor Slit Murillo. Rápidamente se metió al elenco entero en el bolsillo. “Cuando Puelo pasaba, todo se detenía, era una diva”, apunta.

Puelo, sin embargo, no tenía devoción por todo el mundo. No le movía la cola a los técnicos ni a los extras; tampoco le saltaba a Ricardo Merkin, que interpreta al viejo que conmovió a los espectadores con aquella frase: “¡Donde va él voy yo, y donde voy yo va el perro, carajo!”. No. La sensibilidad de Puelo estaba direccionada hacia un solo lugar, precisamente hacia la estrella: Ricardo Darín. 

Ricardo Darín y Puelo, entre escena y escena.

“Lo más increíble fue la relación con Ricardo. No se entendía cómo se tenían tanto amor el uno al otro. Eran como pan y manteca. Por mi trabajo, yo estaba todo el tiempo al lado de Puelo, conteniéndolo entre toma y toma. Pero él solo buscaba a Darín”, asegura el productor. En momentos de descanso se podía ver a Puelo en dos patas arañando el camarín de Darín. Darín abría la puerta y Puelo entraba. Pasaban horas juntos ahí dentro, hasta que volvían a salir para grabar, Puelo adelante, Darín atrás.

Cuando Puelo regresaba a su departamento, sobre todo al principio, cuando pasaba de jugar en las grandes ligas a descansar en su humilde cama de la calle Cochabamba, se lo notaba ligeramente displicente. “No me daba mucho bolilla”, admite el dueño, que elige creer que era por el cansancio del rodaje. “A veces pasaba toda la noche afuera”, se apresura a decir. Pero es sabido que Puelo, después de su experiencia audiovisual, dejó de tomar agua de baldes u otros recipientes. Ahora solo toma del pico de una botella que alguien le tiene que acercar al hocico.

Fueron épocas de vacas gordas. A Emilio le entró un buen dinero extra durante los seis meses de grabación, gracias al cual no escatimó a la hora de comprar alimento premium, ropa canina, juguetes y otras golosinas. El resto del dinero, Emilio —encargado de un edificio de departamentos y peruano argentinizado— lo ahorró en dólares.

El doble de riesgo de Puelo.

Desde hace un año y cuatro meses Emilio y Puelo volvieron a su vida normal. Él, ocupándose del mantenimiento, la gestión de residuos y la relación con los vecinos del edificio; y Puelo, recorriendo tres veces al día el barrio de San Telmo. Tiene nueve años y, según pudo saber elDiarioAR, la producción de El Eternauta volverá a verlo para evaluar qué lugar puede darle Stagnaro en la segunda temporada: adaptará el guion a sus posibilidades. Con su oreja izquierda caída, pasea sobre todo en Parque Lezama. Tiene una mandíbula privilegiada que le permite cargar troncos de hasta 5 kilos. Al llegar a su casa, duerme en una cama y sólo come el alimento si le colocan un poco de carne sobre el plato.

LN/DTC

Los fabricantes de electrónica en Tierra del Fuego se diversificaron antes de la apertura de Milei

Los fabricantes de electrónica en Tierra del Fuego se diversificaron antes de la apertura de Milei

Mirgor, de Nicolás Caputo, construirá un hotel y una terminal de cruceros, y comercializa en el resto de Latinoamérica. Newsan compró la filial de P&G y su dueño invirtió en Edison Energía. BGH también levantará un establecimiento hotelero. Mientras crece la protesta gremial en la provicia, hay dudas sobre si comenzarán a importar celulares, televisores y aires.

Se la veían venir. Javier Milei siempre fue un crítico del régimen promocional de la electrónica de Tierra del Fuego y su ministro de Desregulación, Federico Sturzenegger, quiso darle muerte apenas empezó el Gobierno entre el mega DNU 70/23 y la ley Bases inicial, pero su par de Economía, Luis Caputo, por presión de su primo Nicolás Caputo, dueño de la fabricante Mirgor, retrasó cualquier reforma. Hasta ahora.

Esta semana en plena campaña electoral se anunció la inmediata liberación de importación de celulares y la futura de televisores y aires acondicionados para bajar los precios a los consumidores, a costa de poner en riesgo los empleos en la isla. Pero los dueños de las empresas fabricantes ya empezaron a diversificar sus negocios antes de la apertura.

Mirgor, que fabrica los celulares Samsung, había anunciado en diciembre pasado que construiría un hotel cinco estrellas en Ushuaia con la cadena española Meliá en una inversión de US$50 millones. Además, presentó en marzo un proyecto de terminal de cruceros en la capital fueguina. Antes tenía una idea de instalar un puerto en Río Grande, donde ensambla autopartes y electrónica, de modo tal de que allí lleguen los insumos y salgan los productos terminados, en lugar de que las piezas arriben a Buenos Aires, recorran en camión más de 3.000 kilómetros y después vuelvan por la misma vía hasta el punto donde hay más consumo.

La empresa de Nicky Caputo tiene además otras unidades de negocio, como agro, retail (comercio minorista), la gestión de las tiendas Samsung y las propias Diggit -con JBL como socio estratégico-. También cuenta con otra compañía de distribución y área de servicios y una llamada Global para el desarrollo de negocios en América latina, que ya le reporta uno de cada cuatro dólares de su facturación. Comercializa en Uruguay, Paraguay, República Dominicana, Panamá y Ecuador, entre otros países. Pero no lo que fabrica en Tierra del Fuego: ese es uno de los problemas de la isla, sus elevados costos le impiden exportar.

¿Mirgor pasará a importar en la Argentina lo que deje de producir en el Sur? “Todavía estamos esperando mayores definiciones”, responden en la compañía, pues aún el Gobierno no publicó la medida que anunció el vocero candidato, Manuel Adorni.

Mirgor se había embarcado en un proyecto para crear un puerto en Río Grande, donde están radicadas la mayoría de las ensambladoras de electrónica de la isla.

El otro gigante

El otro gigante fueguino, Newsan, de Rubén Cherñajovsky, compró en julio pasado la filial argentina de la firma de productos de higiene y cuidado Procter & Gamble. La fabricante local de Motorola comenzó a producir y/o comercializar toallitas Always, pañales Pampers, afeitadoras Gillette, shampoos Pantene y Head & Shoulders, y ahora lanzarás productos como perfumes Old Spice, cepillos Oral-B o depiladoras Braun. Bajaron precios y mejoraron 60% el volumen de ventas pese a la caída del consumo.

La unidad de consumo de Newsan aún representa el 4,5% del negocio total, pero anhelan facturar con ella US$1.000 millones. Por ahora, el 55% de sus ventas son la electrónica; el 27%, bicicletas, motos y componentes, y 13,5%, pesca, maní y miel. Tampoco responden si importarán o no celulares y demás bienes que arman en Ushuaia, pero admiten que se afectará el empleo.

Cherñajovsyky y el CEO de Newsan, Luis Galli, también compraron a título personal en marzo pasado un tercio del nuevo grupo Edison Energía, que controlan la Empresa de Distribución Eléctrica de Tucumán (EDET), la Empresa Jujeña de Energía (EJESA), Líneas de Transmisión del Litoral (LITSA) y la generadora hidroeléctrica CEMPSA en Mendoza. Para ello se asociaron con la familia Neuss -amiga del asesor presidencial Santiago Caputo, sobrino de Luis y Nicolás, y dueña de la distribuidora rionegrina de luz Edersa, además de negocios inmobiliarios y agrícolas- e Inverlat Investments -la dueña de Havanna, integrada por Carlos Giovanelli, Damián Pozzoli, Guillermo Stanley y Federico Salvai-.

Luis Galli, CEO de Newsan, esta semana en el evento de IAEF, donde advirtió sobre las medidas del gobierno de Milei.

Tercer jugador

BGH, de las familias Teubal y Hojman, fabrica celulares Tecno Mobile en Río Grande, ciudad que no es turística como Ushuaia y que concentra a la mayoría de las plantas de electrónica. El grupo se diversificó hace mucho tiempo dentro del sector tecnológico, pero concentra el 80% de su facturación en el negocio original: en 2003 creó BGH Tech Partner, de transformación digital, y en 2018, en plena apertura del gobierno de Mauricio Macri, BGH Eco Smart, de eficiencia energética. El único negocio fuera de la tecnología es el proyecto de desarrollo de un hotel turistico en Ushuaia, pero que se realiza en el marco del Fondo para la Ampliación de la Matriz Productiva de Tierra del Fuego (FAMP), que se creó en el gobierno anterior con fondos de la electrónica. Con este fondo también se financiará el hotel de Mirgor.

Antes de la apertura anunciada esta semana, BGH ya importaba su gama alta de celulares Tecno, televisores de 65 pulgas y aires para climatización profesional. Por ahora, para el resto de los productos, seguirá la producción nacional. Pero es un “por ahora”. Ya este gobierno liberó antes la importación de microondas y BGH pasó de fabricante local a importador. Es lo que sucede en general en esta y otras industrias, como la textil: los empresarios industriales, ante la perspectiva liberalizadora de Milei, se preparan para devenir importadores. Mientras, los que serán despedidos y deberán buscar otro trabajo -y quizás mudarse- serán los trabajadores.

AR/Mc