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Kicillof saca cuentas y baraja un camino enfrentado al eje Patria-Cámpora

Kicillof saca cuentas y baraja un camino enfrentado al eje Patria-Cámpora

Foto traumática para Cristina: desafiada hasta en una sección de una elección provincial. El tándem Kirchner-Massa, táctica y silencios. Axelistas proyectan otra dinámica tras las elecciones. Riesgos de albertización del conflicto.

Cristina y Sergio Massa coincidieron en emitir una oda a la “unidad” en sus mensajes del 1 de mayo. Al unísono: “Es más necesario que nunca mantenernos unidos” (ella) y “necesitamos unidad” (él).

Ambos abundaron, además, en el impulso de una propuesta que atienda los cambios en las formas de relacionamiento entre las personas, el trabajo y el consumo devenidos del uso de la tecnología.

La sintonía expuesta tiene un correlato en una alianza táctica sobre el rumbo del peronismo, que se viene dando, al menos, desde mediados del Gobierno del Frente de Todos.

Se supone que la expresidenta y el exministro de Economía abrevan en ideas y prácticas distantes. De hecho, en el paso de Massa por el Palacio de Hacienda, éste implementó políticas vinculadas a tarifas de servicios públicos, relación con el FMI y devaluación de la moneda que el eje Cámpora-Instituto Patria resistía con toda la fuerza hasta poco tiempo antes.

Fue, por caso, muy marcada la pérdida de poder adquisitivo de la Asignación Universal por Hijo entre 2022 y 2023, un pilar para reducir la desigualdad creado por Cristina en 2009. El peronismo decidió no reparar demasiado en ese descenso en el ingreso de los más humildes, mientras se bajaban las retenciones a los exportadores de soja cuando la oleoginosa cotizaba mucho mejor que ahora y se eximía del pago de Ganancias a la clase media alta y alta, bajo el absurdo “el salario no es ganancia” y otras sinrazones.

En el momento en que Cristina y Massa entonaban el canto de la unidad en el Día del Trabajador, la trama de poder en el provincia de Buenos Aires se resquebrajaba por una nueva trifulca mínima

Quienes repusieron el valor de la AUH y el pago del impuesto a los altos ingresos fueron Javier Milei y Luis Caputo. “¿Sensaciones?”, preguntaría un cronista deportivo al borde del campo de juego tras un partido extenuante. No es una consulta que Cristina o Massa —ni Áxel Kicillof, ni Juan Grabois, ni Alberto Fernández, ni Leandro Santoro— parezcan dispuestos a responder.

Superado un escollo, surgió otro

Podría pensarse —con sensatez— que un pragmático ¿centrista? como el exministro de Economía y una peronista ¿progresista? como la expresidenta consideran que no es tiempo de ahondar diferencias ante un desafío retrógrado, con prácticas fascistoides, de la magnitud que representan los hermanos Milei.

Ocurre que en el momento en que ambos líderes entonaban el canto de la unidad en el Día del Trabajador, la trama de poder en la provincia de Buenos Aires se resquebrajaba por una nueva trifulca mínima.

Sergio Massa y Cristina Fernández de Kirchner, en una reunión en San Vicente, el 9 de diciembre de 2024

Durante meses, el eje de la disputa fue el desdoblamiento de las elecciones parlamentarias de este año. Movimientos, fotos y desplantes mutuos entre el sector de Kicillof, a favor de ir a las urnas dos veces, y el eje Cámpora-Patria —al que se sumó en el tramo final el Frente Renovador que lidera Massa—, proclive a una votación concurrente entre diputados nacionales y legisladores provinciales, terminaron cuando la expresidenta ordenó a los suyos que guardaran las armas legislativas y judiciales que exhibían.

Superado ese escollo, surgió otro: el calendario electoral.

Llega a tal punto la discordia ante los detalles más banales, que se vuelve dificultoso entender quién quiere qué y para qué, aunque se debe ensayar una explicación. En resumidas cuentas, Kicillof aspira a un calendario largo entre el cierre de listas, la inscripción de candidaturas y la fecha de la elección bonaerense (el 7 de septiembre), con el fin de desactivar la incertidumbre sobre la postulación de Cristina como diputada provincial, o nacional, o nada. En la lógica del cristinismo, extender la duda lo máximo posible, acotando las fechas, actúa como un dique para que no se dividan aguas y se armen proyectos autónomos, sean kicillofistas o vinculados a los intendentes que lo apoyan, bajo la presunción de no es negocio para ellos competir con la expresidenta.

Transcurre una pulseada tan de laboratorio como se lee. Hoy la controversia se ancla en el calendario y mañana abrevará en un catastro municipal de Carlos Casares o la comisión administradora de un ente autónomo de Mar del Tuyú. No es un motivo específico lo que dinamiza la pelea en el peronismo bonaerense, sino la pelea en sí misma.  

No todo es agenda mínima. Kicillof gobierna sin presupuesto y sin autorización de endeudamiento para refinanciar los bonos tomados durante la administración de María Eugenia Vidal o desarrollar un plan de obras públicas, ante el abandono total de la tarea por parte del soez de la Casa Rosada. Un hecho constatable es que el Ejecutivo bonaerense enfrenta en la Legislatura la oposición de las derechas representadas por el PRO, La Libertad Avanza y la UCR, más el Frente de Izquierda y el tándem Cámpora-Frente Renovador, que domina gran parte de los bloques de Unión por la Patria.

Pronóstico: el conflicto entre Kicillof y los Kirchner trascenderá las cruciales elecciones de 2025 y acompañará el camino a 2027. No encontrará una vía de acuerdo real por más que Kicillof se allane a la lapicera de Cristina para el armado de listas, ni se resolverá por un mecanismo institucional, como podrían haber sido las PASO, suspendidas a instancias del gobernador, quien no siempre parece llevar a cabo acciones que le convienen. Nadie puede aducir su torpeza en defensa propia.

La hipótesis de un conflicto que se eterniza encuentra un antecedente insoslayable en los años de Alberto y Cristina en la Presidencia. Durante todo un mandato tan excepcionalmente condicionado por la pandemia, las operaciones fueron omnipresentes, la agenda legislativa quedó estancada y las causas de las discusiones llegaron a ser tan menores como ahora lo son en la Provincia, pero no hubo una explicitación de la confrontación política. El Frente de Todos mantuvo la “unidad” y se rebautizó Unión por la Patria.

En la guerra entre Cristina y Alberto, no hubo ganadores o perdedores. Triunfó la agonía

Increíblemente, con su Gobierno diezmado y entregado por completo a Massa y los Kirchner en el bienio final, y con el griterío de Milei agitando las aguas, Alberto seguía celebrando como un logro haber llegado en “unidad” a la instancia 2023. En la guerra interna del Frente de Todos, no hubo ganadores o perdedores. Triunfó la agonía.

Invariantes y urgencias de Cristina

Si se analizan sus movimientos políticos desde hace años, una invariante de Cristina fue eludir su medición en las urnas, como quien presume que puede, no tanto perder, sino dejar expuesto un liderazgo más débil de lo que admite. Entregó candidaturas presidenciales a políticos a los que desconfiaba tanto como a Daniel Scioli, Alberto y Massa, jugó el apellido Kirchner de su hijo sólo cuando fue atado a listas sábana, se negó a dirimir internas con personajes tan olvidables como Florencio Randazzo.

En 2023, Cristina se declaró “proscripta”, tras la primera condena en su contra orquestada por los magistrados de la quinta de Macri, Clarín y Lago Escondido. No lo estaba, ya que quedaban dos instancias de apelación. Podría haber sido candidata el año que ganó Milei. Hoy, con la condena por la causa Vialidad confirmada por Casación Federal y ante una Corte de tres miembros, sin prestigio que perder, que podría rechazar la apelación con dos párrafos de forma, el argumento de la “proscripción” se evaporó.

Axel Kicillof saluda a simpatizantes.

Sobre esa contradicción, la expresidenta tampoco se ve en la necesidad de brindar una mínima explicación. Resulta más fácil entrar en el juego de “Che, Milei” que mostrar coherencia ante una base electoral cada vez más reducida, que se supone deberá comprender todo.

La lista de reproches entre kicillofistas, la variante axelista (aquéllos personal e ideológicamente más cercanos al gobernador), massistas y kirchneristas puros es amplia. Ninguna fuente, ni siquiera quienes se ilusionan con la “unidad”, brinda argumentos para presumir que es posible una salida virtuosa del conflicto.

Los kicillofistas enumeran el desgaste cotidiano que suponen las trabas legislativas y las declaraciones urticantes de Mayra Mendoza mientras Máximo pide en publientrevistas que le muestren “una prueba de que no acompañamos al gobernador”. El eje Cámpora-Patria considera inadmisibles los misiles que lanza el excamporista Andrés “Cuervo” Larroque (“la bandita de Máximo”, “resentimiento”), tanto como la convicción —extendida y fundamentada— de que el ministro bonaerense expresa lo que verdaderamente piensan los axelistas.

Ante todo este berenjenal, los cantos por la “unidad” de Cristina y Massa son entendibles. El sistema político bonaerense lee, sin distinciones, que el exministro de Economía hoy encuentra razones para plegarse a los Kirchner y, a la vez, avivar las llamas, de modo que, en una situación límite, pueda aparecer como el salvador de la unidad. La esgrima de Massa se mostró magistral un viernes por la noche de junio de 2023, cuando el Frente de Todos/Unión por la Patria resolvió la candidatura presidencial a último minuto, al cabo de dos años en los que el fundador del Frente Renovador juró que no estaba en carrera, porque se lo había pedido su hijo, Toto.

Para Cristina, evitar la división en territorio bonaerense se transformó en una cuestión crucial para su supervivencia política.

La provincia de Buenos Aires ha sido durante una década larga el único distrito en el que el kirchnerismo tenía conducción plena y amplia capacidad de condicionar disidencias emergentes. Con un peso decisivo en la provincia que representa 37% del padrón, la fuerza del eje Patria-Cámpora irradiaba a todo el país, pero no había otro territorio —con la probable excepción de Santa Cruz— en el que la voz de un Kirchner ordenara el tablero y tuviera control pleno de la lapicera.

Para Cristina, evitar la división en territorio bonaerense se transformó en una cuestión crucial para su supervivencia política

Bien mirado, el terreno en el que Cristina se ha demostrado invencible hasta ahora es el conurbano bonaerense. Es decir, su liderazgo inexpugnable se proyecta sobre municipios que congregan diez millones de habitantes, no los 17 millones de la provincia. Ese 20% de la población sigue siendo de enorme valor electoral.

En un juego en el que las geografías institucionales y políticas se estiran como un chicle, el cristinismo deja trascender la intención de la expresidenta de competir como legisladora provincial por la tercera sección electoral, que agrupa a municipios tan importantes como La Matanza, Lomas de Zamora, Avellaneda y Lanús, donde viven cerca de la mitad de los diez millones de habitantes del conurbano.

Si esa extraña maniobra se concreta, la figura de Cristina se recortaría ya no sobre una provincia, sino sobre los partidos más poblados de ella, con cerca de 10% del padrón nacional. La hipótesis —de la que descreen propios y extraños— implica de por sí un escenario de debilidad inédito para la expresidenta, que podría agravarse si Kicillof decide anotar el Movimiento Derecho al Futuro como una lista aparte, algo que integrantes de su círculo más cercano no descartan, y para lo que están explorando sellos electorales habilitados.

Sin primarias obligatorias, las partes afirman que no hay espacio para internas en el Partido Justicialista Bonaerense, por lo que una lista de candidatos a diputados y senadores provinciales del kicillofismo puro tendría lugar el 7 de septiembre, que actuaría como interna-externa del liderazgo opositor.

Aun ganando, una elección por un cargo provincial en la que Cristina se vea desafiada hasta en los municipios de su base electoral dejaría evidenciado un declive irremontable para la presidenta del PJ nacional, silla a la que accedió a empujones a fines de 2024. Nada que no sea una victoria abrumadora —en una proporción no menor a 8 a 2 sobre un contrincante kicillofista en esa interna-externa— y muy nítida sobre cualquier postulante de las derechas sería útil para Cristina. Ni siquiera en ese caso serían improbables derrotas de candidatos de su signo en las otras siete secciones electorales bonaerenses, con capitales tan propensas a triunfos no kirchneristas como La Plata, Mar del Plata, Trenque Lauquen, Bahía Blanca o San Isidro.

Una foto que piensan en La Plata

Esa foto está siendo pensada por parte del entorno del gobernador. En ese club, algunos afirman que hay que pensar en diciembre, cuando el agua electoral haya corrido y comience a rodar la política hacia 2027. La meta es llegar edificado a esa instancia y ello —en el análisis de algunos kicillofistas y axelistas— incluye un porcentaje de votos tal que podría incluso no ser victorioso, pero daría sustentabilidad a un proyecto presidencial autónomo. Parado sobre un piso propio en la principal provincia argentina y habiendo sobrevivido al desafío a los Kirchner, extremo tachado como imposible por todo el arco político un año atrás, Kicillof podría emprender su camino sin negociar cada paso.

Con la mira en Alberto, Kicillof no quiere obtener la candidatura presidencial del peronismo basada en una conversación en un living de Cristina.

Áxel Kicillof, Sergio Massa y Máximo Kirchner, en su ingreso a una reunión nocturna en La Plata el 6 de abril de 2025

Otro desafío supone la obligación de abordar las respuestas pendientes. Milei propone una distopía individualista, sin Estado, sin memoria, sin trama social, donde las criptoestafas sean celebradas y la ciencia sea ridiculizada. Se verá si su voluntad de “odiar lo suficiente a los periodistas” termina en una autocracia o algo por el estilo. ¿Qué propone el peronismo?

El eje Patria-Cámpora narra los doce años con un Kirchner en Casa Rosada como quien consume la que vende. Resalta sus logros, saltea sus déficits y promete un retorno a una panacea 2003-2015 que es leída por el cuarto de la población que no votaba en aquellos años como una ilusión o una farsa. Alberto Fernández quedó neutralizado por sus propios méritos y la turbia denuncia presentada por Fabiola Yáñez, mientras Massa se llamó a silencio, al principio, en forma voluntaria, y ahora, porque no encuentra un espacio propicio para que su voz sea escuchada. No por nada congeló la idea de publicar un libro ya escrito sobre sus memorias en el Ministerio de Economía. Más allá o más acá, surgen imitadores de la violencia de los Milei que resultan atractivos para los streamings.

A Kicillof le cabe una responsabilidad menor —no inexistente— que a los nombrados a la hora de explicar el último Gobierno peronista, pero mucho mayor si pretende construir una alternativa a los ultras.

Por ahora, más allá de su honestidad personal, ciertas políticas públicas meritorias en una provincia bajo fuego de la Casa Rosada y la convicción política de resistir a los Milei, el gobernador no esboza las famosas “nuevas melodías”.

Los axelistas dicen que hay tiempo, una ilusión que hasta en los papeles suena temeraria. 

SL

slacunza@eldiarioar.com

Lo que Karina sabía: el caso $LIBRA y un escándalo que el Gobierno no logra encapsular

Lo que Karina sabía: el caso $LIBRA y un escándalo que el Gobierno no logra encapsular

La secretaria general de la Presidencia aparece implicada en reuniones, firmas y vínculos con los responsables de la criptomoneda de la polémica. En la Casa Rosada lo subestiman, pero la causa avanza y la presión institucional crece.

Guillermo Francos se sentó derecho, con el gesto adusto de quien sabe que va a recibir un golpe largo. Había memorizado el guion durante días, trabajado cada frase con sus asesores, repasado punto por punto las declaraciones que Javier Milei había dado semanas atrás en televisión. Pero nada de eso lo preparó para la escena que se desarrollaría en el Congreso: la primera interpelación a un jefe de Gabinete en más de tres décadas. Y no por una crisis económica o un escándalo institucional, sino por una moneda digital, una estafa incipiente y una sospecha que, sin decirlo, sobrevolaba cada pregunta: ¿hasta dónde llega la responsabilidad de Karina Milei?

La sesión fue larga, desordenada, ruidosa. Francos aguantó con disciplina los primeros embates. Repitió que $LIBRA era “una relación entre privados”, que el Presidente “se hizo eco de información pública”, que el Estado “no tuvo participación”. Pero hubo una pregunta que rompió la defensa. El diputado Itai Hagman fue el primero en formularla, y luego la repetirían, con variantes, otros legisladores opositores. Si la web del proyecto Viva la Libertad y el número de contrato del token no estaban online en el momento en que Milei lo tuiteó, ¿cómo hizo para acceder a esa información? ¿Quién se la pasó? ¿Quién coordinó esa publicación? Francos no pudo responder. Cambió de tema, citó al propio Presidente, evitó dar nombres. Pero el vacío fue evidente.

Guillermo Francos, interpelado por el caso $LIBRA. Desde hacía 30 años que el Congreso no interpelaba a un funcionario nacional. La última vez fue Domingo Cavallo, en los 90.

Tal como ocurrió en otras discusiones incómodas para el oficialismo, el bloque de La Libertad Avanza adoptó una estrategia de baja exposición. Apenas unos pocos diputados tomaron la palabra para defender a Francos; el resto permaneció en silencio o directamente ausente. Ni Karina Milei ni el vocero presidencial, Manuel Adorni —dos de los nombres apuntados por la oposición— estuvieron presentes en el recinto, pese a que sus nombres fueron mencionados repetidamente. Tampoco asistieron los ministros Mariano Cúneo Libarona ni Luis Caputo, cuyas ausencias fueron señaladas como parte de una maniobra de contención. Para varios legisladores de Unión por la Patria, la sesión dejó una impresión clara: el Gobierno no solo subestima el caso, sino que decidió encapsularlo, resistir en silencio y dejar pasar la tormenta.

Mientras Francos sorteaba, con dificultades, las preguntas incómodas, la investigación judicial avanzaba en otra dirección. La jueza María Romilda Servini fue confirmada por la Cámara Federal de San Martín como la responsable del expediente, desplazando así a Sandra Arroyo Salgado, quien argumentaba que el delito se había consumado en Olivos, desde donde se envió el tuit que dio origen al escándalo. Pero el tribunal consideró que la causa excedía un posteo: involucraba reuniones, firmas, visitas a Casa Rosada, contratos y supuestas maniobras de tráfico de influencias. Que todo eso había ocurrido en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y que, por tanto, debía tramitarse en Comodoro Py.

Ese mismo día, el fiscal Eduardo Taiano pidió el levantamiento del secreto bancario y fiscal de los hermanos Milei, Mauricio Novelli, Manuel Terrones Godoy y Sergio Morales. En su resolución citó los artículos correspondientes de la Ley Penal Tributaria, de la Ley de Entidades Financieras y disposiciones de la exAFIP. Lo hizo con un objetivo claro: rastrear los fondos. Seguir el dinero. Verificar si, detrás del entusiasmo presidencial por una memecoin sin respaldo, hubo pagos concretos, retornos, promesas.

Milei, y a su lado Novelli y Terrones Godoy, saluda a participantes del Tech Forum.

El nombre de Karina aparece en cada punto de la investigación. No solo por su rol como firmante de la carta de intención con Cube Exchange, el exchange cripto que sirvió de plataforma para la operación, sino también porque participó en las reuniones previas con los promotores del token. Davis, Novelli y Terrones Godoy no eran outsiders que se colaron por la ventana. Entraron a Casa Rosada al menos diez veces durante 2024. En varias oportunidades lo hicieron juntos, acompañados por Bartosz Lipinski, CEO de Cube. En otras, solos. Pero en todas esas visitas, Karina estaba.

El testimonio más explosivo, por ahora no judicializado pero sí filtrado en medios, es el de Hayden Davis, quien aseguró en un mensaje: “Le mando $$ a su hermana y él firma lo que quiero”. Es un indicio brutal, que todavía no ha sido desmentido formalmente ni por el Presidente ni por la Secretaría General. En el entorno de Milei se amparan en la presunción de inocencia. “Están investigados, no son culpables aún”, repiten. Pero cada nuevo dato erosiona el blindaje. El silencio presidencial —tan llamativo en un mandatario que suele insultar a cualquiera que lo critique— empieza a convertirse en una forma de sospecha.

Hayden Mark Davis junto a Javier Milei en la Casa Rosada.

En la Casa Rosada el tema no está en la agenda oficial, pero sí en todas las conversaciones privadas. Las oficinas del primer piso —donde se mezclan voceros, asesores y funcionarios con acceso directo al despacho presidencial— se transformaron en un hervidero discreto. Nadie habla en público, pero todos miran con inquietud lo que ocurre en Comodoro Py. Hay temor a que la causa escale rápido y empiece a implicar directamente a la hermana del Presidente. El verdadero pánico, en voz baja, es que la justicia encuentre pruebas materiales: transferencias, pagos, registros, capturas de pantalla.

En las últimas semanas, se activaron llamados a gobernadores, a legisladores aliados, a diputados del PRO y a socios circunstanciales del oficialismo. El objetivo es simple: evitar que la oposición consiga quórum cuando insista con debatir el tema en el recinto. Pero la fragilidad del operativo es evidente. El caso $LIBRA ya dejó de ser un tema judicial para convertirse en un problema político de fondo. Y, lo que es más delicado: un problema que el Presidente no puede desactivar sin exponer a su hermana.

Karina siempre fue el corazón del dispositivo. Milei lo dijo mil veces: “Sin ella no podría gobernar”. Controla la agenda, define nombramientos, filtra reuniones, reparte los turnos para hablar con el Presidente. Pero ahora ese poder, hasta ayer secreto, está expuesto. La figura que consolidó la verticalidad absoluta del Gobierno aparece como el eslabón débil. No solo por su protagonismo en el armado de $LIBRA, sino porque su posible citación judicial dejaría al presidente ante una escena inédita: tener que explicar, como hermano y como jefe de Estado, si alguien de su círculo más íntimo participó en una operación fraudulenta que afectó a cientos de inversores y terminó en el derrumbe de un token que nunca debió existir.

Karina y Javier Milei, bajo la lupa de la Justicia por la supuesta estafa con la criptomoneda $LIBRA.

La querella presentada por Juan Grabois, que representa a damnificados por la estafa, logró a mediados de abril que Karina quedara formalmente imputada. Es una instancia preliminar, pero simbólicamente poderosa. Grabois lo celebró con sarcasmo: “La pareja de garcas va a viajar en patrullero de Olivos a Marcos Paz”. Más allá del tono, el mensaje fue claro: ya no se discute solo la legalidad de un tuit presidencial, sino el uso del poder para promover negocios privados desde el Estado.

Lo que está en juego ya no es una memecoin fallida. Es la credibilidad de un gobierno que se construyó sobre una promesa moral: terminar con la “casta”, con la política de retornos, con la corrupción de siempre. Y ahora aparece rodeado de los mismos elementos que criticaba. Reuniones secretas, entradas sin registro, contratos dudosos, favores pagados, plata en el medio. Lo que diferencia este caso de otros es el tamaño de la contradicción. No la magnitud del delito, sino el daño simbólico al filo del comienzo de la campaña electoral.

PL/DTC

Paseo Gigena: mientras la concesionaria alquila oficinas en dólares, demora la inauguración del espacio público

Paseo Gigena: mientras la concesionaria alquila oficinas en dólares, demora la inauguración del espacio público

Aunque la parte comercial ya está habilitada para su explotación, la zona que se reservó como espacio público sigue sin habilitarse en su totalidad. Son unos mil metros cuadrados dentro del emprendimiento inmobiliario vinculado al ministro Luis Caputo y al presidente del Banco Central, Santiago Bausili.

El edificio Paseo Gigena, rebautizado como Ola Palermo, en cuyo financiamiento participaron el ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo, y el presidente del Banco Central de la República Argentina (BCRA), Santiago Bausili, sigue su carrera contra el tiempo. Los responsables del millonario emprendimiento inmobiliario que se levantó sobre un terreno público de la Ciudad de Buenos Aires, continúan sin cumplir con el contrato que firmaron con el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta, de acuerdo a los documentos y fuentes consultadas por elDiarioAR

El complejo de oficinas y locales es un dolor de cabeza para la Ciudad. Fue construido sobre el viejo estacionamiento del Hipódromo de Palermo, en Dorrego y Libertador, gracias a un fideicomiso montado por Caputo y Bausili. En 2024, fue inaugurado por el presidente Javier Milei. 

El edificio arrastra una cadena de malas decisiones. Este medio reveló en 2023 que Paseo Gigena se construyó sobre caños maestros de Aysa, lo que para la empresa estatal de aguas pone en peligro la seguridad de quienes circulan por el edificio y es un riesgo para la provisión de agua potable a 500.000 vecinos porteños. Además, el error le costará a la Ciudad más de $3.000 millones en obras públicas para desviar los caños y salvar el emprendimiento privado. Durante el debate de candidatos porteños, el vocero presidencial y candidato a legislador Manuel Adorni eludió responder sobre las problemáticas en torno al negocio y la participación de dos funcionarios del Gobierno Nacional, Caputo y Bausili.

Bicicleteros y bancos propuestos por la desarrolladora inmobiliaria de Paseo Gigena en noviembre de 2023.

Ahora, además, se suman demoras en la entrega de una parte central de la obra. Una de las cláusulas del contrato, al que accedió elDiarioAR, sostiene que los privados debían destinar al menos 1.000 metros cuadrados a un espacio público dentro del predio concesionado por la Ciudad. Sin embargo, aunque la parte comercial ya está habilitada para su explotación y los alquileres se cobran en dólares, la zona que se reservó como espacio público sigue sin habilitarse en su totalidad.

En un pedido de acceso a información pública, la Dirección General de Registro de Obras y Catastro respondió que, de acuerdo a los planos que obran en su poder, el espacio público será de 1.002 metros cuadrados y consta de bicicleteros (234 metros cuadrados en la planta baja), bancos (131 metros cuadrados, también en la planta baja) y 637 metros cuadrados de gradas y bancos en la terraza del segundo piso del edificio. 

Los planos del espacio público fueron presentados por la desarrolladora de Paseo Gigena, BSD, el 3 de noviembre de 2023. Pero aún no ha terminado con su construcción. 

Otro ángulo del proyecto inmobiliario Paseo Gigena, en otra maqueta virtual de los desarrolladores.

“Con respecto a la terraza y al uso público que tendrá, estamos terminado las obras de infraestructura”, respondió la empresa ante la consulta de elDiarioAR. “Se están ultimando detalles finales para poder abrir las puertas en el segundo semestre de 2025”.

La terraza tendrá acceso por las tres calles del proyecto: avenida Dorrego, avenida Freyre y avenida Libertador. Hasta el momento, BSD sólo terminó “el paseo botánico” y la “obra de arte de Carola Czech”, cuyos atributos harán del espacio “un recorrido público relevante y novedoso para toda la Ciudad”.

Antecedentes

En junio de 2021, BSD firmó un contrato con la Ciudad en el que se comprometió a finalizar la obra en un plazo de 12 meses, con una prórroga de entre 3 y 7 meses más. Los plazos vencieron en marzo de 2023. 

Maqueta virtual del espacio público de Paseo Gigena presentado por la desarrolladora en noviembre de 2023.

BSD afirmó que la empresa sufrió “restricciones de insumo”, como sucedió en muchos otros desarrollos inmobiliarios y que eso determinó que “los tiempos se estiraron en todos los proyectos de construcción”. “No fuimos la excepción”, aseguraron ante la consulta de elDiarioAR en febrero de 2024.

Lo cierto es que, entre demoras aludidas por la compañía, surgió el problema de los caños: Aysa informó a la Ciudad que se negaba a habilitar el edificio debido al problema con los caños maestros. En caso de rotura de uno de los caños dentro del predio la consecuencia sería una inundación casi inmediata, con potenciales daños estructurales y edilicios, que pondrían en grave riesgo a las personas allí presentes, sostuvo una de las fuentes consultadas. 

Paseo Gigena debía contar con un espacio público, que se ubicaría en la terraza del edficio.

La rotura de uno de estos caños ya sucedió en julio de 2017, cuando Paseo Gigena no existía. Entonces, la zona quedó totalmente inundada sobre la avenida Dorrego, frente al Hipódromo de Palermo.

Los alquileres de oficinas en Paseo Gigena se cotizan en dólares, de acuerdo a las publicaciones en sitios inmobiliarios online. El metro cuadrado oscila en mayo de 2025 entre los US$34 y US$38 para el alquiler. Un espacio como el que ocupa la fintech Ualá cotizaría con esos valores de referencia a un mínimo de US$76.000 mensuales. Sin embargo, la empresa BSD, desarrolladora de Paseo Gigena, paga a la Ciudad un canon en pesos. O mejor dicho, comenzará a pagarlo recién dentro de ocho años, en compensación por una obra extra que debió hacer por la presencia de los caños y para poder inaugurar el edificio. Así consta en el acta de inicio de la explotación comercial al que accedió elDiarioAR.

ED/DTC

El Gobierno duda sobre acompañar la sanción de Ficha Limpia y aparece sin salida ante la definición

El Gobierno duda sobre acompañar la sanción de Ficha Limpia y aparece sin salida ante la definición

Después de postergar dos veces el debate, LLA se encuentra sin margen de maniobra. Los aliados del PRO y la UCR irán a la sesión, estén o no los votos. El peligro de perder una prenda de negociación con el kirchnerismo. El rol de la elección porteña.

El Gobierno se encuentra prisionero de su propia estrategia. El miércoles próximo, el Senado sesionará para intentar sancionar la Ficha Limpia, una ley que, de aprobarse, impedirá una candidatura nacional de Cristina Fernández de Kirchner. Pero el tiempo se agota para el oficialismo: ya intentó boicotear el proyecto impulsado en Diputados por la macrista Silvia Lospennato media docena de veces y observa que, después de medio año, las excusas comienzan a acabarse. Los aliados le soltaron la mano y están decididos a ir al recinto a como dé lugar, aunque signifique perder. Y la bancada de La Libertad Avanza, entrampada, tendrá que definir si desea ser cara de esa derrota.

Al parecer Javier Milei no tiene interés en sancionar la Ficha Limpia, un proyecto que es impulsado por el PRO desde 2016 y que los libertarios se reapropiaron para evitar el castigo de la opinión pública. No es un secreto y el propio jefe de la bancada en el Senado, Ezequiel Atauche, lo admitió en una reunión de labor parlamentaria con otros senadores hace una semana. “No queremos tratarla”, reconoció el senador, según recogió elDiarioAR de varios testigos, en un descuido que dejó a todos los senadores mudos. 

Desde que la ley llegó al Senado, a mitad de febrero, Atauche logró postergar con éxito todas las sesiones que iban a tratar la iniciativa. La primera vez fue a principios de abril, luego del rechazo del Senado a los pliegos de la Corte Suprema. El oficialismo, entonces, había convocado la sesión como venganza contra el peronismo por voltearle los pliegos de Ariel Lijo y Manuel García-Mansilla. 

Hasta entonces, la Ficha Limpia, que prohíbe las candidaturas de las personas condenadas en segunda instancia por un delito de corrupción, había servido como prenda de negociación con el kirchnerismo. El Gobierno, incluso, lo había utilizado como moneda de cambio para aprobar los pliegos y, cuando el peronismo se los rechazó, quiso tomarse la revancha sancionando una ley que sacase de la cancha electoral nacional a CFK para siempre.

El formoseño Jose Mayans, jefe de la bancada peronista en el Senado

Pero al final, sin embargo, se echó atrás. Culpó al paro de la CGT, que había derivado en la suspensión de vuelos, y postergó la sesión con el argumento de que no estaban los votos. Ese mismo día, sin embargo, la Cámara de Diputados había aprobado la creación de la comisión investigadora por el caso $LIBRA. El Gobierno necesitaba munición para negociar con el peronismo, que estaba al frente de la avanzada opositora para investigar al Presidente y su hermana, Karina Milei. Necesitaba que la Ficha Limpia estuviera sobre la mesa, a modo de presión.

“A nosotros nos conviene que UxP esté entre las autoridades de la comisión. Más que los moderados, que quieren lugares en las listas. Con los peronistas podemos negociar con Ficha Limpia”, reconoce un dirigente karinista que, días después, encabezaría las negociaciones para empantanar la designación de la presidencia de la comisión y, así, paralizar la investigación.

La sesión se postergó, entonces, para dentro de unas semanas. Sin embargo, cuando llegó el día, el luto por la muerte del Papa Francisco había cambiado el escenario. Oficialismo y oposición decidieron deponer las armas y, en una señal de paz y concordia, se acordó volver a posponer el tratamiento de la Ficha Limpia. La decisión se tomó el mismo día que Atauche reconoció, frente al resto de los jefes de bloque de la oposición, que al Gobierno no le interesaba tratar el proyecto de Ficha Limpia.

Cristina Fernández de Kirchner, de sancionarse la Ficha Limpia, no podrá ser candidata para un cargo nacional

La sesión, entonces, se cerró para el miércoles 7 de mayo. Dentro de unos días. “¿Quién tendrá que morir ahora para que no salga?”, ironiza un senador peronista, preocupado porque observa que, después de varias dilaciones, el tiempo comienza a agotarse.

En tiempo de descuento

El Gobierno está entrampado.La presión mediática es muy grande”, explican desde los pasillos del Senado, en donde recuerdan que fue esa misma presión -mediática y de la opinión pública- la que terminó llevando a LLA a aprobar un proyecto propio de Ficha Limpia, luego de boicotear dos veces el de Lospennato. 

El problema es que Lospennato ahora encabeza la lista de candidatos del PRO para la elección porteña. La abanderada de la Ficha Limpia está en campaña contra Manuel Adorni en la lucha por la supervivencia del PRO en la Ciudad de Buenos Aires. Y algunos dirigentes libertarios temen que ella pueda capitalizar la sanción de la Ficha Limpia de cara a las elecciones del 18 de mayo. 

Silvia Lospennato, cabeza de lista del PRO para legisladores porteños

La Ficha Limpia, de hecho, ya forma parte de la campaña del PRO en CABA. Las paredes de las calles porteñas están empapeladas con el rostro de Lospennato y la consigna de “Ficha Limpia”. Y la misma diputada del PRO aprovecha cada entrevista televisiva para advertir que, quienes no estén sentados en sus bancas el día de la sesión “estarán a favor de la impunidad de Cristina”.

El peronismo aprovecha este contexto para provocar al oficialismo y convencerlo de que no avance con el tema. “¿Son boludos? ¿Le van a dar Ficha Limpia a Macri a una semana de la elección?”, pincha un dirigente peronista que dialoga con LLA.

Del otro lado, sin embargo, están los senadores del PRO y la UCR, así como las fuerzas provinciales y el cruzado exlibertario Francisco Paoltroni. Todos presionan para sancionar la ley. Los habituales aliados de LLA definieron, en la última reunión de labor parlamentaria, que estarían en la sesión del próximo miércoles 7. Quiera o no el oficialismo. 

Hay que forzar la votación. Y que cada uno pague el costo”, señala un habitual aliado del Gobierno que, sin embargo, se encuentra furioso con Atauche. No es el único. El radicalismo también está decidido a sentarse el miércoles en la sesión y votar la ley a como dé lugar. Ya aceptó, incluso, postergar la modificación que le querían realizar al proyecto de Ficha Limpia, que pretendía incluir nuevos delitos a la prohibición para candidatearse, como abuso sexual. 

Victoria Villarruel tendrá que abrir la sesión si los aliados insisten en bajar al recinto

En el Senado hay número para sancionar la Ficha Limpia, ya que acompañan todos los bloques excepto el peronismo. Dado que UxP tiene 34 senadores, el resto de los bloques juntan, si no hay ausencias, 38 votos: uno más del mínimo que necesitan para aprobar una reforma electoral (que requiere una mayoría especial). El problema, sin embargo, es que cualquier ausencia sorpresiva podría torcer el escenario y derivar en un rechazo de la ley. 

Atauche, incluso, suspendió una vez la sesión con ese mismo argumento: la falta de número y el peligro de que la sesión se cayera. Esta vez, sin embargo, el radicalismo, el PRO y las fuerzas provinciales están dispuestas a asumir el riesgo. El objetivo es ir al recinto y votar. “El tema ya no da para más”, masculló, irritado, un senador radical.

MC/MC

Prepagas aumentan 70% la cuota a sus afiliados por demoras en los giros de las obras sociales

Prepagas aumentan 70% la cuota a sus afiliados por demoras en los giros de las obras sociales

El Gobierno eliminó la triangulación de aportes hacia las empresas privadas a través de las organizaciones sindicales. Las compañías más pequeñas no tuvieron espaldas financieras e incrementaron el precio a sus pacientes.

Ignacio es un afiliado a la prepaga CEMIC y el mes pasado, en vez de pagar la misma cuota de marzo, de $173.000, debió abonar $293.000, un 70% más. No le dieron mayores explicaciones. No se trata de un aumento habitual, como los que imponen mes a mes las empresas de medicina privada después de conocerse el índice de precios al consumidor (IPC), tal como les ordenó el Gobierno. Ignacio se enteró de que el salto tenía que ver con que los aportes de su empleador, que antes se triangulaban hacia la prepaga a través de una obra social, no habían llegado a destino. El tarifazo coincidió con el primer mes en que se abolió la intermediación de aportes a través de las organizaciones sindicales, tal como lo dispuso el ministro de Salud, Mario Lugones.

¿Qué sucedió exactamente? Un alto ejecutivo de una de las principales prepagas lo explica. Las obras sociales solían recibir las contribuciones de empleadores y empleados, pero demoraban de uno a tres meses en girarlas a las compañías de salud. Como el Gobierno cortó con la triangulación con el argumento de bajar costos de las prepagas, estas quedaron con aportes pendientes de recibir de las entidades gremiales.

Es decir, las compañías de medicina privada recibieron los aportes de abril de parte del Estado, pero tienen pendientes de percibir los que retienen las obras sociales de los meses anteriores. Se trata de un retraso que se iría normalizando entre mayo y julio, dependiendo de la solvencia de la organización sindical.

Grandes prepagas asumieron el bache financiero de los aportes y no les aplicaron un aumento extra a la cuota a los afiliados, más allá del alza mensual que en general camina un poco arriba o abajo del IPC por presión del Gobierno. En cambio, otras firmas de medicina privada como CEMIC no tienen tanta espalda en sus números y debieron aplicar el incremento adicional.

“Puede que haya alguna demora en algunos pasajes (de aportes de obras sociales a prepagas), pero es algo que se está corrigiendo”, admitieron en la Superintendencia de Salud. Eso sí, ninguna firma privada anunció rebaja de cuotas ahora que ya las obras sociales no se quedan con una parte por la intermediación.

Las prepagas anhelaban la desregulación que decretó Milei, pero a los pocos meses se enfrentaron con el ministro de Economía, Luis Caputo, que al estilo Guillermo Moreno -exsecretario de Comercio del kirchnerismo- las presionó para rebajar las cuotas que se dispararon apenas se liberalizaron. El modo de “apretarlas” fue una investigación de la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia por supuesta “cartelización”. Ahora los precios son libres en teoría, pero sólo puede anunciarlos tras la publicación de cada mes del IPC, como referencia. En el sector alegan que las cuotas deberían aumentar más para equilibrar sus costos, pero tampoco han planteado mayores quejas: ganan más que en el gobierno anterior, cuando incluso algunas perdían.

Después del salto de la inflación del 3,7% en marzo, el Gobierno volvió a presionar de manera informal para que los aumentos de las empresas de salud privada no fueran tan altos. Algunas grandes remarcaron alrededor del 2,5%. El argumento del Ejecutivo era que la inflación iba a empezar a bajar otra vez en abril.

Antes, en la segunda mitad del año pasado, las prepagas aumentaban de acuerdo con el IPC del mes anterior, pero como dicho indicador luego bajaba, las podían subir por encima de la inflación. Ya no. Excepto, en aquellas sin espalda para absorber el retraso de las obras sociales.

AR/MC