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Un Gobierno atrapado en contradicciones insalvables. Loteos y enroques en una mesa ínfima. Irreverentes ayer, forajidos hoy. Caso Spagnuolo: un expediente que late y el turno de Pettovello. Otra promesa de deuda, que llega como amenaza en tierra arrasada
Javier Milei se aproxima a dos años de mandato y ya se encuentra sometido a contradicciones probablemente insalvables para el destino de su Gobierno. Ni siquiera un resultado electoral aceptable en octubre subsanaría el descrédito político y personal en que cayó el Presidente, ni el abismo largamente anunciado al que se precipitó la economía. En la hipótesis opuesta —un derrumbe en las urnas de magnitud similar al ocurrido en la provincia de Buenos Aires hace dos semanas—, el loteo del poder entre los Milei, los Caputo y los Menem se convertirá en una amenaza a la estabilidad del Gobierno.
Las contradicciones son flagrantes. Milei pasó de vociferar que sacó a doce millones de argentinos de la pobreza, que extinguió la inflación del 17.000% a 10% anual, que Argentina crecía a tasas de 10% y un sinfín de cifras disparatadas, a visitar el discurso épico —a lo Macri— de “lo peor ya pasó” y “el sacrificio vale la pena”. ¿En qué quedamos? ¿Fiesta de crecimiento, riqueza y baja inflación, o travesía bíblica por el desierto rumbo a la tierra prometida, o el caballo que se ahoga en medio del río, como se le lenguó la traba a Patricia Bullrich esta semana?
El Presidente dedicó su primer año y medio en la Casa Rosada a gritar alusiones al ano violentado de sus opositores, críticos y disidentes. Obsesionado con la penetración, no ahorró expresiones inaceptables para la vida civilizada. De buenas a primeras, Milei nos cuenta que está siendo objeto de una ofensiva como la que —en la fantasía de la incombustible derecha argentina—volteó en 2001 a Fernando de la Rúa, el más débil de los mandatarios desde 1983. ¿Un sádico rey de la selva o un Bambi en babia a merced por los poderosos?
El Milei contra Milei más lesivo quedó expuesto en las últimas horas. El mandatario suele decir que fue electo con un único mandato: derrotar la inflación. No es cierto; prometió muchas cosas, como destino de grandeza, no robar y un ajuste restringido a la casta, pero, sin dudas, calmar la carrera de precios tiene un valor primordial en la vida de los hogares.
El riesgo país volvió a ser uno de los más altos de América Latina y el dólar se fue a las nubes. Semanas, días atrás, “el coloso” Federico Sturzenegger, “el gigante” Luis Caputo y sus equipos y voceros aventuraban todo lo contrario, una apreciación del peso. El Banco Central pierde cifras millonarias de reservas similares a aquellas que protagonizaron ambos responsables de Economía durante el gobierno de Mauricio Macri, en 2018. Así las cosas, el traslado a precios de la devaluación luce inexorable, pero el Gobierno ha demostrado algún éxito en contener esa variable, con un remedio que es peor que la enfermedad: estancamiento rumbo a otra recesión y un Banco Central vacío tras sobreapreciar al peso.
La explicación que repiten Milei y sus segmentos televisivos en Clarín, La Nación y América es que la inestabilidad se debe al “riesgo kuka”. Ocurre que Milei anunciaba en julio que iba a enterrar al kirchnerismo para siempre, “hacerlo mierda”, “poner el último clavo en el cajón” y “pintar el país de violeta”. No eran excitaciones de campaña. Lo mismo fue expresado en infinidad de análisis de consultores, bancos y periodistas. El Soez vuelve a tomar carrera. “Están cagados”, reiteró en un acto en Córdoba el viernes por la tarde. Al calor de encuestas que le acercaron, retomó la violencia discursiva que había dejado descansar un par de semanas.
Si Milei no sirve para doblegar cualquier variante de lo que el establishment llama “populismo” —porque no sabe, no puede o no quiere—, ¿vale la pena sostenerlo?
Ahora resulta que el “riesgo kuka” cobra tal volumen que lleva a los inversores a huir de Argentina ante el temor que inspira una líder en prisión domiciliaria y popularidad acotada, quien a su vez se empeña junto a su hijo en obturar cualquier posibilidad de renovación.
El sistema de poder, que alberga en su seno ganadores, pero también perdedores ante el desbande, tiene una pregunta legítima para formularse: si Milei no sirve para doblegar cualquier variante de lo que el establishment llama “populismo” —porque no sabe, no puede o no quiere— , ¿vale la pena sostenerlo?
Tan o más descorazonadora que la deriva del Gobierno de La Libertad Avanza es la lúgubre perspectiva que ofrece para reconducir la situación con el restringido elenco que rodea el despacho presidencial.
Habla una voz de larga experiencia, con acceso fluido al planeta Milei. “El armado de Karina, Lule (Menem) y (Sebastián) Pareja es cuestionable, con saldos descartados por otros partidos, ok. Ves a este pibe y tan malo no es”.
“Este pibe” es Santiago Caputo. La fuente atribuye méritos al asesor en la elaboración de un discurso proselitista, pero pone el acento en su “inconsistencia” para pensar la política y hacer funcionar al Gobierno. Apunta a Las Fuerzas del Cielo, la agrupación que responde a Caputo y tiene a Daniel Parisini (Gordo Dan) como francotirador principal en las redes y a Agustín Romo y Nahuel Sotelo como armadores. “Hace dos años, en medio del quilombo, eran vistos como irreverentes, canalizaban la furia. Hoy son forajidos que asustan. Meterle miedo a un discapacitado es lo peor que nos puede pasar si vamos a decir que el sacrificio vale la pena”.
El experimentado dirigente impugna a las huestes de Caputo por falta de conexión con la política real y su lógica de decisiones. “¿A alguien le interesa la agenda chiquitita de Romo y Sotelo, antiabortista, con iconografía de Alemania en 1940 y discurso setentista estilo Proceso? Ni Victoria Villarruel va por ahí”. En el mismo combo incluye al pensador Agustín Laje, eslabón suelto y exitoso cuentapropista al mando de la Fundación Faro. “Entre proponer la derogación de la ley del aborto y salir a ‘cazar zurdos’, y el rejunte de Lule, prefiero el rejunte de Lule. Tampoco es que teníamos un semillero surgido del Mayo Francés”, concluye la fuente, pese a todo, todavía convencida de que Milei tiene cuerda para rato.
Así como la ruta del dinero descripta por Diego Spagnuolo, con los Menem como presuntos recaudadores, es inescindible de Karina y, por ende, de Milei, el plan b, que sería restituir la botonera a Santiago Caputo, no ofrece motivos para el entusiasmo. El asesor presidencial no sólo no oculta, sino que gusta exponer su dominio de la Secretaría de Inteligencia, ARCA (ex AFIP) y la principal pauta estatal, YPF. Son sus fierros. La pregunta subyacente es si esos fierros hoy sirven para para reconducir un Gobierno en crisis, o sólo para administrar poder, negocios e internas.
El asesor presidencial no sólo no oculta, sino que gusta exponer su dominio de la Secretaría de Inteligencia, ARCA (ex AFIP) y la principal pauta estatal, YPF. Son sus fierros
Levantado el secreto de sumario del caso Spagnuolo, el eje Menem-Karina creyó tomar aire. Allí evalúan que los audios son cuestionables como prueba y los dichos ratificatorios del exasesor Fernando Cerimedo y un panelista de Fantino sobre un esquema de sobornos no cobrarán vuelo. De esa mirada se desprende un giro de Milei, que navegó sin brújula desde que se desató el escándalo. En su fallida visita a Lomas de Zamora, durante la campaña bonaerense, gritó que el contenido de los audios era mentira y que demandaría a su exíntimo amigo. No sólo no lo hizo, sino que el viernes, en Córdoba, ensayó que los registros eran obra de inteligencia artificial. Las contradicciones no cesan y abarcan todos los ámbitos.
Los Hermanos no deberían precipitarse a dar un carpetazo a la lacerante versión del 3% diseminada por Spagnuolo, quien se sentó a la mesa presidencial en Olivos más que ningún otro oyente de ópera y bodrios económicos.
Primero, porque la investigación que lleva adelante el fiscal Franco Picardi busca apoyarse en registros contables, adjudicación de contratos y sobreprecios. Se trata de documentos y emails antes que diálogos alojados en celulares, que fueron masivamente borrados por Spagnuolo y los Kovalivker, dueños de la droguería Suizo Argentina y presuntos pagadores y canalizadores de las coimas. Segundo, porque los audios no se agotan en lo ya difundido. Hay más. Y tercero, porque el juez Sebastián Casanello y Picardi tienen todo un campo por recorrer en cuanto a testimonios, entre ellos, el de Sandra Pettovello.
La ministra de Capital Humano fue mencionada por Cerimedo como una de las primeras destinatarias de las confesiones de Spagnuolo, supuestamente frustrado porque otros robaban de la Agencia de Discapacidad y no le dejaban nada. Una versión indica que el examigo de Milei, atribulado, le dijo a Pettovello que el eje Menem-Karina se llevaba unos US$800.000 por mes, y que la respuesta de la funcionaria fue “te equivocás, son dos millones”.
En Capital Humano responden que no hay nada por declarar al respecto. Probablemente, a Pettovello no le quede otra que hacerlo en el expediente como imputada, como mínimo, por no denunciar un presunto delito contra la administración púbica.
Milei no parece tener ni el margen ni la decisión de resolver la interna que se presentó en su administración. Enroca nombres, proliferan las operaciones periodísticas, otorga títulos de “jefatura de campaña”. Corren a un Menem, reempoderan a otro, coordina Santiago, arenga Karina, asoma Pilar Ramírez, y los candidatos, con José Luis Espert a la cabeza, dan poco y nada de sí. Todo parece reducido a una mesa demasiado chica, la misma de siempre.
El destino electoral, político y hasta judicial estará inexorablemente implicado por lo que pase con la economía.
Milei y Caputo lanzaron a rodar la versión de que llegará un inminente respaldo del Tesoro estadounidense, porque los US$14.000 millones ya entregados por el FMI entre abril y julio, que se suman a los US$44.000 millones de 2018, corren similar riesgo de dilapidación para sostener un tipo de cambio que ya se agotó. En tres días, el Banco Central liquidó USD1.110 millones. La proyección para las próximas semanas da pavor.
Hay motivos técnicos, económicos y legales para suponer que un respaldo del Tesoro estadounidense, vía un canje de bonos u otro instrumento, no es probable en el corto plazo. La hipótesis de que una transferencia teledirigida por Donald Trump para ayudar a su admirador argentino de ninguna manera garantiza un buen resultado en las elecciones legislativas, ni evita una crisis política inmediata.
Sin embargo, también había motivos sólidos para intuir que el FMI no iba a acumular otro préstamo monumental en manos de Caputo, y sin embargo ocurrió. No hay que despreciar la confianza de “Toto”. Puede sonar ilógico, pero el juego de arrebatos y negocios que Trump impone como política exterior podría tener en su aliado de Sudamérica a un socio ideal.
El problema es que una nueva inyección de deuda se daría en tierra arrasada y en medio de una dinámica económica que demuestra que los conejos de la galera pueden ser infinitos, pero se agotan cada vez más rápido.
Caputo y Sturzenegger se encontraron con una nueva oportunidad en el manejo de la economía. Sus fracasos rotundos en experiencias pasadas (la cuarta para coloso y la segunda para el gigante) no fueron obstáculo para intentarlo de nuevo. Esta vez, abandonaron toda pretensión de resguardo “técnico” y se volcaron al combate político. Provocaron, agraviaron, imitaron a Milei. Se faltaron el respeto.
A diferencia del Gobierno de Macri, que encontró a casi toda la ortodoxia económica celebrando que “volvimos al mundo” hasta el abrupto choque de 2018, esta vez, un amplio espectro de economistas, de derecha a izquierda, liberales e intervencionistas, viene señalando errores técnicos groseros y creencias terraplanistas sobre la base monetaria y otras yerbas, que están demostrando sus consecuencias. Esta semana, resultó revelador y preocupante el testimonio de Joaquín Cottani, un “cavallista” que actuó como viceministro durante el primer semestre libertario.
De sus dichos se desprende que en el Palacio de Hacienda prevalece un comportamiento sectario, sin brújula ni red.
El endeudamiento no es una pata importante del plan económico. El vicio de la deuda es el plan económico.
SL
La oposición logró voltear tres vetos en una semana, dejando expuesta la debilidad del Gobierno. El fantasma del juicio político en las charlas de café y el rechazo del peronismo a participar de maniobras desestabilizadoras. La esperanza de Martín Menem de que todo mejore a partir de diciembre.
Milei intenta rearmar la campaña electoral mientras el Congreso le marca cada vez más límites
Otra derrota contundente del Gobierno: el Senado rechazó el veto a la ley de reparto de ATN
“Ningún presidente puede arriesgarse a que un Congreso te junte dos tercios, y nosotros acabamos de sumar 180 votos. ¿Quién te defiende de un juicio político ahora?”, murmura, todavía excitado por la victoria, un diputado de la oposición. La Cámara de Diputados acaba de voltearle los dos vetos a Javier Milei, y está charlando, en un pasillo alejado del Congreso, con otro legislador no peronista que fantasea con tejer un “centro” que se lance como alternativa de Javier Milei. Le responde: “Vos lo que no podes hacer es empujarlo. Tenés que dejarlo que se tambalee frente al abismo”.
Nunca antes la debilidad de Milei quedó tan expuesta como esta semana. El miércoles, 181 diputados votaron en contra del veto a la emergencia pediátrica. El 75% de los diputados presentes en el recinto. Al día siguiente, 59 senadores rechazaron el veto a la ley de reparto automático de ATN. Es decir, el 83% de los senadores presentes optaron por rechazar la propuesta de Milei. Y muchos lo hicieron incluso después de haber cobrado los $12,5 mil millones que el Gobierno les había girado, vía ATN, para intentar convencerlos de hacer lo contrario.
Un pésimo debut para Lisandro Catalán, que estrenaba cargo en el Ministerio del Interior, y que dejó reducido al Gobierno a su mínima expresión. El Senado –tierra de José Mayans y la nueva mayoría automática multipartidaria que ayudó a crear– no fue una sorpresa. Pero sí la Cámara de Diputados, donde ya no quedan ni rastros de los “87 héroes” que habían ayudado a blindar, el año pasado, el primer veto al financiamiento universitario.
Casualidades dolorosas: el aniversario de la cena con la que Milei agasajó a esos héroes en Olivos coincidió, con precisión meridiana, con la sesión en Diputados que le volteó el segundo veto a las universidades.
Solo 61 diputados salieron en defensa de Milei en su peor momento. Con el dólar agujereando el techo de la banda y el riesgo país escalando minuto a minuto, los soldados del régimen tocaron su piso mínimo. Un rejunte de fieles reducidos a: los libertarios que aún no le declararon la guerra al clan Menem –como el bloque de Oscar Zago o el de Marcela Pagano–, los radicales con peluca que no necesitan competir con LLA en sus distritos este año, y un PRO diezmado que se rebela ante la conducción de Cristian Ritondo.
Se rompió una de las reglas más básicas de la gobernabilidad: nunca permitas que la oposición junte más de dos tercios en el recinto para rechazar tu plan de gobierno. No una ni dos veces: tres veces. Porque el fantasma del juicio político, por más fantasioso que parezca, siempre puede estar a la vuelta de la esquina.
Los primeros en instalar la versión de una Asamblea Legislativa como Plan B del sistema económico fueron los embajadores del nuevo espacio de centro llamado “Provincias Unidas”. Seducidos por el canto de sirena de un establishment económico que observa alarmado la sostenibilidad del plan económico del Presidente, comenzaron a trajear al cordobés Juan Schiaretti, quien ni siquiera fue electo diputado.
Detrás están los gobernadores Maximiliano Pullaro (Santa Fe), Martín Llaryora (Córdoba) y el escurridizo Ignacio Torres (Chubut), de la mano del consultor Guillermo Seita, inventor de la nueva marca. Tiene varios operadores en el Congreso, como Miguel Ángel Pichetto y Emilio Monzó, que fantasean con consolidar una fuerza de centro “federal” que accione como fiel de la balanza frente a la polarización Milei-kirchnerismo.
Si el Gobierno supera el 30% de los votos y se posiciona como primera fuerza nacional –una “victoria” de LLA ante los ojos del sistema–, buscarán posicionarse como un polo de poder alternativo. Atento a negociar tanto con el Gobierno como con otras fuerzas de la oposición. Si, en cambio, el Gobierno pierde en las elecciones, se abre todo un arco de posibilidades que se discuten, con ligereza, en largas charlas de café en despachos porteños.
El juego especulativo termina, sin embargo, en un callejón sin salida: el rechazo tajante de la principal fuerza opositora a avanzar con un juicio político. Cristina Fernández de Kirchner sostiene que Milei tiene que finalizar su mandato y en La Cámpora son muy tajantes en lo que se refiere a “respetar los tiempos institucionales”. También Axel Kicillof ha reafirmado, en público y privado, que no hay lugar para ninguna operación desestabilizadora. Ambos líderes del peronismo se imaginan gobernador a partir de 2027 y, para lograrlo, resulta imprescindible que Milei finalice su mandato.
“Los que dicen que Milei se tiene que ir antes están laburando para Milei”. Las palabras son de Leandro Santoro en Radio Con Vos, pero podrían provenir de muchos dirigentes del pankirchnerismo que observan, con irritación, el Juego de Tronos de los embajadores de Provincias Unidas. Un juego en el que participan, con entusiasmo, varios gobernadores y referentes del peronismo.
“Menem está nocaut”, aseveró, triunfante, un peso pesado del peronismo apenas finalizó la sesión del miércoles. La derrota en la Cámara de Diputados fue el broche de oro de una larga lista de malas noticias para el clan Menem: los audios de Diego Spagnuolo, la pésima performance del armado electoral en Provincia de Buenos Aires, la reactivación de la comisión investigadora $LIBRA y, ahora, la consolidación de un impermeable frente opositor que logra sumar dos tercios del recinto como si fuera un trámite.
Ratificado en su cargo por la misma Karina Milei –quien se negó a echar a Lule Menem y, por lo tanto, al propio Martín, que amenazó con renunciar a la presidencia si excomulgaban al primo–, Martín resiste en su oficina con la esperanza de que todo mejorará a partir de diciembre. Es cuestión de aguantar hasta las elecciones de octubre: está convencido de que LLA ganará a nivel nacional y que esa victoria, aunque modesta, le permitirá recuperar el control de la Cámara de Diputados.
Menem está convencido de que, con un repunte en la Provincia, una victoria en la Ciudad de Buenos Aires y Mendoza y una buena elección en Córdoba, LLA podrá hacerse de un bloque de 84 diputados. Un bloque que, si se le suma a algunos satélites sueltos o, incluso, al PRO, podría llegar a disputar la primera minoría de la Cámara de Diputados. Esto le permitirá asegurarse un tercio vetador y, a su vez, ampliar la base sobre la cual tejer las alianzas del futuro.
“Va a haber un espacio de centro que va a querer reelegir en sus provincias y se va a volcar a la derecha”, aspiran sus aliados, quienes ven que la mayoría opositora tiene fecha de vencimiento. Apelan a la teoría de la ventana rota. “Ahora todos te ven golpeado y aprovechan para pegarte, pero después de diciembre van a tener otros incentivos para acompañarnos”, profetizan.
Menem, sin embargo, tiene un gran desafío de cara a diciembre, que no es sólo resistir a las nuevas embestidas opositoras. Tendrá que asegurarse el número para reelegir como presidente de la Cámara de Diputados luego de un profundo desgaste producto por el escándalo $LIBRA, los audios de Spagnuolo y la táctica de vaciar las sesiones opositoras para dejarlas sin quórum. Hasta ahora, el peronismo no le ha soltado la mano, pero son cada vez más las voces en el bloque que preside Germán Martínez que piden voltearlo. Y hay varios, como Ritondo, que están olfateando el cargo.
Dependerá del resultado de octubre. Hasta entonces, por si acaso, no permite que ningún interlocutor ingrese a su despacho con el celular. Les pide que lo dejen afuera. Después de las grabaciones de Spagnuolo, confía en muy pocos.
MC/MG
El índice de alimentos que mide la consultora LCG se aceleró 1,6% en la semana, después de un mes sin variaciones, aunque aún es temprano para asociarlo directamente con la devaluación. Los proveedores de supermercados dan de baja promociones. La venta de propiedades "se destruyó", según agentes. En cambio, Despegar señala que continúa la demanda de pasajes al extranjero.
Una crisis de gobernabilidad acecha al Presidente en medio del "Juego de Tronos" de los gobernadores
Desde que el ministro de Economía, Luis Caputo, desafió con el “comprá, campeón”, el dólar subió 24% en casi tres meses. La inflación, en cambio, subió menos: 1,9% en julio, otro 1,9% en agosto. Pero el salto de los últimos días a $1.515 está empezando a impactar más en los precios, ha paralizado un mercado dolarizado como el de los inmuebles, pero no detiene la fiebre de ciertos argentinos por viajar al exterior.
“La inflación de alimentos nos mostró una suba importante esta semana, no sé si asociada directamente al dólar, es muy apresurado decirlo, pero venía de varias semanas bastante planchada”, comenta la economista Melisa Sala, de la consultora LCG. Esta semana, su índice subió 1,6%, después de cuatro en las que había registrado 0,1%, -0,1%, -0,2% y 0,1%, es decir entre deflación y estancamiento, prueba de la recesión en la que está adentrándose la economía otra vez. No hay margen para subir mucho los precios porque no se vende, pero hay alimentos y productos energéticos que si no encuentran quienes los compre acá se pueden exportar y por eso se remarcan si se deprecia el peso.
“Es lógico que el indicador muestre cierta aceleración: si uno mira el pasado, siempre pasó algo parecido cuando subió el dólar”, comenta Sala. “En algún momento, la devaluación se va a trasladar a precios, pero hay que ver la evolución en las próximas semanas”, agrega la analista.
La consultora Ecolatina, en cambio, no registró aumentos. “Después de dos semanas de leve aceleración de precios en el mercado de productos de consumo de alta rotación (alimentos y bebidas, cuidado personal, productos para el hogar y de limpieza, ropa y calzado, tabaco), la tercera semana de septiembre trajo un respiro: la inflación semanal se ubicó en 0,18%, muy por debajo de lo esperado”, informó la firma que también elabora su indicador semanal.
“El dato marca una clara desaceleración, pero el noveno mes del año aún tiene recorrido por delante”, aclara Ecolatina. “Más que una señal de estabilidad, este dato podría estar reflejando simplemente un impasse ya que el grueso de las tensiones financieras y políticas se desató recién en los últimos días. El aumento del tipo de cambio y el incremento del riesgo país abren la puerta a posibles remarcaciones de precios en los próximos días. En este sentido, la calma en el mercado de consumo masivo podría ser transitoria, anticipando un septiembre que todavía podría tener pendiente el verdadero impacto del nuevo shock”, añade la consultora. Las categorías con mayores subas se registraron en helados (2,1%), aguas (1,6%) y gaseosas (1,3%).
“Algún reflejo hay pues los precios mayoristas aumentaron más de 3%”, señala el consultor Orlando Ferreres la inflación mayorista de agosto. “Se nota en el precio de los importados, aunque también en los nacionales en menor medida. Estimamos un IPC (índice de precios al consumidor) de alrededor de 2 % para septiembre”, pronostica el exviceministro de Economía.
María Castiglioni, de C&T Asesores Económicos, tampoco ve impacto por ahora. “Hasta ahora la inflación sigue corriendo debajo del 2% mensual. Tal vez algunos bienes suben algo, pero nada que modifique la inflación”, agrega la economista de C&T, otra firma que monitorea precios de manera constante.
“Por ahora no hay nada escandaloso”, comentan en los grandes supermercados sobre los precios que les pasan sus proveedores. “Todos ellos están recalculando, pero al momento sin mayores novedades. Llegaron muy pocas listas, nada para destacar. Aunque algunos exporten, algo de mercado interno necesitan. Lo que sí están bajando son las promociones y dinámicas comerciales, que es una forma de pasar lista con aumento”, reconocen en las cadenas.
Economistas consideran que un dólar alto, como el de ahora, no impulsa las exportaciones de un día para el otro, pero puede desincentivar las importaciones. Sin embargo, tampoco será de un día para el otro. Y menos en mercados como el de ropa ultrabarata que ofrecen los portales chinos Shein y Temu. En general, suele impactar primero en el turismo: primero los argentinos empiezan a ver que viajar al exterior está caro y con el tiempo los habitantes de países vecinos comienzan a darse cuenta de que conviene cruzar la frontera para comprar acá. Pero por ahora esto tampoco se refleja.
La pasión argentina por irse de paseo al extranjero no se amilana con el dólar a más de $.1500. “Si bien es cierto que la brecha cambiaria entre el peso y dólar puede representar un desafío, seguimos observando interés sostenido por los destinos internacionales”, comentan en el portal Despegar. “En el caso particular de estos últimos días no hemos registrado movimientos significativos en la demanda de viajes al exterior tras la reciente suba del dólar en Argentina”, añaden. En otras dos agencias de viajes tampoco perciben cambios. “Seguimos muy bien”, comentan en una compañía que viene vendiendo pasajes a destinos caros como Maldivas, Aruba, China y Japón.
“El mercado inmobiliario se destruyó”, advierte la agente Sofía Mackinlay. Suele ocurrir cuando sube el dólar, moneda en la que se tasan los inmuebles. A esta alza se suma la paralización del crédito hipotecario por el incremento de tasas de interés que impulsó el Gobierno en un intento fallido de controlar el tipo de cambio.
AR/MG
El objetivo es tomar la capital gazatí y desplazar a su millón de habitantes.
El Ejército israelí confirmó este domingo que sus tanques ya están entrando en Ciudad de Gaza, como parte de su ofensiva para tomar la capital gazatí y desplazar de allí a su millón de habitantes.
En un mensaje publicado en X, el portavoz del Ejército en árabe, Avichay Adraee, afirma que las fuerzas de la 36 división ya “comenzaron a ingresar a la ciudad de Gaza” y acompaña su mensaje con imágenes de tanques israelíes.
La noticia llega apenas dos horas después de que Reino Unido, Canadá y Australia hayan reconocido a Palestina como Estado.
Hace solo cinco días que Israel lanzó una gran ofensiva final sobre Gaza. “No cejaremos en nuestro empeño y no daremos marcha atrás hasta que la misión se haya cumplido”, aseguró el ministro de Defensa israelí, Israel Katz.
El endurecimiento de los ataques, que combinaron bombardeos aéreos con misiles y drones y ataques de artillería, así como de disparos desde helicópteros, afectó incluso a varios campamentos de refugiados.
La operación israelí llegaba tan solo unos días después de la orden de evacuación emitida por Israel sobre toda la ciudad, donde vivían un millón de palestinos. Miles seguían entonces en la urbe, ante la imposibilidad de huir o la negativa a verse desplazados de nuevo.
La relatora de las Naciones Unidas sobre los derechos humanos en los territorios ocupados, Francesca Albanese, denunció que el objetivo de la ofensiva en Ciudad de Gaza era hacerla “inhabitable”.
Además, el pasado jueves 18, EEUU volvía a vetar una resolución en el Consejo de Seguridad de la ONU que pedía el alto el fuego en Gaza en medio de la ofensiva de Israel. Solo dos días antes la Comisión de Investigación de la propia ONU había concluido que Israel está cometiendo genocidio en Gaza.
El ministro de Seguridad Nacional de Israel, el ultraderechista Itamar Ben Gvir, ya afirmó este domingo, antes de que los tanques entradar en Ciudad de Gaza, que “habría que subir la intensidad” de los ataques en la Franja e insistió en su anexión por Israel, así como en la creación de asentamientos israelíes en el territorio palestino.
“Necesitamos hacer una anexión de la mayor cantidad posible de territorio en Gaza. Ya hablé acerca de (establecer) barrios residenciales de policías en Gaza, frente al mar. Si es nuestro, debemos decir con certeza que es nuestro. Este es nuestro hogar y nos quedaremos en él”, declaró el líder del partido extremista Otzma Yehudit en una entrevista radiofónica con la emisora israelí 103fm.
Las declaraciones se producen en un contexto de creciente debate dentro del Gobierno israelí sobre el futuro de Gaza tras la guerra. Mientras el primer ministro, Benjamín Netanyahu, evitó pronunciarse de forma explícita sobre la anexión, Ben Gvir y otros miembros del ala ultranacionalista de la coalición presionan para establecer una política de asentamientos permanentes.
La comunidad internacional rechaza de forma casi unánime cualquier proyecto de colonización en Gaza, considerando que vulnera el derecho internacional y socava la posibilidad de una solución de dos Estados. Organismos como Naciones Unidas y la Unión Europea reiteraron en los últimos meses su oposición a cualquier intento de modificación unilateral del estatus del enclave palestino.
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, afirmó este domingo que el próximo viernes presentará ante la Asamblea General de la ONU su “visión de una paz verdadera: la paz a través de la fuerza”.
En un mensaje al inicio la reunión del gabinete de su gobierno, difundido por su oficina, Netanyahu recordó que tras participar en la Asamblea, donde varios países tienen previsto reconocer el Estado palestino, se reunirá con el “amigo” de Israel y presidente estadounidense, Donald Trump, con quien tiene “mucho de que hablar”.
“En la ONU, presentaré la verdad. Es la verdad de Israel, pero es la verdad objetiva en nuestra justa lucha contra las fuerzas del mal y nuestra visión de una paz verdadera: la paz a través de la fuerza”, afirmó.
Según Netanyahu, en la ONU Israel tendrá que luchar “contra la falsa propaganda” en su contra y los llamamientos al establecimiento de un Estado palestino que, dijo, “pondrán en peligro” la existencia del país.
Algunos de los ministros del Gobierno de Benjamín Netanyahu, entre ellos dos de los más ultraderechistas, exigieron este domingo la soberanía total de la ya ocupada Cisjordania, poco después de que el Reino Unido, Canadá y Australia hayan reconocido de forma oficial al Estado Palestino.
“El reconocimiento de Gran Bretaña, Canadá y Australia de un estado 'palestino', como premio a los asesinos exige medidas de respuesta inmediatas: la aplicación inmediata de la soberanía en Judea y Samaria (Cisjordania) y la destrucción total de la autoridad terrorista 'palestina'”, escribió en su cuenta de X el ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir, que vive en un asentamiento ilegal en Cisjordania.
El ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, se expresó en términos similares a los de Ben Gvir y aseguró que la “única respuesta al paso antiisraelí” de Reino Unido y otros países es también es asumir la soberanía total de Cisjordania y “la eliminación definitiva de la idea insensata de un Estado palestino en la agenda”.
“Se acabaron los días en que Reino Unido y otros países determinan nuestro futuro”, amenazó.
Para el ministro de Cultura, Miki Zohar, estos anuncios son una muestra de “antisemitismo y de odio a Israel” y también se sumó a la petición de que Israel se anexione los territorios ocupados de Cisjordania.
Israel controla gran parte del territorio de la Cisjordania ocupada, donde ha ido ampliando sus asentamientos para colonos judíos o no penalizando la creación de puestos de avanzada, que marcan el inicio de un asentamiento y son ilegales según la legislación israelí.
La Corte Internacional de Justicia, respaldada posteriormente por la ONU, consideran ilegal cualquier asentamiento israelí en Cisjordania.
Israel controla, además, la entrada y salida de Cisjordania a través de puestos de control militarizados que pueden permanecer horas cerrados.
El primer ministro británico, Keir Starmer, aseguró que el reconocimiento "no es un premio para Hamás", en contra de lo que sostiene Israel, y también anunció próximas sanciones contra sus líderes en una declaración coordinada con los gobiernos canadiense y australiano.
Después de meses de debate, el Gobierno británico anunció este domingo el reconocimiento simbólico del Estado palestino después de que Israel haya intensificado su ofensiva en Gaza en lugar de avanzar hacia un alto el fuego, como pedían el Reino Unido y otros aliados. El primer ministro británico, Keir Starmer, anunció su decisión a primera hora de la tarde de manera coordinada con Canadá y Australia, miembros de la Commonwealth.
La declaración oficial del Reino Unido tiene un peso histórico especial al venir de un país clave para la fundación del Estado de Israel en 1948. El Reino Unido y Canadá, además, son los primeros miembros del G7 en dar este paso.
“Hoy, para revivir la esperanza de paz entre palestinos e israelíes, y una solución de dos Estados, el Reino Unido reconoce formalmente el Estado de Palestina”, dijo Starmer en una declaración emitida en vídeo unos minutos después de los anuncios de Canadá y Australia. El primer ministro británico insistió en el futuro de un Israel “seguro” y un Estado palestino “viable”.
“Hamás es una organización terrorista brutal. Nuestra llamada a una solución auténtica de dos estados es exactamente lo contrario de su visión llena de odio”, dijo Starmer, que insistió en que la decisión “no es un premio para Hamás” y anunció que el Gobierno británico aprobará nuevas sanciones a líderes de Hamás en las próximas semanas. Poco después de su declaración, el Ministerio de Exterioes de Israel repetió que el gesto del Reino Unido y otros es “un premio para el yihadista Hamás”.
En junio, el Gobierno británico ya sancionó a dos ministros del Gobierno Netanyahu por “incitar a la violencia” contra los palestinos, y Starmer volvió a repetir este domingo la condena a sus acciones: “El bombardeo incesante y creciente de Gaza por parte del Gobierno israelí, la ofensiva en las últimas semanas, la hambruna y la devastación son completamente intolerables”, dijo Starmer. “Cientos de miles de personas fueron asesinadas, incluyendo miles que intentaban conseguir agua y comida. La muerte y destrucción nos horroriza a todos nosotros. Debe terminar”.
El vice primer ministro, David Lammy, volvió a decir este domingo que el gesto no cambiará la hambruna ni la masacre en Gaza, pero es importante para el futuro: “Debemos mantener la idea de dos Estados viva para los niños de Gaza, Cisjordania y Jerusalén Oriental”. En particular, el Gobierno británico está preocupado por los planes del Gobierno de Netanyahu de partir en dos Cisjordania mientras continúa la violencia de colonos extremistas contra civiles palestinos, y el retroceso desde julio. “En este momento el alto el fuego yace hecho trizas y las perspectivas son sombrías”, dijo Lammy, en una entrevista en Sky News.
Familiares británicos de rehenes y la líder del Partido Conservador se quejan, como Israel, de que el reconocimiento ahora es un “premio a Hamás”, que ha presumido de que los gestos diplomáticos son “un fruto” de los atentados del 7 de octubre. Lammy defiende que los palestinos son mucho más que la organización que ha gobernado Gaza.
“Hamás no son los palestinos. Un Estado palestino es una causa justa. Nuestro país, que firmó la declaración de Balfour hace 108 años, cree en un hogar para el pueblo palestino, pero también creemos en los derechos civiles y religiosos de los palestinos, y ahora es el momento de defender los dos estados”, dijo en la BBC Lammy, refiriéndose a la declaración del Gobierno británico de 1917 en el origen de Israel.
Horas después de la visita del presidente Donald Trump al Reino Unido, Starmer anunció su decisión coordinada con Canadá y Australia y que lleva meses consultando con Francia y otros europeos. Portugal también hará la misma declaración este domingo, y Francia, Bélgica y Luxemburgo, entre otros, también harán este gesto este lunes, en la conferencia internacional sobre Palestina de Naciones Unidas en Nueva York, en coincidencia con la reunión de jefes de Estado y de Gobierno por la Asamblea General.
Alemania es el país más grande de Europa que se sigue oponiendo al reconocimiento ahora: el canciller alemán, Friedrich Merz, defendió este jueves ante el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que éste debería ser “el último paso” en un proceso de paz. Italia tampoco ha dado señales de querer dar este paso ahora.
Estados Unidos, el país con más peso para la región, criticó la decisión, pero el jueves Trump evitó en Londres una crítica directa. “Es el único punto en el que no estamos de acuerdo”, dijo el presidente de Estados Unidos, en la rueda de prensa junto a Starmer al ser interrogado por el inminente reconocimiento. Cuando el primer ministro británico dijo que la situación en Gaza es “intolerable”, pero desea que Hamás “no sea parte del futuro Gobierno de Palestina”, Trump le dio unas palmaditas en la espalda como gesto de aprobación.
El reconocimiento canadiense llegó de manos de un comunicado del primer ministro canadiense, Mark Carney, hecho público poco antes de partir hacia Nueva York, donde se reunirá este domingo con el secretario general de la ONU, António Guterres, y posteriormente participará en la Asamblea General del organismo.
Carney justificó la decisión de reconocer a Palestina porque “el actual Gobierno israelí trabaja de manera metódica para impedir que llegue a establecerse un Estado palestino” con “una política implacable de expansión de asentamientos en Cisjordania” y la invasión de la Franja de Gaza, “que ha provocado una hambruna devastadora y evitable en violación del derecho internacional”.
“La política declarada del actual Gobierno israelí es que 'no habrá un Estado palestino'”, dijo Carney, que ve en este reconocimiento “un paso necesario para preservar la solución de dos Estados, dada la insostenible naturaleza de la situación actual”.
En el caso de Australia, el reconocimiento se ha hecho oficial mediante un comunicado conjunto del primer ministro Anthony Albanese y de su ministra de Exteriores Penny Wong, en el que defienden que el gesto “refleja el compromiso duradero de Australia con la solución de los dos Estados, que siempre ha sido la única vía para asegurar la paz y la seguridad para los pueblos de Israel y Palestina”.
Australia reconoce de facto a Mahmud Abbás, líder de la Autoridad Palestina, como jefe del Estado. Albanese había acordado un encuentro bilateral con el presidente Abbás en Nueva York para esta semana aunque la denegación de su visado por parte de Estados Unidos lo ha impedido.
En junio, el Gobierno laborista fue uno de los primeros occidentales en sancionar a los dos ministros del Ejecutivo de Benjamín Netanyahu por “incitar a la violencia” contra los palestinos. Entonces, el Reino Unido anunció las sanciones en coordinación con Canadá, Australia y Noruega. Antes también rompió sus negociaciones para un acuerdo comercial con Israel y suspendió exportaciones de armas a ese país.
La opinión pública británica se ha inclinado a favor de los palestinos en los últimos dos años después del apoyo inicial a Israel tras los atentados del 7 de octubre. Ahora, el 44% de los ciudadanos está a favor de que el Gobierno reconozca un Estado palestino independiente, el 18% está en contra, y el resto no sabe, según una encuesta recién publicada por YouGov. Hay división según ideología, con una clara mayoría a favor de votantes que se identifican con los laboristas, los liberaldemócratas y los verdes. Los votantes del Partido Conservador están divididos con más en contra del reconocimiento, mientras que los de la extrema de derecha de Reform se oponen más claramente.
Las multitudinarias protestas propalestinas fueron un motivo de tensión en las calles durante meses, sobre todo en las de Londres. En julio, el Gobierno clasificó como grupo terrorista a Palestine Action, un grupo que entró en una base área del ejército británico en junio y dañó con pintura y palancas varios aviones. Desde que la organización fue incluida en la lista, cientos de personas han sido detenidas por manifestarse a favor de este grupo en un caso polémico que cuestiona el derecho de protesta.
Starmer lleva meses insistiendo en que el reconocimiento tenía que servir para algo más allá del gesto simbólico, y lo había utilizado hasta ahora como una forma de presión a favor de una tregua. Lo ha hecho en coordinación con Francia y tratando de plantear el reconocimiento como “parte de un paquete completo que con suerte nos aleje de la situación espantosa en la que estamos ahora y lleve al resultado de un Israel seguro, que ahora no tenemos, y un Estado palestino viable”.
Más de 140 países reconocen la existencia del Estado palestino, la mayoría por decisiones durante la Guerra Fría. En la Unión Europea, países del centro y el este de Europa que estaban al otro lado del Telón de Acero hicieron entonces ese reconocimiento.
Desde el estallido de la actual guerra de Gaza, cuatro países en Europa han dado ese paso: España, Irlanda, Noruega y Eslovenia. Pero estos son países con poca capacidad militar, no especialmente cercanos a Israel y con poca influencia en la zona, a diferencia del Reino Unido, que fue clave para la fundación de Israel. La declaración de Balfour apoyó en 1917 la creación de “un hogar para el pueblo judío”en Palestina, entonces parte del imperio otomano. Palestina estuvo bajo mandato británico a petición de la Sociedad de Naciones entre 1920 y 1948.
El primer ministro británico ha mantenido un canal de comunicación con el Gobierno de Netanyahu pese a haber sancionado a sus ministros y a haber llamado a consultas a su embajador varias veces.
A principios de septiembre, Starmer recibió a Isaac Herzog, el presidente de Israel, que estaba en el Reino Unido para un viaje privado. La reunión, según contó el líder israelí, fue “difícil” y acabó en una discusión.
El Gobierno de Starmer, que es abogado especializado en derechos humanos, ha evitado utilizar la palabra “genocidio”, aunque sí lo hacen diputados y otros laboristas, como el alcalde de Londres, Sadiq Khan.
En una carta en respuesta a una pregunta sobre los detalles de la aplicación del embargo británico de armas a Israel, el 1 de septiembre, David Lammy, entonces ministro de Exteriores, escribió que el Gobierno no ha llegado a “la conclusión” de que Israel esté cometiendo un genocidio según la definición legal.
“El alto número de víctimas incluyendo mujeres y menores y la dimensión de la destrucción en Gaza es totalmente deplorable. Sobre la convención contra el genocidio, el crimen de genocidio sólo sucede cuando hay ‘una intención específica para destruir todo o parte de un grupo nacional, étnico, racial o religioso’. El Gobierno no ha llegado a la conclusión de que Israel esté actuando con esa intención”, escribe Lammy.